Hola...
Este es un fic que nació del final forzado de Naruto. Esta narrado en segunda persona.
Los personajes de Naruto no me pertenecen, estos son propiedad de Masashi Kishimoto.
La Mascara
CAPITULO 1: La Máscara que Oculta el Sol.
Te miras en el espejo y detallas tu reflejo. El hombre que se muestra frente a tus orbes añiles no eres tú, el solo es un hombre desdichado, que carga a cuestas una vida de falsedad y fracasos, una vida vacía, irreal y cruda. Una vida que jamás quizo vivir.
Tu no eres ese, tu eres un hombre sonriente, un hombre que luchaba por alcanzar sus metas y convicciones, un hombre que peleó con quien fuese y jamás se dejó de nadie, un hombre que defendía a capa y espada lo que consideraba importante, que buscó la aceptación y la admiración del pueblo, pero especialmente de unos ojos negros.
A pesar de que lo intentes negar miles de veces, ese eres tú, el hombre que se refleja al espejo, el hombre ojeroso, paliducho e infeliz, el que, a pesar de ser considerado como un grandioso héroe, duerme en el sillón de su oficina, sin derecho a más, un hombre que duerme pocas horas y que permanece cautivo de miles de documentos, apilados en grandes columnas, que deben ser revisados, firmados y entregados. Un hombre que se ganó el desprecio de una familia que no deseo, pero que, a pesar de todo, quería, por ser sangre de su misma sangre. Un hombre que tuvo que sacrificar su felicidad y que se le impidió amar al amor de su vida por el egoísmo y las expectativas de la gente, y por el peso de una promesa, que jamás deseo hacer.
Mientras, en antaño, tenías muchos cuerpos femeninos a tu disposición, tu mente volaba lejos de todo aquello, y se enfocaba en un torso pálido, fornido, de pequeños pezones rosáceos, plano, fuerte, de cuadritos marcados, acompañado de una cintura ancha, tu mente volaba lejos, en el cuerpo de un atractivo varón, al que le regalaste varios suspiros, gemidos y noches en vela, cuando la locura juvenil se apoderó de tu cuerpo y, tu imaginación y tus recuerdos, eran lo único que tenias a tu alcance en ese momento.
En tu niñez y gran parte de tu adolescencia, y aún como adulto, tu único pensamiento, tu único amor y tu fuerza, reside de un varón, que tenía exactamente lo mismo que tú, pero, que aun así, te resultaba tentador y exitante.
Siempre fue tu sueño inalcanzable, siempre creiste que sería un sueño tenerlo, puesto que el se había ido y te dejo, abandonado, a tu suerte, que jamás regresaría. Por eso luchaste, pasate noches en vela, buscando poder, buscando fuerza, para ser digno de que el permaneciera a tu lado. Te enfrentaste a mucho, peleaste con toda tu fuerza, te enfrentaste a enemigos muy poderosos, e inclusive, participaste como pieza fundamental de una cruenta guerra. Cuando creiste, que a pesar de todo tu esfuerzo, el jamás estaría de regreso, te sorprendió, llegó a tu lado para hacerte compañía, para luchar codo a codo contigo, con los grandes y con tu padre, al que jamás tuviste oportunidad de conocer, para salvar el mundo.
Aquel gesto, hizo que en tu pecho resurigiera una pequeña llama de esperanza, un llama de esperanza que, te decía que aquella oportunidad era la retribución a tu esfuerzo y que, si la desperdiciabas, sería la última que tendrías.
En la batalla final, contra el, contra tu amor imposible, contra el dueño de tu corazón, en una batalla que definía si regresaba a tu lado, o se marchaba para siempre, lo diste todo, no luchaste con todo tu poder, porqué a pesar de que el era increíblemente fuerte, si lo dabas todo de ti, sería suficiente para acabar con la vida de la otra parte de tu corazón, y aquel no era tu objetivo.
Fue una batalla intensa, agotaste gran cantidad de tu chakra, hasta el punto de pelear a los puños, lo golpeaste y el te golpeó a ti, de tal manera, que ningún rincón de sus cuerpos quedó lleno de hematomas. Perdiste un brazo, al igual que él, pero, al final de todo, lograste llevarlo de regreso. Preferías que fuera así, preferías que fuera tu amigo, a que declarar tus sentimientos y perderlo para siempre.
