Primero que nada Escaflowne no pertenece, por desgracia sino Van y Hitomi se hubieran quedado juntos... en fin los personajes y la historia de la visión de Escaflowne no me pertenecen, esta es una historia alternativa que surge inspirada en los personajes de este anime.

Espero disfruten mi primer fic, tengo planeado uno de Van & Hitomi pero no me sale la inspiración para escribirlo, este salio primero espero les agrade.

Aquella pálida piel resplandecía al contacto de los brillantes rayos de luna, todo un espectáculo digno de ver, como los ojos azules de aquella hermosa mujer parecían dos grandes espejos que reflejaban a ese hermoso astro nocturno, sus pálidos pero rosas labios susurrando un solo nombre constantemente: Folken.

En aquel balcón del castillo del rey de Astoria, en medio de la cálida noche, en donde todos sus habitantes dormían, solo una de sus princesas susurraba a la luna su pena. Eries Aston, segunda princesa del reino de Astoria, recargada en su balcón con la vista fija en la luna que iluminaba esa noche, no hacia más que recordar tiempos pasados, tiempos hermosos, tiempos en que ella se permitió sentir, sí, sentir.

Aquellos años, que hoy parecían tan lejanos, para la hoy llamada princesa de hielo. Si bien era un hecho conocido que los habitantes de Paras llamaban a su segunda princesa como la princesa de hielo, nadie se había atrevido a decirlo en su presencia, temiendo la reacción de esta. Pero eso no significaba que Eries lo desconociera, muchas veces ella se llamó a si misma por aquel título, no tan alejado de la realidad y sin embargo muchas veces renegó de su forma de ser, sin embargo como cambiarla, cuando su corazón se congelo hace tanto tiempo.

Mientras la fría princesa mantenía la vista fija en la luna, su única confidente, escucho un suave golpe en la puerta de su dormitorio, siendo sacada del mundo de sus recuerdos, se apresuró a preguntar- ¿Quién?- mientras secaba suavemente una lágrima que traicioneramente escapo de sus ojos.

-Eries, soy Millerna, puedo pasar tengo algo importante que preguntarte- decía la voz tras de la puerta.

Eries abrió la puerta extrañada por aquella visita nocturna de su hermana, pero no pregunto nada y dejo pasar a la princesa al interior de la habitación.

-Hermana, lamento despertarte a esta hora, pero tengo algo importante que preguntarte, mejor dicho necesito que me aconsejes sobre lo que sucedió esta tarde, sobre el absurdo compromiso que acordó nuestro padre, ese en donde tengo que casarme con Dryden Fassa, eso no es posible si no lo conozco, como me casare con alguien a quien no he visto una sola vez y no amo- decía Millerna apresuradamente.

Con la misma fría tranquilidad de siempre Eries respondió- Lo haces por una razón muy fuerte, por el bien del reino de Astoria- mientras su mirada se clavaba en los ojos de Millerna, de una forma acusadora que hizo que la joven princesa bajara la vista al suelo.

Aun con la cabeza baja Millerna reto- y quien piensa en mí bien, acaso el hecho de que no le ame le importa a alguien- pero fue interrumpida por Eries que se giró sobre si y fijo su vista de nuevo en la brillante luna mientras decía- Los sentimientos de una princesa no importan-

Millerna con rostro confundido, no podía creer que su hermana mayor, que la había cuidado y aconsejado siempre, en ese momento le diera tan tajante respuesta y sin más, salió de la habitación, dejando sin notarlo a una Eries perdida en sus recuerdos...

"Folken Fanel, es el próximo Rey de Fanelia, debes casarte con él, por el bien de Astoria"

Palabras que se repetían incesantemente en la mente de la joven princesa, mientras Eries mantenía la mirada fija en el paisaje a través de la ventana, ella iba rumbo a su destino, su destino como Princesa. Hacía días que su padre le había dicho que debía casarse con el joven próximo rey de Fanelia, el cual en unos días saldría a su prueba para convertirse en rey y de esta manera una vez coronado contraería nupcias con ella. Era un acuerdo muy bien manejado por los consejeros de Astoria y los ambiciosos consejeros de Fanelia, si bien Fanelia necesitaba apoyo económico de la gran potencia que era Astoria, el principal promotor de dicha unión era el propio Rey Aston que deseaba fervientemente que su segunda hija por medio de un matrimonio arreglado, le permitiera de alguna manera echar mano de la más grande joya de Fanelia: Escaflowne.

Eries se había negado rotundamente a tal unión con alguien a quien ella no conocía y no amaba, sin embargo ante la presión de su padre término cediendo, las palabras de su padre habían sido muy duras: Los sentimientos de una princesa no importan.

Ella había decidido y con mucho trabajo logro que su padre accediera a su petición, viajar antes de la prueba de Folken, para poder conocerlo antes de que se celebrara el matrimonio, si bien esto iba en contra de todo protocolo, su padre termino accediendo, al final era una simpleza comparado con el poder que obtendría sobre el gaymelef de hispano.

