Los personajes son de Stephanie Meyer... La historia es una Adaptacion del la novela...Divorcio.. autora NOE CASADO.. no gano nada con esto.. únicamente compartirla con ustedes disfrútenla..
Summary
Una chica perteneciente a una familia aristocrática venida a menos porque su padre no ha sabido o no ha querido adaptarse a los nuevos tiempos tiene que casarse con uno de esos que llaman "nuevos ricos". Isabella Cherterfield, que no piensa en el matrimonio, intenta buscar una salida pero todo parece en su contra, así que Bella termina casada con Edward Cullen, un banquero. Para su sorpresa él aceptará sus propuestas a cambio de que ella sólo cumpla un objetivo: ser la esposa trofeo de buena cuna que él necesita para ser aceptado en ciertos círculos. Así convivirán durante un tiempo, cada uno llevando vida independiente, como muchos otros matrimonios, sólo que en su caso no es producto de la desilusión o el desgaste sino de un mero acuerdo. Su convivencia será un simple trámite hasta que él pueda encontrar la forma de romper el acuerdo prematrimonial y liberar a ambos. Un matrimonio con fecha de caducidad, sin desilusiones, sin discusiones y sin dolores de cabeza. Un matrimonio con una definición muy amplia de lo correcto.
Capitulo 1
Abril de 1900.
—Tu padre te está esperando en su despacho- Bella levantó la vista del periódico que estaba leyendo a escondidas, disimulado dentro de un aburrido libro de etiqueta, y sonrió a su madre con toda la inocencia que pudo. A fin de que no se acercara a inspeccionar sus "inapropiadas" lecturas. Si la sorprendían no sería la primera vez pero desde luego prefería ahorrarse un largo discurso sobre lo apropiado e inapropiado para una mujer de su clase y posición. Para una joven de 26 años, educada en las viejas tradiciones y sin otra salida en la vida que ser esposa y madre, suponía todo un reto conseguir periódicos y revistas fuera del clásico círculo aprobado por sus progenitores. Bella los compraba a escondidas, no siempre era fácil. No siempre la dejaban ir a solas de visita. En otras ocasiones sobornaba al hijo de algún criado para que se los comprara o engatusaba a la señora Lincon, el ama de llaves, para que la dejara leer los ejemplares que tenía la servidumbre. Claro que Bella había descubierto un filón en las cocheras y se las ingeniaba para tomarlos prestados. Eso sí, cuando terminaba de leerlos, los devolvía. Se quejaba en silencio de que muchos de esos ejemplares acabasen como envoltorio de comida cuando aún no los había podido leer. Bella llamó con suavidad a la puerta y entró. Aquí no está pasando nada bueno, pensó al ver a su padre sentado tras el escritorio con varios documentos en la mano y a su madre en un pequeño sofá jugueteando con su collar de perlas. Collar, que de seguir así las cosas, acabaría empeñado para sufragar un mes más los caprichos de su madre. Puede que su padre tratara de ocultar sus dificultades financieras pero era lo suficientemente lista como para saber lo que pasaba, incluso con timidez le había sugerido echarle una mano a fin de buscar una solución. Por supuesto, su padre se subió por las paredes, no solo por insinuar siquiera que él era incapaz de sacar la familia adelante, Bella pensó que se sentía más ofendido por ser una mujer quien hiciese la oferta. —Buenas tardes, querida —dijo su madre acercándose a ella para besarla en la mejilla y de paso evaluar su atuendo. Reneé Cherterfield podía dar mil y una clases de etiqueta y aburrir al más paciente. Bella soportaba estoicamente sus constantes correcciones.
—Buenas tardes, madre.
—Dejaros de formalismos —interrumpió su padre con su característico mal humor
—. Cierra la puerta. Tenemos que decirte algo importante.- Bella no se inmutó por el tono autoritario y tosco de su padre, estaba más que acostumbrada. Hizo lo que él pidió y se sentó a la espera de lo que, sin duda, eran malas noticias.
—Tienes 26 años, a tu edad muchas mujeres están casadas y con hijos...—empezó su padre. Y Bella sabía lo que venía a continuación: tu madre a esa edad ya tenía dos hijos, por desgracia el Señor no quiso bendecirnos con más descendencia. Si tu hermano no se hubiera casado con esa...y hubiese seguido la tradición familiar...en bla y bla, bla, bla.
Bella por supuesto se sabía el discurso de memoria. Su hermano, no podía decirlo en voz alta, pero le envidiaba terriblemente. Emmett Chesterfield, el heredero, el hijo mayor, había recibido un ultimátum: o dejas a esa ramera y te casas con una señorita de cuna o te desheredo. Y Emmett se casó con Rosalie, una camarera del café que él y sus amigos frecuentaban mientras estaban en la universidad. Mandó a freír espárragos a su familia y ahora vivía desahogadamente ejerciendo como arquitecto. Bella, sin saberlo sus padres, procuraba visitarles a menudo. Apreciaba a su cuñada, pero sobre todo adoraba a su sobrina Annabelle. Por mucho que insistieran sus padres no iba a dar la espalda a su hermano. —...por lo tanto, el próximo mes se celebrará tu boda con el señor Edward Cullen. Ya hemos firmado el acuerdo pre nupcial- Bella salió de sus ensoñaciones y prestó estupefacta atención a las últimas palabras de su padre.
—¡¿Qué?!
—Por favor, Bella, no hables como una cualquiera. —Fue la severa observación de su madre—. Y siéntate correctamente.
—Has oído perfectamente. El notario ha redactado un acuerdo.
