Esta es la primera historia que publico, espero que les guste aunque este primer capitulo busca mas que nada introducir el mundo en el que están insertos. De igual forma no quise explicar algunas las cosas, porque lo haré mas adelante en los proximos capítulos ... Al principio la historia ira algo lenta.
Bueno los dejo con la historia C:
Pesadillas y el nuevo orden:
Cuando quiso abrir los ojos cansados y adoloridos, se dio cuenta de que estaban vendados y quiso comprimir los labios, sin embargo, poco después de hacerlo el labio inferior escoció con un dolor creciente mientras la sangre recorrió su barbilla.
El tiempo transcurrió tortuosamente, mientras poco a poco se recomponía controlando su respiración y recuperando la audición que progresivamente se enfocaba en lo que parecían susurros confusos y distantes. De pronto el suelo se movió arrastrando la superficie sobre la que se encontraba, hasta un punto que le pareció muy distante… Estaba cegada en un lugar desconocido, y la incertidumbre sobre lo que pasaría con ella la acompañó hasta que un hombre le quito sin culpa las vendas dejando ver la tribuna oval del edificio. Era el gran coliseo.
Por segunda vez en el día perdió el control de su cuerpo, sintiendo los impulsos frenéticos del miedo que recorría cada una de sus partes, comprimiendo sus músculos incluyendo su corazón. Por un minuto completo, el pecho se mantuvo estático hasta que el aire se agotó, impulsando sus sentidos de supervivencia a ser más fuertes que la sorpresa, obligándola a respirar mientras las lágrimas caían irremediablemente por su rostro.
-Bienvenida a la casa de los perdidos-dijo un hombre de mediana edad, mientras se inclinaba frente a ella para cortar las ataduras de las manos- En poco se dará inicio a la subasta.
Un escalofrío recorrió toda su espina, llevando su cuerpo hacia adelante cuando la soledad devastadora y el terror de saber lo que vendría, la vencieron espantosamente.
La gente de la tribuna estaba expectante, vieron al verdugo arrastrar un carro hasta la mitad del escenario, cargando un bulto con la estructura de un cubo perfecto de paredes oscuras con símbolos brillantes que danzaban entre sí. Nadie que estuviera fuera del cubo podía ver lo que en él se encontraba, a excepción de la Patrona de la casa de los perdidos y sus ayudantes. Bastó un toque del hombre para que las paredes del cubo se deshicieran y casi inmediatamente todo el público se agolpó hacia el borde del escenario para verla, dejando escapar lo peor de su naturaleza. Entonces el verdugo se volvió relator y comunicó a la tribuna sobre su exótico origen. Niña de los bosques sin marca.
Esta fue la primera de sus pesadillas, nada produjo más terror en su corazón que ver la miseria de esos hombres que recorrieron su cuerpo con la mirada llena de una lujuriosa codicia, puesto que ella era "La primera en 5 años…una niña sin marca".
La subasta se inicio escandalosamente con una base mínima que hizo replegar a más de la mitad de las criaturas que se habían agolpado al borde del escenario. Con silbidos y claras manifestaciones irascibles marcaron con fuerza el desacuerdo al precio pactado por la señora de la casa de los perdidos, sin embargo, la casa los reprimió rápidamente, expulsándolos de vuelta a la calle, otros fueron transformados en piedra en el acto.
Pronto se hizo el silencio, uno que le estremeció la espina, sin embargo mantuvo la cabeza y la vista fija en el piso, sin poder procesar todo lo que estaba ocurriendo. Las voces de ofertas inundaron el aire y se fueron apagando conforme el precio iba subiendo. Pronto solo 3 voces perfectamente distinguibles mantuvieron la batalla verbal haciendo liberar al relator suspiros llenos de júbilo con cada oferta. Cuando el silencio volvió a hacerse presente, la niña levantó la vista presa de la curiosidad por querer conocer al comprador.
Frente a ella un hombre que rondaba los 50 años de edad, se subió al escenario donde permanecía arrodillada, y allí la inspeccionó cuidadosamente tocándole el vientre donde se suponía debía estar la marca que los grandes señores ponían a los humanos una vez que nacían en los jardines, y tal y como había sido prometido por el relator, la piel de la chica no tenía una sola cicatriz. Entonces con una sonrisa amable miró con sus ojos amarillos a la niña, quien no se atrevió a encararlo tan directamente. Enseguida el hombre comenzó a constatar con seriedad cada una de las lesiones que tenía en el cuerpo, contando en voz alta cada abuso "dos heridas en las muñecas, dos en el rostro, uno en el hombro y un golpe severo y descuidado en la nuca". Luego se levantó y selló la compra con la patrona de la casa de los Perdidos.
-Dime Pyronica, ¿Acaso intentaste matarla? – preguntó el hombre señalando el golpe en la cabeza de la chica.
