UNA NOCHE DE COPAS… UNA NOCHE LOCA
Los personajes le pertenecen a Kyoko Mizuki e Yummiko Igarashi.
El relato es debió al descontento por el final de Candy Candy. Escrita para esparcimiento.
- Vamos chicas estamos de vacaciones debemos disfrutar al máximo
- Está bien, pero recuerden que tengo que lo que pasa en Las Vegas…
- Se queda en Las Vegas- Gritaron las tres jóvenes al unísono mientras corrían a terminar de arreglarse para bajar junto a sus amigos a disfrutar de las mejores vacaciones de sus vidas. La ciudad de Las Vegas hubo sido el lugar donde el grupo de jóvenes decidió pasar sus vacaciones anuales. Como de costumbre todos los años ellos salían a diferentes destinos… Siempre juntos.
Eran las vacaciones soñadas para el grupo de amigos. Se consideraban inseparables; el grupo estaba compuesto por Archie y Annie, Patty y Stear; Neal y Lucy y la siempre solitaria Candy quien hacia mas de un año que no tenía pareja. Su última relación con quien fue su novio de mas de 5 años termino de una forma muy dolorosa y ella prefería no volver a sufrir y aunque a veces envidiaba la suerte de sus amigas sabia que tenia cosas más importantes en que enfocarse como su carrera de medicina; su familia y su perrito Klin.
No creía en los hombres, para ella todos eran iguales; ya que luego de la terrible infidelidad de Terry; su primer novio; veía a todos y los juzgaba con la misma moneda con la que lo hacia con él. Terry y Candy fueron novios por más de 3 años, eran la pareja de ensueño ya que tenían una manera muy especial de comunicarse y de amarse. A pesar de conocerse desde niños ya que Terry era el mejor amigo de su hermano Archie ellos comenzaron la relación como amigos y poco a poco fueron enamorándose y convirtiéndose en inseparables el uno para el otro.
- Están preciosas chicas; aunque debo decir que mi Annie es la más bella de todos. – Annie vestía unos pantalones cortos color blanco, zapatos de tacones rojos y una blusa de con muy revelador escote color negro. Tenía el cabello en una cola de caballo y los labios rojos que inspiraban al más casto de los hombres a besarla.
- Lo dices por que si no; te toca dormir en el piso esta noche. – Le dijo Neal quien siempre vivía molestando a todos en el grupo
- Jajajajaja… Sólo digo la verdad
- Creo que necesitas espejuelos mira a mi Patty luce bellísima – La más sencilla del las chicas esa noche dejó muy poco a la imaginación con un muy ajustado vestido corto color naranja, zapatos negros y el pelo suelto.
- Y que decir de Lucy creo que no existe estrella en el firmamento más bella que ella. – Vestía una blusa negra transparente y jean pegados, zapatos negros muy altos y puntiagudos.
- Y para mí… ¿Qué?
- Ay Candy, bueno tu eres tu y ya
- Gracias Archie si no fueras mi hermano te aseguro que estarías molido a golpes
- Mejor vamos a disfrutar de esta gran noche.
Saliendo felices se dirigieron a la lujosa discoteca del hotel donde comenzaron a divertirse, tomar y bailar como si fuese ese el ultimo día de sus vida. Entre besos, abrazos y bailes el grupo pasaba una de las veladas muy entretenida. Candy sabía que no era muy tolerante a la bebida más sin embargo se dejo influenciar por sus amigas, hermanos y primo que le incitaron a que disfrutara y se olvidará del mundo en ese momento. Botellas de Vodka una tras otra pasó por la mesa de este feliz grupo llevando a que ya no pudiesen más ni con sus cuerpos.
- Archie vamos a nuestro cuarto, todo me da vueltas.
- Si Annie mejor vámonos…
- Nosotros también nos vamos, Lucy vente
- Candy vamos; Stear y yo te dejaremos en tu habitación
- No se preocupen yo puedo sola, suban y disfruten que la noche es joven aun
-¿Estás segura?
- Claro… Suban yo iré en unos minutos
- Esta bien si nos necesitas… Por favor llámanos
Candy siguió sentada en la mesa tomando la que llamó la última copa de la noche. Sin darse cuenta que a lo lejos unos ojos zafiros embriagados no solo en el alcohol; sino también en los recuerdos la miraba con ansias locas. El se tomó su trago de un solo golpe, se pasó la mano por la larga cabellera castaña y se armó de valor para dirigirse a ella. Despacio se fue acercando hasta posicionarse frente a ella. Ella al ver quien se trababa lo miró sorprendida. Era él tan alto y varonil como siempre. Vestido con jeans y una camisa blanca; parecía un dios griego, perfecto, el hombre ideal, pero no era de ella.
