La autora: Esta es mi primera historia sobre Shiznat que escribo y hace por lo menos 2 años desde la última vez que escribir por diversión... pero definitivamente QUIERO escribir sobre Shiznat, porque ADORO la pareja y quiero contribuir a que haya más fics sobre ellas x3. Disfurten
Disclaimer: This is just a fanfiction. The characters used on it belong to Sunrise.
Introducción:
Syorei* es un pueblo, un pueblo de Japón donde la gente vive apaciblemente. El negocio principal es la ganadería y antiguamente también la minería pero ya hace años desde que la última mina cerró sus puertas. Syorei está situado en una zona plana, rodeado por algo de bosque y muchos prados. En resumen, un sitio apacible para vivir una vida tranquila, sin perturbaciones.
….
Los primeros rayos de sol se dejaban entrever en el horizonte. Un nuevo día comenzaba, para muchos un duro día de trabajo.
- ¡Fujino-sama! ¡Despiértese! Es hora de que vaya a cuidar de los caballos. – dijo la asistenta del hogar.
- Está bien, está bien- contestó Shizuru con un suspiro de resignación. Todos los días lo mismo, malditos caballos ¡Como odio ser la hija que un jinete!
Shizuru Fujino se encaminó hacia el establo a paso ligero después de tomar su té como cada mañana. Mi padre es millonario, ya podía contratar a alguien para hacer este trabajo… pero no, tenía que hacerlo yo que bla bla que si lo hacía mi amor por los caballos florecería que si no sé qué. Pues ya miro ya que buen resultado da. Además no sé por qué nos mudamos a este pueblucho, yo prefería seguir viviendo en Kyoto, donde viven todos mis seres queridos… y puso la excusa de que me vendría bien un poco de campo, un cambio de aires. Yo no lo miro así, definitivamente este pueblo es aburrido. No tiene nada que pueda interesarme.
- Señores, aquí tienen su alimento.
Shizuru se pasó toda la mañana con los malditos cuidados de los animales. Y es así como disfruto yo el veranito, levantándome con el alba y pasándome toda la mañana limpiando y alimentando bestias.
….
Los primeros rayos del día se cuelan por la ventana de cierta morena perturbando su preciado sueño. Diantres. Natsuki se levanta con mucha desgana de su cómoda cama, pero no le queda otro remedio. Ducha y desayuno rápido y ya está preparada para un nuevo día de entrenamiento con Durán.
- Hey chico, ¿Qué tal estás hoy?- dice Natsuki cariñosamente acariciando el lomo de su negro caballo, Durán. – Hoy saldremos un poco más antes para nuestro paseo matutino, ¿ok? Espero que no te importe… - dice con una sonrisa en la cara.
Las calles de Syorei aún están vacías a estas horas de la mañana, las horas favoritas de Natsuki para dar un veloz paseo por el pueblo.
- ¡Hia! Hia! – Durán empieza a acelerar. – ¡Hia! – repite Natsuki y su orden es acatada. Más y más, más rápido. El viento agita el cabello de la morena que cabalga su caballo a tanta velocidad que parece que vuele. Oh, definitivamente esto es por lo que amo montar a Durán.
Capítulo 1: Apártate de mi
Era sobre la una de la tarde cuando Natsuki se cansó de montar a Durán y decidió ir a comer a su restaurante favorito, uno de los pocos que había en el pueblo. Cuando entró en él apenas había gente, como la mayoría de veces. Se sentó en la misma mesa de siempre, al fondo a la derecha, y pidió lo acostumbrado, una hamburguesa. Al cabo de cinco minutos le trajeron el pedido a su mesa. Rápidamente Natsuki abrió todos los mini sobres de mayonesa, la echó toda en su hamburguesa y le dio un primer mordisco. Mmmmm… esto está DELICIOSO. Natsuki prosiguió comiendo su amada hamburguesa con ración triple de mayonesa mientras cierta castaña entraba al restaurante.
