l. Lo más importante
Todo ha cambiado.
Su presencia, su voz, su actitud, su mirada.
Todo cambio.
Es como si alguien, un maldito sujeto hubiese llegado y arrancado de mi lado a él, y lo suplantara con un cascarón vacío, uno que sabe como me llamo, uno que tiene el mismo tick que mi amigo, un cascarón que habla como él, pero sólo es eso ya que se tratara de una persona completamente diferente de con la que yo solía pasar largas horas y días enteros, sin siquiera sentir el transcurso de ellos.
No recuerdo cuando fue la ultima vez que hable con él de la misma manera que solíamos hacerlo.
Mucho menos recuerdo cuando fue que desapareció el brillo inocente de sus ojos.
Mi cabeza da mil vueltas buscando el instante o ¿Por que no? Las posibles palabras que le pude haber dicho de una manera inconsciente para ocasionar ese cambio tan abrupto en él. Quizá las palabras que hicieron cambiar a Kaneki fue el inocente:
«Rindete, ella no esta a tu alcance...»
Pero, aunque eso hubiera sido el detonante, ahora no tendría mucho sentido. Ya que lo consiguió, mi buen amigo logró tener una cita con su anhelada chica.
Con su perfecta Kamishiro Rize.
Aunque su salida con ella no resultó del todo bien, (no es que mis citas hayan sido mejores que las de él) al menos tengo la reconfortante satisfacción que la dama no había muerto en ninguna de ellas; así es, la joven Rize pereció en la cita que tuvo con Kaneki, desconozco como a un constructor se le pudo olvidar revisar si las vigas estaban bien sujetas, ya que ese insignificante descuido por parte del hombre término con la vida de la joven y como último acto de bondad de ella, los doctores le arrebataron sus órganos, logrando así salvar a mi amigo.
Su estancia en el hospital me fue eterna. Claro que iba a visitarlo pero para mi buena o mala suerte, siempre que iba lo encontraba plácidamente durmiendo en su cama.
Quería hablar con él.
Preguntarle como se sentía.
Jugarle una que otra broma.
Saber si la hamburguesa que le deje con la enfermera, le gustó.
Reírme de su fresca y enorme cicatriz que le había quedado del trasplante, pero tampoco era como si quisiera interrumpir su descanso.
«Sera luego. Ya tendremos todo el tiempo del mundo para charlar...»
Constantemente me lo repetía para evitar moverlo. Al fin de cuentas así sería o ¿no? Todo regresaría a ser como era o eso esperaba.
El día de su alta llegó, al saberlo me puse eufórico. Tenía tanto de que contarle , tanto porque preguntarle.
Para celebrar su regreso tuve la grandiosa idea de invitarlo a nuestro pedazo de Nirvana* en la tierra. Ya tenía todo planeado. El día, la hora e inclusive había pensado muy seriamente en pagar por él. Para mi suerte tenía un dinero extra, mi plan era perfecto. Ahora tan sólo quedaba enviarle un texto dándole conocimiento de ello.
Lo envíe.
Aceptó.
Mi éxtasis estaba al tope al verlo de nuevo y esta vez no se encontraba descansando en la cama del hospital, si no a unos pocos metros de mí.
«Kaneki, cuanto tiempo sin saber de ti.»
Y ahí estaba él, frente mío a unos cuantos metros de distancia. Aún así pude percatarme el estado en el que se encontraba. Su tonalidad había disminuido llegando a verse pálido, su masa corporal también había decaído. Podría apostar que ha perdido varios kilos, sin mencionar que parecía estar confundido. Quizás era mi imaginación. Ignore aquello y le hable entusiasmado.
-¡Hey! ¡Luces muy bien! ¡Apresúrate!-De mi boca solté un inocente cumplido, a decir verdad no recuerdo porque lo hice. Tan sólo salió.
-Bienvenidos.- Nos recibió un bella chica, con una resplandeciente sonrisa en su rostro. Dándonos la bienvenida a nuestro lugar predilecto.
-¡Traeme dos hamburguesas grandes! Oh y en la mía quiero huevo frito.- Hice nuestro pedido a la vez que la joven y atractiva camarera tomaba nota de mis palabras.
Así es, nuestro Nirvana es en realidad un restaurante. Uno en el que Kaneki y yo amámos sus hamburguesas más que otra cosa en este mundo. Sin mencionar que en Big girl hay montones de chicas lindas para tomar nuestras ordenes.