- Otra de mis alucinaciones… Pues desde ya te digo que te vallas a parar con las demás que esta noche es mía y voy a disfrutarla
- Estás ebria Candy… ¿Cómo es posible si nunca te ha gustado la bebida?
- Tu… Tu eres el único culpable de que yo sea tan infeliz… Tu eres malo
- Dame tu llave te llevaré a tu habitación; no estas en condiciones de estar sola y menos en este lugar
- Yo puedo, no te necesito Terry… Mejor vete con Susana ella te debe de estar esperando
- No te voy a dejar sola, además tu sabes bien que fue lo que sucedió con Susana
- Otra mentira más del gran magnate Terrence Granchester
- Vamos es hora de que duermas…
- Esta noche es mía y me voy a acostar con el primero que me lo pida, así que lárgate… Déjame…
Terry la tomó por el brazo y la sacó de la discoteca imponiéndosele pues ella no quería estar junto con él. Le quito la llave de su habitación y comenzó a dirigirse al ala del hotel que le correspondía a ella. Era uno de los mejores hoteles de la ciudad, el MGM, grandioso e imponente por su estructura majestuosa y su elegancia en la decoración. Como era algo tan común ver a personas ebria en ese lugar especialmente en el área de la disco y cerca de los casinos nadie le dio la más mínima importancia al ver una mujer en el estado en el que ella se encontraba. A pesar de lo ebria que estaba él la miraba y deleitaba la vista ante su diosa, su pecosa, su mujer vistiendo una minifalda negra que dejaba a la vista sus hermosas piernas, una blusa roja de tiros y al acercarla a él pudo sentir que no tenía sotén. Llevaba el pelo de la forma que a él le gustaba suelto. A sus ojos estaba tan sexy y al mismo tiempo tan vulnerable.
- Entra, vamos Candy no hagas más espectáculos que tu bien sabes que no me gustan
- A ti no te gusta nada de mi
- Tu sabes que no es así, todo de ti me gusta
- Demuéstramelo, hazme tuya, como antes, como cuando éramos novios y me decías que me amabas
- No puedo y aunque quisiera no abusaría de tu estado.
- Siempre tan rector cuando se trata de mi… ¿O será que yo no te motivo deseos como ella?
- Mejor ven a ponerte tus pijamas esa ropa está sucio de licor
- Quítamela
- No, tu hazlo… No juegues con fuego
- Quiero que me quemes con tus besos… Hace más de 5 años que no sé qué se siente ser mujer. Te necesito Terry, por favor hazme tuya
- No puedo Candy, estas ebria, no quiero aprovecharme de tu estado. Sé que mañana cuando reacciones y te des cuenta de que hubo sucedido algo entre nosotros me odiaras mucho más que antes. Yo no podría vivir sabiendo que tu odio se ha incrementado.
- Olvídate del mañana y hoy hazme tuya, te necesito…
Despacio se quitó la blusa mirándolo fijamente y sin dudarlo se arrojó a sus brazos y comenzó a besarlo como si de su boca saliera el agua que da la vida que ella sentía perdida. El por su parte quiso parar, pero su deseo por ella y su necesidad de volver a sentirla fue tan grande que acabo por ser esclavo de los besos de quien era la dueña de su vida. Poco a poco se fueron sacando la ropa hasta que se dejaron llevar por la muestra de amor más grande que podía existir entre dos personas que se amaban intensamente. Él sabía que estaba mal, pero mañana sería otro día y que quizás jamás volvería a verla y mucho menos a amarla. Las caricias, los besos y la entrega fue total en la joven pareja que por fin luego de 5 años de separación daba riendas sueltas a su gran amor. Terry besó cada poro de su piel, no dejo lugar de su cuerpo sin descubrir, sin tocar, sin amar. La deseaba tanto que le dolía todo su cuerpo; necesitaba poseerla, amarla y sentir esas sensaciones que sólo ella producía en él. Candy y Terry se sumergieron en la más antigua de las danza; aquella que logra hacernos perder la razón y el pudor. El joven no pudo más luego de ver como ella lograba llegar al éxtasis y la lleno de vida depositando todo su amor y deseo en ella.
La pasión ya había cesado y Terry se encontraba sentado en el sofá junto a la ventana que daba vista a la calle principal de aquella iluminada ciudad para su suerte o desgracia el efecto del alcohol se había extinguido de su cuerpo. Él no podía creer lo que acababa de hacer, su mente volaba hacia el pasado y no podía creer como este viaje de negocios; viaje que no quería hacer pero que no tuvo más remedio ya que George su fiel asesor financiero le hubo dicho que el negocio que realizarían en esta ciudad traería muchos beneficios a la compañía importadora Granchester.
