¡Hola! Como algunos que leyeron la historia de 100 años, les dije que iba a empezar a escribir esta historia, espero que les guste y que me dejen saber lo que opinan.

SPOILERS! Esta historia esta situada en FMA Brotherhood, si ya vieron el primer anime y van a ver es segundo hay demasiados spoilers! Al igual que si están apenas empezando a ver Brotherhood.

Sin más los dejo con el fic, que lo disfruten :)


-¿Puedes contarme la historia una vez más?

-¿Otra vez?- pregunte asombrada.

-Sí, es que… me gusta escuchar la historia es tan…

-¿Maravillosa?- completé

-¡Sí! ¡Maravillosa!

-Está bien…- dije mientras me sentaba al borde de la cama- Tenía 18 años y Victoria trataba de vengarse de Edward a través de mí, por lo que creo un ejército de neófitos para atacarme, así que estábamos acampando en una montaña y Edward me preguntó acerca de mis 10 noches favoritas, yo le respondí y cuando fue su turno de responder él incluyo la noche en la que había aceptado ser su esposa, pero lo hizo a propósito para que Jacob escuchara (ya que se encontraba afuera de la tienda de campaña, pero yo no lo sabía) y yo me di cuenta cuando escuché un aullido, por lo que decidí salir a buscarlo, Edward me siguió y trató de traerlo de vuelta…


-¿Quieres que intente traerlo de vuelta para que puedas hablar con él? Todavía queda un poco de tiempo- susurró Edward, con la voz ahogada por la agonía.

Asentí contra su pecho, sin valor para mirarlo a la cara.

-Quédate cerca de la tienda. Volveré pronto.

Un nuevo sollozo irrumpió en mi pecho. Hoy estaba haciéndole daño a todo el mundo. ¿Acaso debía perjudicar a todo aquel que tocara?

Con estos pensamientos empecé a caminar hacia donde estaba el campamento.

Tenía la mirada gacha, viendo como mis botas se hundían sobre la nieve.

¿Acaso debía de sufrir tanto Jacob por mí? ¿Por qué las cosas no podían ser menos complicadas?

Una ráfaga de viento rozó mis mejillas, haciendo que levantara mi mirada.

Y fue cuando me di cuenta.

Nunca me había dirigido hacia el campamento, al contrario, me encontraba dando vueltas sin sentido y había terminado perdida.

Mientras caminaba había comenzado otra tormenta igual a la de la noche anterior, apenas estaba comenzando, si no me daba prisa y encontraba el campamento terminaría congelada.

¿Qué debo de hacer? Si sigo caminando tratando de encontrar el camino de regreso al campamento hay una alta posibilidad de que termine aún más perdida.

Así que decidí que lo más inteligente que podía hacer era esperar a que Edward rastreara mi aroma y con suerte me encontraría.

Me quede parada en el lugar que estaba y observe como lo que había comenzado por una pequeña ventisca ahora era de otra dimensión.

El aire iba y venía mientras copos de nieve caían, haciendo imposible que viera algo a mí alrededor.

Mis manos se estaban comenzando a entumir. Hacía demasiado frío.

-E-Edwa-ard…- susurré.

¿Por qué se tardaba tanto? ¿Podría Edward encontrarme? ¿Las esencias de las personas se borraban con una ventisca al igual que lo hacían con una lluvia? Un escalofrío (que no era a causa de la ventisca) me recorrió de los pies a la cabeza al pensar en esa posibilidad.

No, me dije, Edward va a encontrar la manera de encontrarme.

Empecé a frotarme las manos para que entraran en calor, lo cual fue un intento fallido, ya que sentí que se me empezaron a entumecer aún más, al igual que mis pies, ya no sentí que se movieran los dedos de mis pies.

Edward pensé con angustia.

Volví a frotar una vez más mis manos, entonces una mano atrapó una de mis manos. Por un momento sentí un gran pánico y me preparé para gritar, pero me di cuenta de que la mano que me sostenía era tan fría como el hielo.

Suspiré aliviada.

-E-Edwa-ward n-no m-me asu-suste-tes d-de e-esa ma-mane-nera-ra- le dije con alegría.

Entonces se acercó más a mi rostro y me percate de dos cosas.

La primera: la mano que me agarraba no era tan grande como la de Edward, al contrario, era pequeña y delicada, como la de una mujer.

