Summary : Odio, ya no sabía si era lo que sentía, quería sentirlo, quería olvidar y perder cualquier sensación de soledad… solo quería escapar y no volverlo a amar.
Regalo especial para Genesis Cullen Swan! Sabes que te quiero mucho Colega 3
y dedicado a todas ustedes niñas tan lindas que leen, saben que todo esto es por ustedes, son lo mejor del mundo 3
BELLA
Hija – levante la vista al escuchar la voz de mi padre y no pude evitar sonreír.
Papa – casi grite y solté las maletas para ir a abrasarlo.
Lo había extrañado tanto, tres años fuera de casa parecían haber sido siglos, tal vez se debía a que desde que era una niña no había salido de aquí, siempre había amado este lugar.
Estas preciosa hija, dime como fue vivir tanto tiempo en Sídney, lamento no haber ido a visitarte tan seguido cielo, pero no podía dejar el rancho solo, siempre estamos muy ocupados –comenzó a disculparse.
Sonreí – no te preocupes papa, entiendo muy bien, no recuerdas que he estado aquí toda mi vida, se perfectamente cómo funciona todo – respondí.
Mi padre era dueño de uno de los ranchos más grandes y productivos de todo Texas, el maíz que se cosechaba aquí se distribuía a muchas partes del mundo, yo adoraba todo lo relacionado con el, los hermosos sembradíos, los interminables campos, los caballos y los atardeceres.
Mire de nuevo la enorme casa, todo era tan familiar, tan mío, y lo había extrañado, Sídney era una ciudad hermosa, llena de gente, edificios y mil lugares a donde ir, pero no cambiaria este lugar por nada, mi madre había decorado la casa y a pesar de que ella había muerto hacía varios años, se sentía su presencia aquí.
Peter, sube las maletas de bella a su habitación – ordeno mi padre.
Ni siquiera me había percatado de la presencia del mayordomo, estaba absorta en mis recuerdos.
Ven cariño, María preparo una comida para ti – dijo alegre.
Mmm, esta todo delicioso María – dije en el comedor después de devorar prácticamente la deliciosa comida de María.
Gracias señorita bella – dijo ella satisfecha.
Hubiese dado lo que fuera por haberte llevado conmigo a Sídney, lo más rico que comía era en restaurantes 5 estrellas- comente – lo demás era un desastre – me queje.
Vez, te dije que no debías irte, ¿porque de todas las escuelas de administración?, tenias que irte al otro lado del mundo – refunfuño mi padre.
Papa, sabes que necesitaba alejarme un poco – dije un poco más seria.
Ellos se miraron y disimularon algo, yo intente no pensar en ello, porque aun dolía un poco.
María retiro los platos y vi a mi padre un poco pensativo – que sucede papa – pregunte.
Yo… solo es que – suspiro – no quise decirte nada antes, pero una plaga invadió nuestros sembradíos de maíz y con las heladas pasadas fue muy difícil recuperar gran parte de ellas – dijo con tristeza.
Papa, porque no me dijiste nada, hubiese vuelto a ayudarte – dije preocupada.
No cariño, además aun estamos trabajando muy duro, pero afortunadamente encontramos una solución –dijo más tranquilo.
Y cual fue – pregunte.
Lo vi dudar un poco – bueno, implementamos unos fertilizantes que recién han sido probados y estamos muy contentos con los resultados – sonrió.
Me alegra tanto, quien los a proveído, ¿el rancho de los newton?, ellos siempre tienen lo más nuevo – comente.
Em. no hija, esto lo ha provisto, el rancho cullen – concluyo.
Lo mire fijamente y mi corazón se detuvo cuando escuche ese apellido, intente disimular con una sonrisa, pero era mucho el daño que me causaba escucharlo.
Bella – me llamo mi padre.
Eh, si papa – levante la vista.
Estas bien – pregunto con precaución.
Si, solo quiero ir a ver los sembradíos un rato antes de que anochezca – dije poniéndome de pie.
Te acompaño – pregunto.
No papa, ve a descansar – dije y bese u mejilla.