Miraba el cuerpo desnudo de Candy, miraba la belleza de esa la mujer que desde que la hubo conocido fue capaz de robarle el corazón. De convertirlo en prisionero de unos hermosos ojos esmeralda y dueño de la felicidad absoluta el día que por fin ella acepto ser su novia. Recordó aquel día en que su pecosa se convirtió en su mujer; saberse el primero y queriendo haber sido el último. Recordaba lo feliz que eran hasta que la sombra de Susana llegó y cambió todo. Ella hubo llegado con la intensión de hacer que él fuese de ella a toda costa y planeo el peor de los planes junto a la prima de Candy; Elisa. Estas lograron que Candy viese una supuesta escena donde él le era infiel a ella con Susana. La trampa salió a la perfección; sin embargo nunca más volví a ver a Susana, ella se convirtió para él en un especie de recordatorio de que ya no era feliz.
- Nunca fui un santo con ninguna otra mujer, pero con ella no fue necesario mirar a otro lado, pues ella lo era todo en mi vida- Pensaba mientras fumaba el último cigarrillo de la noche. Las horas pasaron y ya eran las 5:30am - Debía irme, volver a mi realidad y olvidarme de mi más grande tesoro-. Sabía que pronto las consecuencias de lo que hubo hecho saldrían a la luz y que ella lo odiaría.
Antes de salir me acerqué y le besé la frente y le susurré al odio las palabras que yo no me atrevía decirle en su sano juicio… Te Amo pecosa. Salí, cerré muy bien la puerta y me dirigí a mi habitación que aunque no estaba tan alejada de la de ella para mí fue el camino más largo que he caminado.
Al llegar a mi habitación intenté dormir, pero me fue difícil. ¿Cómo olvidarme de ella si hasta hace poco fue mía una vez más? No creo poder dormir, sólo sé que el recuerdo de hoy será suficiente para poder vivir tranquilo. Sé que cuando se despierte me odiará, pero volvería hacerlo una vez y otra vez con tal de estar con ella.
- ¿Por qué tocan tan duro?... Que fuerte dolor de cabeza… Ya voy
- Candy abre somos nosotras…
Me levanté de la cama y para mi sorpresa estaba totalmente desnuda, me abrigué con las sabanas y abrí la puerta. Ellas me miraron muy sorprendida por mi apariencia y de inmediato me jalaron hacia la cama para que le contase que hubo sucedió anoche.
- ¿Con quién pasaste la noche? ¿Qué hiciste?
- No sé, no hables tan duro que me duele la cabeza
- Candy… ¿Cómo que no sabes?; estabas ebria…
- No recuerdo nada de anoche. Bueno si recuerdo que estaban bailando y luego ya no me acuerdo nada. Sólo sé que me desperté desnuda en mi cama cuando ustedes llamaron
- Candy… ¿Y este cigarrillo?
- Yo… Yo no fumo…¡Ohhh! ¿Qué hice? Sólo recuerdo que tuve un sueño… Soñé que estaba con Terry, que hacíamos el amor como antes, que me decía que me amaba
- Candy, creo que lo hiciste, pero no creo que fuese con Terry
- Candy… ¿Te protegiste?
- Annie no sé qué hice, no sé qué pasó o si pasó no se con quién
- ¿Debe existir alguna forma de saber qué pasó?
- ¿Quizás alguien te vio subir?
- Qué vergüenza, no Patty me moriría de imaginarme que me vieran
- Bueno Candy; lo que pasa en Vegas se queda en Vegas, creo que lo mejor es que esto se quede aquí y que olvidemos lo que pasó. Hazte en unos días unas pruebas para verificar que no tengas nada y bueno algo que contar cuando seamos viejitas –
- Lucy tiene razón chica, sería como buscar una aguja en un pajar – Comentó a Annie mientras miraba la confundida y angustiada cara de su amiga
- Por favor chicas no cuenten esto a nadie; mis hermanos Archie y Stear me matarían y qué decir del primo Neal
- Mejor recojamos es casi hora de volver a casa… Recuerden esto se queda aquí, nadie tiene que saberlo, lo que le pasó a Candy le pudo haber pasado a cualquiera de nosotras.
- Gracias Patty
A la salida del hotel Patty vio un hombre que le llamó mucho la atención – No puede ser Terry; está muy diferente. Deben ser cosas mías ¿Qué vendría a buscar el aburrido de Terry a un lugar de diversión?- Aquel hombre estaba vestido formalmente con un traje azul oscuro, lentes de sol y con maletín. Y aunque se veía muy serio en su interior estallaba de la alegría al recordar la noche en que estuvo con su pecosa.
