Realmente la vida pasa en un segundo… quiero decir, hace unos meses planeaba el cómo le propondría matrimonio, y ahora estoy aquí, ya que prácticamente no puedo regresar, no hay manera de que pueda regresar... y él tampoco. Es lo mejor, definitivamente más para él que para mi… será feliz… tendrá una vida perfecta… Ah, mierda. Mierda! Mierda! Mierda! Mierda! No… no estoy llorando, por milésima vez se me metió algo en el ojo. … La vida me ha sorprendido muchas veces, pero ese día, ese día se lleva el premio al mejor de las peores sorpresas. No se me ocurre otra cosa más que nunca dejar este lugar, así que… esta es mi historia. Oh, por cierto, mi nombre es Jean, Jean Kirchstein.
I'll be seeing you
Capitulo I. Acto de presencia
"El amor nace del recuerdo, vive de la inteligencia, y muere por olvido."
Ramón Llull
Era el mes de abril, 14 de abril para ser exactos. No había dormido toda la noche, pensando y pensando y pensando cómo se lo diría, si el anillo debería estar en el platillo, o en el postre, o en el vino, o simplemente lo sacaría de mi abrigo y me arrodillaría frente a él. Y aún faltaba su respuesta. Quiero decir, todo este tiempo me ha dejado en claro cuánto me ama, pero qué tal si por esos minutos cambiaba completamente de opinión a tal punto de decirme que no, que no estaba listo para esto, o que en realidad no era gay. Estaba sumiso en mis pensamientos cuando la alarma sonó a las 6 AM, no tenía la más mínima intención de ir al trabajo, todo lo que quería era quedarme con él todo el día, incluso en ese mismo momento proponérselo. La alarma seguía sonando, estúpida alarma.
-Marco…
-Hmmm…
-Marco…
-...
-Marco…
-…
Ninguna respuesta, clásico cuando era el momento de apagar la alarma. Volteé para quedar de frente con él para despertarlo de una buena vez. No soportaba ese maldito sonido.
-Marco, despierta y apa-
Un beso… siempre un beso. Es su forma tierna de decirme "cállate de una vez". A esto siempre respondía con una leve caricia en su mejilla, mientras contemplaba esos hermosos ojos, y esas hermosas pecas debajo de ellos.
-Buenos días, guapo.
-Buenos días.
-Ah… ¿no podemos quedarnos aquí todo el día y pretender que ya es sábado? – lo decía mientras me abrazaba y me empujaba hacia él.
-Me parece una excelente idea – tomé las sábanas para volver a cubrirnos.
-Hahaha, era broma. Vamos Jean, el día pasará muy rápido. Sin que lo notes, serán las 8 PM, y estaremos los dos en la cocina cenando tranquilamente.
Me enderecé y recosté en la pared. Una larga inhalación, mientras que él, aún acostado, me miraba extrañado.
-Hay algo que debo decirte.
-¿O…kay? – respondió mientras apagaba esa maldita alarma.
-Tranquilo Bodt. Es sobre esta noche.
-¿Qué? Jean… ¿Trabajarás hasta tarde? – su semblante cambió por completo. Esa expresión de tristeza y decepción me mataba. Tomé su barbilla con mis dedos, y con un beso hice que volviera a sonreír.
-Cena en el Maria's Restaurant. Esta noche. Tu y yo.
-¿Es en serio…? ¡Jean! ¡¿Es en serio?! – no perdió tiempo en enderezarse y mirarme fijamente, con esa enorme sonrisa de muñeca Barbie que hace el 90% del tiempo.
-Totalmente en serio, amor.
-¿Puedo saber el por qué? – mierda.
-Nos lo merecemos, ¿no crees? No hemos salido en muchas semanas. Creo que después de todas estas jornadas y desveladas, es justo y necesario que tengamos un tiempo para nosotros.
-Jean… justo anoche…
-Tiempo para nosotros fuera de este departamento, duh.
-Hahaha, si tu lo dices.
-Perfecto, te quiero ahí a las 8 PM, ¿entendido?
-8 PM será – nos miramos y sonreímos por unos leves segundos.
-¿Te he dicho que te amo?