La mujer demonio sonrió con ironía-por supuesto que no, pero no me gusta que mis inversiones se subleven así. Enséñale quien manda, o se te escapará…aunque-dijo esbozando una sonrisa torcida, perversa- quizás sea peor, conmigo intentó el suicidio…tuve que castigar a 2 de mis hombres por ello. Jijijiji
-suicidio…-repitió el hombre torciendo la cabeza hacia la chica, mostrándole como sus pupilas se dilataban hasta que sus iris se volvieran completamente negros-No tienes pinta de ser una cobarde…
Y no lo era. Pero cualquier cosa era mejor que caer a manos de los traidores de las ciudades.
10 años antes.
Es toque de queda en la ciudad, recuerden quedarse en sus ratoneras o serán invitados cordialmente a formar parte del sillón de tres cuerpos del salón 6 –dijo un altoparlante para luego bostezar, aburrido y disgustado. Los turnos de noche, nunca fueron de su agrado…ah si solo tuviera ojos para ver a su alrededor, todo sería mucho mas interesante...
Una sombra se mantuvo observando las calles vacías y derruidas, atento a algún movimiento en la casa de enfrente que estaba justo detrás de la criatura. El tiempo pasaba y la ansiedad comenzó a saborearse en su boca, trago su propia saliva y de pronto, vio la luz rosada parpadeante por apenas un momento, justo desde la ventana del primer piso del edificio que estaba tras el altoparlante. Entonces suspiró aliviado y enseguida deslizó la tabla que cubría la ventana por la que había estado vigilando las calles. Ahora sabía que su hermana estaba a salvo. El no dudaba de su capacidad, pero siempre se preocupaba por ella.
Abandonó su puesto de vigilancia y subió las escaleras que estaban atrás, para continuar rumbo al tercer piso de la casona, allí se metió a un cuarto con la puerta pintada con el ojo de bill y se detuvo un momento para estornudar, el aire de la habitación olía a tierra y estaba repleta de libros tirados por todo el piso, algunos ordenados en una pila, otros con paginas arrancadas por su propia mano. Caminó hasta la ventana y la abrió teniendo cuidado de no hacer demasiado ruido y enseguida utilizó una linterna para apuntar hacia el edificio contiguo. La hizo parpadear 3 veces y en respuesta recibió otra señal luminosa, aunque con mucho menos potencia que su linterna. La ventana del edificio de enfrente se abrió y un chico de casi 10 años se mostró, listo para recibir la tabla gruesa que Dipper extendió hacia él, tras asomarse por la ventana a comprobar que no hubiera curiosos en los alrededores. Era una suerte que hubieran dos árboles frondosos y salvajes obstruyendo de los flancos que daban a la calle, así que cruzo a través de la tabla y llego con el chico que le sonrió de vuelta.
-Misión cumplida- le dijo Dipper tras desordenarle el cabello juguetonamente. Enseguida quitaron la tabla y cerraron la ventana con mucho cuidado, luego bajaron por las escaleras hasta el primer piso.
Dipper se acomodó sobre el suelo con cuidado, su pierna aún no estaba del todo curada, a ratos dolía, pero al menos con los implementos que había conseguido su hermana podría estar listo para la próxima semana. Frente a él, había un grupo de niños inquietos y silenciosos. Sonrió cuando los vio acurrucarse los unos con los otros buscando obtener un poco más de calor. Era otoño y las tardes helaban cada vez más a medida que los nubarrones se iban acumulando en el cielo, tal parecía que la época de lluvias se estaba adelantando, pues apenas había terminado el verano y parecía que llovería, y sin embargo, no había mejor momento para salir de la ciudad que ésa estación del año, porque el frio invitaba a muchos tipos de demonios a emigrar hacía el ecuador donde las temperaturas eran más tibias, por otro lado la humedad en el aire entorpecía el olfato de los Dogos vigilantes en la noche lo que hacía las calles un tanto más seguras para ello. Quizás la mayor amenaza era la vigilancia de los ojos de Cipher que nunca disminuía tanto como quisieran, pues apenas un tercio de ellos desaparecía junto con los otros demonios.
-Buenas noches
-Buenas no-noches Señor Pines.- contestó uno de los niños en un susurro casi ininteligible.
Dipper tuvo que ahogar una risa cuando lo escuchó, apenas tenía 17 años cumplidos, pero no le molestó que lo llamarán así, en realidad, estaba sorprendido que lo trataran con tanto respeto, pues cada uno tenía entre 5 y 10 años, por lo que ellos no habían conocido mucho sobre cómo era la sociedad antes de que los demonios tomaran el control del mundo.
-Descansen –dijo acomodando en la manga de su chaqueta la navaja que hace años le había dado stan
Un sonido seco se oyó contra la puerta de entrada de la casa. Dipper abrió sus ojos de golpe, alertado por los toques en la puerta…Ya era de día, y se había dormido…Le tomó un momento orientarse sobre lo que estaba pasando, mas cuando vio a los niños encogerse todavía más bajo la sabana vieja, recordó inmediatamente donde estaba y su misión. El mayor de los chicos se levanto junto con Dipper y ambos caminaron hasta la puerta. Toc toc toc. Dipper se oculto tras la muralla que separa el pasillo principal del vestíbulo y le hizo una seña al niño para que hablara.
