The Leyend Of Zelda.
El Regreso del Mal, la perdición del Elegido
Capítulo I
Regreso a casa.
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Aquí les traigo otro fic de TLOZ, espero les agrade. Notas y disclaimer al final.
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Tras la muerte de Ganondorf, la partida de Midna al mundo crepuscular y llevar a la princesa Zelda de nuevo a su castillo, Link se marchó de la ciudadela con muchos sentimientos encontrados. Para empezar, aún no caía en cuenta que su amiga de varias semanas se hubiera marchado sin decir nada. Sus palabras finales le dejaron cierta duda, la cual jamás podría resolver. Cabalgando en las verdes praderas de Hyrule, dirigió a su fiel yegua Epona a las tierras rocosas de Kakariko. Sintió un nudo en la garganta al reconocer que su amiga Midna nunca volvería al mundo de la luz. Ella había destruido el espejo...¿con qué motivo? No lo sabía exactamente, pero de algo sí estaba seguro. Midna no haría algo de lo cual no estuviera segura. Unas lágrimas traicioneras bajaron por sus mejillas hasta terminar rodando a su barbilla. No entendía tanto sentimentalismo, tal vez recordó que en medio de tanta masacre que vivió seguía siendo un humano.
Al llegar a la Villa, los niños reconocieron enseguida los cascos de la yegua. Salieron del templo de Leonardo, seguidos por éste y por Ilia. La chica corrió al ver a su amigo de la infancia llegar con algunas heridas, pero contento después de todo. El horror ya había terminado. Link bajó de la yegua, se enjugó una lágrima que estaba por caer de su ojo y sonriendo ampliamente fue a abrazar a los niños que se le acercaban. Epona relinchó contenta. Link se abrió paso entre los pequeños que le hacían uno que otro cuestionamiento. Llegó hasta Ilia, quien terminó por abrazarlo de un modo efusivo, le hacía bien el verlo con vida. Link correspondió el abrazo.
-Es hora de volver a casa.
Ilia estaba feliz de ver de nueva cuenta a su amigo a quien tanto quería. Leonardo les facilitó un carro con el cual llevarían a los niños otra vez a Ordon. Prepararon todo ese día para partir al siguiente por la mañana. Ya por la noche se dispusieron a cenar, la hora en la que los niños no dejaban de atosigar al joven héroe con preguntas muy comunes.
-¿Cómo era ese villano que derrotaste, Link?-Preguntaba Talo emocionado.
-¿De verdad era muy malo?-Preguntaba Iván impresionado.
-¿Cómo es la princesa Zelda? ¿Es bella y adinerada, no?-Preguntó Bea.
-No creo apropiado que preguntes algo así, Bea. En esa clase de circunstancias lo que debe importar son otras cosas.-Lalo soltaba su comentario, el cual nadie escuchó.
Link solo atinaba a sonreír.
-Niños, ya dejen de molestarlo. Mejor vayan a asearse y a dormir. Mañana regresamos a casa.
Ilia intervino para rescatar a Link de esa lluvia de preguntas. Estaba notablemente cansado, con algunas heridas y sin ánimos de nada. Leonardo le preparó una habitación al muchacho, quien luego de darse un baño, no dudó en ir a dormir. Estaba muy exhausto. Tal vez solo Ilia y Leonardo lo entendían. Ilia lo arropó hasta el cuello, éste se soltó riendo, lo trataba como a un niño.
-Gracias, Ilia. Necesito descansar.
-No, Link, no agradezcas. Por el contrario, yo debo agradecerte el que me devolvieras mi memoria perdida. Sin ti, seguiría sin poder recordarte. Me hiciste mucha falta.
-Perdona, pero se cruzaron muchas cosas. No solo debí ayudarte, me comprometí con otros para ayudarles. Y bueno, la Princesa Zelda ha regresado a su trono. Ya el mal se ha ido para siempre.
Ilia le abrazó de nueva cuenta.
-Lo sé. Imagino que no debió ser nada fácil para ti. Mírate. Todo lastimado. Cuando regresemos a casa papá creerá que te he golpeado.
-Jejejejejeje. Ya te conoce.
-¡Oye!
-Solo estoy bromeando.
-Vaya broma.
