Comentarios abajo. Por cierto nada es mío "Personajes y demás pertenecen a JK. Rowling"
Gratitud porque te ayuda
Cariño porque te escucha
Adoración porque respeta tu opinión
(Anónimo)
Amor Verdadero
Capitulo Uno
"Mi hogar es tú hogar"
Apenas si el reloj daba las seis de la mañana y un muchacho alto, cabello azabache y ojos color esmeralda metía a toda prisa algunas prendas de vestir en un bolso café, el tiempo apremiaba y no quería perder segundos, debía salir de la casa lo antes posible. Irónicamente, está vez sus odiosos tíos no tenían la culpa de su estado nervioso y preocupado sino que el detonante de su actitud había sido un sueño, un horrible sueño en el cual aparecía su mejor amiga siendo atacada por mortifagos.
En otras circunstancias habría enviado una carta a su amigo Remus Lupin sin embargo y tratándose de su amiga, no dudo ni un segundo en levantarse de su cama y comenzar a empacar sus cosas. Su corazón le decía que aquella no había sido una simple pesadilla, ya una vez había tenido un sueño con el señor Weasleys y ahora temía porque aquel sueño se hiciera realidad. Ni siquiera se molestó en revisar si se le quedaba algo, solo tomo lo esencial y salió de su cuarto bajando las escaleras hasta llegar a la cocina donde dejó una nota en la cual expresaba que se había ido y que alguien recogería sus cosas en los próximos días, después de todo aún faltaba una semana para terminar sus vacaciones y comenzar con su último curso en Hogwarts.
Técnicamente corrió a todo lo que daban sus piernas para llegar a la casa de su mejor amiga, si seguía a un ritmo constante cuando mucho se tardaría media en hora en llegar, por supuesto, sería mucho más simple volar en su escoba pero no quería llamar la atención del ministerio, ya una vez se había metido en problemas por usar magia y no quería ser la comidilla de los diarios mágicos al exponerse a muggles. Ya era lo suficientemente señalado para serlo aún más.
Su corazón latía desbocado a medida que se acercaba a la casa de su mejor amiga y no precisamente por la carrera que llevaba a cabo, las imágenes desfilaban por su mente a una velocidad vertiginosa; En su sueño se veía claramente como mortifagos hacían irrupción en su casa y ella enfrentándoles con valentía pero dejada fuera de combate por ser superada en número, sus padres… torturados y asesinados cruelmente por Lucius Malfoy. No, no podía dar crédito a esas imágenes tan dolorosas, no concebía la idea de ver sufrir a su amiga, sentía que se le quebraba el corazón al verle tan vulnerable y desolada, sus padres lo son todo para ella. Apresuro la carrera al visualizar la casa donde aparentemente estaba tranquilo, observó con detenimiento, las luces apagadas y la entrada ordenada. Pensó en disminuir su carrera y caminar pero la puerta principal ligeramente entre abierta hizo que la preocupación creciera y aumentará la velocidad.
Con la respiración agitada y el corazón en la mano, abrió ligeramente la puerta e ingreso al interior de la casa con la varita fuertemente empuñada en su mano, nada le aseguraba que allí solo se encontraba su amiga, se le encogió el corazón al pensar que ella pudiese ser secuestrada por mortifagos.
Ahogó en gemido al encontrarse con tal brutal escena. Absolutamente todo se encontraba destruido, mesa, sillones, platos, repisas, espejos y lámparas, y por si fuera poco… los padres de su mejor amiga estaban en medio de la sala, ya muertos con una expresión de terror que superaba su sueño con creces, tembló al pensar en cómo sería el estado de su amiga. Se abstuvo de gritar su nombre por lo que subió al segundo piso con cuidado y siempre preparado en caso de usar su varita para repeler algún ataque enemigo. Revisó el baño, el cuarto de invitados, estudio, pero no encontró nada, solo desorden e indicios de un fuerte combate, siguió hasta llegar a la habitación de su mejor amiga, intacto. Respiró tranquilo, al menos no le había atacado por sorpresa y pudo reaccionar al ataque, solo le quedaba un lugar… la habitación matrimonial.
Con cuidado avanzó hacia la habitación que estaba al final del pasillo, se encontró con la puerta sacada de cuajo y hecha añicos a sus pies, tembló de nuevo y se dio valor para cruzar el umbral de la puerta. Toda la cautela que mantuvo hasta ese momento se vio quebrada al momento de visualizar a su mejor amiga inconsciente en el suelo, corrió los pocos metros que le separaban de ella y se arrodillo a su lado sosteniendo su cabeza sobre su regazo mientras susurraba su nombre y daba pequeños golpes en sus mejillas intentando reanimarla.