-¿Quién toca?
-una calabaza-dijo una voz femenina que él reconoció inmediatamente.
-Enseguida la puerta se abrió y Dipper esbozó una sonrisa cuando vio a su hermana con la mochila en la mano cargada de suministros médicos. Entonces ella entro al lugar y tras de ella estaba Gideon con un ojo hinchado y amoratado. Dipper rió en cuanto lo vio.
-Me debes una grande Pines.-dijo malhumorado- ay- se quejó cuando quiso fruncir el seño y su cara dio un tiró doloroso en respuesta.
-Dipper no deberías reírte, se porto muy bien cuidándome la espalda.
-No tienes que mentir por él Mabel.
-No es así, estoy hablando enserio, lo hizo muy bien.
- lo que tu digas…
-¿Donde están los chicos? –pregunto ella.
-En la sala
- Se volverán locos cuando vean esto.
-¿Qué cosa? ¿Qué conseguiste?
-Yo definitivamente voy a tener la porción más grande…-exigió Gideon.
-Es azúcar, todo un kilo- contestó Mabel ignorando a Gideon.
-Te luciste- aceptó Dipper.
-Gracias -dijo Gideon- fui yo quien la tomó.
-¿Está diciendo la verdad?
-Paren con eso ustedes dos- regaño Mabel poniendo sus brazos en jarra.
-¡Señorita Mabel!-dijeron emocionados los chicos en cuanto la vieron entrar a la sala.
Dipper y Gideon se quedaron en el arco de entrada, ninguno se atrevió a interrumpirla. Ella se arrodillo y le dio un beso a cada uno de los niños, luego les pregunto por como pasaron la noche, y les enseño la azúcar sellada en un paquete de plástico grueso. Dipper sonrió cuando oyó el grito de alegría que los mayores lanzaron en cuanto vieron la azúcar y luego rió cuando los chicos se cubrieron las bocas por el escándalo. Cuando Mabel abrió el paquete, les dio apenas un pequeño puñado a cada uno en sus manos que luego comieron poco a poco, humedeciendo sus dedos con saliva para que el azúcar se pegara sobre la yema de sus dedos…Los más pequeños imitaron a los mayores al no saber muy bien que era la arena blanca que les habían puesto en las manos, pero en cuanto descubrieron el sabor dulce se echaron toda la azúcar a la boca.
-Comeremos un poco cada día- les advirtió ella.
-No deberíamos guardarla para algo más importante…-dijo Gideon, a lo que Dipper asintió al estar de acuerdo con él, como pocas veces.
-No, es mejor comerla ahora, en el viaje a casa puede ser que no tengamos tiempo para probarla.
"O que no tengamos otra oportunidad", pensaron ambos hombres.
-hermano, hermano, ¿Cómo está tu pierna?
-Bien.
-¿bien, bien o solo bien?
-Bien, bien…Solo duele a veces, mi rodilla ya no está hinchada de hecho.
-Eso es bueno…-entonces ella se mordió el labio y Dipper supo que no tenía buenas noticias- conseguimos un montón de cosas en el mercado, pero no lo que nos pediste para el dolor, lo siento.
-oh, no te preocupes, estoy bien-
-conseguimos tramal- intervino Gideon- es todavía mejor, pero no estamos seguros sobre cuánto sea la dosis.
-¿revisaron la etiqueta?
-esta borrada.
-No importa, eso servirá
-Dipper ni siquiera sabemos cuando venció. No creo que sea buena idea- dijo Mabel.
-Estoy bien –repitió- como dije, ya no está hinchada y no duele casi, así que quizás ni siquiera lo necesite.
Mabel le sostuvo la mirada un momento, pero luego acabó por rendirse y siguió hablando con los niños. Gideon se retiró con las mochilas hacia la escalera donde tomó asiento. Se sentía agotado, había pasado toda la noche despierta haciendo guardia por Mabel, a pesar de que ella había pedido turnarse. Cuando regresaron del mercado mensual, justo antes del toque de queda, decidieron que no irían directamente esa noche hasta el escondite donde estaba Dipper y los niños por miedo a que alguien los hubiera seguido, en consecuencia Dipper se traslado de edificio al ver que anochecía y ellos no estaban de vuelta, si para llegado el toque de queda ellos no estaban de regreso o no daban señales de vida en el segundo punto de encuentro, entonces Gideon y Mabel habían fallado y hubiera tenido que conformarse con lo peor. Pero por suerte ese no había sido el caso.
Mabel fue quien tomo los riesgos más grandes, insistiendo en que debían conseguir absolutamente todo lo de la lista a pesar de que la orden de Dipper era que no arriesgarse, él había sido claro en que ya era suficiente con que hubieran rescatado al grupo de niños de la fábrica de Pyrónica. En general les había ido bastante bien, y sólo habían estado en problemas cuando uno de los dogos olfateó en el aire el perfume silvestre de las flores secas que Mabel siempre traía colgando en su cuello. Al parecer una de ellas no crecía por la zona y esto los alertó. Gideon todavía sentía que la piel se le ponía de gallina cuando recordó el momento exacto en que vio a los hombres cabeza de dogo mirar hacia donde ellos estaban haciendo la fila para conseguir entrar en el mercado. El viento había soplado en su contra, llevando el perfume hasta las criaturas y fue entonces cuando vio como el olfato de los dogos se hinchaba en cuanto identificaron el aroma dulce.