Siempre creiste que desear su corazón y su cuerpo era un sueño inalcanzable, pero el té sorprendió y te demostró lo contrario. Era una fría noche, y tu cuerpo lastimado, estaba perdido en el más profundo y placentero de los sueños, soñabas con su cuerpo varonil y sus blancas manos, toqueteando te hasta el más íntimo de los lugares de tu cuerpo. Por fuera, tu cabello rubio y largo, estaba desparramado por toda la almohada, tu morena piel estaba adornada por góticas de sudor, y todo tu ser brillaba al ser iluminado por la clara luz de la luna, que iluminaba la habitación. Tal vez tu no lo veías, pero el otro ocupante de la habitación si, lo veía más que claro y su cuerpo reaccionaba a ello.
No pudiendo reprimirse por más tiempo, se acercó a ti, despacito y sigiloso. Se sentó a la orilla de tu cama y con lentitud, beso tus labios, mientras con su única mano tanteaba desesperado tu cuerpo, su boca se separó de la tuya y te vio ahí, con tus cerulos luceros iluminados por la luna, con tu respiración agitada y tu cuerpo tentador, con sensualidad se acercó a oído y te susurro...
–lo siento– susurro, para después morder suevemente el lobulo de tu oído, y regresar a tu boca, y seguir explorando tu cuerpo.
Tu te apartaste y el se sorprendió y, a pesar de lo oscuro y retorcido que ha llegado a ser a lo largo de su vida, te miro como un cachorro herido, a la espera de un regaño de su amo. Con ese simple acto descubriste algo de él, que a pesar de su pasado, de la oscuridad que cobijo su alma por largos años, y de que era probable que no hubiera humanidad en su ser. De su intrincado y espinado corazón, el siempre te entrego a ti las rosas, aquellas que guardaba con celo y que a nadie le dio la oportunidad y de conocer.
–Si Sasuke, yo también lo siento, pero tú y yo siempre hemos sido diferentes, y yo lo siento diferente que tu– le susurraste con sensualidad y malicia, mientras lo mirabas con morbo y lujuria, y guiabas su única mano al interior de tu bata, exactamente a tu entrepierna, hiciste que su cálida mano te tocará en un lugar tan íntimo y, lo invitaste con tus lascivos gemidos y tus reacciones, a que jugara y se entretuviera dándole atención a aquella parte, tan necesitada de sus caricias.
Te miro con lujuria, con pasión, con amor y con un desbordante deseo, mientras te regalaba una sonrisa de lado, esas sonrisas de bastardo que tanto te ponían, y te empezó a toquetear como se le dio la gana. Por tu parte, tu le sonreiste con malicia y lujuria. Si alguien supiera de esto, se sorprendería, porque todos pensarían que eres un inepto, sin conocimientos acerca de la sexualidad y un pelele en las artes de seducción. Pero ese frío bastardo, al cual amabas con locura, sacaba todo de ti, te dejaba seco y sin que nada quedará oculto ante sus ojos, el sería el único ser viviente sobre esta tierra que podía jactarse de conocerte de pies a cabeza, porque sin importar el que, tu te entregarías a él sin reservas.
El toqueteo como quiso tu intimidad, marco con sus labios tu cuerpo como se le vino en gana, mientras tú le deleitabas con tus sonido y como podías, buscabas la forma de liberarte de toda prenda, para regalarle una completa y detallada visión de tu gloria desnuda, querías que el lo tuviera todo de ti.
Al verte libre de la estorbosa prenda y de las mantas que cubrían anteriormente su cuerpo, lo miraste, mientras tomabas uno de los extremos de tu ropa interior, el entendió el mensaje y entre los dos la quitaron, revelando, en la oscuridad de la noche, tu erecto miembro. El te sonrió con malicia y se acercó a ti, regalándote un húmedo y erotico beso, que desbordaba pasión, amor y lujuria a partes iguales.
Como pudieron, entre los dos, se despojaron de todas sus prendas, y se besaron como si no hubiera mañana, sus cuerpos se rozaban y se restregaban con necesidad y sed, como el de un hombre sediento en búsqueda de agua.
Después de un tiempo de juegos, Sasuke susurro un sutil...
–quien– con la duda en sus palabras.
–tomame, toma todo lo que tengo para ofrecerte, tomalo todo– le susurró entre jadeos, entregándose completamente a ese hombre, como lo hacía en todas sus fantasías.
Viste la duda en sus ojos, y le sonreiste para tranquilizarlo, querías que ese varón, el amor de tu vida, el hombre de tus sueños se apoderara de tu ser y te hiciera sentir realmente vivo, querías que tomará tu primera vez, el futuro estaba adelante, ya no existía un mañana, sólo el ahora, sólo el ese momento y sólo dos hombres amándose con pasión, iendo en contra de las reglas y entregándose su amor no declarado, porque no necesitaban de las corriente e insulsas palabras que los demás se dedicaban para demostrarse amor, ellos, con solo mirar a los ojos a su contrario, sabían exactamente lo que este necesitaba, deseaba o quería decir.