-Hermione – susurró el muchacho con cierta agonía en su voz – Hermione, por favor despierta – pidió con la voz quebrada, su visión comenzaba a nublarse a causa de las lágrimas que ya comenzaban a caer libremente por su rostro. Con desesperación y apremió coloco su oído sobre el pecho de su amiga sintiendo su corazón latir, ligeramente más tranquilo la cogió en brazos y la llevó hasta la cama matrimonial donde la arropo con algunas mantas y luego se quedó a su lado a esperar a que despertará de la inconsciencia.
A los pocos minutos pudo percatarse que el hombro de su amiga tenía una herida expuesta pero apenas si sangraba, de todas formas se incorporó de la cama y fue al baño donde cogió vendas, algodón, desinfectante y otros utensilios que pudiesen ayudarle a curar aquella herida, que si bien se veía bastante fea no significa una fractura. Volvió junto a ella y comenzó con su labor, con suma delicadeza y procurando no despertarla; limpió con desinfectante y luego vendo la herida colocando algo de pomada cicatrizante sobre ella.
Al momento de regresar las cosas observó cómo su amiga comenzaba a moverse inquieta sobre la cama, rápidamente se colocó a su lado tomando su mano con fuerza haciéndole sentir que estaba junto a ella y que no pensaba separarse de su lado.
-Papá, mamá – susurró ella comenzando a despertar – no le hagan daño…
-Hermione – susurró el ojiverde junto a su oído - ¿Me escuchas? Soy Harry, estoy aquí. – habló. La mano de Hermione se cerró a la suya con fuerza, comenzaba a volver al mundo consciente. No tuvo que esperar demasiado para ver como poco a poco despertaba. – Hermione ¿Puedes oírme? – le miró preocupado al ver la confusión en sus ojos.
-Mis padres – murmuró ella observando la habitación sin percatarse aún de la presencia de su mejor amigo. Sintió un pinchazo en el hombro recordando haberse escapado de una maldición por muy poco pero siendo abatida por otra que la golpeó con violencia contra el techo dejándole fuera de combate. Con impotencia recordó como sus padres habían sido torturados y luego asesinados por Lucius Malfoy mientras ella intentaba salvarlos en vano por la gran cantidad de mortifagos que se encontraban en su hogar. Habían irrumpido a eso de las tres de la madrugada, intento hacerles frente pero perdió irremediablemente, le superaban en número y poco pudo hacer para proteger a su padres. Apretó sus puños con fuerza pero dio cuenta que alguien sujetaba su mano con apremio, no se había percatado que estaba en la cama matrimonial de sus padres, que estaba cobijada por mantas, que su herida en el hombro ya no dolía y mucho menos que la persona que sujetaba su mano como si su vida dependiera de ello, era su mejor amigo quien mantenía una expresión preocupada en su rostro. Afianzó aún más su agarre y como si fuera un resorte se abrazó a él con fuerza - ¡Harry! – exclamó con emoción abrazando su torso con fuerza al tiempo que escondía su rostro en su pecho, sollozo amargamente mientras su amigo le acariciaba la espalda con suma delicadeza y escondía su rostro en el cuello de ella, también sollozaba.
-No sabes cuánto lo siento – murmuró Harry en su oído – la angustia que sentí cuando en mis sueños te vi siendo atacada por mortifagos y cuando te encontré tirada en suelo, pensé que… no puedo ni siquiera imaginármelo – un escalofrío recorrió su cuerpo ante ese pensamiento, no podía concebir un mundo sin su amiga junto a él.
-Mis padres están muertos – dijo ella sin romper el abrazo – los asesinaron… no sabes la impotencia que siento por no haberlos salvado.
-Tranquila – le habló suavemente – te prometo que pagarán por lo que hicieron, no estás sola en esto. Escucha – llevando sus manos hasta las mejillas de su amiga para obligarle a mirarle a los ojos – Quiero y voy a estar a tu lado pase lo que pase, nada te va a suceder. Confía en mí. – sonrió
-Confió en ti, Harry – sonrió también volviendo a abrazarle sintiendo el calor de su amigo reconfortar su frío cuerpo, sintiendo poco a poco como la calidez volvía después de una fría y triste noche, sin duda la peor de su vida. – Harry – susurró - ¿Dónde están mis padres? – sintió el cuerpo de su amigo tensarse y escuchar su corazón latir con más fuerzas. – por favor, necesito verlos, despedirme de ellos aunque me cause dolor.