Por suerte Gideon había estado más atento y le arrebato el collar mientras fingía que le acomodaba la chaqueta. Mabel inmediatamente quiso apartarlo de si misma, ofendida, pero bastaron dos miradas significativas para que comprendiera que algo estaba sucediendo. Enseguida ella sintió un tirón y luego vio a Gideon retirarse apresuradamente con el collar y luego quedó petrificada cuando los Dogos pasaron por su lado, apenas deteniéndose un momento junto a ella para oler el aire, más no la miraron dos veces. El albino caminó tan rápido como pudo, bordeando el galpón, pasando entre la gente hasta llegar al otro extremo donde logró perder a los perros gracias a la muchedumbre que iba saliendo por del mercado ya con sus compras del mes. Los Dogos tienen un olfato bastante agudo, pero su vista es mala durante el día, además el mercado siempre es una zona difícil para ellos por la mezcla de olores que existen en el lugar, sin mencionar que sus ojos comúnmente lagrimeaban con el sol producto del ardor que les provocaba la luz y frecuentemente se los veía con gruesos lagrimones en los ángulos de sus ojos, y sin embargo, esto no los hace lucir menos fieros. Sus cuerpos se parecen a de los humanos más fuertes, siendo de estructura robusta, pero la piel está cubierta por una gruesa capa de pelo café, duro y áspero al tacto; sobre los hombros tienen una cabeza dismorfica muy semejante a los Dogos burdeos. No fueron creados para el trabajo diurno ni para el verano, pero igualmente los hacen trabajar a plena luz del sol en esta época por la emigración de los demonios que comienza en setiembre de cada año.
- ¿Como estas? – Gideon despertó de sus cavilaciones y levanto la vista hacia Dipper.
- Estoy mejor que tu.
- No parece…-bromeó al chico, pero en cambio se hizo un silencio incómodo y sin quererlo la vista de Dipper cayó sobre el ojo del chico- Gideon…gracias por cuidar de Mabel.
Pero éste solo se encogió de hombros.
- Enserio gid-
- Está bien…-interrumpió el otro.
Dipper quería decir algo más, pero sabía que probablemente no seria para mejor. Habían pasado años y sin embargo el albino seguía enamorado de Mabel…. En el fondo él seguía siendo el mismo cretino egoísta de siempre, pero si algo había aprendido con los años es que el chico haría cualquier cosa por ella. El problema era que Mabel no gustaba de él y no lo haría nunca. Bueno, tampoco era culpa de nadie, las cosas eran así y punto, pero a veces, sólo a veces, sentía que tenía que decirle que diera vuelta esa página. Quizás era su experiencia con Wendy o como a veces bromeaba Mabel, le preocupaba porque se estaban haciendo amigos, pero fuese lo que fuese no le gustaba ver ese aire decaído en él cada vez que tenía cerca a su hermana, no era para nada sano.
- Creo que una semana es largo tiempo- habló por fin el albino.
- Tenemos que esperar a que el ambiente se humedezca…
- Mira mi ojo, estoy preocupado que uno de ellos haya sentido el olor de mi sangre…
- ¿Cómo pasó…?- preguntó, pero inmediatamente reformuló su pregunta- ¿a cuanta distancia estaban ellos de ustedes cuando paso?
- Más de 10 metros.
- Es mucho mas del rango que…
- No me importa eso, ellos se están multiplicando, son mejores cada vez…
- Es por eso que tenemos que hacer esto…si no quieres volver a la ciudad otra vez, está bien.
- Ese no es el problema Dipper, Mabel toma esto como si fuera una misión…
- ¿Y qué es lo que es? –pregunta sin ocultar su descontento. Dipper siempre supo que Gideon nunca estuvo de acuerdo con las incursiones en la ciudad y siempre las evitaba si tenía la oportunidad, creía que no valía la pena adentrarse a rescatar gente que no pedía ser salvada de Bill y compañía. Sin embargo, esta vez había venido porque nadie más del campamento podía acompañar a los gemelos a infiltrarse a la ciudad.
Gideon lo miro directamente frunciendo el ceño, incluso si dolía.
- Un día no podremos volver a la ciudad, y no creo que tu o tus estúpidos tíos sepan cuando pasara. Mabel debe quedarse en el campamento, y no me digas que ella está bien donde tu estés porque sé que has venido aquí sin ella cuando se supone estás haciendo trabajos de reconocimiento con los Corduroy. Tu también estas preocupado. Es una chica, una mujer y ella no es tan cuidadosa como para que los demás no noten…
- ¿Qué están discutiendo los dos?- Mabel apareció por el pasillo con los 5 niños tras de ella y de brazos cruzados.
- Nada-dijeron al unísono.