Shizuru, después de pasarse toda la mañana con los caballos, decidió que daría un paseo por el pueblo; no tenía nada mejor que hacer y tampoco tenía a nadie con quien pasar el rato, así que se encaminó en dirección al pueblo. Al cabo de unos minutos ya estaba caminando por una de las calles principales, admirando las casas y la tranquilidad del sitio. Quizás esto tampoco está tan mal. Recorrió toda la calle hasta llegar al final donde el pueblo terminaba y dio media vuelta. Iba caminando lentamente y fijándose en cada establecimiento hasta que vio un restaurante que le resultó atractivo, por lo que decidió que iría a comer en él, además ya empezaba a tener hambre. Empujó la puerta y lo primero que le llamó la atención fue la decoración, las paredes eran de colores llamativos y la barra y mesas eran al estilo americano. También se fijó en que estaba bastante vacío: un hombre mayor leyendo el periódico, una pareja en una de las primeras mesas platicando alegremente y una chica joven ensimismada comiendo una hamburguesa como si le fuera la vida en ella. Shizuru se encontró riendo ante este hecho y se sentó en la barra, al lado del hombre. La camarera rápidamente la asistió preguntándole qué quería y mostrándole la carta. Después de echarle una ojeada rápida pidió una ensalada de pollo y un té. Al cabo de unos minutos ya tenía ante sí el plato con una deliciosa pinta, por lo que procedió a empezar con su comida.
Por su parte, Natsuki, al terminar su hamburguesa, se fijó que en la barra había una persona más; era una nueva clienta, Natsuki jamás la había visto antes. Oh quizás es nueva en el pueblo y se acaba de mudar, o es una simple turista… espero que sea lo primero porque mmm esas piernas no se ven todos los días, espera… ¿¡Qué! Natsuki oh dios en qué coño estás pensando! En lo deliciosa que… que, que estaba la hamburguesa… sí sí, estaba pensando en eso. Mmmm… mayonesa. Sin más dilación Natsuki salió del establecimiento con prisa dejando la cuenta pagada con propina, como siempre.
- Hey Durán.- saludó Natsuki al caballo que estaba en un prado vecino. El caballo la miró. – Hey hey, no me mires así muchacho que apenas te hice esperar hoy, agradécemelo.
Natsuki se montó en el caballo y guió a Durán de camino a casa.
Mientras la castaña acababa de tomar su ensalada y té, después de pagar salió a la calle. Iba tranquilamente andando de regreso cuando oyó cascos de caballo. Oh maldita sea, hasta aquí me persiguen los odiosos caballos. Dedicó una vista a sus espaldas y vio a la joven del restaurante montada en un caballo negro como la noche. Oh dios esa chica… esa chica luce tan… Pero la joven empezó a acelerar con su caballo en la dirección contraria de Shizuru antes que ésta pudiera completar sus pensamientos y poco después se perdió de vista. Shizuru volvió de nuevo la vista al frente y recorrió el último tramo de pueblo para llegar a su mansión. Porque Shizuru Fujino vivía en la única mansión del pueblo que fuera construida hace algunos años, su padre la compró por una gran suma de dinero y mandó a Shizuru a vivir en ella con él, aunque él solía pasarse días enteros fuera de casa y rara vez pasaban tiempo juntos. A Shizuru no le gustaba mucho pasarse todo el día ella sola en semejante mansión y la asistenta del hogar solo estaba por las mañanas.
Cuando estaba a punto de entrar en casa se fijó en que la puerta del establo estaba abierta de par en par. Oh dios, no me jodas… yo creo que cerré esa puerta antes de irme. – pensó Shizuru extrañada acercándose al establo, después de una rápida visual se dio cuenta de que faltaba uno de los caballos.- Mi padre me mata, pero no me explico cómo consiguió escapar… quizás cerré mal la puerta. Quién sabe, pero ahora lo que tengo que hacer es tratar de encontrar el caballo, a ver... era blanco y con pintas… sí, como ese de allí que está encaminándose al pueblo… espera… ¡Oh no, se está yendo al pueblo! Shizuru empezó a correr para alcanzar al caballo. Espero llegar a tiempo para apresarlo.
- Hey caballito, ven aquí.- El caballo se giró a verla y empezó a galopar en la dirección contraria. Parece que se está riendo de mí… ya te cogeré ya.
…
Natsuki había llegado a su casa y una vez dejó a Durán en el jardín trasero de su casa, se tiró en el sofá para tomar una siesta. Mmm este sofá es tan cómodo. Al rato se quedó dormida.