De la segunda cosa me di cuenta cuando se encontraba a centímetros de mi cara. Tenía el cabello largo, enredado, y era… pelirrojo.

-V-Vic-to-to-ria…- susurré con un pánico que nunca había experimentado en mi vida y con la piel a flor de gallina.

-Hola Bella- me saludó con su voz de soprano-, vas a ver cómo nos divertimos.

Y entonces algo muy duro golpeó mi cabeza. Todo se volvió obscuro.


Sentí un agudo dolor en la parte trasera de mi cabeza, cerré con fuerza los párpados y poco a poco comencé a abrirlos.

¿Qué pasó? ¿Dónde estoy?

Un flash de recuerdos asaltó mi mente.

¡Victoria!

Quise mover mi mano hacia mi cara y me di cuenta de que me encontraba sentada en una silla, con mis manos y piernas amarradas.

Volteé mi cabeza y me di cuenta de que me encontraba en un cuarto pequeño, sin mucha iluminación. Agache mi cabeza y lo que vi me dejo perpleja.

Debajo de mi habían unos dibujos muy extraños, era un círculo enorme con varías cosas escritas en un idioma que no conocía, y yo me encontraba justo en el centro de ese gran dibujo.

Traté de moverme, pero no conseguía más que lastimarme mis muñecas y tobillos; en uno de mis intentos moví tanto la silla que terminé cayéndome por mi lado izquierdo.

Alice, pensé en ella.

Si Alice lograba tener una visión mía, me vendrían a buscar, ¿cierto? ¿Y si su en su visión viera lo que yo veo? Entonces no sabría dónde encontrarme, ¡ni yo misma sabía dónde estaba!

Mis ojos me empezaron a picar y empecé a ver borroso.

¡Todo había sido mi culpa!

Si le hubiera dicho a Jacob que me iba a casar con Edward nada de esto hubiera pasado, no habría salido a buscarlo, Edward no hubiera ido a detenerlo, no me hubiera perdido… ¡todo era mi culpa!

Mis lamentos fueron interrumpidos por el sonido de una puerta abriéndose. Levanté mi mirada y justamente venía entrando Victoria con un montón de frascos en sus brazos.

-¡Vaya! Pero si ya despertó la Bella Durmiente- dijo con sorna.

-¿D-Dónde estoy?- le pregunté, aunque en mi voz se escuchaba todo el miedo que le tenía.

-No te lo puedo decir Bellita, no queremos que tus queridos Cullen vengan a salvarte- decía mientras me daba la espalada y vaciaba algunas sustancias en unas probetas.

-¿Cuánto tiempo ha pasado?

-No demasiado, apenas un par de horas, pero estoy segura que tu familia está muy ocupada exterminando a los neófitos que creé, además de que los Vulturis los mantendrán ocupados un rato.

-¿Los Vulturis?

-Eso no te importa-me contesto fulminándome con la mirada-, muy pronto ya no te encontrarás aquí así que… mejor que te vayas olvidando de todo esto.

-¿Irme? ¿A dónde me voy a ir?- le pregunté mientras otro escalofrío me recorría.

-A un lugar demasiado lejos, tan lejos que no podrás regresar con tu Edward.

Victoria tenía veneno en su boca.

-Creí que me ibas a matar…

De pronto y por la forma en lo que lo había dicho, el morir sonaba mejor que irme a otro lugar.

-Y lo iba a hacer- dijo mientras revisaba los dibujos en el piso-, pero me di cuenta que matarte iba a ser muy fácil y, por experiencia, cuando tu pareja muere tu sabes que ya no existe, sin embargo es más doloroso cuando sabes que sigue viviendo pero que nunca va a poder regresar contigo.

-¿A qué te refieres?- no estaba segura de querer escuchar la respuesta.

Pero en vez de contestarme, me dijo:

-Hace muchos años conocí a un hombre con la sangre más dulce que jamás haya olido en toda mi existencia –la tua cantante pensé-, era tan dulce su sangre que, por un tiempo, preferí disfrutar de su aroma en vez de beberla, durante ese tiempo aprendí demasiado de ese hombre. ¿Crees en la alquimia?- me pregunto mientras levantaba la silla en la que me encontraba y la reacomodaba.

¿Alquimia? ¿Qué tiene que ver la alquimia en todo esto?

Ella no espero ninguna respuesta de mi parte.

