Hola a todos, tengo una pequeña entrega para todos ustedes, espero que lo disfruten, que me dejen su opinión, y lo hice solo para sacarme esta idea de la cabeza más que todo, y no significa que este abandonando mis otros fics, volveré a ellos a medida que el tiempo me lo vaya permitiendo, pues nos vemos al final.
No soy dueño de cómo entrenar a tu dragón, y no busco ningún sustento económico por con esto, solo espero que lo disfruten y me dejen su comentario.
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Cafetería.
Respira hondo Hiccup, tú puedes hacerlo, has logrado guardar todo un sistema operativo en un disquete de mil cuatrocientos cuarenta kilobyte, esto debe ser pan comido.
- Buenos días y bienvenido al café dragones de Berk, que podemos servirle.
Y ahí se fue cuando toda su concentración al carajo, delante suyo estaba la valkiria más hermosa de todos el maldito universo, estaba seguro que en ese momento debía tener una cara de bobo, aun mas de la que ya tenía desde su nacimiento, pero no era para auto insultarse que estaba ahí, sino la rubia de ojos azules, la cual aún no parecía haber levantado su mirada del computador de pedidos, creería que era un demente o un desquiciado, si seguro pensaba que era un chico que se creía superior o un idiota que se hacia el importante.
- Yo…
- ¿Latte descafeinado con dos magdalenas?
Sintió sorpresa, y al mismo tiempo que la garganta se me secaba, sus ojos azules penetrantes me estaban mirando y sentía que me estaba atravesando como balas e un francotirador, esa sonrisa tendría que estar prohibida o ser ilegal, no había forma que alguien que la viera no se volvería adicto a ella, yo ya lo era desde hace ya unos años, y podía ser que por ese mismo motivo que sabía lo que estaba por pedir, después de todo siempre pedía lo mismo, pero la alegría que estaba sintiendo por saber que lo reconocía también era pesar en su garganta, era algo difícil de explicar.
- Si, gracias, estaré afuera.
Estúpido, estúpido, estúpido, seguro que había quedado como uno ante ella, no podía creer que realmente no hubiera podido decir nada, lo abrumado que se había sentido en ese momento le había hecho pasar a su modo automático, donde siempre cometo estupideces. Solo tome una gran bocanada de aire cuando me dirigí a la puerta y comencé a repasar el último párrafo que había leído del libro que llevaba bajo el brazo.
"-que raro- dijo Cho en voz baja mientras observaba las fotografías de los mortífagos-. ¿Te acuerdas de cuando se fugó Sirius Black? Había Dementores buscándolo por todo Hogsmeade. Y hora que se han escapado diez mortífagos, no hay Dementores por ninguna parte… "
Sabía que todos le miraban raro por el libro que estaba cargando, después de todo Harry Potter ya había terminado sus entregas por poco más de diez años, y en ese tiempo la lectura perdió mucho valor, aun recordaba cuando a una pequeña niña de unos doce en el metro le había leído un párrafo del tomo cuatro de la misma saga que llevaba en ese momento, y como le salió con la frase "eso no pasa en la película", al principio creyó que la niña desecharía todo eso de leer por las películas, pero grande fue su alegría y su orgullo cuando a la semana siguiente se encontró a la niña cargando el primer libro de "el designio del ángel" y como su rostro se alegró al verlo, aun recordó el rostro de su madre al ser prácticamente arrastrada por la pequeña para sentarse al lado de otro extraño con libro, casi le hacía reír al ver la cara de su madre viendo como su hija era absorbida por ese mundo, había hecho lo posible para no decirle que ya no había vuelta atrás de ese mundo, pero se imaginó que eso ya lo sabría con el paso del tiempo, de todas formas él estaba de acurdo que el libro que había elegido para comenzar ese viaje, no era malo ni abrumadoramente grande, sino perfecto para su edad y su comienzo incluso recordó cómo se pasó más de la mitad del viaje contándole todo lo que había leído.
De ese hecho ya habían pasado unos siete años aproximadamente, si teníamos en cuenta la fecha de publicación del libro que cargaba la pequeña, aun no la había vuelto a ver a la pequeña, aunque si lo pensaba más claramente, seguramente su madre debe haber creído que era un pedófilo o algo por el estilo, o llevaba a su hija por un mal camino, pero no era algo que debía importarme en este momento, después de todo, nunca la volví a ver, así que no debería preocuparme por prisión y podría seguir disfrutando de mis libros por un poco más de tiempo.
De todas formas necesitaba su cerebro de nuevo para que cumpla con las funciones bacinas de nuevo y volviera de sus vacaciones del mundo de los recuerdos, ya luego lo mandaría a otras vacaciones, pero será a Hogwarts a continuar con sus T.I.M.O. O dicho de otro modo, Título Indispensable de Magia Ordinaria, pero lo más importante en ese momento era abrir la puerta de cristal de la cafetería para poder salir al exterior.