Al cabo de sobre una hora unos ruidos revoltosos de caballos la despertaron de su amada siesta. ¿Durán? La morena se asomó a la ventana para ver qué era lo que perturbaba al caballo y se quedó sorprendida cuando vio a un caballo con pintas al lado de él, relinchando. ¿Qué diantres? ¿De dónde salió ese caballo? Nunca lo había visto, pero parece un buen ejemplar… ¿Qué está haciendo en mi jardín? Natsuki salió afuera y le gritó al extraño caballo:
- Hey, ¡HEY! Tú, sí, tú, caballo pintado… ¿Qué haces en mi jardín? ¿De quién eres? ¡Fuera! Venga, ya te quiero ver yéndote de aquí… en serio eh, no estoy de broma. – El caballo solo le dedico una mirada intensa y luego se comenzó a acercar.- Oh no, ¿qué haces? Oh dios, ¡apártate! – El caballo se acercó más y más hasta quedar enfrente de ella.- Bueno, vale… te dejaré quedarte en mi jardín, vete cuando quieras. Pero por favor, no me molestes cuando intento tomar una siesta. Bueno, supongo que ahora ya se me quitó el sueño, muchas gracias. – Como respuesta solo recibió un relincho.- Pues eso, y no te metas con Durán, te vigilo…
Shizuru por su parte llevaba casi una hora buscando al caballo que se le había escapado, lo había perdido de vista en una calle y ya no lo volvió a ver. Oh no… mi padre me mata. Bueno, no le diré nada y si lo descubre haré como si no supiera nada… sí, es creíble. Shizuru estaba con sus maquinaciones cuando oyó a una joven gritando no sé qué de un caballo, por lo que se acercó para ver si es que era su caballo del cual estaba hablando y se llevó una sorpresa al descubrir a una joven hablando sola. ¿Está hablando sola? Oh es la chica de antes, la del caballo negro. Shizuru se acercó más para descubrir que la chica no estaba hablando sola, sino que estaba hablando con un caballo… un caballo de pintas justo como el de su padre. ¡Ajá! Te encontré. Una sonrisa triunfal se asomó a sus labios.
- Hey, chica, ese caballo con el que hablas es de mi propiedad.
Natsuki se sorprendió al escuchar a alguien a sus espaldas y sin darse la vuelta respondió.
- No me digas… si es de tu propiedad ya lo podrías cuidar más y asegurarse de que no entre en jardines ajenos. – respondió Natsuki con un tono de reproche.
- Perdona pero yo lo cuido porque no me queda más remedio, odio hacerlo… mi padre me obliga, odio los caballos. – Shizuru se encontró contándole esto a aquella joven que no conocía de nada.
- ¿Odias los caballos? – Natsuki, que aún no se había dado la vuelta, no podía comprender como alguien podía odiar a esos animales tan bellos. – Coge pues tu caballo y apártate de mí. – Finalmente se volvió y se sorprendió al encontrarse con unos preciosos ojos rojos mirándola fijamente. Oh, es la chica del restaurante.
- Ara, tranquila… no fue mi intención molestarte.- Por alguna razón Shizuru se encontró dolida, como si la hubieran traicionado. No sé cómo me importa tanto si es simplemente una desconocida. – Adiós.
Natsuki iba a decirle algo para disculpar sus palabras pero la castaña se adelantó y cogió a su caballo para irse. En vez de disculparse solo dijo un tímido adiós. La castaña ni siquiera le dedicó un último vistazo, se fue sin más, era obvio que estaba dolida y Natsuki lo notó de alguna manera y se sintió algo mal por contestarle así a aquella bella desconocida. Se encontró pensando en ella, en su manera de andar al alejarse con el caballo, en lo bien que vestía, en su fino cabello y sus bellos ojos… jamás había visto unos ojos iguales. Espera, sí… esos ojos… los he visto en algún sitio, pero no me acuerdo donde.
Shizuru llegó finalmente a su casa y, después de llevar al caballo a su sitio y asegurarse de que no volvía a escapar ninguno, se encerró en su habitación, sintiéndose mal de repente por irse así sin más. Oh bueno, hice lo correcto, a esa linda chica no pareció agradarle mucho mi compañía.
Por la noche recibió una llamada telefónica de su padre informándola de que no volvería hoy, que asegurara de que la alarma estaba conectada y todo eso. Qué novedad. Shizuru al encontrarse sola en casa decidió que iría a ver una película a un mini cine que había descubierto ese mismo día durante su paseo. Por lo menos me distraeré.
Se cambió de ropa y se puso uno de sus vestidos cortos rojos. Cuando llegó al mini cine se sorprendió al ver a la chica del caballo negro en la entrada pidiéndole por favor a la taquillera que la dejara pasar, que ya pagaría después que se había olvidado el dinero en casa. Shizuru se encaminó hacia allí y le dijo a la taquillera:
- Perdone, dos boletos para 'Perdona si te llamo amor'*, pago yo el de ella. – Natsuki la miró con cara extrañada. Espera, me paga ella… ¿Por qué? Si yo la trate mal… pero wiiii. Un momento, ¿¡Perdona si te llamo amor!? La cara de Natsuki era un poema.