Salí de la casa y el sol estaba ocultándose lentamente, mire el cielo pintado de naranja, respire profundamente, me preocupaba mucho poder perder todo esto, era el lugar más pacifico y hermoso del mundo.
Camine por entre los maizales por un pequeño sendero que me recordaba tanto a mi niñez, había crecido aquí, había sido muy feliz en este lugar, pero también había sido muy triste.
Llegue hasta el pequeño cuadro de cubierto de maleza, recordaba que cuando venia aquí lo mantenía completamente limpio, suspire al ver el columpio al centro y camine hacia él hasta que me senté.
Estar allí de nuevo me hizo remover cosas que creía si no estaban enterradas, por lo menos eran más aceptadas, comencé a mecerme y a esperar paciente mientras lo recuerdos me invadían.
Casi podía sentir sus manos sobre mi espalda empujándome con delicadeza, su risa ronca y fuerte que no clamaba, el sonido de sus botas sobre la arena cuando se acercaba a mí, su sonrisa hermosa y destructora, sus ojos hipnotizantés; por un momento me permití decir su nombre en mi mente una y mil veces.
Edward… Edward… Edward cullen.
Conocí a Edward desde que era una niña, sus padres al igual que los míos eran dueños de una rancho, pero este ganadero y estaba a poco más de un kilometro de distancia del nuestro, nuestros padres eran muy buenos amigos, siempre estaban juntos en fiestas o en reuniones, Edward era 5 años mayor que yo, pero eso no evito que fuéramos muy unidos casi toda nuestra niñez y adolescencia.
El era lindo, dulce y siempre pensaba en mi, era como el hermano mayor que nunca tuve… los padres de Edward murieron cuando el tenia 17, fue un terrible accidente y un golpe muy grande para todos, especialmente para Edward, el era muy joven y tenía que encargarse solo de un enorme negocio.
El capataz era de gran confianza de sus padres, se quedo a cargo 3 años mientras Edward fue a Londres a estudiar una licenciatura en negocios, yo me sentí muy triste y lo extrañe muchísimo, porque él era parte de mi, pero tuve que dejarlo ir, el no me olvido, enviaba cada mes una carta contándonos como estaba y lo mucho que extrañaba volver.
Cuando Edward regreso, yo era una señorita de 15 años, la mayor parte de mi cuerpo había desarrollado y había sido muy complaciente conmigo, dándome una belleza que cuando era niña jamás creí poseer, no sé si se trataba de que estaba en la edad más hormonal de una chica, pero en cuanto vi a Edward bajar de su elegante volvo me quede con la boca abierta, ya no era más el chico flacucho y lindo que recordaba corriendo tras de mí en los sembradíos.
Edward se había convertido en un hombre hecho y derecho, completamente guapo, su cuerpo estaba trabajado como si hubiera hecho horas de ejercicio y sus facciones eran más cuadradas y sexys.
Recuerdo perfectamente la sonrisa ladina que me regalo y como corrí a sus brazos, nos quedamos ahí por minutos, era tan maravilloso sentirlo de nuevo junto a mí.
No sabía si era mi imaginación o realmente Edward me miraba de una manera interesada y penetrante, durante los siguientes meses nuestra unión se hizo más solida, pero ya no eran los juegos de niños, Edward me invitaba a cenar a restaurantes elegantes, me llevaba al cine o me regalaba cosas, además nunca perdía la oportunidad de decirme lo hermosa que me veía.
El día de mi cumpleaños 16 no pedí ningún tipo de fiesta, papa me regalo un auto y estaba muy contenta con él; Edward me invito a cenar a su casa y como siempre acepte, me puse un vestido elegante y me arregle mucho, quería impresionarlo; desde que llegue me colmo de atenciones y detalles, el mismo había preparado la cena y estaba deliciosa, después del postre me miro fijamente y se puso de pie, yo lo seguí hasta la terraza donde nos esperaba una botella de vino, la descorcho y sirvió en dos copas.
Quiero brindar por tu cumpleaños, porque te has convertido en una hermosa y maravillosa mujer – dijo mirándome profundamente.
