Capítulo 1: ¡Ah, una diosa!
Pareja: Osomatsu x Megami!Choromatsu
Aclaraciones: Basado en gran parte en el Au Devimega (Religionmatsu Au).
Introducción:
"Desde las montañas, desembocando en una fuente cristalina, vivía una diosa protectora. Infinidad de flores, criaturas y pueblos crecieron a sus pies. Cada uno bendecido por el amor y protección de sus cálidos y acogedores brazos. Patrona y madre de una infinidad de culturas. Vio nacer con sus risas, así como vio perecer con sus lágrimas, civilizaciones enteras.
Eran tiempos en que los hombres se mantenían en paz con Dios y aquella paz era cuna de la envidia de sus demonios. Entes que -al igual que los ángeles- se encargaban del equilibrio entre el hombre y su naturaleza.
No obstante, entre aquellos días y aquellas noches, uno de ellos -hipnotizado por su canto balsámico- fue capaz de quitar la venda de antagonismo de sus ojos y acercarse a escuchar su dulce entonación.
Y fue así como ambos por primera vez se encontraron.
. . .
—¡Demonio! ¡¿Qué haces aquí?! ¡No deberías estar aquí!
—...Eres una diosa, ¿verdad? -Ah, claro que lo eres.
—¿Eh? ¿Vienes a envenenar la comida de esta gente? ¿Maldecir sus tierras? ¿Quebrar las caderas de sus padres?
—¡¿Eh?! ¡¿Qué con esas cosas?!
—Realmente lo siento, demonio, pero no puedes cruzar estas aguas aunque lo intentes.
—E-espera, no tengo intenciones de hacer nada de esas cosas...
—¿No?
—No. Solo he venido porque escuché algo.
—¿Algo?
—Si. Algo.
—...
—...
—¡DEJA DE JODERME, DEMONIO DE MIERDA! ¡SÉ QUE PLANEAS DEVORARTE A SUS HIJOS Y **** A SUS MUJERES!
—¡¿QUÉ CON ESA BOCA DE DIOSA?! ¡¿EH?! ¡¿AH?! ¡QUE NO PLANEO HACER TALES COSAS, DIOSA VIRGEN!
—¡¿EH?! ¡¿A QUIEN LE LLAMAS VIRGEN, DEMONIO VIRGEN!?
. . .
Y todos los días desde aquel primero, fue a visitar a la diosa.
Poco a poco pudo ganar su confianza y escuchar tanto sus himnos de prosperidad, como sus rezos. Momentos tranquilos en que a veces el silencio acompañaba a ambos a pasar los días.
Tristemente, con bastante dolor, dentro del pecho de aquel demonio un sentimiento de humanidad nació. Poco a poco la vitalidad y luz de la diosa fue cambiando su interior. Tan vergonzosamente que no hacía más que pasar días enteros con ella. A metros de ella, donde era la única distancia en la que podía estar.
"Si te acercas a ellas, te quemaras. Muchos han intentado arrebatarles sus halos, pero terminan hechos cenizas."
Pero no importaba el miedo incrustado desde su formación como oscuridad, quiso, intentó cruzar más allá.
Pero no pudo. No tuvo el valor de hacerlo.
. . .
—Ellos han comenzado a dejar de creer en mi. Puedo escuchar sus rezos. Ellos no ya están rezando directamente a mi.
—¿Eh?
—¿He hecho algo mal?
—No... No has he-
—¿Sabes? Creo que calmaré un poco sus almas ahora mismo.
—...
—Gracias.
Si aquella vez el demonio hubiera sabido que sería la última vez en escucharle cantar, le hubiera pedido que no se detuviera.
"...Es probable que caigan algunos chubascos en el centro de Tokyo. Por el momento la temperatura es de..."
Era bastante extraño lluvias en pleno verano, cuando la temperatura normalmente rondaba entre los treinta y nueve o cuarenta grados. Pero no era como si aquello pudiese interferir en los planes de quienes no trabajan y aún viven con sus padres -aún estando a pocos años de los vergonzosos treinta-. Eran cinco desde toda una vida y se mantendrían los cinco a como de lugar.
