Me mordí los labios y le sonreí. Sus manos se movían torpemente, su rostro estaba sonrojado y sus dedos manchados. No me esperé otra cosa de Len, ya que era su primera vez y él me había convencido, a base de acoso, que le enseñara. Según él Kaito le había contado la experiencia con Meiko.
Sin dudas era la primera vez que Len pintaba.