-No te enojes. Solo quise despejarme de tantas cosas. No fue fácil.
-Entiendo.-La chica esbozó una sonrisa-¿Sabes? Cada día que estaba desmemoriada, solo rogaba a las Diosas el que ese llamado Link volviera a salvo. Aún sin saber claramente quien eras, ya me preocupaba por ti.
-Y te lo agradezco. Ellas te escucharon.
-No del todo. Estás sangrando aun.
-No es nada. Tu abrazó me lastimó.
-¡Hmm!
-Jejejeje, no es verdad.
Siguieron charlando hasta un poco entrada la noche. A la mañana siguiente, subieron al carro después de desayunar. Llevaban provisiones para el resto del viaje, el cual no les tomaría mas de un día llegar* eso si no había más monstruos que aniquilar. Antes de que partieron, llegó Moy con un caballo. Abrazó a su hijo fuertemente, contento de verlo sano y salvo.
-Link, me alegro de haberles alcanzado. Voy con ustedes a Ordon.
-Me alegro mucho de verlo, Moy. Estábamos a punto de partir. Él es el señor Leonardo. Nos ayudó mucho al rescatar y refugiar a los niños aquí.
-Hola, mucho gusto.
-Gracias, de verdad estaré en deuda con usted siempre.
-No diga eso, fue un honor salvar a la familia de este muchacho tan valiente. Veo que van un poco retrasados. Será mejor que partan ahora para que no les caiga la noche antes de llegar a su casa.
-Sí, Leonardo, de nuevo gracias. Espero poder visitarlos pronto.
Lila, la hija de Leonardo, se despidió de los niños un poco triste, ya que estarían de nuevo solos. Abrazó a Iván, a quien consideró su mejor amigo. Bea puso los ojos en blanco, un tanto celosa por eso. Sin embargo, subió a la parte trasera del carro junto a Ilia, con quien empezó a tener una charla el resto del camino. Moy llevaba el carro, jalado por su caballo mientras que Link iba montado en el lomo de Epona. El viaje transcurrió sin ninguna clase de complicaciones, descansaron luego de unas horas para almorzar y continuaron hasta entrar al bosque de Farone. Antes de que cayera la noche, estaban entrando a Ordon. Los pobladores salieron a ver a sus hijos, Petra y Sancho fueron por Talo y Lalo, Bea fue recibida por su madre Otilia y su padre Próspero, quien la abraza feliz de verla. El alcalde Bono recibe a su hija de la misma manera, con lágrimas en los ojos de felicidad. En tanto, Iván y su padre van a ver a Juli, quien ha dado a luz a su hija. Una tierna niña pequeña. Link estaba contento de verlos a todos reunidos. Se acercó a Moy, quien tiene en brazos a la infante recién nacida.
-Mírala, tan frágil, tan dulce...
-¿Cómo la nombrarán?-Se interesó el joven en saber.
-Lena. Se llamará Lena. Así se llamaba mi abuela. Era una mujer muy valiente. Y una guerrera.
-Me alegro mucho. Suena bonito su nombre.-Link lanza un suspiro largo-Bueno, yo me voy a casa. Ha caído la noche y es hora de dormir. Ya mañana será otro día.
-Sí. Pero duerme bien. Mañana debemos ir a inspeccionar el bosque. Debemos asegurarnos que ya no quedan más de esas alimañas infestando. Descansa.
-Igualmente.
Todos se metieron en sus casas con excepción de Ilia. Ella siguió a Link hasta su casa. Éste se giró de pronto, siendo sorprendido por la muchacha.
-Ilia, me asustaste.
-Jijijiji. Lo siento. Solo quise hablar contigo un momento antes de que vayas a dormir.
-Bien, te escucho.
Sus miradas se cruzaron de pronto, ella estaba sonriendo.
-Bueno, sé que ya te lo han dicho muchas veces, pero, te agradezco de nuevo.
-No hay de qué.
-Estaba pensando, si mañana cuando regreses de ir al bosque podemos ir a la fuente a charlar de algo importante. Es con respecto a un tema que no deseo que los demás oigan, en especial mi padre y los niños. Son muy entrometidos.
-Sí, como quieras. Pero dime, ¿de qué se trata?
-No te lo diré. Quiero ver tu reacción mañana. Si te lo digo ahora, ya no será tan interesante.