Antes de su viaje al reino de Fanelia, Eries fue preparada e instruida en las costumbres de Fanelia, en los protocolos para su unión, en la vestimenta y modales que debía usar en su futura nación, además de atravesar por una ceremonia en la cual ella renunciaba al trono del reino de Astoria para convertirse en reina de Fanelia, en la cual ella no solo expresaba su deseo de renunciar al trono, debía firmar el acta para dicho fin en donde quedaba claro que ella no podría reclamar ningún tipo de derecho sobre el trono de Astoria en un futuro, quedando así en las manos de su pequeña hermana Millerna la futura corona de Astoria, tanto Eries como Marlene habían atravesado por esta ceremonia con anterioridad, ya que ambas salían de su reino para ser reinas de nuevas naciones, Marlene lo había hecho hacia poco para casarse con el rey del reino de Freid, y ahora Eries renunciaba a su derecho por complacer nuevamente caprichos de su padre que solo quería más poder del que ya detentaba el creciente reino.

Muchos recuerdos atravesaban en ese momento la mente de Eries acompañadas de las últimas palabras de su padre: "Folken Fanel, es el próximo Rey de Fanelia, debes casarte con él, por el bien de Astoria"

Mientras más lejos se encontraba de su tierra más intranquila y nerviosa se ponía porque conocía bien que se acercaba a su futuro, a ser la reina de una tierra desconocida y sobre todo a casarse con un hombre, si así se podía llamar ya que ambos apenas eran unos críos, tanto ella como Folken estaban próximos a cumplir los 15 años. Folken en pocos días celebraría su cumpleaños y se enfrentaría a su prueba para convertirse en Rey, a ella en cambio aun le faltaban algunos meses para su cumpleaños, sin embargo eso poco importaba, aun no sentía preparada para ser reina y mucho menos para casarse con alguien igual de joven que ella y más aún gobernar un reino que necesitaba crecer como siempre escuchaba a su padre decir.

Tan ensimismada en sus recuerdos se encontraba la joven princesa que no noto cuando el carruaje se detuvo y sus damas de compañía comenzaban a arreglar los pliegues de su vestido azul para que estuviera presentable, afuera del carruaje una comitiva del reino de Fanelia ya se encontraba esperando que la futura reina bajara, si bien se trataba de su futura reina, en el reino de Fanelia no se había hecho gran alarde de su llegada, los consejeros reales habían preferido mantener en secreto que ya se había elegido una esposa para el futuro rey Folken y que la unión se llevaría a cabo pocos días después de la coronación, para evitar que esto opacara la hazaña que realizaría el príncipe. Además de que no querían dar el anuncio antes de que su príncipe regresara victorioso de su prueba, sin embargo ante la insistencia de que la prometida del príncipe lo acompañara en los días previos a su prueba, por parte del rey Aston no les había dejado muchas opciones y mantenían en secreto la llegada de la princesa Eries, cuando se realizara la ceremonia de coronación se daría el anuncio al pueblo y poco después se realizaría la unión.

Así fue que sin mucha algarabía Eries fue recibida en su nuevo hogar. Al frente de la comitiva se encontraba un joven de cabello claro, bastante delgado pero con los ojos llenos de una extraña ternura y esperanza que provocaron que en cuanto Eries lo mirara se sintiera más que atraída por él, no podría decir si se había enamorado de él, desde ese primer momento, pero si sabía que había algo en ese muchacho que la había cautivado desde el primer momento.

-Me da mucho gusto recibirla princesa Eries, bienvenida a su futuro reino y desde hoy su hogar, mi nombre es Folken, soy príncipe de Fanelia y futuro rey, espero su viaje haya sido tranquilo- decía Folken mientras miraba fijamente a la joven que tenía frente a él, le parecía una muñeca de porcelana, hermosa y frágil, esos ojos azules eran los más hermosos que había visto en su joven vida.

-Es un placer conocerlo príncipe Folken, agradezco sus palabras y la hospitalidad que me brinda al recibirme antes de lo que se había estipulado en el acuerdo sobre nuestro matrimonio, espero no ser una distracción en su entrenamiento para enfrentar su prueba como rey- expresaba Eries mientras continuaba mirando los ojos tan dulces de ese joven tan apuesto que tenía frente a ella.

Después de cruzar esas palabras fueron interrumpidos por algunos ancianos del consejo que ordenaron llevar a la futura reina a sus habitaciones y que fuera preparada para la cena.

Eries fue llevada a su habitación y allí un séquito de sirvientas la preparo para acudir a la cena con el príncipe, fue bañada, perfumada, vestida y arreglada con todo un proceso ceremonial que a ella le pareció más que exagerado comparado con los usos y costumbres de Astoria, sin embargo le pareció divertido recibir tanta atención, mientras era preparada no podía dejar de pensar en el rostro del joven príncipe, pero sobre todo en los ojos tan hermosos que tenía y como le habían transmitido paz, dulzura y ternura, además de hacerle creer con solo mirarlos una vez que en realidad no importaban las condiciones en que se habían conocido, ellos estaban destinados a encontrarse…