Los personajes no me pertenecen son de la propiedad de The Vampire Diaries, Lj Smith.


La noche era oscura, una tormenta se cernía sobre sus cabezas, la lluvia los amenazaba constantemente pero la pareja seguía corriendo campo a través, como si no hubiese un mañana o importase lo más mínimo si se mojaban o no, la morocha fue la primera en apartarse el pelo, ya sentía en las puntas la humedad del clima pero no tenía importancia, el rubio a su lado bufó no por agotamiento ni por sentirse mal por el tiempo sino por lo que estaban haciendo.

Stefan.

Y Elena.

Stefan corría agarrado de Elena, tiraba de ella con demasiada fuerza ¿o era al revés? como fuese estaban yendo juntos cogidos de la mano al rescate de la única persona que los mantenía firmemente unidos de: Damon.

Después de meses de desesperación donde la sangre, el dolor, las lágrimas se mezclaban en una sola cosa por fin podían sonreír. O por lo menos fingir una sonrisa porque no todo estaba dicho. Elena se adelantó con paso firme y fue ella ahora la que tiraba de Stefan, un leve apretón de mano, que a cualquier ser humano le hubiese costado un hueso roto, pero siendo vampiros eso era casi imposible, tiró de él con todas sus fuerzas, atravesaron la empanada donde los demás los esperaban igual o más nerviosos aún.

Stefan Salvatore no había sido el mismo desde la muerte de su hermano Damon el pasado verano, habían pasado, todos por un momento de desesperación donde ninguno aceptaba lo más evidente, que ni Damon y Bonnie iban a volver, Stefan tendría que ser el más cuerdo, tenía muchos más años y había sufrido más pérdidas que ninguno pero lo que los demás no sabían es que aunque Stefan había aprendido a superar todas esas muertas era debido a su apoyo incondicional, podría haber dicho en muchas ocasiones que Damon era un desastre, un monstruo sin humanidad, puede que nunca se atreviese a decir que siendo un monstruo o todas esas cosas él siempre lo había visto como un muro donde apoyarse, donde llorar sin ser descubierto, Stefan siempre había tenido a su hermano para él, pasase lo que pasase, y esos meses solo le hizo darse cuenta, reafirmarse en que no puede vivir sin su hermano, por eso arriesgó su vida buscando a una de las brujas más poderosas: Ollivietta. Le había costado meses encontrarla y ganarse su confianza otras tantas semanas de pelea, donde se había partido más de un hueso y había escupido más de un litro de sangre, pero ahí estaban todos, él por fin había conseguido darles un poco de esperanza.

Damon iba a volver. Era cuestión de segundos, en muy poco tiempo Damon estaría allí con su típica sonrisa burlona, riéndose tal vez del comportamiento infantil que habían tenido todos o de que él era el insuperable y por eso todos estaban allí. Sonrió, quería eso, quería a su hermano allí riéndose de todos, abrazándolo o ayudando a Elena a recuperar las ganas de vivir.

Como sea, necesitaban a Damon si o si.

Dieron una última carrera, y allí estaban todos: Caroline, Tyler, Liv, Luke, Alaric, Matt, Jeremy, Liz... todos luchando por lo que querían: recuperar la normalidad.