Edward's Lullaby

Me senté lentamente en la silla de piano, abrí la caja y acaricie suavemente sus teclas, temiendo poder destrozar alguna e inclusive borrar las huellas que había en las teclas, tú habías sido su ultimo ocupante, el último que las había presionado y temía borrar ese recuerdo.

Aún recuerdo con claridad el día que te fuiste…

Flash Back-

De verdad debes ir- pregunte con la voz quebrada

Sí, pero no será por mucho, solo debo resolver algo, volveré muy pronto me dijiste con tu voz aterciopelada.

No quiero que te vayas-supliqué

Lo sé, pero debo de-y así terminaste la discusión.

Me podrías hacer un último favor-mi voz se resquebrajó

Está bien-dijiste rendido –que deseas.

Podrías tocar algo para mí- dije muy esperanzada

Me sonreíste en ese momento y me guiaste al piano, te sentaste y comenzaste a tocar mi nana, pero habías algo en la canción que nunca había sentido jamás, esta vez la tocabas con mucho amor, como si fuera la última vez que la tocabas. Yo cerré mis ojos y me deje llevar por la música. Cuando terminaste me diste un beso y luego apareció ante mí un hermoso ramo de rosas blancas, yo sonreí y me dijiste-Volveré antes que la última rosa se marchite. Y con esta promesa te marchaste sin saber que nunca volverías a mí.

Fin del flash back.-

Recordando este momento comencé a presionar las teclas del piano delicadamente y así comenzaron a emerger las primeras notas de una pieza totalmente desconocida hasta para mí. Primero comencé despacio, con temor, cerré mis ojos y comencé a recordar todos los maravillosos momentos que pasamos juntos mientras la pieza avanzaba. Recordé nuestro primer encuentro, nuestro primer beso, el viaje a Volterra, cuando me pediste matrimonio y nuestro matrimonio. La canción se volvía lenta algunas veces, otras mas rápida con tonalidades bajas y altas.

Durante este tiempo no abrí los ojos. Hubo momentos en la canción en los cuales recordaba como pasaba el tiempo desde que te fuiste, como pasé estos tres meses aguardando tu regreso y como se fueron marchitando una a una las rosas que me regalaste. Había pasado este tiempo aferrándome a tu recuerdo sin poder morir, y sabía que tenía una inmortal vida por delante. Pero gustosamente la rechazaría por tenerte aquí a mi lado, en eso sentí como algo húmedo recorría mi mejilla, una lagrima, pero como era esto posible se suponía que nosotros los vampiros no podíamos llorar, era que acaso el amor podía hasta con las leyendas, no lo sabía. De pronto mis dedos comenzaron a disminuir su velocidad, llegaba el final. El mismo que acababa con esta melodía había acabado con nosotros. Me recosté sobre las teclas y cerré mis ojos al mismo tiempo que escuchaba como se caía el último pétalo marchito de la única rosa que quedaba y luego no escuché más. Y así con mis ojos cerrados te vi aparecer, tus brazos fuertes me cargaron como cuando era frágil, como cuando era humana y me llevaste a ese lugar al que te habías marchado para no volver jamás.

Fin