Hola :D este es un pequeño cuento que escribí para la primera edición del concurso "Cuentos de la grieta" para el grupo Wardianes de la grieta, y resulté una de las ganadoras. Gracias por pasarse.
SI TE LO PIDIERA.
—Jhin, ¿me asesinarías si te lo pidiera?
La cautelosa voz de aquella dama con la que se encontraba bailando al ritmo de una pieza de Chopin. ("Nocturne, sencillamente fantástica. Ven aquí." Le había dicho antes de tomar sus manos y tomar la posición de baile.) Retumbó en sus oídos, logrando captar la atención del susodicho.
Dieron uno, dos, tres giros a través de todo el recibidor y acto seguido la mujer de finos cabellos quedó colgando de los brazos de Jhin. Ambos, se miraron por un par de segundos y la música era el único sonido que reinaba dentro de aquel lugar de mármol y vaya a saber qué otro tipo de material.
Alto, seductor y elegante. Así lo podría describir y no cabía duda de que su bella compañera estaba profundamente enamorada de él. Siempre siguiéndolo y así mismo tratando de conseguir una mínima pizca de cariño proveniente de él. En cambio, Jhin no tenía siquiera tiempo de pensar en brindarle cariño a alguien cuando sus deseos de ver sangre correr y revivir el silencio que yacía en un cuerpo después del cuarto disparo era aún mayor. Lo hacía sentir vivo, su respiración se tornaba entrecortada y una necesidad de tomar su arma lo invadía. Si ella accedía y le daba el permiso de tomar su cuerpo de forma que él pudiera revivir sus sentimientos tal vez podría aprender a amar, sólo sí…
—Puedo ser tu musa— sus manos se colocaron sobre la máscara que ella misma había hecho para él. Levantándola y dando un casto beso en sus labios, sonriéndole de la forma más cariñosa posible.
Jhin no sintió nada.
Jamás podría.
La respiración de Jhin se agitó mientras abría la puerta de la casa. Moviéndose sigilosamente y tomando su arma delicadamente. Sabía que algo pasaba, las luces estaban apagadas y el silencio no era un calificativo para el hogar de su musa.
Jhin, soy tu musa, ¿cierto?
Uno. La puerta de su habitación.
¿Algún día me amarás?
Dos. Entreabierta. Un hombre de pie.
Puedes disparar.
Tres. Sangre sobre sus pies. Una mujer en el suelo.
Las veces que tu quieras.
—Khada Jhin. Esperaba tu visita— Vestido de negro, las cuchillas a ambos lados de su cuerpo. Había escuchado un poco de él. Un distinguido alumno del templo de Kusho. Lamentable.
Levantando el arma. Silencio.
Cuatro. Cerca del corazón, no, que sea dolorosa. Que le duela siquiera haber tocado a su propiedad.
Jhin, ¿me asesinarías si te lo pidiera?