-En la sala – dijo Harry abrazando un poco más a su amiga. No quería verla sufrir pero entendía sus razones para querer ver a sus padres por última vez después de todo tenían que dar aviso a la orden sobre lo ocurrido. Aún le sorprendía que no estuviese allí. – quiero acompañarte. No voy a dejar que pases esto sola. De acuerdo.
-De acuerdo – asintió deshaciendo el abrazo con su amigo, sin embargo y casi en un gesto natural hicieron abandono de la habitación tomados de la mano. Caminaron por el pasillo hasta llegar al inicio de las escaleras donde Harry se detuvo, le miró esperando alguna señal preocupante pero no encontró nada, asintió y continuaron bajando ahora las escaleras que les conducirían a la sala donde se encontraban los cuerpos de los padres de Hermione.
Muy a su pesar el moreno tuvo que soltar su mano para que su amiga pudiese acercase hacia sus padres, lentamente se arrodilló frente a ellos soltando algunas lágrimas que cayeron sobre la alfombra. Hermione lloró acariciando la fría mano de su madre y el cabello de su padre, lamentándose no poder haberles protegidos de aquella tortura. Sintió las manos de su amigo colocarse sobre sus hombros y apretarlos ligeramente, entre lágrimas pudo sonreír, agradecida por tener a su lado a su mejor amigo quien pese a correr peligro por el solo hecho de estar allí donde tal vez pudo conducirle a una trampa, no dudo en ir por ella. Aquel pensamiento alarmó a Hermione, giró encontrándose con los ojos de su amigo que le observaban sonriendo levemente.
-Mi lugar es aquí, junto a ti – habló él echando por tierra cualquier advertencia por parte de la castaña – Vamos – susurró levantándola del suelo, y abrazarla por los hombros – quedémonos arriba, voy a enviarle una carta a Remus, él se hará cargo de todo. Le pediré que lo haga lo más sigilosamente posible.
-Gracias – susurró Hermione comenzando a subir las escaleras, devuelta a la habitación de sus padres.
En cuanto llegaron, Harry le escribió una carta a su amigo explicándole lo ocurrido y pidiéndole que llegase lo más rápido posible con la menor cantidad de Aurores posibles, por el bien de Hermione y evitar crear sospechas en el barrio. Ató la carta en la pequeña lechuza de su amiga y está emprendió vuelo perdiéndose entre las nubes que comenzaban a aclarar dando paso a un nuevo día, cerró la ventana y se fue a sentar junto a su amiga que estaba tendida sobre la cama, volvió a colocarle algunas mantas encima y le abrazó por los hombros dándole espacio para ella se acomodará en su pecho, ofrecimiento que la castaña no rechazo.
-Deberías dormir un poco – habló Harry rompiendo el silencio – aún estás débil.
-No puedo dormir – expresó ella en un suspiro – no quiero soñar con ellos, con su muerte
-Te entiendo – murmuró Harry – pero quizás no sueñes con su muerte, tal vez con algo agradable que solían hacer juntos, es mejor eso ¿No crees? – le miró y ella asintió en silencio – y sino pues – meditó un segundo y habló – puedes soñar conmigo – sonrió logrando sacar una leve risa de su amiga – siempre y cuando sean sueños decentes, señorita Granger.
-Tonto – se ruborizó Hermione dándole un ligero golpe en las costillas que por supuesto no causó daños en su amigo pero que igual exagero
Siguieron conversando de trivialidades por lo menos una hora hasta que el moreno sintió la suave respiración de su amiga normalizarse, supo que dormía y que lo haría por lo menos una hora seguida. Se quedó allí, cuidándola y viéndola dormir con ternura como casi nunca hacía, por lo general nunca se detuvo a verla a dormir cuando ella se quedaba dormida en la sala común con algún libro sobre su regazo, y se arrepintió no haberlo hecho antes.
Con dolor movió la cabeza ligeramente, no podía permitirse ver de esa forma a su mejor amiga, debía recordar que su otro mejor amigo, Ron, estaba enamorado de ella desde hace unos años, no podía hacer eso, no podía dejar que ese extraño sentimiento de apoderase de él. Después de todo, él tenía una especie de relación a "distancia" con la hermana de su mejor amigo, Ginny. Su historia amorosa de algún modo u otro estaba al lado de la menor de los Weasleys, si, así debía ser. Por desgracia su corazón parecía no querer entenderlo porque latía con tal fuerza que pensó que despertaría a su amiga en cualquier momento, respiro e intento normalizar su corazón que poco a poco recupero su ritmo tranquilo y pausado, que maliciosamente se colocó al mismo ritmo que el corazón de Hermione, lo supo porque latía muy cerca de su costado.