-Eres misteriosa algunas veces. Te gusta dejarme picado con la duda.
-Así es, creo que por eso hemos sido amigos tanto tiempo.
-Ya lo creo. Bueno, hasta mañana.
-Duerme bien.
La joven humana se despidió de Link, yendo de una vez a casa. Link subió las escaleras de su casa y entró después de un tiempo. Se despojó de las ropas verdes, las guardó en un baúl y se dio un baño con agua tibia. Pasó la esponja por su cuerpo herido, lavando con cuidado algunas heridas. Cayó la sangre seca, tiñendo el agua un poco. Comenzó a relajarse, el sueño le estaba venciendo. Sin embargo, una imagen de Midna pasó por su cabeza.
-"Midna...no comprenderé del todo por qué destruiste el espejo...sabías de sobra que era el único modo que teníamos para seguir viéndonos, tal vez tenías miedo de volver a pasar por tanto dolor y lo entiendo...Pero ya hay paz, ya no tenemos nada que temer...Te extrañaré mucho"
Una vez en su cama, cerró los ojos lentamente hasta que el sueño lo venció.
Durante la noche, no dejó de soñar con una persona, pero no se trataba de Midna. Unos bellos ojos azules pasaron por su mente una y otra vez. Su cabello castaño, su sonrisa a veces rígida. Recordó que siendo un lobo la conoció, ella se sentía tan culpable por su estado, y él solo quiso decirle que no era su culpa. La monarca de su hogar, la Princesa Zelda. No sabía mucho sobre ella, pero estaba seguro de que era una buena persona. Después de todo, juntos habían combatido contra Ganondorf. Era una chica hermosa, tendría más o menos su edad. Era bastante seria, pero cuando se le conocía de cerca era una mujer muy feliz y contenta.
Link despertó un poco sobresaltado. Era cierto que su belleza lo había impactado de primera vista, pero la había mirado unas pocas veces, ¿cómo era posible que pensara en ella de ese modo? Después de todo, era una mujer. Princesa o no, ella robaba miradas. Comenzó a sentirse confuso, así que mejor fue por un poco de agua y regresó a dormir.
*Flash Back*
-Link...ya Ganondorf ha muerto...la paz ha regresado...Mira cómo se marchan las nubes que opacaban el cielo. Ahora solo nos resta ir a nuestros hogares.
La Princesa Zelda esbozó una sonrisa, sus ojos miraban con un brillo diferente el cielo celeste, la partida de Midna había sido triste para Link, pero la felicidad de la Princesa era un consuelo.
-Sí, Majestad. Al fin todo ha terminado. Pero, ¿Qué hará con el cadáver de este sujeto?
-Fuerzas malignas aun lo merodean desde afuera. Su poder oscuro debe morir junto con él, y eso solo se logrará al sellar su cuerpo en una mazmorra para ello. Yo lo transportaré con mi magia, me haré cargo.
-Pero, ¿acaso no es peligroso? Puedo ayudarla.
-No, Link. Injusto sería encomendarte tareas que me corresponden. Ya has tenido suficiente con todo lo ocurrido. Regresa a casa. Y una vez más, gracias.
-No hay de qué. Juro que cada vez que se requiera, mi espada estará a su servicio, Majestad.
Zelda sonrió de nuevo.-Link, joven guerrero, te daré cualquier cosa que desees, aunque para ser franca, ni con todo lo que poseo será suficiente para pagarte tan grande favor. Has arriesgado tu vida de una manera fiera, valiente y decidida. ¿Qué es lo que quieres?
-Nada. Su Alteza.
-¿Nada? ¿Estás seguro?
-Sí, no quiero nada porque ya lo tengo todo. Una familia, un hogar, amigos, gente que me espera en casa. Soy libre, y mi felicidad consiste en buen plato de comida y el cabalgar con mi yegua a todos lados. He ganado mucha experiencia con esta aventura y he conocido gente de toda clase. Me he enfrentado a terribles enemigos y sobre todo, gané una amiga tan leal como Midna. Además tuve la fortuna de pelear a su lado. ¿Qué otra cosa puedo pedir?
Zelda se quedó impactada con tanta humildad desbordando de las palabras de Link.