En resumen siempre que había una ocasión en especial, él y yo venimos aqui sin dudarlo. Y esta por supuesto era la ocasión. Celebramos el alta del hospital de mi Kaneki.
Comenzamos hablar sobre el enorme atrevimiento que tuvo el doctor al haberle trasplantado los órganos de una chica desconocida al cuerpo de mi buen amigo.
-De verdad que tu doctor tomó decisiones difíciles, en los programas no se hablaba de otra cosa.-Dije, con notoria sorpresa en mis palabras.
-Sí, ellos dijeron que era un problema realizar un trasplante sin el consentimiento de la junta o de los familiares del donante.-Argumentaba Ken, como si aquello fuera de lo más normal. Nunca dejara de sorprenderme.
-Pero, ella no tenía ningún familiar ¿Cierto? ... Además que parecía estar realmente muerta cuando llegó al hospital.
Mierda, ahí estaban las palabras que quería evitar que salieran de mi boca. Ante mis palabras su rostro empalideció y no formaba gesto alguno.
-Lo siento, amigo.-Me disculpe rápido. Aún que no me sentía bien el hacerlo.
-No te preocupes, esta bien.
Vaya que su respuesta me sorprendió, no creí que le tomara tan poca importancia mis palabras. Tal vez y era mi imaginación. Él era el mismo de siempre.
Comencé una charla de una sola persona. Ya que Kaneki se encontraba sumergido en sus pensamientos. No pude evitar mirar hacia sus orbes grisáceos. Siempre me han gustado ver sus inmaculados ojos. Desde que lo conozco, logran transmitirme una enorme felicidad e inocencia. Siempre dando el mismo resultado en mí.
Que me pierda en ellos.
Eso es normal, ¿Cierto? Es decir: ¿No soy un raro al hacerlo? Entonces ¿Por qué siempre que hago esto me siento así?
Tan confundido.
Tan perdido.
Tan bien.
¿Acaso así también actúan los otros hombres con sus amigos?
No lo se, y para ser sincero tampoco me importa mucho las cosas que hagan los otros varones con sus amistades. Lo único bueno e importante aquí es que tengo a Kaneki frente mío y apesar de todo sigue siendo el mismo tipo feliz que a sido.
O eso creía ...
Observe a poca distancia a la joven mesera que había tomado nota de nuestro pedido. Seguía con una radiante sonrisa en su rostro, con ella traía las hamburguesas que hacia poco acabábamos de pedir. Que deliciosas lucían. Y cuanto apetito habían despertado en mi barriga.
La camarera colocó un plato de manera amable enfrente de él. Logre ver como un hilo de baba resbala de sus comisuras ¿Cuanta hambre tenía? Y aún así seguía sumergido en sus pensamientos. Vaya amigo tengo, nunca me cansare de él.
-Oye Kaneki, estas ignorando mi fascinante historia.-Dije con toda la intención de sacarlo de sus profundos pensares.
Lo logre, tras escuchar mis palabras volvió en si. Con su brazo izquierdo limpio la saliva que resbalaba de su boca.
-Te estoy escuchando Hide.-Trato de excusarse. Fallando rotundamente en ello.
-¡Seeh, claro!
-Gracias por la espera, provecho.-Dijo la bella mesera.
Kaneki no despegaba su mirada de la comida y al parecer no iba atacarla hasta que yo diera las gracias.
-Oh la comida ha llegado, bueno ¿Que estamos esperando? Tenemos hambre así que ... ¡A comer! ... ¡Gracias por la comida!
Quede inmutado ante su manera de actuar. Se encontraba tan quieto, tan inerte e inclusive podría decir que parecía asustado. No retiraba la mirada de la comida. ¿Que le pasa? Si tuviera un millón de dólares los pagaría, con tal de saber que es lo que lo agobia tanto.
-¿No estas comiendo...?
-Ah ... seeh...-Contestó sin darle importancia a su respuesta.
Levantó un bocado y lo llevó a su boca de forma suave y tranquila.
No me convenció del todo su manera de hablar ni la de actuar, trate de imitarle y no le di importancia a aquello. Le imite y lleve comida a mi cavidad bucal. Vaya que delicia era esa. Los jugos de la carne bañaban por completo a mis papilas gustativas, haciendo de ello un deleite para mi.
«Esperó que con esto se le suban los ánimos a Kaneki.»
-¡Delicioso!-Solte abrupta mente de mi boca.
-Oye Hide ¿Tu carne, esta bien cocida?-Soltó de forma calmada y lenta de su boca.