-Bueno, pues yo no creía en ella, pero al parecer este hombre sí, él decía que venía de un mundo donde la alquimia era real, decía que en ese mundo necesitabas un círculo de transmutación para poder practicarla. Nadie le creía, pero yo sentía curiosidad. Pasaron los años y él intentaba buscar una manera para crear alquimia en este mundo y regresar a su mundo. Un día dijo que había encontrado la manera de regresar a su mundo, nadie asistió a verlo, pues o tachaban de loco, pero yo acudí. Tenía un círculo dibujado igual a este – señalo el círculo que se encontraba a mis pies-, y se encontraba en el centro del círculo –como yo- y dijo que si se sacaba sangre y después hacía alquimia sobre el círculo podría regresar a su mundo, lamentablemente nunca supe si su teoría era cierta, ya que cuando se cortó para que le saliera sangre no pude controlarme y…- me dio una mirada significante mientras se acercaba a mí y me dijo -lo mate.

Di un grito ahogado mientras apartaba mi mirada para otro lado.

No era que me sorprendiera que lo haya matado, pero por un momento pensé que le tuvo aprecio a un ser humano.

Sentí como se apartaba de mi lado y al siguiente momento estaba sosteniendo unos libros.

-Todo lo que está aquí es su investigación- me dijo-, después de matarlo revise sus cosas y encontré todo lo que él sabía, así que decidí guardarlo, uno nunca sabe cuándo necesitará algo así- me guiño un ojo, como si fuéramos las mejores amigas del mundo.

Camino lentamente hacía el lugar donde había dejado las probetas que antes cargaba y me señalo una que contenía un líquido rojo borgoña.

-Y esto… es sangre.

-¿Sangre?- pregunté, ¿para qué iba a querer Victoria sangre guardada cuando podía ir a cazar y conseguirla? A menos que…

Cuando me di cuenta de sus intenciones jadeé e intenté desesperadamente soltarme de la silla, empecé a moverme y la silla se movía conmigo, estaba a punto de volverme a caer, pero Victoria me atrapo antes de caer.

-¿No creías que ese humano era muy estúpido o, si? Era demasiado listo que dejo muestras de sangre por si su teoría era cierta y alguien más decidía acompañarlo, pero como te digo, yo fui la única que se enteró. Ahora – dijo mientras sacaba un encendedor de una de las bolsas de sus pantalones-, tenemos que borrar la evidencia.

Y quemó el libro donde venía toda la investigación, para después lanzarlo contra las probetas. El fuego era abrazador y empezaba a haber demasiado humo, tanto que empecé a toser.

Una vez que todo estuvo consumido sacó un extintor y apagó las llamas.

Seguí tosiendo hasta que sentí que mis pulmones estaban libres de humo.

-¿Qué te parece si comprobamos la teoría?

Y dicho esto vació sobre el círculo la sangre que se encontraba en la probeta y puso sus manos sobre el extremo del círculo.

Escuché la risa histérica de Victoria mientras sentía como si alguien me arrastrará a otro lugar.

Todo a mi alrededor era blanco, tan blanco que me lastimaban los ojos, frente a mi había una puerta gigante, con dos grandes columnas a cada uno de sus lados y por encima un pequeño techo, todo tenía un estilo muy barroco, pero la puerta era sencilla, era de piedra y tenía una ranura en su centro.

Vi cómo se abría la puerta y de ella salían unos tentáculos.

Comencé a gritar y a forcejear otra vez, tenía mucho miedo.

Los tentáculos tomaron mi silla y la arrastraron adentro de esa puerta, yo cerré los ojos, pero sentí una gran ráfaga de viento azotar en todo mi cuerpo, la sensación se parecía mucho a cuando Edward corría conmigo en su espalda.

Abrí de golpe los ojos y lo último que recuerdo es haber caído de lado sobre el pasto.


¿Qué les pareció? ¿Les gustaría que el próximo capítulo fuera un Edward Cullen POV para que sepan que estaba pasando? Si es así déjenmelo saber :)

La parte de la puerta está inspirada en el primer anime de FMA, cuando Hohenheim viaja a nuestro mundo.

Bueno, espero que les haya gustado el fic y si es así los reviews siempre son bienvenidos.

Espero actualizar una vez a la semana (ya que estoy muy ocupada por la escuela), pero procuraré que sean o los sábados o los domingos.

Nos leemos pronto!

Cullen n masen.