-Hmm… no, no lo recuerdo. Si pudieras ayudarme a recor-
Uno aprende trucos, y los trucos de Marco también podían ser aplicados en… Marco. Bien dicen que la rutina puede aburrirte, que debes tratar con algo diferente, pero todo este tiempo con Marco, toda esta rutina por la que ambos hemos pasado los últimos 3 años… no la cambiaría por nada. De la cama a la ducha, de la ducha al desayuno, y finalmente del desayuno a estar frente al espejo cerca de la puerta, arreglando mi corbata… sí, solo mi corbata, ya que el señor fotógrafo no se toma la molestia de verse tan presentable al momento de ir a trabajar, o hacer la entrega a los propios clientes. Y ahí estábamos los dos, como cada día de trabajo, frente al espejo y él arreglando mis desastres.
-Sabes Jean – comenzó a hablar, sin quitar su mirada de sus manos y la corbata – creo que podría pasar toda una vida haciendo esto… y nunca me aburriría.
-… ¿lo dices en serio?
-Claro que sí. Y lo digo en el buen sentido, no porque esté quejándome de que aún no puedas hacerlo tu solo.
-…ajá.
-Bueno, tal vez un poco. Agh, lo que quiero decir-
-Está bien Bodt, está bien. Comprendo a la perfección – tenía que detenerlo, si seguía hablando no podría controlarme y mi siguiente acción sería mostrarle el anillo –. Tal vez el próximo año ya tenga un gran conocimiento sobre las corbatas.
-¡¿El próximo año?! ¡Jean! – alejó sus manos de la corbata y llevó su mirada hacia mi rostro, una mirada algo desafiante y sarcástica –. ¿Qué te hace pensar que seguiré haciendo esto en un año?
-¡¿Qué?! Pero si acabas de decir que-
-Olvidaste el "creo".
-No juegues conmigo Bodt – le lancé una mirada desafiante.
-¿O qué? ¿Qué vas a hacer? – me encanta – ¿Vas a golpearme, Kirchstein? – tan pronto como dijo eso puso sus brazos alrededor de mi cintura.
-Lo estoy considerando ahora – no tardé en poner mis brazos alrededor de su cuello.
-¿Sí?
-Sí…
Los dos teníamos una leve sonrisa en nuestros rostros, hasta que nuestros ojos se cerraron y nuestros labios se unieron. Si hay algo de lo que puedo presumir, es que recibo… recibía… recibía besos de Marco Bodt, porque los besos de Marco Bodt… bueno, son los besos de Marco Bodt. Tan suaves, tan cálidos, tan reconfortantes, tan… provocativos… que en ese momento (o bueno, en muchos momentos) me han impulsado a "subir de nivel" la situación. "Al carajo el trabajo, nunca debimos levantarnos, y continuar con lo de anoche."
-Je-n…hmm… Jean… va-… - no le permitía decir absolutamente nada – Jean- hmm- - mis manos tratando de abrir el cierre de su pantalón.
-Cin… cinco minutos.
-¡¿Cinco- cinco minut-?! Ahm… Jean… no ahora… ahm…
-Anoche no fue suficiente – le decía mientras mis manos pasaban a través de su ropa para acariciar esa perfecta espalda pecosa que tiene. Marco no dejaba de quejarse, pero él solo se contradecía ya que al mismo tiempo sus manos jugueteaban entre mi cabello.
-Nunca es… suficien- te… ahm… para ti-
-No… la verdad es que no. Que sean diez mejor.
-¡¿Diez?! – se soltó de mi para encararme, y finalmente ver el reloj de la sala. Efectivamente, media hora para las 8 AM - ¡Jean! ¡Se nos hará tarde!
-¡Ahh! ¡Marco! ¡Por favor!
-Después del trabajo – firmemente, tratando de consolarme – después del trabajo, después de la cena, tendremos todo el tiempo del mundo.
Lo miré decepcionado por unos segundos, pero tenía sentido si lo hacíamos después de la cena, ya que sería nuestra forma de celebrar nuestro compromiso. Inhalé, y exhalé.
-Está bien, está bien.
-¿Lo juras? – me sonrió tan… sensualmente.