Una vez afuera deje que el calor del sol de la mañana me abrazara y busque a mi peludo acompañante, el cual ya había elegido una mesa lo más apartada del resto, aunque fuese un simple perro a veces sentía que el animal tenía una inteligencia más allá de la que el mundo podía ver en él, y que solo nosotros podíamos comprender ese hecho realmente, solo sonreí y camine tranquilamente hasta sentarme junto al manto negro que estaba sentado como una persona normal en una de las tantas sillas alámbricas el cual me seguía atentamente, y ya una vez sentado me miraba como si esperara algo de mí, con sus orejas levantadas atentamente esperando una respuesta.
- No dije nada, simplemente gracias y me vine- el pastor alemán bajo la cabeza junto con sus orejas, como si estuviera decepcionado para luego volver a mirarlo.
- No me mires con esa cara, ella… ella… Ella me sonrió y ya no supe que hacer- deje mi libro sobre la mesa para cuando lo volví a ver él había inclinado la cabeza a un lado como diciendo "¿Qué?"
- No presiones, para ti es fácil, solo vas y haces lo tuyo y se acabó- Chimuelo parecía ofendido por eso porque giro su cabeza como diciendo "ya no quiero hablar contigo".
- Vamos amigo, no quise decirlo así, solo me asuste, y por ello te digo cosas irracionales, sabes que no es verdad- el manto negro solo volvió a mirarlo un segundo con sus ojos marrones para luego volver a girar su cabeza, me sentía estúpido por implorarle perdón a un perro, pero Chimuelo era más que un perro, era mi amigo y compañero de vida desde que había salido del secundario, y de eso ya hacían ocho años. Me había acompañado en todo, y era más grande confidente que tenía, y sonaría estúpido decirlo en voz alta, pero también era mi mejor consejero.
- Simplemente me aterre está bien, me asuste e hice lo de siempre… huir- al fin recupere que Chimuelo me mirara de nuevo, se podía ver la comprensión en sus ojos- le hablare en mi próxima oportunidad- pero la cara que me había dado él fue una del tipo "¿lo dices enserio? Eso lo has dicho cientos de veces".
- Esta vez es diferente- "De verdad, ya veremos".
- Cállate, no discutiré contigo.
- Vaya, no sabía que un perro podía ganar una discusión.
Esa voz, no podía ser, que hacia ella haciendo de moza, no podía serlo, siempre era la otra chica rubia quien hacia la entrega o la pelinegra, pero sus ojos se toparon con la hermosa valkiria, la cual vestía su uniforme de la cafetería, roba de vikinga, lo que le daba aún más aspecto de valkiria con el pequeño indicador con el nombre de Astrid Hofferson en el, con su orden en una bandeja, tragare grueso y corro un poco el libro a un lado para darle algo de espacio delante de mi silla para dejar que colocara la taza y el pequeño plato con el pedido además del ticket, me sentía estúpido de nuevo por no contestar su pregunta no formulada, pero considere que lo mejor era la presentación, además de que estaba tab asustado por no saber lo que había escuchado.
- Él es mi perro- "obvio idiota, no me veo como tu gato seguro" las miradas que Chimuelo me estaban dando no servían de mucho- su nombre es Chimuelo.
- ¿Chimuelo? Que nombre extraño- Astrid ya había terminado de colocar todo poniendo la pequeña placa de metal circular entre sus brazos frente suyo, pero se estaba quedando, venditos Dioses, ella se estaba quedando para hablar con él, ¿hay algún medico cerca?
- Muéstrale Chimuelo- y no me avergüences, sabía que él había entendido el mensaje completo y esperaba que no cometiera una locura, el pastor alemán completamente negro simplemente sonrió hacia Astrid mostrándole que le faltaban dos colmillos inferiores, dándole un aspecto adorable y gracioso a la vez siendo algo extraño en un canino de su edad.
- Wow, que interesante, un gusto conocerlo señor Chimuelo- la rubia le extendió su mano como si fuese una persona y no me pude evitar sentirme tan orgulloso al ver su cara de sorpresa cuando Chimuelo le respondió poniendo su pata en su palma, aplicando y quitando fuerza como si estuviera sacudiéndola así como hacían las personas- definitivamente muy interesante, me gustaría conocerlo más pero debo volver al trabajo- su tono era de broma, de eso era seguro, ¿eso no podía ser una indirecta o sí?, pero su cerebro estaba frito al verla sonreír de nuevo, el cual volvió a funcionar cuando Chimuelo le ladro para recuperar su atención, notando que Astrid ya se había ido, y que aún estaba solo sentado fuera de la cafetería.