En la habitación reunidos, pero pronto serián solo cuatro. Uno de ellos, el mayor de todos, se levantó sacudiéndose la pereza. A pesar de lo que el sujeto del tiempo había dicho el día albergaba un buen clima, no un cielo despejado, pero estaba cálido. Perfecto para mover el culo de aquel tatami y ponerlo en una de las tantas sucias sillas del local de Pachinko. Tenía ganas de ir a probar suerte. Pero más ganas que nada de salir a estirar un poco las piernas y ventilar el cuerpo, que ya comenzaba a apestar.
—Osomatsu nii-san, ¿saldrás?
Preguntó el menor de todos ellos, bajando el volumen de la televisión.
Ahora mismo una propaganda de cerveza sin alcohol entonaba una tonta melodía en compañía de una mujer profesando con una sonrisa pintada en rojo "Que no solo te tomen por sorpresa usando suspensores, ahora también que descubran que es sin alcohol".
—Ah, me he cansado de quedarme aquí y ver sus caras. Nos vemos~
Se despidió con desgano, con un tono de burla y deslizó la puerta cerrándola tras su espalda.
Los cuatro intercambiaron miradas esperando cansarse también, pero la verdad creían en Aoya-san, "el super hombre del clima".
Se quedarían en casa, oliendo a cobardía; pero seca y cálida cobardía.
0.0
Osomatsu caminó con ambas manos en los bolsillos y a cada tanto pegó miradas a sus pies. Conocía el camino al Pachinko de memoria, así como lo hacía con el del hipódromo, donde solía gastar el dinero prestado que conseguía de su madre. Este dinero era por parte de su padre y como tradición familiar, lo jugaría en el Pachinko y lo que ganara -porque esperaba que así fuera- sería bebido y comido en victoria en el puesto de Oden de Chibita, su amigo de infancia.
Vivía una vida tan tranquila y pacifica que a veces no podía creer que así fuera. Pensaba vehemente en que el esforzarse era inútil, aún si su papel como el mayor de cuatro hermanos estuviera explícitamente escrito -en una de sus clausuras- que debía dar el ejemplo. Pero jamás firmó ningún papel, por lo que felizmente se limpió el culo con este mismo - muy imaginario sería, pero su culo estaba limpio-.
Sentía desde el fondo de su corazón que estaba hecho para algo grande, algo que nadie -ni siquiera las cuatro personas que contaban con su mismo rostro- podía entender.
Las puertas eléctricas se abrieron finalmente y con una sonrisa confianzuda se abrió paso. Estas se cerraron detrás de él.
0.1
Aoya-san, "él super hombre del tiempo" no suele equivocarse nunca -a excepción con sus ya tres matrimonios fallidos-, y como no suele equivocarse nunca con el clima -y tal como pronosticó-, no duró mucho el buen tiempo de la media tarde, puesto que a las siete una enorme nube negra devoró las estrellas para pleno centro de Tokyo.
. . .
—Oye, será mejor regreses a casa. Esto no es albergue para vagabundos. No luces tan para la mierda como algunos, pero mi padre me enseñó a no fiarme, así que comienza a moverte.
—Vale, vale. Tsk. Qué viejo más molesto.
—¡¿Qué mierda dijiste?!
—¡GANÉ!
—¿Eh?
Ambos hombres no creían que realmente hubiera ganado, pero la musiquita de victoria y las lucecitas de colores en la pantalla de LCD tintineaban alegres.
Había ganado.
. . .
Salió con los bolsillos llenos, una sonrisa amplia y bonachona. Dispuesto a ir a beber en triunfo, pero con un pie afuera y otro aún dentro, sintió como las gotas de lluvia empaparon abruptamente su coronilla. Pegó un saltito hacía atrás, chocando con la puerta. Sus intenciones por refugiarse en el local se vieron truncadas en lo que el hombre giraba las llaves cerrando las puertas.