-Cambiaré de opinión si me preguntas de esa manera, Bodt.
-Hahaha, bien – me besó una vez más – es un trato.
Proseguimos a tomar nuestras cosas, pero antes él se aseguró de arreglarme el cabello, y yo verificaba que sus pantalones estuvieran bien abrochados. Con mi maletín en mano, y Marco con su pequeña mochila, nos dispusimos a salir del departamento, y del edificio. Ambos nos dirigimos a nuestros respectivos autos. Comencé a hablar mientras tomábamos asiento y encendíamos los motores.
-Maria's Restaurant. 8 PM.
-Roger!
-Te amo.
-No más que yo.
Ambos comenzamos a conducir y a tomar diferentes direcciones.
Repetía en mi cabeza una y otra vez las palabras de Marco, pero el día me pareció jodidamente eterno. No podía soportar la lentitud de las horas, parecían que faltaban años para ser las 8 PM. Puesto que estaba a nada de terminar el proyecto que se me asignó, volví al problema inicial: ¿Cómo rayos le propondría matrimonio? No era el típico novio que escribe todo en un papel y en el momento de la verdad lo tiene en su mano para leerlo… aunque eso sería un problema al momento de dar nuestros votos. Como sea, creo que estaba más aterrado por su respuesta; después de terminar mi proyecto maté el tiempo ensayando lo que haría en ese momento.
-¡Kirchstein! – ah, mi jefe me sacó de mis pensamientos.
-Sí señor, ¿ocurre algo?
-Como ya sabrás, Fubbar no se presentó el día de hoy, y necesitamos mandar esos reportes hoy mismo. ¿Te harías cargo de terminarlo?
-Pero, señor-
-Gracias Kirchstein, sabía que podía contar contigo.
-Señor yo… hice… planes…
-Vamos Kirchstein, con esa mente y agilidad que tienes lo terminarás más pronto de lo que piensas.
-Pero…
-Confío en ti. Te veré el Lunes.
-….. Estúpido Bertholdt. Estúpido jefe Pixis y su estúpida calvicie.
Y entonces el karma hizo acto de presencia, continuando con la lista:
el único teléfono disponible estaba en la oficina de Thomas, pero el idiota olvidó dejar las llaves.
tenía mi celular… pero con 0% de batería.
iba a ser el último en irme, así que todos se fueron temprano, y con ellos, sus celulares con 100% de batería.
8 PM. "Mierda mierda mierda!" Era lo único que le decía al monitor, mientras estaba realizando los reportes de contaduría que Bertholdt debió haber terminado hace cuatro días. Podría correr con suerte si nuestros dos amigos, Sasha y Connie, hubieran decidido dedicarse a la contaduría igual que yo… pero no fue así, esos dos tienen una enorme pasión por la cocina… ¿Y dónde, vaya la ironía, desbordan esa pasión a diario? En Maria's Restaurant. Fue gracias a esos dos que la reservación fue demasiado accesible, el único problema era que tenía que lidiar con ellos si decidían hacer algún escándalo o comentarios estúpidos cuando Marco viera el estuche del anillo en mi mano.
Eran las 9:30 PM, y esos extensos reportes estaban completamente terminados. Todo lo que hacía falta era apresurarme a llegar al restaurante, sabía que Marco seguiría esperándome, siempre lo hace. Guardé y envié todos los reportes, cerré la oficina con llave, corrí hacia el auto, lo encendí, y me dirigí al restaurante.
"10 PM, las 10 PM maldita sea." No dejaba de quejarme, como suelo hacerlo. Me extrañaba que hubiera un enorme tráfico a esas horas, pero lo más normal y común sería que hubiera algún atropellado tirado en el suelo… o un choque automovilís… Recuerdo perfectamente cómo avanzaba poco a poco, y cómo poco a poco estaba llegando justo en frente de los dos coches en ese horrible estado, y cómo poco a poco todos los ruidos y sonidos desaparecieron: los gritos de las personas, las sirenas de la policía y ambulancia, los conductores de atrás gritándome porque no avanzaba el auto… Sin parpadear, sin dudar, sin quitar mi mirada de ahí, sin darme cuenta, ya estaba fuera del auto, y de ir a pasos lentos comencé a correr, y solo una, solo una palabra salió de mi boca.