Sonrojada como estaba respondí – gracias, eres muy amable – dije como pude bebiendo un sorbo.
Me quito la copa y las dejo sobre la mesa – no es por amabilidad que lo digo – dijo serio mientras tomaba mi mano, su roce era electrizante para mí –bella, hemos estado tanto tiempo juntos, me conoces tanto o más que yo mismo, y eso me gusta… a tu lado no me siento solo – su voz era dulce.
Mi corazón palpitaba a mil por hora – Edward…
Shhh, déjame terminar por favor, bella… me harías el honor de ser mi novia – dijo sonriendo.
Deje de respirar y tuve un colapso interior, como era posible que me lo pidiera, debía ser un sueño.
Estoy esperando su respuesta señorita – dijo algo ansioso.
Apreté sus manos – claro que acepto, te quiero tanto Edward – dije mientras lo abrasaba.
Yo también te quiero bella – me apretó contra su pecho.
Nos miramos fijamente y cerramos la maravillosa promesa de estar juntos con un suave y dulce beso de amor, porque de ello estaba segura, amaba a Edward más que a nada en este mundo…
Un ruido llamo mi atención y Salí completamente de mis recuerdos, hacia mucho que no me permitía recordar todo eso, parecía tan lejano ahora, que no valía la pena recordarlo.
Me puse de pie y camine hacia donde se escuchaban las maquinas y la voces, no tuve que buscar mucho para ver varias camionetas y hombres trabajando, me acerque un poco mas y vi como esparcían un liquido sobre el suelo recién arado, seguramente eran los trabajos de reconstrucción de los que me había hablado mi padre.
Señor cullen, tome – grito una voz y en ese momento todos mis sentidos se agudizaron.
Gire lentamente y sentí como si estuviese viendo un espejismo, hacia tres años que no lo veía, pero en ese momento todo el tiempo parecía casi inexistente.
Edward estaba frente a una sección de sembradío con una pala en las manos, no llevaba puesta la camisa, por lo que tenía una vista completa de su impresionante torso y la flexión que remarcaban sus músculos cuando apaleaba, llevaba jeas obscuros llenos de tierra y botas vaqueras, estaba embobada mirándolo, estaba tan guapo, impresionante y sexy como siempre, su cabello cobrizo sobresalía sobre las orillas del sombrero y estaba sudado, tanto que su piel casi brillaba.
Mirarlo así, trajo a mi nuevo recuerdos, dolorosos e inolvidables recuerdos…
Edward y yo cumplíamos 2 años de ser novios oficialmente, había sido el tiempo más maravilloso de mi vida, era completamente feliz, Edward hizo un picnic en un área desierta de su rancho a la cual solo llegábamos nosotros para platicar y estar solos, degustamos comida deliciosa y platicamos por horas, no sé quien comenzó o como, pero nos besamos dulce y tiernamente primero, después subió un poco el tono y cuando nos dimos cuenta estábamos recostados sobre la manta y Edward estaba sobre mi cuerpo besándome y acariciándome con delicadeza, llevándome a lugares que nunca había conocido.
Yo nunca había estado con un hombre, Edward era al primero al que amaba y me sentía muy nerviosa, el me respetaba y quiso parar cuando se percato de lo lejos que estábamos yendo, pero no se lo permití, deseaba estar con él, entregarle algo tan puro, que fuera solo nuestro.
Fue tan maravilloso hacer el amor con Edward, sentí cosas que jamás imagine sentir, y nunca creí que pudiera ser un acto lleno de ternura y amor, Edward fue todo lo tierno que pudo, pero apasionado e intenso a la vez, cuando por fin fuimos uno solo nos miramos plagados de nuevos sentimientos, de tanta necesidad y ganas de saciarlas… llegamos juntos al cielo, en lo brazos del otro, con el campo, las mariposas y los arboles por testigo.
Reprimí ese recuerdo cuando sentí el dolor en mi pecho volver, estaba frente a él nuevamente y no quería deshacerme, todo eso era pasado, estaba enterrado y olvidado.