—¡Mierda!
Despotricó cubriéndose la cabeza con el gorro del rojo hoodie que vestía, y como si el algodón pudiese mantenerle seco, trotó con ambas manos en los bolsillos con dirección a casa.
Ya a unos pasos lejos del Pachinko un grupo de hombres comenzó a moverse a su encuentro.
0.2
Cuando cruzó el puente se encontró con unas tres sombras adelante y temió lo peor.
«¡Tienes que estás jodiéndome! ¡Díganme que me están jodiendo!»
—¡Oye, tú!
Una de las tres sombras le llamó, y girando sobre sus talones volteó para encontrarse con que dos sombras por el lado contrario le encerraban finalmente.
Estúpido no era como para saber que aquellas personas no se encontraban de paseo romántico por el puente bajo la lluvia.
—¿Yo? Ah. Buena noche para pasear y empaparse un poco las bolas, ¿no, caballeros?
Comentó rascándose la nariz y soltando una confiada -para nada nerviosa- risa. Una que no cayó para nada bien a las ya cinco personas que le rodeaban a menos de un metro por cada lado.
Si ni la fría lluvia detenía su cometido, entonces, ¿qué?
—¿Estás burlándote de nosotros?
—No seas estúpido, entrega el dinero.
—¿Qué dinero?
—¡El dinero que ganaste en el Pachinko!
—¿Eh? ¿Qué Pachinko?
—¿Acaso este tipo es un retardado o qué?
—Lo siento, pero ya es tarde. Debo volver a casa, hace frío.—con un gesto de despido -cubriendo bien su cabeza con el gorro del hoodie- comenzó a caminar con las manos en los bolsillos. Si existía un Dios se libraría de esta.
—Un momento. Enserio no entiendes lo grave de la situación, ¿eh?—el hombre que se encontraba a su derecha le detuvo colocando una mano en su hombro.
—Eh. Solo soy un hombre que desea volver a casa...—nuevamente se hizo el desentendido, aunque sabía que no se la libraría.
—Claro, te dejaremos ir, mientras nos entregues el dinero.
—Si un pobre diablo como yo pudo ganar, ustedes también pueden. ¡No dejen de luchar! No veo la necesidad de robar nada. ¡¿Acaso no piensan en sus madres?! No sé si tenga el corazón como para decirle a la señora... -Ah, ¿cuál es tu nombre?
—¡DEJA DE JODERNOS!
—¡O-OIGAN!
Tres pares de manos le tiraron al suelo, dos pares de pies le patearon ya estando allí y un par de manos le registró los bolsillos quitándole los cinco mil yenes bien guardados en un sobre de papel.
—Oh, aquí esta—uno de ellos mostró el botín. El papel de sobre comenzaba a empaparse.
—¡B-bastardo!
Antes de que pudiera recibir otra paliza a lo lejos se escuchó el grito de un hombre. Al parecer un policía que patrullaba el sector.
—¡Ustedes! ¡¿Qué hacen allí?!— la luz de su linterna tintineó a lo lejos. Acercándose.
—¡Mierda!
—¡AYUDA SEÑOR POLICIA!— Osomatsu gritó pidiendo ayuda. Un pie sobre su estómago le detenía de correr.
—¡Cierra el pico!
Volvieron a retenerle entre patadas y hubiera sido suficiente, pero en una jugada que no tuvo prevista, uno de ellos comenzó a quitarse los cordones de los zapatos rápidamente por órdenes del cabecilla.
—¿Eh? ¿Qué-
—Lo siento, pedazo de mierda, pero no podemos arriesgarnos.
Enroscó las cuerdas en sus muñecas a una velocidad que dejaba en evidencia no era la primera vez en hacerse. Sus pies también fueron amarrados por un segundo cordón y entre cuatros le cargaron, alzándole en el aire.
—¡Un momento! No pensaran en- ¡Vamos, no diré nada! ¡Ni siquiera sé quien mierda son! ¡AYUDA!
—¡Cállate!