- No parecía nada.
- Gideon dijo que podríamos partir antes…No estoy de acuerdo.
- ¿Es cierto?
- Si Mabel, por como veo las cosas, lloverá pronto, y no será poco, creo que con eso será suficiente para perder a los dogos.
- Bien, no podían esperar a que terminara con los chicos. Creo que es algo que debemos hablar entre todos.
- Surgió de repente – dijo Gideon mosqueado- creo que voy a dormir un momento, si me disculpan.
- Adelante Gid –dijo Mabel- que descanses- deseo, pero Gideon solo le sonrió en respuesta cuando paso junto a ella.
- No quieres partir antes.
- No ¿Tu sí?
- No lo sé, ellos parecen estar bien…
- Porque lo están, pero no quiero
- Correr más riesgos, lo sé. Dipper Hemos hecho esto ciento de veces, vamos a estar bien. No vas a darte cuenta cuando estemos de vuelta por más chicos.
Entonces Dipper supo que ella los había oído- Mabel,
-No me corte el cabello por nada Dipper – espetó. Ella ya no tenía ese cabello castaño largo que siempre la había caracterizado y en lugar de eso usaba la gorra desteñida de Dipper, sobre los cortos mechones castaños. Todo para parecer muchos más a un varón que una mujer.
-no se trata de eso Mabel, Gideon tiene razón, un día ya no podremos volver, y entonces.
-No ocurrirá nada de lo que piensan. ¿No has pensado que para cuando ese día llegue posiblemente ni siquiera logremos entrar? Wendy y sus hermanos hacen un buen trabajo vigilando los movimientos de los demonios en la frontera.
-No se trata de eso...
-¿Entonces?
-Mabel soy tu hermano, eres mi hermana…Siempre voy a estar preocupado.
-Lo sé, pero somos un equipo. Nadie va a cambiar eso.
-Claro que no, pero necesito que seas cuidadosa, mi pierna ya está mejor, pero no sé si pueda protegerte si algo sucede.
-dip soy la gemela alfa, puedo cuidarme sola al mismo tiempo que cuido de ti- dijo orgullosa.
-Muy bien gemela alfa, no te importara entonces llevar algo de mi bolso cuando nos vayamos
- uUGh, bueno tal vez tu chaqueta.
Dipper sonrió-Ok, vamos al guardar esto con el resto de las cosas.
-cierto…¿De verdad estaremos bien solo con eso?
-Sí, Ford solo necesita más que nada las herramientas que conseguimos nuestro segundo día aquí, lo demás era sólo si teníamos el tiempo y la oportunidad.
-Estará contento entonces, conseguí todo lo de la lista.
-¿incluyendo la sal?
-Sip y un juego de naipes.
-¿Dónde obtuv…? Espero que el ojo de Gideon no sea porque te volviste loca robando cosas del mercado. No sacamos tanto dinero cuando vendimos el par de aros de oro al
menschvogel.
-pfff…fue porque me atraparon haciendo trampa con los dados, ya sabes el par de gemelos del tío stan… El tipo se puso furioso y se formó toda una pelea, pero Gideon saltó en frente de mí cuando uno de esos mastodontes quiso golpearme el rostro.
- ¡apostaste el dinero que teníamos!
-Aumente el dinero que teníamos –corrigió con tranquilidad- el que no apuesta no gana.
- ¿Mabel tienes idea de lo peligroso que fue todo eso? No puedes molestarte con nosotros si luego no queremos traerte aquí- dijo escandalizado.
- Tú siempre dices lo mismo, pero son mis jugadas las que hacen que cumplamos con nuestras metas en la ciudad. Tu nunca quieres hacer nada y
- ¿Por qué están peleando? –dijo uno de los niños
Los gemelos se miraron dudosos sobre que decir.
- Tía Mabel y yo estamos discutiendo sobre las compras del mercado.
- No nos gustan los gritos –dijo el menor de ellos escondido tras los otros niños.
-Oh cariño, lo siento mucho, nosotros a veces discutimos, pero luego siempre solucionamos todo…
-Si chicos, pelamos a veces pero luego estamos bien- confirmó Dipper.
-Mi mamá siempre decía eso - dijo el mismo niño y luego se fue al salón.
-Dipper…
-Tranquila hablaré con el –entonces comenzó a caminar hacia la sala, pero a medio camino se detuvo – más tarde discutiremos eso…
Tres días después, las esperadas lluvias por fin habían caído sobre la ciudad. El problema es que estaba cayendo más agua de la que habían intuido que caería. El repicar de la lluvia se oía en el exterior aunque ya no con tanta intensidad como en la mañana, y mientras tanto los gemelos y Gideon se encontraban en la sala, preparando los bolsos y las mochilas que cada uno llevaría la próxima semana cuando por fin abandonaran la ciudad. Gracias a Mabel todos tendrían que llevar un bulto incluyendo los niños, pues así podrían repartir mejor el peso de las cosas.