Sasuke llevo tres de sus dedos a tu boca y los humedeciste, mientras el te miraba con lujuria y con ansiedad, y te pedía con la mirada que lo tocarás.
Tu no te hiciste de rogar, y tocaste el cuerpo de tu amado tanto como te fue posible.
Cuando sus dedos estuvieron húmedos, te preparó con la mayor de las calmas, mientras te mimaba y te exploraba con su boca, buscando calmarte y grabarse a fuego cada parte de tu cuerpo.
Cuando estuviste listo, llevaste tu única estremidad a tu entrada y retiraste la suya, como pudiste, lo atrajiste hacia tu cuerpo y te restregaste un poco con el, indicándole que era el momento e importandote muy poco su peso aplastando tu cuerpo. El entendió tu mensaje, y se incorporó un poco, para tener un poco de espacio y visibilidad para introducirte su hombría.
Tu, impaciente y acelerado, como siempre, tomaste con fuerza su hombría y la introduciste de golpe. El dolor fue severo, y el comprendiendo la severidad de tus acciones, te susurro una palabra bastante conocida para ti.
–Usuratonkashi– le susurró entre roncos jadeos y aquello, contrario a molestarte, te calento más.
Cuando te acostumbraste y tu cuerpo dejo de sentir dolor, para sentir placer, notaste como su pene llenaba de forma correcta y satisfactoria tu espacio, comprendiste el verdadero valor de tan significativo acto, y por primera vez en tu miserable vida te sentiste completo.
Le regalaste una sonrisa y lo incitaste a que se moviera. El así lo hizo, se movió de manera lenta al principio, a la espera de que te acostumbraras a su invasión, pero la necesidad de saciarse hizo Mella en su cuerpo, y respondiendo a lo que su cuerpo exigía, te embistió con violencia, te follo de tal manera, que descontroló todo tu cuerpo, sus gemidos te encantaban, y en conjunto con el olor a macho que desprendía, hacia volar tu libido por los cielos.
Te hizo suyo a su manera, lo hizo de tal forma que sentías que desfallecería de placer en cualquier momento y tu sabias muy bien el por qué de aquellas acciones, después de todo, a Sasuke Uchiha siempre le había gustado que sus cosas llevarán su nombre, y a partir de hoy, tu corazón y tu cuerpo se convertían en una de ellas, las más valiosas de todas.
El climax llegó y tu te sentiste en el séptimo cielo, tu cuerpo, tu cerebro y tu corazón jamas olvidarían esta maravillosa experiencia y tu culo la recordaría por varios días.
Cuando los dos se recuperaron del tremendo orgasmo, se acercó a tus labios y susurro las típicas palabras, por primera y única vez en su vida.
–te amo– te susurro, para después besarte. Un beso suave y empapado de este sentimiento, sin dejar ni un solo espacio para las dudas.
–y yo te amo a ti– le susurraste tratando de transmitirle este sentimiento.
Saliste de tus recuerdos y te miraste al espejo. En tu rostro, ahora había una sonrisa triste. Claro que recordabas ese día, ese día en el que, con solo diecisiete años, te entregaste completamente al amor de tu vida y el se entregó a ti en la camilla de un hospital, resguardados por el frío manto de la noche, sin los ojos de los curiosos y de los inoportunistas, sobre ustedes.
Tus noches de pasión, lujuria y amor con el hombre de tu vida, siguieron, fueron los días más felices de tu vida, y parecía que vivias en un sueño, pero, como en todos los sueños, siempre hay que despertar, y tu despertar, fue el más doloroso de toda tu vida.
Al salir del hospital, a él lo llevaron preso y a ti, te enclaustraon en una escuela. Los separaron de la forma más cruel, y a ti te impidieron par todos los medios verle. Te enteraste de cómo lo teniendo encarcelado y ardiste de furia, el no merecía ese trato, aquello te dolía y te lastimaba profundamente. Intentaste por todos los medios cambiar esa situación, pasabas tus días luchando por el y estudiando, y tus noches todas se las dedicabas a él, con la luna como testigo.
