Podía escuchar mi respiración, mi corazón latiendo, el sol coloreando mi piel, el olor a tierra mojada. Por un momento imaginé que mi vida no había cambiado, al abrir la puerta el olor a café recién hecho inundaría mis pulmones, escucharía a mi padre preguntándole impaciente a mi madre si había visto las llaves del coche, disfrutaría de la sonrisa de ella, del cariño que se profesaban al besarse antes de separarse. Discutiría con Jeremy por estar tanto tiempo dentro del baño. Escribiría en mi diario las dudas que surgían con Matt, entrenaría con las animadoras, sería una adolescente corriente. Pero todo cambió aquella noche en el puente Wickery, aquel día en el que vi por primera vez a Stefan, el día en el que decidí seguir adelante con el mundo sobrenatural que me había rodeado, todo volvió a cambiar ayer.

Abrí los ojos y lo primero que vi fue el vestido negro que me pondría para el funeral de Jenna. Sentía las lágrimas secas en mis mejillas, tenía un dolor de cabeza horroroso y no había podido dormir, el grito de ella se había asentado en mi cabeza, torturándome. Abrí la puerta de mi habitación, no olía a café, la casa estaba sumergida en un completo silencio, bajé la escalera agarrada bien fuerte al pasamano temiendo caer de cansancio, vi mi reflejo en un espejo, parecía diez veces mayor. Me sobresalté al ver el cuerpo de un hombre tirado en el sofá, me acerqué y el olor a alcohol llegó hasta lo más profundo de mí ser. Era Alaric, había conseguido dormirse gracias a la ayuda de su botella de whiskey, mejor dicho sus botellas. Me senté en frente de él, estaba dormido y aun así en su rostro se podía leer el dolor, cogí una de las botellas y le pegué un trago, no volví a hacerlo, ese líquido había arrasado mi esófago. El móvil de Alaric comenzó a sonar, gruñó algo que no pude alcanzar a oír y lo tiró sobre la mesa, comenzó a abrir los ojos lentamente, intenté sonreír para que no se asustase por mi rostro cansado y envejecido. En cuanto se percató de mi presencia intentó ponerse recto.

-No te preocupes, ha sido una mala noche para todos - no me miró, ni habló- deberías ducharte el…el funeral es a las diez, tenemos una hora.

Sin decir una palabra se levantó pero nada más apoyar los pies sobre el suelo se balanceó y perdió el equilibrio, conseguí atraparlo, apestaba a alcohol. Le ayudé a llegar al baño. Alaric representaba todo lo que yo estaba pasando por dentro, pero tenía que ser fuerte por Jer, lo conseguí cuando perdí a mis padres y ahora debía seguir siendo así. Era lo único que le quedaba.

Dejé que el agua de la ducha se mezclara con mis lágrimas, intentaba no recordar nada de lo que pasó pero las imágenes se habían grabado en mi cabeza, me empezaba a faltar el aire, la garganta me ardía, caí sobre mi cama y lloré. Lo siguiente que recuerdo fue unos golpes en mi puerta.

-Elena llegaremos tarde como…- al entrar en mi habitación Alaric apartó la mirada de golpe y se dirigió apresuradamente al baño, cogió un toalla y me rodeó con ella- vas a coger frío- las palabras salieron atropelladas de su boca. En cuanto nuestras miradas se cruzaron no hizo falta hablar, además ambos sabíamos que a Alaric no se le daban muy bien las palabras en este tipo de situaciones. Hundí mi cara en su pecho y lloré en silencio, me desperté recostada sobre él.

-Llegaremos tarde.

-Hablé con Jeremy y le dije que sería mejor dejarlo para mañana- me contestó con voz ronca. Se incorporó pero no me soltó- Creo que me quedaré aquí unos días, es lo mejor para Jeremy y para ti.

Se levantó y me dijo que prepararía la cena. Estaba más tranquila Ric nos protegería, aún tenía un clavo al que agarrarme, alguien que me ayudaría a levantarme. Miré mi reflejo en el espejo y fue cuando me di cuenta de que me había dormido encima de Alaric con una simple toalla de baño.

Al bajar Jer estaba sentado en la encimera en cuanto me vio se abalanzó sobre mí. Yo debía ser la que tendría que estar tranquilizándolo y no al revés, supongo que él ya no era el Jeremy de hace un año. Estaba cansado así que se fue a dormir. Encendí la cafetera, necesitaba café.

-No, no puedes tomar café- Alaric me arrebató la taza.

-Pero…

-Mañana tienes que madrugar, si tomas café no dormirás y volverá a pasar lo de hoy.

-Respecto a eso, Ric me gustaría darte las gracias. No creas que estoy tan mal, es que llevaba tiempo acumulando todo y lo he soltado contigo.

-Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea, no hace falta que te hagas la fuerte delante de mi.- intenté ignorar ese comentario, Alaric me conocía mejor de lo que pensaba

-¿Se sabe algo de Stefan?

-Nada. Damon se ha ido siguiendo un rastro de cadáveres. No te preocupes por él, Damon sabe cuidarse, estará bien.

-Con Klaus cerca nadie puede estar bien. Aún no me hago a la idea de que Jenna no volverá, se nota tanto su ausencia… Si no fuera por ti y por Jer, realmente sois lo único que me queda. Gracias por quedarte, no habría tenido el valor de pedírtelo.

-Tienes esa fea costumbre, afrontarlo todo tú sola, quieres dar esa imagen de chica fuerte pero por dentro el dolor te come. Tú y yo nos parecemos, solo que yo si tengo con quien compartir mis penas.- cogió otra botella de whiskey, ni si quiera sé de dónde las sacaba.

- Deberías replantearte dejar el alcohol, el olor es repulsivo- él sonrió- Yo te ayudaré y tú me ayudarás.

-¿Cómo podría ayudarte un alcohólico?

-Para empezar quiero que mañana estés a mi lado, y no me dejes caer. Quiero que me ayudes a cuidar de Jer y quiero que me enseñes a defenderme, ahora no está ni Stefan ni Damon, tengo que aprender a cuidar de mi misma.

-Elena no soy una buena persona, tengo esa manía de defraudar a las personas que me rodean…

-Por favor.

Tras un largo silencio, él suspiró y asintió. Sonreí y si pensarlo me abalancé sobre él, casi perdemos el equilibrio y ambos comenzamos a reír. Intentó hacerme la cena pero al final fui yo la que acabó el trabajo, sin duda Alaric no era un buen cocinero pero me bastaba con que estuviese a nuestro lado. Esa noche me di cuenta de que no había perdido toda la esperanza.