Decidió rendirse y seguir observando a su amiga que permanecía dormida en su regazo, sintió su cuerpo relajarse y pensó en quedarse dormido pero cuando ya comenzaba a cerrar los ojos, unos pasos le colocaron en sobre aviso, con delicadeza dejó a Hermione dormida y tomo su varita del velador para luego salir al pasillo, en cuanto llegó a las escaleras observó cómo su amigo, Remus Lupin se encontraba de pie junto a los cuerpo sin vida de los señores Granger. El hombre lobo al percatarse de la presencia del hijo de sus mejores amigos, sonrió.
-Me alegro verte – susurró Harry bajando las escaleras hasta llegar donde su amigo y darle un abrazo amistoso - ¿Has venido solo? – le miró
-Sí, supuse que era lo mejor – murmuró este observando con tristeza a los padres de Hermione – que crueldad… - expresó con rabia, Harry asintió en silencio - ¿Dónde está Hermione? ¿Está bien? – preguntó preocupado
-Arriba – señalo el moreno – Se quedó dormida, se encuentra bien aunque muy triste por la muerte de sus padres. Cuando llegué me encontré con esta escena – observando el lugar – subí al segundo piso y en la habitación de sus padres la encontré, estaba inconsciente y con una herida en el hombro que pude curar. Por suerte, recobro la conciencia. – contó a modo rápido
-Los vio – dijo
-Sí, lo quiso así – repuso él – los mortifagos atacaron por la madrugada, intento protegerlos pero la superaban en número y no pudo hacer nada para evitar que fueran torturados y asesinado por Lucius – escupió con rabia contenida. Remus asintió también molesto. – ¿Qué harás ahora?
-Primero hay que sacar los cuerpos de aquí y darle sepultura – habló Remus – después comunicar este ataque al resto de la Orden, no he querido hacerlo para no armar alboroto, no sería justo para Hermione – expresó y Harry estuvo de acuerdo – aunque me sentiría más tranquilo si Hermione y tu salieran de aquí. Sabes que los Aurores vendrán a inspeccionar el lugar y resultaría un tanto incómodo para ustedes estar aquí, sobre todo por las preguntas que pudiesen hacerle a Hermione
-Entiendo – susurró pensativo – aunque dudó que Hermione acepte salir de su casa por el momento, se quedará hasta el momento de volver a Hogwarts, lo sé. Además donde podríamos ir.
-¿La madriguera? – le miró levantando la ceja con obviedad, tanta que Harry se sintió incomodo, no seguro de querer llevar a su amiga a la madriguera donde estaba seguro que se sentiría incomoda con preguntas o miradas compasivas. Conocía a su amiga y sabía que aquello sola la deprimiría aún más. Observó a Remus que seguía esperando una respuesta, intento pensar algo rápido pero su mente estaba blanco, no muy seguro si su amigo comprendería sus razones para no aceptar ir donde los Weasleys
-Donde mis padres – habló él sorprendiendo al licantropodo. Ni siquiera él fue consciente cuando lo dijo. Sin embargo tenía lógica, la casa de sus padres estaba restaurada y estaba lista para recibirlos después de todo él mismo había considerado pasar esas vacaciones allí pero decidió cumplir con los deseos del difunto Albus Dumbledore. Si, el valle Godric, sería un buen lugar para pasar su última semana de vacaciones antes de volver a Hogwarts – El valle Godric, es un buen lugar.
-No te entiendo – le miró Remus confundido – hace un momento dijiste que Hermione no querría salir de su casa por ir a la madriguera y ahora dices que se irán al valle. No tiene lógica.
-Escucha – dijo tomando una excesiva cantidad de oxígeno – lleva a un lugar seguro a los señores Granger y yo hablaré con Hermione, no demoraré ¿Sí? – le miró y este asintió no muy convencido.
Subió de nuevo hasta la habitación donde Hermione comenzaba a despertarse un tanto desorientada ante la ausencia de su amigo, no pudo evitar sonreír de tan solo pensar que su amiga estaba asustada porque él no estaba su lado, desecho la idea al instante, en estos momentos necesitaba cordura.
-¿Dóndes estabas? – preguntó Hermione preocupada. Él simplemente le observó tranquilo, no quería preocuparla innecesariamente – me preocupe.