Un golpe en el estómago y le lanzaron por el puente, para de esto echarse a correr cobardemente. Se perdieron de la vista de la luz que ya se encontraba bastante cerca.
—¡Nada personal, muchacho!—gritó uno de ellos.
Para cuando el policía llegó a escena, ya no se encontraba nadie allí.
0.3
El río que cruzaba bajo los pies del puente generalmente era calmo en verano, pero en esta ocasión por la lluvia no solo había aumentado altura, si no que sus aguas se encontraban totalmente descontroladas. Un cuerpo podría perfectamente perderse entre las cortas, pero potentes olas y era exactamente lo que podría pasarle si no lograba liberarse. Osomatsu lo intentó, pese a los inútiles esfuerzos por sacar la cabeza a flote. La densidad de las aguas comenzaba a devorarle y poco a poco el poco aire que había podido inspirar se escapaba convertido en burbujas por las fosas de su nariz.
Perdiendo fuerza para sacudir sus extremidades, se dejó guiar por la corriente que no daba tregua.
¿Estaría muriendo?
Lo estaba.
Y pensar que hacía unos minutos atrás se había sentido con suerte. Había ganado luego de tantas derrotas. Quería beber, comer y reír un poco.
Con el escaso oxígeno su cerebro proyectó los pocos recuerdos importantes que atesoraba antes de colgar definitivamente las deportivas.
Su familia; padres y sus hermanos. Los mangas leídos, la deliciosa comida de su madre, la ropa recién planchada, el Pachinko, las carreras de caballos...
Y una figura de luz.
¿Una figura de luz?
Una figura de luz cálida entre tanto frío.
¿El sol?
No. Esta figura era una persona.
Su cerebro dejó de funcionar, fundiéndose completamente con la oscuridad.
0.4
El que estuviera lloviendo en pleno verano no se trataba de ningún frente frío ni mucho menos de un temporal transitorio. Esto se trataba de una inestabilidad en las energías de uno de tantos dioses que custodiaban los cielos y estaba bastante seguro de ello.
Había mantenido un pasar tranquilo durmiendo donde Dios le había protegido durante tanto tiempo, tras la frustrante y vergonzosa suspensión de cargo como creador y protector de vida. Pero mientras dormía su mente y recuerdos se encontraban flotando al lado del creador, por lo que su descanso fue sereno. Bastante sereno hasta que cayó en cuenta de la perturbación de las aguas y como una corazonada, que no entendió como, logró despertarle. Fue una descarga rápida donde sus recuerdos y mente fluyeron como un colado de frutas hasta vaciarse en su cabeza. Había despertado y se encontraba en medio de agitadas y molestas aguas.
Una intensa luz verde agua se formó y extendió desde su pecho hasta cubrir todo su cuerpo y sintió una nueva corazonada. Se sorprendió de que su corazón aún se encontrara allí, aquello le sorprendió bastante. Pero mucho tiempo de asimilar todo no tuvo, ya que instintivamente sus cristalinos ojos dieron con un bulto guiado por la imparable corriente.
Estaba seguro se trataba de una persona; un ser vivo. La primera persona en volver a ver tras tantos siglos sin conciencia.
Se desplazó, ayudado por su propio campo de protección con agilidad y logró detener el cuerpo encerrándole dentro de su verdusca luz.
Una persona que podría estar muerta. Esperaba que no.
—¿Eh?
Inmediatamente sus ojos se abrieron al observar el rostro de aquel hombre. Porque era un hombre joven. Uno que conocía. Era...
—¡El demonio!
Y tras su exclamación, la protección de luz flaqueó y el cuerpo se volvió a escapar conducido por la corriente.
—¡Mierda!
Nuevamente fue tras de él y, nuevamente, volvió a atraparle en su campo energético.
«Será mejor salir de aquí o volveré a perderte...»
0.5
Una enorme esfera brillante emergió de entre la violenta marejada y flotando descendió hasta la orilla. Del puente donde había caído, ahora descansaba sobre suelo de concreto, bastante cerca del filo de las olas.