- Aquí tiene- dijo la taquillera. – Siguiente…
Shizuru le entregó el boleto a Natsuki, que puso una expresión en la que parecía que el fin del mundo se acercaba, pero lo tomó igualmente y susurro un escueto gracias.
- Oh, y perdona lo de… antes. – Le dedico una sonrisa de arrepentimiento. – No fue mi intención. – dijo sinceramente.
- No, está bien así, disfruta de la película. – Respondió Shizuru yéndose. Oh desde luego, no piensa ver la película a mi lado, ¿Natsuki en que estabas pensando? Por supuesto que no, solo está siendo generosa ayudando a alguien en un aprieto. Por su parte Shizuru se alejó pensando que la película sería más divertida con ella, pero a la joven puede ser que no le gustase su compañía y la disculpa fuera por mera cortesía.
Entraron en la sala de cine y Shizuru se sentó en las filas del medio mientras que Natsuki se decidió por las de atrás, sus favoritas. La castaña de repente se encontró deseando que la morena se sentara a su lado, y recorrió con la vista la sala para situarla. La halló en las filas de atrás con los pies sobre el respaldo siguiente y comiendo palomitas con una substancia blanquecina que Shizuru identificó como mayonesa. Pensó en lo poco saludable que era eso, si por ella fuera iría ahora mismo y se las quitaría. Pero por supuesto jamás haría algo así, no era su asunto y además ni siquiera sabía cuál era el nombre de aquella joven tan sexy, porque con esa melena oscura, piel tersa y ojos verdes quitaba el hipo a cualquiera, incluso a la mismísima Shizuru. La película empezó, pero la castaña se encontró con que no podía concentrarse en ella y dedicaba múltiples miradas hacia la morena, que estaba inmersa en la película y no se había dado cuenta de que unos ojos rojos la miraban con… ¿deseo?
Natsuki se sorprendió de que le gustase la película, pero así fue. No era muy buena, pero el argumento estaba bien y cuando acabó Natsuki se encontró aplaudiendo y todos la miraron extrañados, incluida la castaña. Un rojo muy intenso cubrió su cara y se escapó por la puerta de salida. Soy idiota, pensó Natsuki mientras se subía a su moto. La castaña mientras la había seguido sin que la morena se diera cuenta. Oh, me siento como una acosadora, fufufu. Cuando la vio subirse a la moto se llenó de valor y la saludó:
- ¡Hey, joven del caballo negro!
- Tengo nombre, Kuga. Natsuki Kuga – se presentó por fin Natsuki.
- Oh, Kuga… yo soy Fujino Shizuru. – Natsuki se quedó sin palabras al darse de cuenta de que tenía el mismo apellido que el famoso jinete. Ya me parecía a mí que sus ojos me sonaban.
- Oh llámame Natsuki simplemente… - Dijo tímidamente.- ¿Eres la hija de Ren Fujino?
- Ok, Natsuki… veo que no puedo pasar tan desapercibida incluso aquí en este pueblo…- respondió Shizuru con un extraño deje en la voz.
- Yo admiro a tu padre, es un gran jinete.
- Créeme, no lo harías si fueras su hija.- contestó Shizuru.- ¿Te gustó la película? - inquirió cambiando de tema.
- Pues, emmm… sí.- Sus mejillas se tiñeron ligeramente de rojo. Oh, que monada.
- Ah, ya vi como aplaudías sí- ante este comentario la cara de Natsuki se tornó más roja aún.
- Em… si… me tengo que ir- dijo montándose en la moto aparentemente incómoda- hasta luego.
-¡Espera! Natsuki…- pronunció Shizuru alzando la voz.
- ¿Sí?
- ¿Me podrías llevar a casa? Es que es de noche y… - dijo Shizuru inventándose una excusa para que Natsuki accediera a llevarla, aunque aún no estaba segura si a la otra le agradaba de su compañía o no. La verdad es que quería conocerla más.
- Em, lo siento Fujino, tengo prisa. – Respondió Natsuki. Sin esperar a una respuesta aceleró su moto y se perdió en una esquina.
Espera… ¿Me odia?
continuará
*Syorei: pueblo inventado por mí, no existe en la realidad por si os lo preguntabais.
*Perdona si te llamo amor es una película italiana romántica con el típico final feliz.