Wow Adam, ya viste la visitante que tenemos – dijo un campesino a otro mirándome embobado – que hermosa es – concluyo mientras el otro me miraba.
Edward los miro y después a mi dirección, sus ojos se conectaron con los míos y sentí que me estremecía, su rostro estaba lleno de sorpresa y un sentimiento que no pude descifrar, intenté sonreír lo mejor que pude pero me salió una especie de mueca.
Dejo caer la pala y se limpio las manos y el sudor, con pasos precavidos se acerco a 1 metro de donde yo estaba.
Hola – salude lo mas cortes que pude.
Hola bella – dijo con la voz ronca que amaba cuando decía mi nombre.
Mmm, mi padre me conto sobre los problemas, y tu estas aplicando el antídoto – dije lo primero que se me ocurrió.
Tosió – eh, si, fue una plaga muy mala, afortunadamente… pudimos, salvar, algo – dijo mientras me recorría con la mirada de arriba abajo.
Me alegra – dije sonriendo.
Si, has vuelto por eso – dijo con la voz un poco ansiosa.
Yo, en realidad, termine mi carrera y por eso regrese – comente.
Te quedaras, digo, no volverás a marcharte – pregunto.
No está en mis planes –asegure.
Y te fue bien en Australia?, digo estas casada…
No – dije absurdamente rápido – digo, aun no – concluí.
Sonrió – bueno, me alegra muchísimo que hayas vuelto – casi note su voz esperanzada.
Gracias, es bueno volver a casa – dije con una pisca de nostalgia.
Me miro fijamente y no sabía lo que intentaba, por mucho tiempo que pasara no olvidaba su mirada derretida, aquella que mostraba incluso cuando se sentía acorralado… un horrible recuerdo vino a mi mente y supe que tenía que alejarme de ahí,
Lo siento, debo irme – dije dándome la vuelta y dejándolo allí.
Bella, espera… - quizás sin pensarlo me tomo del brazos, mire su mano sobre este, estaba manchado de lodo, pero eso no fue lo que me importo, fue la descarga eléctrica que sentí, que me recorrió de haciéndome estremecerme.
Lo siento – dijo intentando limpiarme, pero aleje el brazo- no te preocupes, he estado más sucia que esto – le recordé.
Bella… por favor, acepta que vayamos a cenar o a tomar algo – soltó de pronto.
Casi me reí – lo siento Edward, no puedo – dije sin más.
Frunció el ceño – no hoy, mañana o durante la semana – pidió de nuevo.
Suspire – no podre, estaré ocupada ayudando a mi padre – evadí.
Bella, no me evadas así, mejor habla con la verdad – dijo de manera brusca.
De acuerdo – lo mire fijamente – Edward, no me interesa salir contigo – dije con seriedad.
Hizo una mueca de dolor que recompuso inmediatamente- nunca me escucharas verdad – gruño – nunca me dejaras explicarte que las cosas no fueron como crees, estabas segada por el odio entonces y sigue estándolo – sus ojos lucían incendiados – que vas a hacer Isabella, vas a huir de nuevo, vas a irte al otro lado del mundo para no hablarlo, vas a prohibirle a tu padre que me diga siquiera una dirección o un número de teléfono para hablarte – su voz era ronca.
Lo mire desafiante – escúchame Edward, yo solo me entrego una vez, sin reparos, sin medidas, doy todo de mi, pero no soporto las mentiras, ni los engaños – dije furiosa.
Demonios, nunca te engañe… te amaba bella, Dios te amo! – cas grito, atrayendo la atención de los empleados.
Cállate – dije molesta – tú no sabes que es amar, así que cállate – respondí mientras giraba y comenzaba a caminar.
¿Esta es tu última palabra? – dijo a mis espaldas.
Si, lo es – dije decidida.
No, para mí, de eso puede estar segura – dijo con la voz desafiante.
No quise grabar sus palabras en mi mente, no supe si corrí intentando borrar todo lo que había pasado, pero cuando pude darme cuenta de ello, estaba acostada sobre mi cama, hecha un ovillo, intentando contener el ardor de mis ojos y abrasando mí cuerpo que sentía se desintegraba en mil pedazos.