- Lo sé, estoy perdido- deje que mi cabeza golpeara contra el frio cristal de la mesa repetidas veces, después de todo la mañanas en Berk eran frías, y por ello todos los clientes estaban dentro menos el por su compañero peludo, pero aun así esta acción parecía incluso haber hecho que Chimuelo sintiera vergüenza porque volvió a ladrar para detenerme, quien diría que un perro sentiría vergüenza de los que miraban desde dentro, si es que nos estaban mirando o a las personas que pasaban caminando frente a la cafetería.
- Está bien, está bien, ya me detengo, pero tú la viste, es una valkiria traída directamente del Valhalla, no está a mi alcance, eso es seguro- pudo ver la mirada de Chimuelo, como diciendo "hay mejores, además de que parece algo joven".
- No ayudas, amigo, ahora demás de deprimido me siento abusador, debe tener dieciocho, así que es completamente legal- no podía creer, me estaba justificando ante un canino- de todas formas seguramente no soy su tipo- "no te infravalores amigo, seguro que si lo eres" o al menos sentía que eso trataba de decirme Chimuelo con sus ojos
- Vamos Chimuelo, soy un Hiccup, y sabes lo que eso significa, recuérdalo, le ponen Hiccup a el más pequeño y débil de la camada- pude sentir la pata de Chimuelo en mi rodilla- Genial, ahora me das consuelo, lo que me faltaba.
Escape de la mirada de mi mascota para tomar una de las magdalenas para romperle una pequeña parte y llevársela a la boca, saboreándola lentamente mientras con la mano rompía otro pequeño pedazo y pasándosela a Chimuelo quien parecía hacer lo mismo. Luego tome un sorbo de la taza y deje que el calor me invadiera internamente, no solo por Astrid iba a esa cafetería desde que comenzó la universidad, sino también porque sus productos eran exquisitos y Chimuelo aprobaba eso, era lo que llamarían un perro exquisito; además de ser la una cafetería cerca de su departamento que permitía una mascota sentada en la silla de una mesa, pero solo fuera del comercio.
Tomo el libro de nuevo para continuar su lectura y así, tal vez, podría recuperar algo de valentía para invitar a Astrid antes de salir, y no rendirse y escapar como las ultimas ¿50 veces? Tal vez un poco más, así que hice lo de siempre, comer una porción de magdalena, darle otra a Chimuelo, un sorbo del líquido caliente y continuar con la lectura, así avanzaba mi mañana de domingo sin trabajo que hacer y descansando de la semana, incluso el calor comenzó a aflorar haciéndome sacar la chaqueta que llevaba para ponerla en el espaldar de la silla.
Las magdalenas y el Latte ya se habían acabado hacia tal vez una hora, la cual llene tomando el pequeño vaso de soda de a aun mas puyeños sorbos, y la mirada atenta del pastor alemán esperando a que hiciera algo con el asunto amoroso, además de que la parte externa de la cafetería parecía empezar a tener más movimiento al correr de la mañana, lo que me hacía acobardarme aún más. Pero su presión no ayudaba en nada, así que simplemente leí cuanto era lo mío deje el dinero más la propina apoyada en la taza y me levante rápidamente tomando mi libro, y siendo seguido por mi fiel amigo el cual me miraba con un rostro que decía "te lo dije" por todos lados.
- No molestes, lo acepto.
- ¡DISCULPA! ¡OYE!- hice casi una cuadra cuando sentí que alguien estaba gritando detrás mío, por simple sentido común voltee a ver que sucedía para notar para notar a Astrid siguiéndome, lo primero que se me vino a la mente fue que había creído que no había pagado mi cuenta, lo cual me pareció absurdo en cierto modo porque siempre desaparezco así y esa era la primera vez que me seguían, luego se me vino la idea de haber leído mal mi ticket y no dejar el suficiente dinero, pero fue descartado al ver como agitaba mi abrigo en sus manos, sintiéndome un estúpido en ese momento por habérmelo olvidado.
- Disculpa pero te olvidaste esto en la mesa- me extendió la chaqueta la cual tome lo más tranquilo que pude con mis manos temblorosas.
- Gra-gracias- fue lo único que mi estúpida y elocuente boca se le ocurrió decir.
- No hay problema, y gracias por visitar café dragones de Berk, esperamos pronto su visita- esa era su despedida seguro, la vi como si fuese cámara lenta al girarse para irse, no sé de dónde salió el golpe de valentía que tuve para volver a hablar, pero era algo que me hizo sentir que me arrepentiría en un tramo corto de tiempo.
- ¡Oye!- Astrid se detuvo y volvió a girarse para mirarme con sus penetrantes ojos azules- yo... me preguntaba… si tu querías… no es obligación claro… solo… que quería saber si…
- Mi turno termina a las dos- y me guineo un ojo.