—Déjeme verlo —pidió Bella preocupada. A saber qué tipo de contrato había firmado su padre y a saber en qué tipo de matrimonio iba a meterla.
—Esos asuntos no te conciernen. —Su padre guardó los documentos—. Te casarás con Edward Cullen y no hay nada más que hablar.
—¿El banquero?
—Sí —contestó su padre dejando entrever su desprecio; si aceptaba algo así era por salvar sus finanzas.
—¡Pero si es muy mayor!
—Querida, no grites.
—Eso carece de importancia.
—¿Por qué? —exigió saber Bella, controlando sus lágrimas.
—No voy a seguir permitiendo que vivas como lo haces, Isabella, y menos aún que sigas viendo a ese don nadie de Jacob. ¡Por Dios, su padre regenta una carnicería!
—Es mi amigo, nos conocemos desde niños, siempre pensé que...
—Isabella, ¿estás loca? ¿No pensarías que tu padre y yo íbamos a aceptar que te casaras con un carnicero? —A su madre casi le da un soponcio al pronunciar la palabra carnicero.
—No debí permitir esa amistad —dijo severamente su padre—, y mucho menos que acudieras a colegios donde Dios sabe qué te enseñaron, pero eso ya no tiene remedio. El mes que viene estarás casada y serás responsabilidad de tu marido.
—Me ha vendido —dijo comprendiendo todo. Y ese comentario le valió una sonora bofetada por parte de su padre. Por supuesto su madre se limitó a mirar hacia otro lado y a hacer aspavientos.
—No toleraré que se me cuestione. Y menos una mocosa como tú.
—¡No puede obligarme, tengo 26 años! Padre, por favor, si lo ha hecho por salvar...¡Zas! Otro bofetón.
—¿Qué acabo de decir?
—Charlie, por favor, me va a estallar la cabeza con tanto grito.
—Es una desagradecida y una malcriada. Te casarás con quien yo diga. Y nunca, nunca, vuelvas a meterte en mis asuntos.
—¿Vender a una hija al mejor postor es hacer negocios? —Bella se protegió la cara porque sabía que su insolente pregunta tenía como resultado otro bofetón.
—¡Fuera de mi vista! —gritó su padre—. No saldrás de esta casa hasta el día de la cena previa a tu boda. Se acabaron los paseos y las visitas; te preocuparás única y exclusivamente de preparar todo lo necesario para que ese día sea memorable. Para que nadie ponga un solo reparo a tu aspecto y a la organización. Tu madre te acompañará-. No se hable más. Bella se limpió con la manga de su camisa las lágrimas. Se mantuvo en silencio, pues solo iba a obtener alguna que otra bofetada más. Pasando por alto la educación, se retiró a su dormitorio. Mientras subía las escaleras su mente no dejaba de tramar una salida.
—Querido, al final lo aceptará. Es joven.
—Esto pasa por darles más libertad de la necesaria. Te lo advertí hace tiempo, no es bueno que ande por ahí hablando con cualquiera. A saber qué pájaros se le han metido en la cabeza.
—Todas las familias respetables envían a sus hijos a colegios.
—A sus hijos, querida Reneé, no a sus hijas.
—Todo esto me supera. —Reneé hizo un gesto de dolor—. Dejar que entre en nuestra familia un simple banquero. Deberíamos haber buscado más.
—Las familias adineradas y con linaje escasean hoy en día. Los ricos basan sus fortunas en sus negocios y no en la tradición. —Charlie hablaba evidenciando su desagrado por esa emergente clase social.
—¿Tan grave es nuestra situación? —preguntó ella angustiada.
—Sí —respondió con sinceridad—. Gracias al acuerdo prematrimonial el vencimiento de dos préstamos serán liquidados y obtendremos liquidez suficiente. —Charlie no se extendió más, pues Reneé no tenía cabeza para tantos datos—. Básicamente saldremos adelante.
—Espero que nuestro círculo de amigos no llegue a sospechar…. —Reneé no pudo continuar, contemplar la posibilidad de caer en desgracia a los ojos de sus amistades era impensable. Pasar de ser aceptada en cualquier evento al ostracismo supondría algo peor que la muerte.
—Tranquila, querida. He llevado todo el asunto con la máxima discreción. —¿Y qué opinarán cuando sepan que Isabella está comprometida con un banquero? Cielo santo, no fue bastante con lo de Emmett...—Reneé acabó su frase con otro aspaviento muy característico de ella.
—A ese, ni me lo nombres.
—Está bien, querido. —Reneé se acercó a su esposo y le dio un beso en la mejilla—. No te sulfures.
—Ve a hablar con la desagradecida de tu hija, trata de convencerla para que se comporte y no cause más problemas.
Charlie se sentó tras su escritorio releyendo los documentos que suponían su salvación financiera. Tuvo un pequeño atisbo de remordimiento, pero existían cosas más importantes que con quién se casaría su hija, siempre y cuando su apellido significara buenos ingresos. De todas formas no estaría de más revisar sus gastos e intentar contenerlos. Aunque el estilo de vida al que estaban acostumbrados exigía fuertes ingresos y las rentas procedentes de sus propiedades agrarias ya no era suficiente, recurrir a los bancos había sido una solución temporal, la cual ahora era insostenible, así que Isabella representaba la solución para los problemas de la familia; al fin y al cabo todos los padres buscaban el marido adecuado.
Esta es una linda adaptacion espero les guste... quien ya halla leido libro dira que es estoy en lo cierto... y a las que no lo han leido espero les guste...
Referente a mis otras historias.. aun siguen editandose.. gracias por su compresion... el lunes hay actualizacion de esta hermosa historia
besos
Lady Zukara Cullen Grey