-¿Dinero, una casa, propiedades?
-No, gracias. Ya tengo una casa. Es pequeña, pero cómoda. Dinero, bueno, no gano mucho en Ordon pero me es suficiente para vivir. No requiero nada de eso.
-Insisto. No me quedaría conforme si no me pides nada.
-Bueno...-Link se quedó pensativo unos segundos.-Entonces deme lo que usted quiera. Lo que sea lo recibiré con agrado.
Zelda soltó una risita tímida, tan bella, nadie antes la había oído.-De acuerdo, te daré una cantidad de rupias para que te mantengas el resto de tu vida.
-¿En serio? No quiero volverme un holgazán, jajajajajajaja.
La risa de Link era amena y contagiosa. Zelda se soltó riendo junto con él, era muy gracioso.
-Jejejeje, vaya sentido del humor. No te preocupes, puedes ocupar el dinero para ayudar a tu gente. Y si necesitas un trabajo mejor, yo te puedo ayudar en eso.
-Muy bien. Entonces, quiero que me dé permiso alguna vez para medirme como caballero real.
-¿Caballero real? ¿Qué no has tenido ya suficiente con lo que te ha pasado? ¿Quieres seguir peleando?
-No encuentro otra ocupación propia para mí.
-Aunque...debes nacer en una casta de caballeros para poder serlo. No cualquiera puede ser un caballero real, por más aptitudes que tenga.
-Uh...qué lástima.
-Deja que vea otras posibilidades. Por lo pronto, ve a casa. Te encargo que en la medida de lo posible vayas y dejes la espada maestra en su pedestal. Recuerda que en el futuro otros guerreros pueden ocuparla y deberá estar en sus sitio reposando hasta que llegue dicho tiempo. Por el momento ya no es necesaria, así que te lo encargo mucho, joven guerrero.
-Sí, como ordene, Su Majestad.
Link hizo una reverencia de lo más servicial frente a Zelda, quien se inclinó un poco delante de él. Le sonrió de nueva cuenta y Link se retiró sobre el lomo de su yegua. Ahora debía ir a Kakariko por lo niños. Un viaje a casa estaba por iniciar...
*End Flash Back*
Link abrió los ojos, era de día. Moy estaba conversando con Braulio mientras esperaban a que saliera, tenían ya rato gritándole para que despertara.
-¡Enseguida bajo!-Les gritó desde una ventana.
Link tomó sus ropas ordonianas, se peinó, tomó la espada maestra y bajó rápido.
-Vamos a mi casa para comer algo. Noto que tú tampoco has desayunado, ¿verdad?-Le preguntó Moy a Link.
-No, apenas desperté.
-Hmm...no dejas de ser un flojo a veces. Pero está bien. Tienes razón de estar cansado.
-Ya no, he dormido lo suficiente.
-Entonces a comer.-Les invitó Braulio.-Quiero probar las madalenas que hace tu esposa, Moy.
-Vayamos entonces, que Iván no deja nada cuando se trata de madalenas, jejejeje.
Una vez finalizado el desayuno, los tres hombres tomaron rumbo al bosque de Farone. Mientras iban caminando, Iván les alcanzó de pronto.
-Padre, yo quiero ir con ustedes.
-No, mejor quédate en casa y cuida de tu madre y Lena.
-Pero...quiero ayudarlos. Quiero ser valiente y fuerte como Link.
-Bueno...-intervino el hylian-no hay un peligro seguro. Además, solo vamos a inspeccionar.
-Anda, padre, ¿ves cómo Link tiene razón?
-*suspiro* Bien. Pero si hay alguna clase de peligro, te regresas de inmediato a casa.
-Sí, lo prometo.
En su camino se toparon con Palomo, el vendedor de aceite. Éste les ofreció llenar el candil para que no se quedaran sin luz en medio del camino. Link le compró un poco y de paso llenó otra botella. Entraron al bosque. No había peligros a la vista, salvo una que otra baba deku que Link derrotó sin dificultad. Pasaron por varios sitios hasta llegar al templo, en donde los monos se paseaban de un lado a otro sin peligro alguno. Se encontraron con algunos murciélagos, pero éstos fueron derrotados sin esfuerzo. Ya entrada la tarde el bosque estaba inspeccionado. Ya no había nada qué temer. Sin embargo, Link les dijo que se fueran a casa.