Me sorprendió algo su pregunta, Acaso ¿Le habrá tocado mal hecha su orden?
-¿Huh? Si, esta perfecta.
-Ya veo.
No le tome importancia al ver que de nuevo llevaba un trozo de comida a su boca. Abrió los ojos tan grandes que por un momento pensé que se le saldrían de la cuenca.
«Por fin se ha dado cuenta del delicioso sabor que posee este manjar...»
Le iba a preguntar algo sobre su estadía en el hospital pero, me interrumpió al ponerse de pie de manera abrupta.
«¿Que le sucede...?»
Colocó sus dos palmas sobre la mesa y comenzó a vomitar sobre ella.
«¡Que mierda..!»
Han pasado varios días desde aquella bochornosa situación en la que ambos estuvimos involucrados. En todo este tiempo Kaneki no ha asistido a la universidad, es raro en él. Siempre acude de manera puntual a todas y cada una de sus clases eso lo se bien. Ya que vamos en el mismo salón y de hecho él se sienta frente mío. En este tiempo que a estado ausente, me he podido percatar lo cuanto que me hace falta. Suena tonto ¿no?
Pero así es, su ausencia me a dejado un vacío. En varias ocasiones tuve en mente la idea de que probablemente me sentía sólo. Trate de llenar este hueco dentro mío con otros compañeros de clase. Hablaba con lindas chicas y con divertidos chicos todos los días. Ninguno de ellos me ayudó.
Ninguno pudo capturar mi atención para dejar de pensar en mi amigo.
«¿Que me sucede...?»
Debe de ser normal, después de todo él es mi único amigo. Y después de tantos años de amistad debe de ser de lo más común, el haber desarrollado un sentimiento de dependencia hacia él.
Aún así hay algo que no me queda muy en claro:
¿Por que cada que pienso en Ken, el golpeteo de mi corazón aumenta?
¿Esto es normal?
No lo sé y no quiero saberlo. Me aterra estar pensando de manera diferente de Kaneki.
Me puse una meta en claro. Iré ha su casa para visitarlo y así aclarar mi mente, al verlo me sentiré mucho mejor.
«Quizás sea eso y nada más.»
Aprovechando que iba a visitarlo opte por llevarle una de sus hamburguesas favoritas y otras tantas golosinas más. Al estar frente a la puerta de su departamento, de nuevo mi corazón comenzaba a moverse de manera violenta contra mi pecho.
-¿Que mierda es esto?
No pude llamar a la puerta de Kaneki, tan sólo me límite a dejarle lo que le había comprando colgando del picaporte de ella. Seguía con esa intriga en mi cabeza dando vueltas una y otra y otra vez. Necesitaba verlo y saber que con eso me calmaría.
Me levante de mi cama, tome mi celular a la vez que buscaba su nombre en la agenda, lo encontré.
Por unos momentos lo observe, quede paralizado no sabía si marcarle o no. Vaya en que encrucijada me encontraba. Me armé de valor y oprimi el botón de marcado.
*Brrrr... Brrrrr... Brrrr...*
En repetidas ocasiones se escuchó el sonar de su móvil, hasta que...
-El número que usted ha marcado no se encuentra en servicio. Por favor después del tono deje un mensaje.-Se escuchó el típico mensaje de la contestadora automática.
«Rayos y ¿Ahora que?..Bueno... ¿Porque no?..»
*Biiip*
Se escuchó el sonido avisando que comenzaba a grabar.
-Oye Kaneki ¿Como te sientes? ...¿Por que no has venido a clases?.. Si .. Si quieres ver mis apuntes de historia asiática te los puedo llevar a tu departamento ... Aunque mi escritura es algo confusa, así que estarán difíciles de leer. Si los necesitas llámame o envíame un mensaje ... ¡Lo que sea! ... Por cierto ahora que lo recuerdo aquí hay una firma de autógrafos de ese tal Satsuki, si quieres podemos ir ... -¿Que acabó de decir? Si a mi ni siquiera me gustan sus libros.- Bueno.. Adiós.
Colgué, y de a poco fui despegando el celular de mi oreja. Quede pasmado al recordar cada palabra que había dicho hacia unos pocos momentos atrás.
«Si quieres ver mis apuntes de historia asiática te los puedo llevar a tu departamento ... Si quieres podemos ir...»
-jejeje.. ¿Desde cuando tomó apuntes de historia asiática? ... ¡Que idiota soy!