-MARCO!
-Señor, no puede acercarse-
-MARCO! MARCO! MARCO!
Dos, cinco, no recuerdo cuántos policías estaban tratando de detenerme.
-¡Suéltenme! ¡¿Qué pasó?! ¡¿Por qué estás aquí?!
-¡Si no obedece-!
-Esperen esperen… ¡¿conoce a ese hombre?!
-¡¿Por qué estás-?!
-¡Señor, responda! ¡¿Conoce a ese hombre?!
-¡Es mi novio! ¡Suéltenme! ¡Déjenme ayudar con el rescate, por favor!
Ni a Marco ni a mi nos importaba una mierda lo que la gente diría o pensara después de decir "novios", así que ese grito no fue por algo del momento, era la verdad… era mi novio, el hombre que amo, el hombre al que le propondría matrimonio, y estaba atrapado en ese auto. Los paramédicos lograron abrir el auto, el cual estaba totalmente destruido del frente y lado del conductor… Marco… Su rostro cubierto de sangre, además de cortaduras y golpes. Me acerqué a la puerta del auto, todos esos paramédicos habían escuchado mis gritos y los de los policías, así que me permitieron ayudar. Mientras unos trataban de mantener abierto el gran corte del coche, otros y yo tratábamos de sacar a Marco con cuidado, para después recostarlo en una camilla. Después de varios intentos, finalmente logramos sacarlo; lo colocamos cuidadosamente en la camilla. Nunca me separé de él, nunca dejé de repetir su nombre, y nunca dejé de llorar.
-Mi amor. ¡¿Marco…?! ¡¿Marco, me escuchas?! ¡Háblame, Marco!
-…ah… - logró abrir medianamente los ojos.
-¡Marco! ¡Te pondrás bien! ¡¿Me oíste?! ¡Vas a estar bien!
-Ah… ah…
-¡Sí! ¡Sigue quejándote! ¡Sigue despierto!
Los paramédicos lo llevaron a la ambulancia. Arrancaron, y yo los seguí en mi auto. Mientras nos alejábamos pude ver cómo llegaba otra unidad para auxiliar al otro chofer… esperaba que sobreviviera, no para culparlo o reclamarle. Simplemente… nadie debía morir.
Odio los hospitales, siempre los he odiado. Una de las cosas que quiero evitar a toda costa en mi vida es poner un pie en un hospital, independientemente si acabo enfermo o herido, me aterra la idea de acudir a estos lugares porque algún ser preciado para mi esté enfermo… o herido. Me mataba la espera, me mataba la ansiedad, el miedo, la frustración, el simple recuerdo de cómo terminó su auto, el simple hecho de su rostro lleno de sangre.
-¿Por qué? – me preguntaba- ¿por qué no esperaste en el restaurante? Lo siento… Mar… Marco… ah… por favor…
Tenía mis manos cubriendo mi rostro, cuestionándome y cuestionándome por qué decidió salir… aún y si llegara a las 10 PM, sé perfectamente que él me esperaría, siempre hace eso. De pronto se escucharon pasos provenientes del pasillo detrás de mi. Inmediatamente me levanté y volteé a encarar a la enfermera.
-¿Es usted familiar de Marco Bodt?
-Soy… s- soy su novio – mi voz temblaba por el temor - ¿Cómo está?
-¿Ningún familiar presente?
-Ya traté de contactar a su madre, pero no logré localizarla.
-Uh… muy bien. Bueno, el paciente resultó con varias costillas rotas y un gran golpe en la cabeza, además de golpes leves en el rostro. Ahora mismo está recibiendo los sedantes necesarios.
-¡Gracias, muchas gracias! ¿Puedo verlo?
-Por aquí, por favor. Solo le pido que no haga mucho ruido.
Asentí con la cabeza. Seguí a la enferma hasta la habitación 102, entré y ahí estaba… vendado hasta la muerte, tenía el ojo izquierdo un poco hinchado. Me acerqué a su lado, y pasé mi mano por su cabello y su mejilla… y entonces comenzó a quejarse, y comencé a escuchar su voz, y no me había sentido tan aliviado en toda mi vida. Comencé a hablar, tranquila y sigilosamente.