Pequeñas gotitas salpicaron su superficie brillante, pero inútilmente lograron empapar a quienes se encontraban dentro de esta.
La diosa dejó el cuerpo del muchacho recostado y le observó fijamente.
—¿Cómo es que esto es posible? ¿Cómo fue que Dios reencarnó un demonio en un humano?
Preguntó al aire y acercó tímidamente una de las manos hacía un empapado mechón de oscuro cabello que cubría su fría frente.
Con incredulidad se asombró de poder tocarle. Claro, era un humano, pero era posible que no recordara. Claramente no recordaría, sabía bien lo que pasaba cuando las almas reencarnaban y aunque podía estar seguro de no volver a interferir, se sintió extrañamente mal.
¿En que lugar Dios tendría sus sentimientos?
Se abstuvo de continuar rememorando y acercó las dos manos al nivel de su pecho.
Con la calidez que emanó desde la palma de las manos, cubrió todo el perímetro. Se quedó quieto esperando a que volviera a respirar. Estaba seguro que tampoco podía morir. No estaba en los planes de Dios. Confiaba que no.
Había confiscado lo que estaba mal y ahora sería imposible para él el hacer algo que no hizo antes. Él se lo había pedido antes de dormir hasta aquel momento. Y lo que Dios prometía, Dios lo cumplía.
A los pocos segundos escuchó una leve tos y como poco a poco se intensificaba. El sonido de la vida, de quien respira por primera vez llegando a este mundo, y los ojos del ser benevolente se maravillaron cuando el hombre ahogado abrió los ojos completamente.
"No me han relevado del todo" sonrió con alivio.
—¿Eh? ¿En donde estoy?
Osomatsu preguntó atontado, aún tosiendo agua y llenando con desesperación sus pulmones nuevamente de aire. Inmediatamente notó que ya no traía ni las manos ni los pies atados y pudo relajarse, pero poco le duró el momento de tranquilidad, ya que imposible no dar con una figura de luz tan cerca de él, rodeándole con más luz. Tanta, tanta luz.
—¡OH POR DIOS, ESTOY MUERTO! No puedo creer que esté muerto, ¡pero que mala suerte!
Sentándose de golpe se rascó la cabeza con hastío y apretó los dientes maldiciendo a los bastardos que no solo le habían robado sino matado en el proceso.
—Genial. Esto es genial. No puede ser que haya muerto— lloriqueó formando un puchero con sus labios y manteniendo una gotita gruesa de lágrima en una de sus ojos.
—¡No estás muerto!
—¡¿Ah?!
La figura de luz poco a poco comenzó a apagarse dejando completamente a un joven con una corona de laurel en la cabeza, allí frente a él. Estaba tan cerca que se dedicó a observar boquiabierto que no solo llevaba corona, si no que traía una sábana blanca enrollada al cuerpo.
«No, eso no es una sábana. Esta persona...»
—¡Una diosa!—pegó un salto sentándose frente a la deidad y tomó sus manos.
—¡¿Ah?!— se crispó al sentir las manos de Osomatsu tomarle.
Ahora realmente caía en cuenta que si podían tocarse. ¡Y lo estaban haciendo!
—Una diosa, ¿verdad? No me preguntes como lo sé, pero lo sé. ¡Estoy seguro que eres una diosa!
—E-espera, tú...—Negó bruscamente, intentando soltar su agarre.
Aquello era imposible. Dios se encargaba de borrar cada recuerdo para otorgar un nuevo cuerpo a las esencias reencarnadas. Si el demonio reencarnó, era imposible que conservara sus recuerdos en un nuevo cuerpo. Dios no permitiría tal cosa. Pero allí, observando a quien recordaba bastante bien, un sentimiento se le hizo bastante en falta. Claro, ya no lo poseía.
—¿Me estás escuchando?— Osomatsu preguntó. Las manos levemente dejaron las de la deidad.
—Yo... Tengo que irme— se levantó rápidamente. Su larga falda blanca osciló frente a los oscuros ojos que comenzaban a brillar.