Agarre mi móvil con las dos manos, a la vez que lo estrujaba entre ellas. Lo aventé de forma violenta contra la pared a unos metros de mi.
Pude ver claramente como se destrozaba al chocar con ella.
Ya nada importa.
-¿Ahora como se va a poder comunicar conmigo?
El golpeteo contra mi pecho se hizo aún más fuerte y veloz que hace unos momentos. Tal vez me encuentro paranoico pero, podría jurar que se escuchaba el latir de mi corazón en toda la habitación.
-¿Por que siento esto? ... Y aún más importante .. ¿Por que me esta gustando esta extraña sensación?
-Aaah ... tendré que comprar un nuevo móvil.
Esa noche me fui a la cama temprano. Antes de las clases universitarias necesitaba pasar al centro comercial por un nuevo celular.
-¡Muchas gracias por su compra!-Esbozo de una forma gentil el vendedor que me atendió.
-¿Huh? ... No es nada.
Agarre la bolsa color azul celeste que tenía frente mío y de a poco me fui apartando del mostrador.
Aquel impulso de rabia me salió más caro de lo que pensaba, para mi suerte el sim no se había dañado. Lo coloque en mi nuevo móvil y ahí estaban todos y cada uno de mis contactos en la agenda del celular.
-Menos mal.-Dije para mis adentros
No pude evitar ver el nombre de Kaneki en la pantalla del nuevo móvil.
«¿Que estará haciendo..?»
No puedo sacar eso de mi cabeza. Soy su amigo por eso me preocupó tanto por él ¿No es así?
Como sea, en la tarde iré de nuevo a su departamento y esta vez si tocare a la puerta. Si no esta lo esperare.
Esperare hasta su llegada. Y esta vez de seguro dejare de sentirme tan mal.
Casi llegando a la universidad sentí un vibrar proveniente de mi bolsillo izquierdo. Me detuve en seco, para darme cuanta cual era el objeto que lo provocaba. Sin mucho vuelta recordé que ahí era donde había guardado mi móvil. Lo saque para ver el porque de ello. Grande fue mi sorpresa cuando vi la pantalla del celular.
*Llamada entrante de Kaneki*
«Vaya, por fin me marcas.»
Sin pensar mucho, atendí la llamada.
-¿Si? ¿Diga?-Trate de no demostrar asombro en mi voz, tal parece que resultó.
-¿Hide? ¿Eres tú?
-No se, ¿Quizás? Depende de quien lo este buscando.-Cuanto extrañaba molestarlo
-Hide, dejate de tus boberías. Necesitó que me prestes tus apuntes de historia oriental... ¿Podrias traerlos a mi departamento?
-Claro, Kaneki. Pasaré al finalizar las clases. Tu también deberías de asistir.
-Si, gracias.. Nos ve..
¡No! No quiero que termine la conversación antes de poder preguntarle algo.
-Espera ... ¿No crees que te has estado comportando de una forma extraña? ... ¿Que te pasa?-Termine de decir, esperando la valiosa respuesta a mis preguntas.
-Hide ... Hay cosas ... Que no se pueden decir tan a la ligera.-Decía de una forma cortante. Lo conozco de años como para saber que su voz se escuchaba de manera quebrada. Como si estuviera tratando de ahogar un llanto.
-¡Soy tu amigo, puedes decirme lo que sea ..!
-No.. No lo creó, esto es diferente. No creó que debas saberlo... Al igual siento que no me creerás.
-¡No digas estupideces! .. ¡Soy un amigo el cual siempre creerá en ti! ... ¡Lo haré sin importar que!-Lo dije sin pensar aunque, todas esas palabras son y seguirán siendo la verdad.
-Si de verdad te interesa la razón y crees que podrás soportarla te esperó en mi departamento por la tarde... Adiós.-Colgó.
«Vaya que amigo tan mas problemático tengo.»
La tarde de clases paso más rápido de lo que el joven se pudo imaginar.
Al sonar la alarma, anunciando el final de la última clase, el pelinaranja salió disparado en dirección del departamento de su único amigo.
Kaneki.
De nuevo se encontraba frente a la puerta, la misma que anteriormente no pudo golpear. Pero esta vez nada ni nadie lo detendría.
*Toc... Toc... Toc...*
Por fin pudo golpear las puerta frente suyo.
No esperó mucho a que Kaneki atendiera a su llamado. La abrió y ahí estaban, frente a frente sin decir palabra o hacer gesto alguno.