- ahí estaré- sentía como los colores me estaba subiendo, ahora si estaba seguro, si eso no era coquetearle a alguien, entonces no sabía lo que lo era.
- Nos vemos Hiccup.
Espera, ¿Hiccup? Como carajo sabe mi nombre, que yo sepa el de ella es entendible, tiene un papel que dice su nombre y lo lleva para todos lados, pero el de ¿él?, buscar en todos los recuerdos que tenía fue un trabajo totalmente tedioso, y en ningún momento había dicho su nombre o algo parecido, fue extraño, pero al mismo tiempo interesante ya que tendría un tema para hablar apenas la vería de nuevo, aun no podía creerlo, realmente había quedado con la valkiria de la cafetería, estaba totalmente seguro que mi sonrisa no podía ser aún más ancha, y al ver a Chimuelo me sentí estúpido.
- Oh por los Dioses, cállate, no digas nada- lo cual fue respondido con una cada de "Yo no hablo, soy un perro, idiota".
- Sabes a lo que me refiero.
-A las dos de la tarde-
Me sentía estúpido por esperar al lado de la cafetería, estaba en una poción que podía ser visto pero que podía parar por cualquier transeúnte que esperaba algo de algún lado, no llamaba tanto la atención y eso era algo en lo que puse totalmente empeño en lograr, aun llevaba el libro encima y mi abrigo, ni había ido a mi casa, simplemente paseaba con Chimuelo hasta que la hora había llegado, y esperaba que Astrid no hubiera comido porque quería invitarla a almorzar.
Ya lo había repasado en su cabeza unas cien veces al plan, primero haría la invitación como agradecimiento por lo de la chaqueta, luego charlarían para conocerse, y ahí diría de intercambiar teléfonos para otra posible charla en el futuro, eso si no la arruinaba en el proceso, porque demonios no era como los libros, donde todo iba siempre perfecto, donde todo se solucionaba y existía un final feliz si tu autor no era un maldito sádico, había leído tanto que podría pesar en miles de escenarios, pero eso era la vida real, donde las cosas podían ir muy mal y no habría solución, donde existía el miedo a no encontrar la chica correcta, donde no eras invencible ni inmortal, donde existía el fallo decisivo, pero me vi súbitamente arrancado de mis pensamientos cuando alguien tiro de mi mano, al ver quien era me topé con una hermosa cabellera dorada tejida en una simple trenza mientras unos ojos azules miraban con un brillo embriagador y su piel suave hacia contacto con su mano en la mía arrastrándome a donde los Dioses evitan, porque eso tenía que ser el toque de un ángel cuando te lleva al Valhalla debía decirlo, la ropa normal que llevaba le asentaba perfectamente, o seguramente que no importara lo que usara ella estaría hermosa.
- Vamos, hay una tienda de comida aquí cerca que aún está abierta.
yo solo deje que me guiara sin chistar, mientras más sostenía mi mano, más liviano me sentía, realmente iba a ser doloroso si la cagaba y lo peor de todo era que sintió lo que era tocar su mano, así que eso iba a ser difícil de olvidar si no podría volver a hacerlo. Deje que eligiera la mesa, fue considerada al elegir una afuera por Chimuelo y ordeno, ni se lo que pedí, ya que solo me centre en su figura, su voz, su movimiento, y lo peor de todo, su sonrisa, vi como tímidamente corría un mechón de su flequillo tras su oreja y miraba algo abrumada, eso me dio la pista que ya había pasado mucho tiempo mirándola sin decir nada, carraspee un poco antes de hablar, temía que mi voz me fallara.
- Yo quería decirte Gracias por lo de la Chaqueta, además quería invitarte a almorzar como agradecimiento.
- No tienes nada que agradecer… de hecho yo quiera decirte gracias- ¿Soy yo, o ella se está sonrojando?, espera ¿gracias? ¿Por qué me quiere agradecer?
- ¿Por qué me agradeces?
- Por mostrarle un mundo tan especial que jamás me había imaginado que existía, y me preguntaba si no te importaría- fue ahí cuando note que llevaba una mochila consigo, de ella saco un libro y grande fue mi sorpresa al ver "Harry Potter y el cáliz de fuego" en el título del libro- leerme un párrafo- me extendió el libro con un marcador en él, lo abrí y pude ver a que párrafo se refería, estaba marcado con comillas, sentía mi garganta secarse, ese párrafo era el que le había leído a la pequeña del metro, me estaba sintiendo muy abrumado.
- Me encantaría- le sonreí porque no podía hacer otra cosa, lo siguiente que supe era que Astrid había arrastrado la silla para sentarse a mi lado y apoyar su cabeza en mi hombro, ahora definitivamente necesitaría un medico.
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Bueno, espero que les haya gustado, y no se olviden de comentar.
Se despide, Utopico.