Mabel estaba en una esquina con una aguja reforzando los fondos de los bolsos, pues el viaje seria largo y el camino estaría más escarpado producto de la erosión de las lluvias. Por su parte, Dipper y Gideon estaban repartiendo el peso de las cosas en tres montones grandes para ellos, mientras que los niños llevarían lo más liviano como las chaquetas, las vendas selladas en paquetes de papel, entre otras cosas.
-ustedes revisaron los zapatos de Hunter? –Dijo Mabel de pronto- creo que están algo viejos…
-Están bien –dijo Gideon- en el sótano había algo de pegamento, ehmm neopren, cerro bastante bien, y le di un refuerzo a los bordes de las suelas de los demás chicos. Dipper también los revisó
- Si…-confirmó Dipper y luego murmuró- creo que puedo llevar esto también.
-Chicos, sus bultos se ven más grandes que el mío.
- Eso es porque tú estarás a cargo de Ron, Maximiliano y Miner, si alguno se cansa muy pronto, y probablemente será Miner, tendrás que ayudarlo con sus cosas.
-me parece- dijo con un tono serio que sólo saco una sonrisa a Dipper.
-No puedo creer que estés siendo tan rencorosa con nosotros – pero Mabel ni siquiera lo miró un instante- ¿Dónde está la Mabel que conozco?
-Se quedó en el campamento con el súper gancho que rompiste….
Dipper entonces la miró con incredulidad. Eso había pasado hace meses. Esto era serio, ella realmente estaba molesta con ellos.
-Mabel ya te dije que lo sentía, que es lo que quieres.
-Lo siento Dipper, pero yo no lo lamento- dijo Gideon para disgusto de Dipper- Mabel, me duele decirlo pequeña, pero todo lo que dije es cierto.
-Lo sé. Pero no soporto despertar cada mañana pensando en todas las cosas que nunca podré hacer por culpa de Bill, no quiero que el siga arrastrando mi vida de esa manera, me quita las ganas de vivir. ..
-Mabel
-No, ustedes no lo entienden, pero esto es lo que él desea, que perdamos todas nuestras esperanzas y vivamos esta pesadilla como si fuera nuestra vida.
-Pero es lo que es.
-No Dipper, el nos quitó nuestra vida, pero no va a robarnos la libertad. Y eso significa que haré todo lo que crea correcto sin importar qué….Gideon –llamó - eres mi amigo, pero hace mucho decidí que no escaparía de la realidad nunca más, y eso significa que debo enfrentarme a ella con todo lo que tengo- dice esbozando una sonrisa conciliadora esperando por una respuesta, pero Gideon ni siquiera se molesto en ver su rostro y en lugar de ello se fue del salón en silencio.
-Mabel, no vayas con él, va estar bien –dijo Dipper cuando vio que ella dejaba el bolso y la aguja a un lado con expresión preocupada.
-Pero…
-Mabel, ¿recuerdas cuando teníamos 15 años?…No fue hace mucho, pero han habido grandes cambios desde entonces. Creo que Gideon se está sintiendo abrumado y molesto y, diablos es la adolescencia. La peor edad del mundo, cuando sientes que todo el mundo tiene que hacer lo que dices aunque sólo tengas una pisca de razón. Deja que las cosas se enfríen, y estará bien en un momento…
-¿De verdad crees que sólo sean las hormonas?
-Claro que sí. No tengo que recordarte la pelea que tuviste con candy a los 16 por un pañuelo…
-Oh lo recordaste…tienes razón, el estará bien…-dice, pero por su rostro es claro que no está del todo convencida.
Es de noche y los altoparlantes vuelven a advertir el toque de queda en la ciudad, pero esta vez sus voces parecen acuosas pues siguen mojados aunque la lluvia ha amainado hasta volverse una simple llovizna. Mientras tanto, Dipper está bajando por las espaleras trayendo consigo una barra de metal embarrada con lodo, un trapo viejo y grueso, y un martillo.
-¿Cómo está afuera?
-Lleno de agua y barro, pero la sonda se enterró casi 5 centímetros en la tierra sin dificultad y luego tuve que forzarla con el martillo, como sea, obtuve la muestra que necesitaba del geosmin.
-No entiendo para que necesitabas salir a sacar tierra...
-El geosmin es un subproducto orgánico excretado por Streptomyces coelicolor, las colonias se multiplican en la tierra en las áreas de mayor concentración de agua, por lo que cuando salgamos por fín de la ciudad, y tengamos que decidir entre qué camino tomar, este identificador de partículas nos dirá hacia donde está la mayor concentración de geosmin, en teoría debería decirnos hacia donde se encuentran las áreas con mayor probabilidad de hacer deslaves….
Mabel lo observaba fijamente, un gesto que Dipper interpretó como una señal de que no había entendido lo que dijo, aunque la verdad es que ella había dejado de escuchar en cuanto dijo la palabra geosmin.
- Es un rastreador de aludes…-dijo un poco frustrado.
-oh claro, genial…No tenías que darme todo un sermón de tus ñoño cosas para decirme eso- enseguida se retira hacia la sala, pues debía preparar la cena.