-¿Y bien Kaneki me dirás?-Vaya manera de romper el silencio de Hide. El joven tan impaciente como siempre.
-Lo sabrás ... a su tiempo.. Antes quiero que me contestes porque dijiste lo de hace un par de horas atrás.-Hablaba el joven pelinegro. Aquello diciéndolo de una manera gentil.
-No se bien a que te refieres, dije tantas cosas.-Decía el pelinaranja a la vez que subía los hombros para tratar de restarle importancia.
-Sabes muy bien a que me refiero ... Hide ..necesitó saberlo porque.. ¿¡Por que dijiste eso!?.-La intriga estaba matando al pobre Ken. Después de haber escuchado las palabras de su único y mejor amigo Hide.
Hacia horas que no se las podía sacar de la cabeza. Aquellas daban mil y una vueltas dentro de ella. Necesitaba saber la razón de el porque de ello.
¿Por que se lo dijo su único amigo?
El único que estuvo y estará para él cada que lo necesite.
El único que lo conoce como la palma de su mano.
El único que lo entendía a la perfección.
-¿Hide? Contesta, por favor. Necesitó saber el porque de tus palabras.-Kaneki quería saber el porque de ello.
De forma abrupta tomó los hombros de su amigo, para así sacudirlo de atrás hacia adelante. Una y otra vez y otra y otra. Necesitaba la respuesta, la necesitaba de manera desesperada. Y sin importar como se la sacaría.
Le sacaría aquello que tanto necesitaba.
Necesitaba saber que después de todo aún pertenecía a un lugar.
Que después de todo sus pesares, después de estar tan confuso todo este tiempo y al tener conocimiento de su condición como híbrido.
Necesitaba saber que aun no había perdido a su único y mejor amigo.
Ya que mientras Kaneki aún tenga de su lado a su querido y preciado Hide.
Todo estará bien, sin importar que.
-Es porque... Porque-El chico de cabellos naranjas no podía articular por completo su frase. Su nerviosismo se encontraba a flor de piel. Sin mencionar que nunca antes se había sentido así. Y si, aún seguía moviéndolo violentamente el híbrido.
-¡Necesitó que lo digas!... Por favor.. Tengo que saber.-Aquella última suplica la dijo apenas perceptible para el chico que se encontraba a pocos centímetros de él.
El joven híbrido aceptó que quizá y era verdad que se encontraba sólo. Al fin de cuentas no pertenecía ni al bando de los humanos ni el de los ghouls. Se encontraba entre ambos lados, y en ninguno de ellos existía lugar para el joven chico.
Quizá Yoshimura se había equivocado al decir que Kaneki era el único ser que tenía un lugar en los dos mundos.
Tal vez, no eran más que unas simples palabras de aliento. Tan sólo eso y nada más. Tal y como se había imaginado todo este tiempo que tuvo conocimiento de ser un híbrido.
Estaba y seguiría estando sólo. Pero aún así hay algo que el joven Ken tiene muy en claro y jamás lo olvidará, a pesar de las miles de confusiones que posee su tambaleante mente.
« Hide, tan sólo se que no quiero hacerte daño...Y eso ... lo recordaré por siempre ... sin dudar...»
Dejó de moverlo y justo cuando iba a retirarse resignado de no haber conseguido respuesta de su amigo.
Este lo tomó de la muñeca frenando su caminar y por fin comenzó a hablar.
-¡ES PORQUE ERES LA PERSONA MAS IMPORTANTE EN MI VIDA! ... ¡Y SIN IMPORTAR QUE, ESTARÉ POR SIEMPRE A TU LADO!..-Hablo tan fuerte que probablemente todos los vecinos a su alrededor pudieron escucharlo.
Y ahí estaba la respuesta que Hide y Kaneki habían estado buscando por todo este tiempo.
Por todo el tiempo que estuvieron tan confusos, casi al borde de la locura. El joven Nagachika había contestado a las cientos de preguntas que ambos chicos se habían estado planteado.
«Seguire viviendo... Después de todo, no estoy solo..»
Un pequeño pensamiento fugaz se apoderó de la cabeza del joven híbrido de cabellos oscuros. No pudo evitar soltar unas cuantas lágrimas de sus grisáceos orbes. Los que ahora volvían a poseer ese dulce brillo, que tanto extrañaba Hide.
Tantas preguntas, y sólo se necesitaba una respuesta.
Vaya ironía.
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Hola soy nueva en aquí y me gustaría saber si realmente lo hago bien. Por favor háganmelo saber. Bye!