-Estoy bien – habló dedicándole una sonrisa que contagio a Hermione – Remus está abajo, escucha – acariciando con su mano su mejilla – él se encargará de llevar a tus padres a un lugar donde poder darles sepultura pero además necesita saber si nos quedaremos aquí hasta que comiencen las clases – expuso calmadamente viendo a su amiga reflexionar – él sugirió que lo más conveniente es irnos a otro lugar ya que los Aurores vendrán a inspeccionar el lugar y eso, previo que sería muy incómodo para ti estar aquí y ser objeto de preguntas. Podríamos ir a la madriguera – propuso pero vio cierta duda en sus ojos – le dije que quizás quieras quedarte aquí por razones obvias. Aunque también le comente la posibilidad de ir al Valle Godric –explicó esta vez nervioso. Intentó regularizar su desbocado corazón que seguía traicionándoles a pesar de sus deseos racionales – Hermione, iré donde tú quieras. Me quedaré contigo.
Fue la espera más larga de su vida, observó cómo su amiga reflexionaba cada opción, analizando los pro y los contra de cada posición decisión, él sabía que por mucho que a que su amiga le doliese una parte de ella querría quedarse allí por sobre todas las cosas, sin embargo la opción de pasar la última semana en casa de los Weasleys también le sería agradable por encontrarse en una familia querida y acogida por todos.
Por un instante se entristeció al pensar que la casa de sus pelirrojos amigos fuera más acogedora que la casa de sus padres en el valle Godric, después de todo, allí solo estarían ellos dos y nadie más, solo una casa grande para dos personas, que tal vez no brindaría la comodidad que una casa llena de personas dispuestas a entregar cariño. Se removió inquieto en su lugar al momento que Hermione poso sus ojos en él, había tomado una decisión.
-Vamos al Valle – respondió ella sonriendo al tiempo que acariciaba la mano del moreno que aún se encontraba en su mejilla. Harry apenas si se había percatado que su mano se encontraba allí. – pero prométeme que la última noche antes volver a clases la pasaremos aquí.
-Te lo prometo – sonrió este sintiendo que el aire comenzaba a circular de nuevo por sus pulmones – iré a decirle a Remus – contó – empaca algunas cosas antes que lleguen los aurores.
-Bien – respondió ella incorporándose de la cama. Harry salió de la habitación y volvió a bajar para encontrarse con Remus que ya tenía a los señores Granger tapados con unas sábanas blancas
-Iremos al Valle, Remus – contó Harry esquivando una mirada inquisitiva del hombre lobo – aunque quisiera pedirte que los Aurores acaben con la inspección una noche antes del comienzo de clases – pidió y se aclaró incómodo – Hermione desea dormir aquí antes de volver a Hogwarts
-Claro, no hay problema – habló este – de todas formas tengo que decirle a Minerva donde estarán en caso de emergencia – suspiró y siguió hablando – estoy seguro que no le gustará la idea de que estén en el Valle Godric. En la madriguera estarán mejor protegidos y acompañados.
-Es la decisión de Hermione, Remus – repuso Harry evitando endurecer su tono de voz – estaremos bien, solo será una semana. Además, Hermione necesita tiempo para recuperarse y estoy seguro que no lo conseguirá en la madriguera con tantas personas a su alrededor.
-De acuerdo – suspiro el licantropodo desviando su mirada del moreno hacia la mitad de las escaleras donde se hallaba la castaña – Hermione – susurró, haciendo que Harry se volteará – Lo siento mucho – habló en cuanto estuvo frente suya al pie de las escaleras. La castaña se dejó abrazar por su ex profesor mientras este le acariciaba lentamente la espalda y le daba un beso en la cabeza – todo saldrá bien – dijo
Un vuelco en el estómago hizo que el moreno temblará ligeramente al contemplar la escena, y sin ser llamado el monstruo de los celos se hizo presente de modo infantil y casi inocente, por un instante solo quería ser él quien abrazará y consolará a su amiga, y quien ella pudiese sentirse protegida en todo momento, ser el único en quien ella recurriese cuando se sintiese triste o alegre. Remus se separó de la castaña y Harry se acercó a ellos para quedar al lado de su amiga, con cuidado y de forma natural la rodeo por los hombros con un leve abrazo
-Me encargaré de todo – dijo Remus – en cuanto los Aurores terminen con todo, te diré donde trasladaremos a tus padres ¿Te parece?
-Sí, muchas gracias – respondió Hermione – Tengo todo listo – dirigiéndose a su amigo que asintió. Deshizo el abrazo y subió rápidamente para luego bajar con una maleta
-Vayan a hasta el caldero chorreante – dijo Remus –hasta hora habrá pocas personas y no llamarán la atención ¿Tienes activada la red? – observando a Harry quien asintió – Cuídense mucho – sonrió despidiéndose con un abrazo de Hermione y Harry – les avisaré a Minerva y los Weasleys, lo más seguro es que está tarde se den por enterado de lo ocurrido.
-Bien – habló Harry – vamos – mirando a su amiga que asintió – nos vemos.