—¡¿Eh?! ¡Espera!
E inesperadamente Osomatsu tomó su muñeca y con esto el campo de luz que les cubría la coronilla desapareció abruptamente.
—Ah, dejó de llover.
Se percató, mirando hacía el cielo. Se había calmado el clima. Bastante extraño.
—¡Oye, concéntrate aquí!—le llamó la atención y se le hizo de antaño. Realmente era él. Aquello era increíble. Humano y todo, pero increíble.
—Ah, si. Lo siento.
—Tú...
Intentó tirar de su mano para liberarse, pero fue imposible. Era la misma mirada del demonio terco que se empecinó tanto en permanecer a su lado y ahora, incluso sin sus recuerdos... ¿Es que era acaso un castigo de Dios?
Se lamentó el que las cosas hubiera terminado de la manera en que terminaron, pero ahora el demonio como humano debía seguir el destino que Dios había preparado para él y estaba seguro que él mismo no figuraba en el. Al menos no en estos tiempos. Porque todo lucía tan extraño, ¿cuantos años habían ya pasado?
—Por favor, no te vayas. ¡Me salvaste! ¡Salvado por una diosa! —tomó una pausa para mirarle seriamente—Eres muy bonita.
Se miraron un par de segundos en silencio.
—¡DEJA DE JODERME Y VETE A CASA!
El rostro de la diosa tomó el color de los duraznos maduros y de un manotazo se liberó finalmente.
—¡AH! ¡¿QUE CON ESA BOCA DE DIOSA?!
—¡NO PUEDO CREERLO!
Cubrió su rostro con sus manos y volteó. Se agachó rápidamente y dejó escapar humo por sus orejas.
"¡E-ES IGUAL A AQUELLA VEZ! ¿QUÉ ES ESTO, DIOS? ¿QUÉ INTENTAS DECIRME?"
—O-oye, ¿estás bien? —Osomatsu se levantó y caminó hacía él. Se quedó mirándole desde su posición algo preocupado.
—E-estoy bien, es solo que no puedo permanecer mucho tiempo fuera del río, veras...—volteó una vez tranquilo de aquella abrupta subida de presión.
—Lo sé. Proteges el río, ¿eh? —frunció el ceño deduciendo—Pero vaya mierda de lugar para tener una diosa protectora. ¿Que tal si vienes a mi casa?—le sonrió con las mejillas rojas, mostrando los dientes y extendió su mano.
—¡ALEJATE DE MI, DEMONIO DE MIERDA!
—¡O-OYE!
Y de un saltito la diosa se volvió a meter en la corriente.
N.A: Hasta aquí el primer capítulo de este fic que he estado planificando desde hace unos meses. Osochoro es una de mis ships regalonas y le tengo un cariño inmenso, por lo que me animé a crear una historia de amor entre ellos.
¿Por qué el au devimega? La verdad no lo entiendo del todo bien lol Debo admitir que el "Religionmatsu Au" es uno de mis AUs menos favoritos debido al abuso desmesurado que se le dio en el último tiempo -y primeros en que se hizo del conocimiento popular-. Realmente no me gusta lol PERO cabe destacar que pese a todo su abuso, la pareja de devil!Osomatsu y Megami!Choromatsu es hermosa y con tintes trágicos, (El drama me llama, así que...) por lo que merece un poco de cariño del correcto.
¿Aparecerán los demás personajes del AU Religionmatsu? Si, aparecerán todos respectivamente. Pero aún no me decido si habrá romance para otras ships. Por el momento Osochoro es mi prioridad.
Sobre las portadas: Cada portada esta(rá) hecha por mi, por lo que espero gusten de cada nueva en un futuro orz
El final ya está pensado, por lo que si gustan de este fic tengan por seguro tendrá un final como corresponde. Nada de no-actualizaciones por meses orz
Sin más que agregar, muchas gracias por haber leído tanto el fic como la nota del autor.
¡Espero nos encontremos en el siguiente capítulo!
