De cosas que enduzan la vida será un conjunto de drabbles, viñetas y oneshots inspirados en canciones, imágenes (que iré poniendo en mi perfil) y conceptos. ¡Las sugerencias de canciones/imágenes/conceptos y parejas son más que bienvenidas! Sólo pido que se trate de cosas felices. Ya saben, hasta un grinch como yo necesita dosis extras de serotonina.

¡Cometí un error fatal por ignorancia! Si bien empleé una canción que es muy rítmica y suena bonita, ¡para nada! Mi error por no buscar una traducción antes de lanzarme a escribir (Ensemble (Juntos) de Coeur de Pirate no es otra tonta canción de amor), pero puede rescatarse el ritmo para esta historia. Les prometo que no volverá a suceder. Inauguro con Jurato porque Ahiru-san me dio la idea de iniciar este conjunto sanador de cosas bonitas. ¡Gracias por interesarse en leer!


De cosas que endulzan la vida

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I: Esos extraños conjuntos

[Takato/Juri – 1000 palabras]

Canción: Ensemble – Cœur de Pirate

Summary: Con los años, pasaron muchas cosas. Cosas por separado y cosas en conjunto. Pero a todos los que sabían de la historia, les gustaba. Nadie trataba de hacerle adaptaciones a otros formatos y era lo mejor de todo.

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Una vez, le preguntaron qué le gustaba de Juri, si era incapaz de llamarla por su nombre de pila. A veces, se decía a sí mismo que era respeto, pero otras, siendo un poco severo consigo, reconocía un deje de cobardía. ¿Qué le gustaba de ella, exactamente? Su trato inicial se debatía entre dulzura y ser mordaz, le hacía ver sus errores y sonreía tan fresca como un comercial de verano. Sus sentimientos eran terriblemente obvios para todo el mundo, salvo para ella. O eso, o pretendía ignorarlo.

¿Qué le gustaba de ella? Podrían ser sus manos, su sonrisa, su voz cuando pronunciaba su nombre casi cantando cada sílaba, o todo en ella o algo que ni siquiera todos los científicos, sociólogos y teólogos del mundo podrían encontrar. Juri era diferente a todas las chicas que conoció a lo largo de su vida. Y cuando tuvo el valor de decir sus sentimientos en voz alta… ¡con los años se lo ha tomado hasta con humor! Con los años, pasaron muchas cosas. Cosas por separado y cosas en conjunto. Hoy, mira al pasado con una sonrisa nostálgica y un par de manos de piel pálida que le ordenan el cabello o le acomodan el mandil.

La vida los separó un par de años, no del todo, pero lo suficiente como para que ambos olvidaran algunas cosas por algunos años. Por A o por B, comenzaron a frecuentar a otras personas y a llenarse de felicidad a medias. La vida los volvió a juntar en una situación tan inverosímil que ambos hoy se ríen, Takato disimula, pero Juri se ríe a carcajadas. Todo por un perro que lo tiró al piso y provocó que ella tirara su paraguas. Suerte que en Tokio llueve mucho en junio. También fue la primera vez que él la llamó por su nombre y a Juri el corazón casi le explotó de alegría.

Estudiaban en institutos diferentes, pero se veían a diario tras las clases, hablaban de lo humano, lo digital y lo divino y recordaban lo triste y lo feliz. A veces, uno terminaba llorando y el otro acababa contagiado al rato después o se arreglaba todo entre risas y un gasto extra en dulces.

Se pusieron de novios en el último año, una semana antes de los finales. A Takato le fue mal y Juri se sintió desorientada sobre su futuro y sobre su vida y sobre todo. A Takato le tocó consolar y le tocó comprender, Juri supo agradecer con los gestos y con el cuerpo. Antes de la mayoría de edad, se habían vuelto un ejemplo de relación sólida, de esas que arrancan suspiros y llenan páginas de libros llenos de romanticismo rosa. Él no era un caballero en una brillante armadura y ella menos una damisela en apuros, pero a todos los que sabían de la historia, les gustaba. Nadie trataba de hacerle adaptaciones a otros formatos y era lo mejor de todo.

Y ahora, tiempo después, son, serán tres. La vida siguió presentando escenarios alegres y escenarios tristes, él le halló sentido al trabajo heredado, ella encontró una nueva vocación. Y les fue bien, él lo sabe al tocar la pancita y hablarle al pequeño que se niega a decir si es un él o una ella y tratar de persuadirle de que se deje ver. Ella lo sabe al tener que limpiarle la harina que acaba sobre su nariz o en sus mejillas. No viven una vida lujosa, pero a los dos les gusta, tienen lo que necesitan y les va bien.

A Juri le preguntaron, en su despedida de soltera, que qué era lo que le gustaba de Takato. Ella, sonriendo, se encogió de hombros, alzó la zurda en donde estaba su anillo de compromiso y cerró los ojos, ampliando la sonrisa.

—Me gusta porque me gusto más cuando me mira y me dice que me ama. Me gusta todo él, simplemente. Lo amo porque nos volvemos mejores versiones de nosotros mismos al estar juntos, las personas buenas pueden ser fuertes, él es mi héroe y me ha salvado de mil maneras y sé que él lo haría de mil formas más. Es mi complemento, mi compañero del alma. Lo amo porque sí y punto.

Miki pensó que las copas se le fueron a la cabeza, Ruki supo la verdad y se encogió de hombros, acariciándole la cabeza, mientras Juri le alcanzaba su daiquiri, alegando que ya no bebería más esa noche.

Antes de casarse, en el altar, Jenrya le preguntó a Takato si acaso estaba seguro de lo que hacía. A Jenrya se le hacía una locura que cualquier ser humano se casara antes de los veinticinco, incluso si esos eran sus amigos, sobre todo porque eran sus amigos. Es que él no sabía de las mujeres complejamente simples, no sabía que él era de la minoría de hombres difíciles. Pero Takato no, Matsuda era ridículamente sencillo.

—Me quiero casar con ella, la he querido desde siempre y la quiero acompañar hasta que cualquiera de los dos se vaya primero. Y mucho tiempo más. Incluso, si este tiempo no basta, la buscaría en otras vidas hasta dar con ella, lo mismo si renace ella en Fiyi y yo en Rusia. Así de seguro estoy de casarme con Juri —Jenrya asintió, contento de verle seguro a muerte de una resolución, le recordaba al Matsuda de diez años que conoció hace mucho tiempo atrás.

Ella era su conjunto de cosas favoritas, la chica a la cual podía querer del modo más casto y más sexual posible, ¡todo al mismo tiempo! La lista de razones para desposarla era interminable. Le gustaba cómo el nombre de ella reverberaba con tanta dulzura y naturalidad de su boca, simplemente todo de ella, hasta las cosas que la gente suele rechazar en todo el mundo.

Ambos dos son un conjunto un poquito extraño, él es un poco tímido socialmente y ella tiende a abstraerse en cosas sin sentido, pero así se aman, así son felices.

(1)


La narración es completamente intencional, quería lograr ese ritmo de lectura y esa estructura. Si es confuso o parece redactado por mi sobrina de cuatro años, me disculpo (?).
En realidad, no. ¡Sólo me queda agradecerles! No sé qué suba, pero prometo que este será un conjunto muy feliz. (En realidad sí lo sé, hehe)
Y, reitero, mis agradecimientos a Ahiru-san por animarme a escribir este conjunto tras una concienzuda charla sobre corazones rotos y verle el lado amable a las cosas.

Carrie.