El licantropodo les siguió con la mirada hasta que salieron de la casa, dirigió su mirada hacia los cuerpos cubiertos de los señores Granger, no podía creer que estaban muertos, no lograba entender porque habían sufrido un ataque así a pesar que Hermione era el blanco más vulnerable para atacar. Él estaba convencido que la castaña hubiera muerto aquella noche pero no, salió ilesa con una sola herida en el hombro, aquello solo confirmaba su primera teoría desde que llegó allí; buscaban algo y al no hallarlo decidieron desquitarse con los padres de la castaña.
Unos pasos le distrajeron de sus pensamientos, levantó la cabeza encontrándose con sus compañeros de la Orden, les hizo una seña y estos entraron al lugar para comenzar a trabajar, decidió darles espacio por lo que salió de la casa, eso sí, comunicándoles la petición de Harry de terminar lo antes posibles con la inspección que pudiesen realizar. Salió hacia la calle y camino un par de cuadras para luego desaparecer de allí rumbo a la madriguera, debía dar aviso a la familia Weasleys, ya más tarde se lo comunicaría a la profesora Mcgonagall. No sé sorprendería que ya lo supiera.
Ocho de la mañana y ya comenzaba a divisarse movimiento al interior de la casa, tocó la puerta para luego de unos segundos ser recibido por el Arthur.
-No puedo creerlo – susurró Molly dejándose caer en la silla más cercana. Remus les había explicado lo sucedido en casa de Hermione y como se había enterado de lo ocurrido – pobre, debe estar pasándolo pésimo.
-Y dices que la Orden está en su casa – le miró Arthur preocupado – debiste quedarte con ellos, las preguntas podrían incomodar a Hermione y Harry.
-Bueno, en realidad – comenzó Remus sosteniendo su taza de café – no están en la casa… a raíz de lo que dices, Arthur. Es que decidieron irse al Valle Godric, por lo menos hasta que acaben las vacaciones, supongo que Hermione necesita estar tranquila y recuperarse.
-Comprendo – susurró este pensativo – pero me preocupa que estén allí, solos. Estarán desprotegidos y vivir una semana solos es un riesgo.
-Confió en que Harry y Hermione podrán acompañarse durante una semana – sonrió Remus con seguridad – Una semana solos en el Valle Godric, es lo ideal para ellos.
-¿De qué hablan? – preguntaron desde el umbral de la puerta de la cocina. Ron, Ginny, Fred y George estaban parados expectantes - ¿Qué sucedió? – volvió a preguntar Ron.
-Asesinaron a los padres de Hermione – contó Remus observando los rostros de sorpresa de los hermanos – los atacaron durante la noche. Hermione intento protegerlos pero eran demasiados
-¿Cómo está Hermione? – se acercó Ron visiblemente preocupado con la noticia
-Sí, está bien – asintió este ocasionando un suspiro involuntario del pelirrojo – Fue una sorpresa para todos, apenas si me acabo de enterar. Harry tuvo una pesadilla y vio como asesinaban a los señores Granger, salió de la casa de sus tíos y fue a casa de Hermione, allí la encontró inconsciente y con una herida en el hombro que no es de cuidado. Me envió una carta explicándome lo sucedido.
-Podemos ir a verlos – inquirió esta vez Ginny. Fred y George apoyaron la moción de su hermana. El hombre lobo negó - ¿Por qué?
-No están en casa – se explicó – hay aurores revisando el lugar y consideraron la idea de salir de allí e ir al Valle Godric hasta que se acaben las vacaciones y tenga que volver a Hogwarts. No me opuse ante la idea, después de todo los aurores solo harán preguntas que pudiesen incomodar y poner aún más triste a Hermione. Necesita estar tranquila y allí lo estará.
-Pero… - iba a decir Ron sin embargo su padre negó – papá…
-Se alejaron para que Hermione no sea objeto de preguntas, debemos respetar eso – dijo él convencido – necesita pasar por un duelo, hijo. Además, Harry está con ella, no está sola.
-Lo sé – susurró este cabizbajo. Debía resignarse y esperar a que terminarse aquella semana para volver a ver a su amiga. Observo de reojo a su hermana a quien miraba preocupada un punto fijo del suelo, seguramente preocupada porque su "novio" no oficial estuviera junto a otra chica en una casa, solos. Se removió incomodo ante esa idea, debía confiar en su mejor amigo, él cuidaría de la chica que amaba y no se acercaría más de la cuenta. Solo eran amigos.
