Años atrás… S.H.I.E.L.D.

Clint Barton volvió a mirar el informe que Nick Furia le había dado expresamente. Se trataba de una mujer joven rusa, Natasha Romanoff, alias Viuda Negra, que había acabado en Rusia y en toda la zona soviética con varios hombres de la agencia y sin dejar rastro. La mayoría de ellos, para pararla los pies. Bueno a ella y a su agencia rusa, la K.G.B. En los papeles la describían con una increíble agilidad, destreza, buena en armas de fuego… criada para ser una asesina como él. Y por eso, le habían encomendado a él. Por eso y porque entonces ella era muy peligrosa y querían acabar con ella cuanto antes y a él se le daban bien los trabajos limpios y rápidos, tanto como a ella.

Cerró la carpeta del informe y dirigió sus ojos hacia el gran jefe de S.H.I.E.L.D., que también le observó en silencio intentando de descubrir si decía algo sobre su nuevo trabajo o no. Como vio que el agente aún esperaba en silencio sin apartar la mirada, Nick Furia se giró para dirigirse hacia la silla y se sentó.

— No tenemos muchas imágenes de ella y las que tenemos, la mayoría están cogidas de perfil – dijo nada más sentarse y sacando de un sobre unas fotos que dio al agente – pero esperamos que sean suficientes para que consigas hacerla caer. Se ha vuelto muy peligrosa y la mayoría de las misiones nuestras han sido frustradas por su culpa, por lo tanto hay que erradicar con el problema.

— Sabe esconderse – comentó Clint pasando las fotos en donde se veía una mujer de pelo rizado rojizo, de piel blanca, ojos claros y una figura envidiable – ¿Dónde tengo que ir?

— Hemos conseguido averiguar que tiene que estar en Budapest dentro de dos semanas para conseguir una caja para la KGB. No sabemos que contiene, pero conseguimos sacar a uno que era algo muy gordo y que acabaría con todos los problemas de la KGB, y solo hay un problema que le preocupa: S.H.I.E.L.D.

— Entonces… supongo que iré unos días antes que ella a Budapest para ver los terrenos a los que tiene que ir – quiso confirmar el agente.

— Exacto – confirmó Nick Furia sacando otra carpeta en la cual había otros papeles de calles y lugares – Estos son los sitios que sabemos que va a estar. Tú tendrás que seguirla hasta que veas tu oportunidad y la caja no haya sido robada. Una vez hecho tu trabajo, cogerás la caja y la traerás aquí para que la investiguemos.

Clint asintió con la cabeza entendiendo lo que le decía Nick Furia y cogiendo las carpetas y las fotos, se fue del despacho con su silencio habitual. Estudiaría el informe mejor en su habitación en silencio y solo, sin ninguna interrupción.

La chica parecía joven en la mayoría de las fotos, siempre con un abrigo de piel que si no era de la gama de los marrones, era negro. Todas eran de perfil y siempre parecía ir entre la gente, así que era muy buena en su trabajo. Uno diría que parecía inofensiva, pero como bien sabía, las apariencias engañan.

K.G.B.

Abrió la pesada puerta con el codo y la sujetó con la punta del pie antes de que se cerrara y entró en la estancia. La puerta se cerró y siguió caminando por los grandes pasillos del lugar y giró hacia la derecha. Su jefe se giró para mirarla y después bajó la mirada hacia la caja que traía en sus brazos.

— Veo que lo ha conseguido – comentó a la vez que se levantaba del asiento.

— ¿Dudaba usted de mí? – preguntó ella bastante tranquila, aunque más bien parecía que en cualquier momento podría saltar como una gran araña y matarle de un picotazo.

— Dudaba de si iban a venir más agentes de S.H.I.E.L.D y usted tuviera problemas. Veo que no ha tenido ninguno – cogió la caja e ignoró totalmente la mirada de la rusa.

— Absolutamente ninguno, señor – afirmó ella – ¿Puedo irme ya? Tendré que prepararme para la misión de Budapest.

— Por supuesto – confirmó él – Puede irse, agente Romanoff.

Ella hizo un gesto con la cabeza y dio media vuelta para dirigirse a sus habitaciones. Una vez allí, se quitó las armas, las guardó en el cajón y comenzó a cambiarse de ropa para estar más cómoda. Hecho eso, sacó de otro cajón una carpeta y tumbándose en la cama, comenzó a hojear su siguiente misión en Budapest. Esta consistía en infiltrarse en un edificio de alta seguridad después de haberlo estudiado una semana, coger de ahí una caja con unos símbolos como los de la foto y llevarla hasta un tren de animales a una hora determinada para que llegara bien a Polonia, donde unos clientes estarían allí. Entre todo ese lío, tenía que encontrarse con dos enlaces que la darían más información por el camino: uno de Budapest y otro de Polonia. Cada uno en un sitio, ya acordados. Esperaba que la misión no se viera frustrada por los de S.H.I.E.L.D, aunque no sería la primera vez que pasaba. Solo estaba harta de que la siguieran a todas partes y que encima no fueran ni un poco difíciles. La verdad es que conseguía deshacerse de ellos en un tiempo récord y eso sin haberse esforzado demasiado. Bueno, hubo uno que resultó más difícil, quizá fueron dos, pero eran pocos y de todas formas, ella siempre había salido victoriosa. Sin embargo, sabía que no debía tentar a la suerte y que tarde o temprano mandarían a alguien bueno en su trabajo. Tan bueno que consiguiese acabar con ella de un solo golpe. Si quería que lo de Budapest saliera bien, tendría que estar alerta y tener cuidado con lo que hacía. Eso y de vez en cuando observar el lugar por si alguien la seguía. Ella no era ninguna tonta y si en todos esos años había conseguido librarse de tantos agentes de tantas agencias distintas, sería que era más buena que los otros y bueno, quizá un poco de suerte, para qué engañarse…

_ ¿Estudiando de nuevo el informe? – preguntó una voz de atrás – Creí que ya lo habría mirado.

_ Y lo miré. Solo quería verlo de nuevo. Debo idear un buen plan – respondió ella –, por si acaso aparece alguien que quiera frustrarme o ponerme de mal humor.

_ Ya veo… Bueno, te traigo el billete para Budapest y el dinero para pagar el tren hacia Polonia – dijo dándola un sobre que ella cogió con delicadeza – Las horas están puestas en la esquina.

_ Espero que esto salga bien y que los de Polonia hagan su parte.

_ Polonia se las tendrá que arreglar ella sola, nuestro trabajo termina en el tren.