-¿Marco? Oh gracias… ¿Marco?
-Ah… ¿dónde… estoy?
-En el hospital, tuviste un accidente. ¿Recuerdas?
-¿Accidente…? ¿Qué…?
-Ibas en el auto, después de salir del restaurante.
-¿… Restaurante? ¿Qué restaurante?
-N-… no… ¿no lo recuerdas?
-Ah, no lo sé. La cabeza me da vueltas… ¿Cómo sabes todo eso?
-¿Cómo sé todo eso? – lo dije de la manera más sarcástica posible - Marco-
-¿Quién… quién eres?
… Puedes ser un niño y quejarte del raspón en tu barbilla, o del moretón de tu rodilla, o de ser picado por una avispa, o de caerte del columpio. Puedes quejarte del dolor de ser rechazado a una cita, puedes quejarte del dolor de ser rechazado en tu propuesta de matrimonio… pero en mi caso, que la persona que más amas en el mundo te vea a los ojos y te pregunte quién eres, después de 3 años de relación… jamás había experimentado tal dolor.
-… ¿Qué?
-¿Quién eres?
-Marco...
-¿Por qué estás aquí? ¿Cómo sabes mi nombre?
No podía apartar mi mirada de sus ojos, tan perdidos, tan confundidos, en verdad estaban viendo a un extraño. Después de unos minutos de silencio total, Marco recobró más la conciencia, y no tardó en analizar la situación y reunir las pocas piezas con las que contaba: herido, en una habitación de hospital, accidente automovilístico, solo con un tipo que jamás en su vida había visto, pero que sabía su nombre. Inmediatamente oprimió el botón para pedir ayuda.
-¡Enfermera! ¡Enfermera! ¡Enfermera!
-¡Hey hey hey tranquilo! - trataba de acercarme a él.
-¡No no no, déjame! ¡¿Por qué estoy aquí?!
-¡Marco!
-¡Aléjate!
-¡Escúchame, Marco!
Todo lo que quería era tranquilizarlo, decirle que todo iba a estar bien, decirle que lo peor ya había pasado. Mentira, solo estaba empezando. Sin darnos cuenta el doctor y dos enfermeras entraron de un golpe a la habitación; los tres me alejaron de él.
-¡Sr. Kirchstein por favor!
-¡Suéltenme! ¡¿Qué carajos está pasando?! ¡No sabe quién soy!
-¡No grite por favor, está alterando al paciente!
-¡No voy a callarme hasta que me diga por qué no me recuerda!
-¡¿Cómo terminé aquí?! ¡¿Por qué estaba solo con él?! ¡¿Cómo sabe mi nombre?!
Después de varios forcejeos, las enfermeras lograron anestesiarlo.
-¡No! ¡No! No…. ah…
-Eso es, calma… calma. Todo estará bien.
-¡Marco!
El Doctor me tomó del brazo.
-Sr. Kirchstein, por favor tranquilícese o tendré que llamar a seguridad.
Y lo hice, pero jamás aparté mi mirada de Marco.
-Espere afuera por favor. Le haremos unos estudios al señor Bodt. Salga, por favor.
Seguí observándolo, hasta que salí de la habitación. Me recargué en la puerta, y me deslicé hasta terminar en el suelo, y jamás en mi vida había estado tan aterrado. ¿Recuerdas que el karma hizo acto de presencia? Bueno, esto pasaría a ser el número uno en la lista.
o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o
Primer capitulo! Oh my! $: Espero no haber roto sus expectativas, y quieran asesinarme, o si les fue de su total agrado asdfghjklñ! Jean bebé! Soy un mosntruo contigo, pero la felicidad vendrá… vendrá? Jijiji lo descubrirán en el siguiente capitulo :3 Espero mantener esto activo, y cada Lunes tener un capitulo listo para ustedes. Si alguien se preguntó "¿por qué el 14 de abril?", no es nada extraordinario, simplemente que comencé a escribir esta historia ese día xD
Gracias por leer! Cualquier cosa, soy toda oídos! :)