Todo tu esfuerzo se vio recompensado, y el salió libre al año de estar confinado en una celda. Tu felicidad no tuvo límites, agradecías a la vida por haberlo devuelto a tu lado. Pero tu eres un iluso y la vida siempre ha sido injusta contigo. Se iba, había tomado la decisión de recoger todo y largarse de nuevo, te había dejado, pero lo peor era que está vez era por cuenta propia y sin ningún tipo de restricción, así que si lo quisiera, el jamás podía regresar y tu no podrías hacer nada para cambiar su decisión.
Te dio una excusa ridícula, y tomó todo, absolutamente todo y emprendió su viaje. Tu lo esperaste más adelante y con tu mirada, transmitiéndole toda tu tristeza y pesar, le preguntaste con la mirada el porqué. El solo te miro fríamente, tomo sus cosas y se fue, pero, a pesar de lo gélido de su mirada, en ella, estaba implícita la promesa de volver.
Tu tomaste todos tu sentimientos, los atastes con cadenas y los encerraste en una caja, de donde nadie pudiera sacarlarlos.
Todo mundo, aprovechándose de tu debilidad y de tu buen corazón, al siempre querer complacer a los demás, pasando por encima de ti mismo, y de una vieja promesa, hecha en el lecho de muerte de una moribundo y silencioso héroe, que salvo tu vida y la de una de tus compañeras. Te insistieron y te presionaron psicológicamente, hasta el punto, de aceptar tener algo con aquella mujer. Tu no la quería de esa manera, tu no quería casarse con ella, pero fuiste presionado hasta el extremo de tener que cumplirlo, eso, exceptuando las amenazas que te habían hecho múltiples personas.
Un día antes de la boda, tu moreno, el amor de tu vida, regreso a la aldea, y sintió su amor defraudado, al enterarse de tu reciente compromiso con la Hyūga. Sin que nadie lo notase, salió nuevamente de la aldea.
Tu, al sentir su presencia, lloraste toda la noche, por el dolor de saber que habías perdido al amor de tu vida. Pero todo aquello era preferible a verlo muerto, no.
El día de tu boda llegó, y el no se hizo presente, sólo envío un mensaje, felicitándote por tu boda. Aquello te dolió en la profundidad de tu alma, herida y destrozada, como se encontraba en ese momento. Sólo esperabas que la noche llegará rápido, para, bajo la luz de la luna, buscar alivio para tu sangrante y doliente corazón.
La noche de bodas no la compartiste con tu esposa. Inventaste cualquier escusa, para poder huir a los brazos de tu, ahora, amante. Llegaste al lugar donde sabías que estaría, y con la cara empapada en lágrimas, como un animalito herido e indefenso, le pediste que te matará o que consiguiera a alguien que estuviera dispuesto a acabar con tu vida.
El té hizo entrar a aquella cueva, te juro que jamás te haría daño y te prometió que, si te hacía más feliz, jamas le entregaría su cuerpo a otra persona.
Esa noche hicieron el amor como en ninguna otra, y, tanto tu como el, perdieron la unica virginidad que les quedaba. Esa noche fue una de las mejores de su vida, y la mejor noche de bodas que se pudo haber imaginado. Lo más tortuoso para ti, fue, al día siguiente tener que cumplir con tus deberes maritales y tener intimidad con aquella chica, que ahora era tu esposa.
Sasuke cumplió con su palabra a cabalidad. Contrajo nupcias con Sakura, pero en ningún momento tuvo intimidad con ella. Simplemente donó su esperma y con ayuda de Orochimaru, Suigetsu y Karin, fecundaron uno de los óvulos de la mujer y así concebieron a Sarada.
Desde ahí, y después del nacimiento de su hija, abandono la aldea. A causa del dolor que le causaba ver a su ser amado con otra persona.
Y tú te quedaste, ahí, preso de tu destino, y a la espera de una oportunidad para verle de nuevo, y amarle como siempre lo has sabido hacer.
Allí, frente al espejo, una verdadera sonrisa surca tu cara, después de doce años lo volverás a ver.
Lavas tu cara y secandote con la toalla, miras tu cara nuevamente al espejo, debes eliminar todos los rastros que evidencien tu comportamiento anterior, tomar tu máscara y ponerla de nuevo, porque está apunto de comenzar un nuevo día, un día más, con la lejana y vaga ilusión de algún día poder alcanzar la felicidad y darle un verdadero sentido a tu vida.
****S&N****
Hasta aquí...
Es un poco rara la forma de escritura, pero así es, en gran parte, es como veo la vida de Naruto. Lo que me inspiró a escribir este fic, fueron unas imágenes acerca de la boda de Naruto.
Espero les hay gustado.
Es posible que haga una continuación desde la perspectiva de Sasuke.
Nos vemos luego.