-¿Qué harás ahora, Remus? – Preguntó Molly – Irás con Minerva
-Sí, eso haré – asintió este tomándose por completo su taza de café – aunque tengo el presentimiento que ella ya lo sabe, sin embargo debo avisarle. Gracias por el café, debo irme – incorporándose de su silla – les mantendré informados sobre cualquier cosa que sepa, hasta luego.
-Adiós, Remus – se despidieron todos.
Salió de la casa y se dirigió hacia Hogwarts donde encontraría a la actual directora de Hogwarts, Minerva Mcgonagall, debía informar sobre lo ocurrido en casa de Hermione y del nuevo paradero de ella y Harry. Estaba convencido que aquella idea, no sería bien acogida por la directora pero de algún modo debía convencerla.
Mientras que Remus emprendía rumbo al colegio, Harry y Hermione ya habían llegado al Valle Godric, se encontraban en medio de una gran sala muy bien iluminada y limpia. El moreno no pudo evitar sonreír al comprobar cuán hermosa había quedado la casa de sus padres, si bien no tenía nítidos recuerdos de su infancia allí, siempre se veía en alguna habitación en brazos de su madre o padre, incluso de su padrino riendo carcajadas por alguna trastada echa.
-¿Estás bien? – preguntó su amiga junto a él. Sonrió, estando en aquel lugar se sentía más que bien
-Estoy perfecto – añadió echándole una mirada al lugar – me alegra estar aquí. Siento que puedo ser yo mismo, no hay mortifagos ni guerra, solo un mago en una relativa normalidad. Es agradable.
-Lo sé – le miró feliz sintiéndose adormecida por la paz que les rodeaba. A pesar que en aquella casa no había vivido nadie, existía una calidez que la embargaba a tal punto de relajar sus músculos e invitarle a descansar durante el resto del día. Sonrió, había tomado una buena decisión de querer pasas su última semana de vacaciones allí junto a su mejor amigo, le ayudaría a recuperarse de la pérdida de sus padres y reordenar sus ideas. - ¿Harry? – le observó, este se giró levemente – Gracias – soltó y se aclaró al notar su mirada interrogativa – Gracias, por llegar hasta mi casa, no sé qué hubiera hecho si hubiese despertado y me viese visto sola, te agradezco estar aquí conmigo. – sintió su labio inferior temblar y agacho la mirada, él le obligó a levantar la mirada para encontrarla con la suya
-No tienes por qué agradecer – negó sonriendo el moreno – lo haría mil veces si fuera necesario. Y en cierta forma, quien debe agradecer algo, soy yo. Hermione, sin ti, hace muchos años hubiese muerto, he salido con vida porque tú has estado allí, ayudando, aconsejando y riñéndome – rió y su amiga le acompaño – No sabes cuán importante eres para mí, y no pienso alejarme de tu lado mucho menos ahora. – acarició el rostro de la castaña con sus dedos para luego llevar su mano hacia su bolsillo, cogió algo de él y la empuño frente a ella – Ten presente esto – y extendiendo su mano dejó a la vista una llave dorada con una H grabada – Mi casa siempre será la tuya.
-Harry… -
-No acepto un no – dijo con una sonrisa en el rostro que Hermione no pudo ignorar – Es tuya – colocándola sobre la mano de su amiga a quien se le llenaron los ojos de lágrimas. La abrazo con fuerza sintiendo como ella se aferraba a su dorso con ímpetu, oyó como sus sollozos mermaban con el tiempo hasta quedar en silencio, fue entonces cuando su corazón le golpeó con fuerza anulando cualquier defensa racional; Estaba enamorado de su mejor amiga y frente a ello no había remedio, sintió sus ojos humedecerse, sabía que por mucho que amará a su mejor amiga, nunca estarían juntos, su destino estaba marcado las probabilidades de morir en la guerra eran altas y eso solo era complementado por el simple hecho que su otro mejor amigo también estaba enamorado de Hermione. Con cuidado, y se deshizo del abrazo, eso sí, no sin antes depositar un dulce beso en su frente. –Me haces llorar – bromeó este disimulando - ¿Quieres ver arriba? – Señalo las escaleras, ella aceptó – Vamos.
Se encaminaron hacia el segundo pasando por cada una de las habitaciones, estudio y biblioteca, está última fue donde más demoraron por Hermione, Harry no pudo evitar pensar que si su madre estuviera con vida, se llevaría de maravilla con su mejor amiga. Una vez salieron de allí, se dirigieron hacia la última habitación, allí el moreno paro y se removió incómodo.
-¿Qué sucede? – le miró Hermione curiosa por el leve sonrojo de su amigo
-Nada – negó esquivando su mirada – no es importante… mejor bajemos. – intentando bajar pero su amiga le cerró el paso
-Harry – le observó Hermione – es la casa de tus padres, todo aquí es importante para ti.