Había imaginado una y mil veces el momento en que me encontrara nuevamente con él, pero jamás creí que me desharía de esa manera, que al mirar sus ojos me perdería de tal manera, jamás imagine que se atreviera a decir que me amaba, después de todo lo que me había lastimado, como podía ser tan cínico e hipócrita.
Los recuerdos llegaron como cuchillas a mi corazón, por primera vez en mucho tiempo deje correr las lagrimas por mis mejillas y los recuerdos comerme por dentro.
Yo tenía 20 años y estaba estudiando mi cuarto semestre en la universidad, Edward se hacía cargo del rancho y estábamos mejor que nunca, éramos una pareja feliz, nos amábamos muchísimo, nos encantaba estar juntos en todo momento que nos era posible, el sexo era maravilloso desde que nos habíamos entregado por primera vez, no habíamos podido estar mucho tiempo sin amarnos.
Edward necesitaba ayuda en una parte del rancho, así que contrato a una administradora, su nombre era Jessica Stanley, desde la primera vez en que la vi, note el interés que demostraba con Edward, cada vez que la veía cerca, mirándolo, moría de celos, Edward siempre bromeaba al respecto y me decía que era una tontería que estuviese celosa, que él solo me amaba a mí, que yo era todo y más de lo que podría amar en una mujer, que no deseaba a otra mujer que no fuera yo.
Enamorada como estaba creía sus palabras y me decía que era una neurótica, que veía cosas donde no las había, pero mi percepción del amor, iba a cambiar en muy poco tiempo.
Estaba en casa cargada de trabajos de la universidad, tenía más de una semana que no veía a Edward, porque había estado muy ocupada, y Edward había salido de la ciudad un par de veces para ver a unos compradores.
Estaba en el estudio cuando recibí su llamada – bueno –conteste.
Bueno, sería si estuvieses aquí a mi lado amor – reconocí su dulce voz.
Mi amor, extrañe tanto oír tu voz- dije con sinceridad.
Sí, yo también, extraño tus ojos, tus labios y tu cuerpo junto al mío en mi cama –dijo suspirando.
Yo también… pero estoy muy ocupada ahora, aunque muera de ganas de verte- dije con tristeza.
Mi amor… necesito verte, solo un rato, te necesito mucho – dijo con la voz torturada, yo lo entendía por qué lo extrañaba de la misma forma.
Edward, no me hagas esto, tengo que entregar un trabajo muy importante – dije tentada.
Mmm, está bien, pero estaré aquí toda la noche, solo, con una botella de champagne, esperándote mi amor – dijo con voz sensual.
Debo irme cielo, porque si no, en menos de lo que piensas estaría entre tus brazos – dije ansiosa.
Ok preciosa, te veo mañana, te amo – dijo tristemente.
Adiós, te amo – dije mientras colgaba.
No pude concentrarte en el trabajo, dos horas después había terminado y no tenia sueño, solo pensaba en estar con Edward, besarlo y recostarme sobre su pecho.
Salí sin hacer ruido y conduje hasta su casa, me estacione y baje, Martin su capataz estaba cerrando los establos – hola, buenas noches señorita Swan – saludo con amabilidad.
Hola, esta Edward – pregunte.
Si, ceno y subió a su habitación, hace como una hora – me informo.
Iré a verlo – comente.
Hasta luego – se despidió.
Subí las escaleras ansiosa, quería sorprenderlo, lo extrañaba tanto y lo necesitaba.
Cuando llegue a la puerta de su habitación estaba cerrada, pero Edward jamás ponía seguro, es escuchaban ruidos dentro, así que supuse que Edward estaba despierto y entre.
Eres maravillosa – escuche la voz de Edward decir.
Y tú también lo eres – dijo una voz femenina entrecortada.
Sentía que el corazón me dejaba de latir, y mis piernas caminaron por impulso propio, cuando estuve frente a la cama sentí que me moría…