Pronto todos se reunieron en el gran salón junto a Mabel que se encontraba hirviendo agua de lluvia sobre una olla vieja, apoyada en tres cocinillas individuales hechas con latas de refrescos y vodka. El olor se filtraba por todo el cuarto, pero esto no les preocupaba en absoluto, la zona estaba llena de familias, repartidas en los distintos edificios al azar, y era común que se utilizaran distintos tipos de licores para preparar los alimentos, así que si un Dogo pasaba por la zona no le llamaría la atención, ellos básicamente sólo se preocupaban por aquellas personas que disidieran salir de sus hogares por la noche. Otra cosa era los Ojos alados que durante el día se llevaban a cualquiera que resultara sospechoso.
Cuando el agua hirvió, cambio la olla pequeña con el agua recién hervida por otra más grande que tenía ya agua cocida y filtraba, y la dejó calentarse hasta que comenzó a burbujear, luego diluyó 2 pastillas de sopa en ella para enseguida agregar un puñado de arroz.
-La cena estará lista en 20 minutos o menos- índico mientras revolvía-. Sobre la mesa de café hay paños humedecidos con agua, quiero esas manos limpias –dijo a los niños que comenzaron a limpiarse inmediatamente.
-No entiendo como lo hace- dijo Gideon, pues los chicos hacían cada una de las cosas que Mabel les pedía como pequeños soldados. Sin mencionar que siempre se ponían de su parte cuando surgía una discusión entre ellos.
-Es el efecto Mabel…Un arma adorable y peligrosa…
-tienes razón, ella podría liderar un ejército y sacarte de la cadena de mando…
Dipper boqueo, pero decidió que no respondería a lo último que dijo Gideon-
-Creo que como general nos haría a todos usar tapas de botella, y cristales pulidos como insignias de guerra- sinceramente no sabía como abordar al chico, pero creyó que era mejor ignorar toda su antipatía.
-Estoy deseando que pase- Dipper lo miro un instante pero en cuanto observó el expresión de Gideon se dio cuenta de que estaba bromeando, muy a su manera, pero al menos su ánimo estaba mejorando por alguna razón, pero fuese lo que fuese, algo estaba cambiando, quizás estaba intentando olvidarse de Mabel.
Dipper, observó a todos los chicos dormir alrededor de Mabel quien tenía abrasado al pequeño Miner que apenas había cumplido 5 años la semana pasada. El no sabía porque, pero cada vez que observaba a su hermana así, sentía una mezcla de ternura y felicidad. Ella tenía razón, incluso si nunca lograban detener a bill, porque aunque él ya les había arrebatado muchas cosas, no podría quitarles su humanidad y su libertad. Además, no había otro momento en sus vidas en que pudiera ver a Mabel dormir con tanta tranquilidad. Paradójicamente en el refugio, donde estaban seguros completamente, ella siempre tenía pesadillas, pero cuando volvían a la ciudad y lograban sacar a los niños antes de ser contaminados por el germen de rareza de bill, ella descansaba profundamente con una sonrisa en los labios.
- Buenas noches.
- Buenas noches Señor pines –dijo Miner apenas levantando la cabeza para mirarlo, a lo que Dipper sonrió de vuelta. Ese niño era increíblemente inocente, a pesar de todo, incluso a pesar de haber vivido tan cerca de la fábrica de rarezas.
Gideon fue el único que no durmió con los demás, pues le había tocado hacer la primera guardia. Por una vez, todo estaba en absoluto silencio, y podía pensar sin preocuparse de que nadie estuviera atento a los gestos de su rostro.
Se mantuvo observando alternativamente a ambos gemelos Pines, intrigado por la facilidad con que se adaptaban a todas las situaciones. El no podía hacerlo, y sabía que esa parte de él nunca cambiaría. A diferencia de ellos, no estaba de acuerdo con poner sus vidas en peligro por un grupo de niños, para el bastaba con la gente que ya había en el campamento, no necesitaban más bocas que alimentar, es más, el solo hecho de que los Pines se atrevieran a entrar a una ciudad dominada por los esbirros de Bill, aunque fuera sólo para obtener herramientas e implementos que en la naturaleza no conseguirían jamás, era en si mismo peligroso, una declaración de guerra. Por una vez, habían logrado que los demonios dejaran de perseguirlos, pero Dipper y Mabel siempre estaban aventurándose contra el sistema de Bill, y ahora habían doblado la apuesto al comenzar a llevarse algo más valioso que los suministros del mercado negro o mas peligroso que una estafa en un juego de dados contra los dueños de la licorería, y eso era los niños elegidos para ser inoculados con el germen de la rareza.
Gideon no sabía que era peor, pisar el interior de esas maestranzas o que se llevaran consigo tanto chicos como fuera posible de ellas. El germen de la rareza era un concentrado de la rareza de Bill, usada para contaminar los cuerpos de los traidores (humanos sometidos voluntariamente a los demonios), o al menos aquellos que no eran inmunes a ella. Nadie sabía porque, pero existían personas que no podían transformar su humanidad aunque lo aceptaban voluntariamente, incluso si se ahogaban en la rareza, sus cuerpos no cambiaban. Él mismo era inmune, así como Ford, Stan, Soos, Wendy y otros tantos que vivían en el campamento, pero estos niños eran escogidos porque sus cuerpos además de aceptar el germen, su transformación podía ser manipulada por los esbirros de Bill para que fueran "Funcionales", como un Dogo o los tritones piramidales del océano.