-Bien – susurró resignado. Se acercó a la puerta y la abrió con lentitud dejando ingresar primero a Hermione.
La castaña se adentró en la habitación quedando maravillada y a la vez emocionada con lo que observaba, las paredes pintadas de un claro verde, figuras geométricas, algunos animales y un arco iris, algunas cajas estaban apiladas en un rincón de donde sobre salía la oreja de un oso de peluche, se acercó a este y lo sacó de la caja tomándolo entre sus manos. Un poco más atrás, Harry permanecía en silencio y a opinión de la castaña un tanto avergonzado; era la habitación de su amigo, sus primer año de vida lo había pasado allí hasta aquella noche donde sus padres murieron a manos de aquel mago oscuro. Aún con el peluche en sus manos camino lentamente atravesando la habitación hasta llegar a una pequeña cuna color café y sobre ella algunos animales colgando de un hilo que se movían con su suavidad.
-Según Remus, era mi peluche favorito – comentó el moreno observando el oso café que su amiga sostenía entre sus manos – siempre dormía con él. – rió este
-Es lindo – susurró Hermione entregándoselo – ¿Por qué lo tenías en la caja?
-No lo sé – encogiéndose de hombros – de todas formas no pensaba deshacerme de él ni nada de esta casa, no me parece correcto y además así lo quiero. – coloco su oso en la cuna y con una manta lo tapo hasta el cuello – Qué lástima que no quepa en la cuna – murmuro y Hermione rió. Ella descobijo al oso y volvió a pasárselo a su amigo
-Quizás el oso si quepa en tu cama – le miró ella sonriendo – y quien sabe, tal vez sea el compañero de tu hijo en un futuro – habló y se vio en la obligación de agregar algo más, al notar un sombrío semblante en su mejor amigo – Tienes un futuro Harry, todos los tenemos. Tú lo tendrás.
-Gracias – murmuro este apenado, en ese instante no le preocupaba la posible batalla con Voldemort, le preocupaba en no tener un futuro con su mejor amiga porque a su juicio, ella tenía un futuro con su otro mejor amigo. – bajemos, veamos que hay para comer. Sobre todo tú, debes alimentare.
Así los tres (oso incluido), bajaron hacia el primer piso donde Hermione se recostó en uno de los sillones mientras Harry iba hacia la cocina en busca de comida, no paso ni cinco minutos cuando el moreno regresó con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro.
-Hermione… - le dijo, ella le miró curiosa - ¿Tienes mucha hambre? – preguntó
-No ¿Por qué? – preguntó ella
-Bueno… creo que tendremos que ir de compras. – Repuso Harry - ¿No te molesta?
-Claro que no – negó ella incorporándose de su lugar – aunque lo mejor sería ir al mundo muggle ¿Qué dices? – le observó, él asintió.
-Me parece bien – sonrió – aunque tendremos que aparecernos en un lugar seguro, el caldero debe estar repleto de magos a estas horas.
Hermione asintió y se prepararon para ir de compras. En solo cuestión de minutos ya ingresaban a un pequeño mercado muy cerca de la casa de los tíos de Harry, no querían llegar al centro por cuestiones obvias, no querían exponerse más de la cuenta. Sobre todo Harry que solo se separaba lo justo y necesario en cuanto comenzaron a caminar por los pasillos del lugar en busca de alimentos que les mantendría vivos por una semana. Nada difícil, según el moreno, conocía a su mejor amiga y sabía que buscaría lo justo y necesario para comer mientras él empujaba el carro, no contando con que quizás sería mucho más divertido de lo que él mismo pensaba.
Fin Capitulo Uno
Hola a Todos:
Me alegró mucho estar de vuelta por la página, las responsabilidades de la Universidad ocupan todo mi tiempo, eso sumado a que la señora inspiración decidió tomarse unas vacaciones por un tiempo, por suerte volvió cuando releía una vieja historia publicada hace mucho tiempo, años, diría yo, y mi mente me dijo "mmm… a esta historia le faltan muchas cosas… " y la señora inspiración murmuro "reedita y comienza de nuevo" y aquí estoy, de nuevo, con la misma idea en mi mente y agregando algunos problemillas a nuestros personajes.
Espero que sea de su agrado y sigan está historia que no dejaré abandonada por nada del mundo, no suelo recaer y no comenzaré ahora.
Desde ya, muchas gracias por leerme y espero sus comentarios, cualquier sugerencia y critica será bienvenida, por supuesto siempre y cuando sean expuestas con respecto y válidos argumentos. Adiós, cuídense mucho.
Hasta la próxima.