Una vez que eran identificados, eran llevados a la fábrica de rarezas para encerrarlos a todos juntos en distintas jaulas de vidrio. Saber cuántos chicos entraban y cuantos salían, era quizás el único procedimiento que todavía se llevaba a cabo con responsabilidad en ese lugar, pero no todos los infectados por la rareza estaban realmente comprometidos con Pyrónica y mucho menos con su trabajo, pues bastaba apenas un poco de tabaco natural, canela y oro para que estos desaparecieran durante un día y a una hora precisa para que los gemelos hicieran lo propio. Del papel y los números era un trámite que sólo les preocupaba cada trimestre cuando pyrónica tenía que informar sobre el total de inoculaciones efectuadas en la fábrica.
No había una edad fija para que los niños sean llevados desde las jaulas al laboratorio donde finalmente eran inoculados con el germen, pero tras varias incursiones, los gemelos descubrieron que esto ocurría sólo cuando los chicos entraban en la pubertad. Dipper y Ford creían que esto tenia que ver con los cambios del metabolismo humano que se generaban a esta edad para iniciar el crecimiento y desarrollo necesario para alcanzar la adultez. Chicos como Hudson, llegaban a las maestranzas en cuanto eran identificados sin importar la edad, bastaba con que no dependieran de una madre o nodriza para subsistir, así que nadie se extrañaba si alguno no sobrevivía a las condiciones de hacinamiento y nunca nadie exigía cuerpos ni se revisaba el crematorio situado al final de las instalaciones.
Pyrónica era bastante astuta, pero su ego era lo suficientemente alto como para haber dejado de revisar las instalaciones tras pasar años sin que hubiera fugas o intentos de huídas por parte de los niños. Eso había permitido a los gemelos infiltrarse a través del sistema de alcantarillas deshabilitado hasta llegar a la recámara situada en la bodega principal. Por desgracia, la negligencia de los operadores y la precariedad de los recipientes donde era almacenada la rareza, hacía que existieran fugas constantes que contaminaba el agua y corría las paredes de concreto, filtrándose hasta las jaulas donde tenían encerrados a los niños
Cuando Dipper y Mabel llegaban a través de los conductos de las instalaciones, primero debían hacer un filtro entre los chicos, porque aquellos que se habían contaminado accidentalmente producto de las fugas, debían quedarse a terminar el proceso. Por así decirlo, el germen era muy inestable y podía hacer que estos chicos infectados mutaran con cualquier cosa viva que tocaran, lo que incluía insectos, y a veces también objetos inanimados. Esto era lo más difícil de todo, porque debían dejar atrás a muchos niños contaminados que sólo querían irse de allí.
Gideon odiaba esos llantos, el agua tornasolada y todo lo que ahí existía... El no podía hacer lo que ellos, tomar esa clase de decisiones y también…También se odiaba a sí mismo por eso, a medida que iba creciendo se daba cuenta de que tan egoísta podía llegar a ser, y que a diferencia de los gemelos, el no tenía coraje, aunque sí una pizca de temeridad, una que únicamente salía a flote por Mabel, y hasta hace unos años atrás, surgía también por el odio que les tuvo alguna vez a los hombres Pines.
Por eso le gustaba hacer guardia por las noches, pues así, en medio de esa soledad, podía pensar con libertad que no era parte de ellos y podía alimentar esas ganas que tenía de partir lejos de Mabel y su bondad y lejos de Dipper y su determinación. Dicho lugar estaba profundo en sus memorias, muy cerca del mundo que conoció antes de Bill y el nuevo orden.
"Mi Mabel" pensó medio adormilado cuando la oyó reír en sueños. Por un momento cerró sus ojos, pero al abrirlos, todo su cuerpo se paralizó, pestañeo una vez, y entonces pudo respirar. Durante un instante creyó ver que toda la piel de miner se había vuelto de un color negro profundo y húmedo, pero fue tan fugaz que apenas pudo formarse una imagen mental de ello. Miró el reloj y presionó el botón del costado para que se encendiera la luz de la pequeña linterna.
"Cielos…cielos…" se decía, mientras observaba al chico dormir estando completamente normal. "Estoy cansado, eso es todo, no hay forma de que esté contaminado, tú mismo lo comprobaste luego de que Dipper lo hiciera…Respira Gideon, es sólo el sueño" se decía, pero cuando termino su turno, no fue capaz de dormirse hasta muy entrada la noche.
Espero que les haya gustado, aunque creo que este Gideon, quedo algo diferente...Y mabel es un algo como una versión Femenina de Stan...
Ojala dejen reviews comentando, sugerencias, estoy abierta a cualquier cosa...
Nos vemos!