-Yo los alcanzo después, debo hacer una encomienda de la Princesa Zelda.
-Sí, vamos, Moy, Iván. Les prepararé la cena esta noche.
-¡Hurra, por una vez Braulio invita la cena!-Dijo contento Iván.
-Oye, me haces quedar como un tacaño, Iván.
Todos se rieron un poco. Moy y los demás se fueron dejando solo a Link. Éste se encaminó a la Arboleda Sagrada, esperando poder cruzar la garganta. Era peligroso, si resbalaba estaba seguro de que no sobreviviría a tal caída. Pero de pronto se apareció el cuco dorado. Link se acercó de manera sigilosa a éste, sin hacer ningún ruido lo tomó de pronto y con él voló sobre la garganta hasta llegar a la arboleda.
-Espérame aquí, vengo pronto.
El cuco se pavoneaba de un lado a otro, como ignorando las palabras del muchacho. Una vez adentrado en la arboleda, Link esperaba encontrarse con alguna de las jugarretas de Skull Kid, sin embargo, el espíritu le dejó pasar directo hasta los vestigios del Templo del Tiempo. Una vez ahí, Link desenvainó la espada. Observó fijamente su hoja filosa contra la luz del sol, dándole un brillo único. Pasó levemente las yemas de los dedos por lo largo de la espada, sintiendo el frío acero, recordando cada batalla. Sonrió. Estaba feliz de poder dejar la espada maestra en su sitio, pero en el fondo estaba algo abrumado por no tenerla más. El templo se veía como en sus mejores años, tan majestuoso, enorme y sin monstruos.
-Gracias. Me has sido de gran ayuda.
Una vez que la espada fue ensartada en su pedestal, un haz de luz cubrió parte del sitio, cegando a Link por unos instantes. Cuando pudo abrir los ojos, Link se quedó un poco sorprendido de ver que el Templo del Tiempo volvía a ser ruinoso y abandonado. Volvió al Bosque de Farone, atravesó el puente colgante y pasó por la Fuente de Latoan. Ahí se encontraba Ilia, jugando amigablemente con las hadas rosadas que ya habían regresado a ese lugar. Link se quedó viéndola unos minutos hasta que ella se percató de eso. Sonrojada y fingiendo molestia, se acercó a Link.
-¡Oye! ¿Qué no sabes que es de muy mala educación estar de mirón, espiando a los demás?
-Jejeje, no te molestes, Ilia, solo tenía poco de llegar. No es que te estuviera espiando. Para la otra puedes poner un cartel que diga: Niña jugando con hadas, no molestar.
-¡Link!
Ilia le dio manotazos infantiles.
-Jajaja, ya basta, sí duele, tienes la mano pesada.
-¡Hmm...el pesado eres tú, grosero!
-Bueno, perdona, solo era un chiste. Te vi y recordé que anoche me pediste que habláramos en privado.
-Oh, es verdad. De hecho vine porque esperaba a que pasaras. Bien...solo quiero que cierres la entrada, no deseo que nadie nos moleste.
-¿Quieres que no pueda huir de tu ira?
Ilia lo miró entre cerrando los ojos, algo molesta.
Una vez que Link cerrara la entrada, ambos se sentaron sobre unas rocas, mojando los pies en el agua del manantial. Las hadas revoloteaban de un lado a otro, en tanto los jóvenes permanecieron en silencio un momento.
-Esto...yo...Link, ¿recuerdas nuestra infancia?
-Sí, la recuerdo bien. Recuerdo que tenía unos tres años cuando naciste.
-Tenías dos y medio. Desde entonces, crecimos juntos. Nunca nos separamos.
-Es verdad, antes de que nacieran Talo y Bea, éramos los únicos niños de la aldea.
-Todo el tiempo yendo de un lado a otro, cruzando el puente, mojándonos en este sitio...Cortabas flores para mí, comíamos en mi casa y papá te decía que un día lo sucederías en su puesto como alcalde de Ordon.
-Fueron buenos tiempos.
-¿Recuerdas que dijiste el día que nació Iván?
Link hizo memoria.
-Ah, ya lo recuerdo. Ese día te llevé unas flores y te dije que nos casaríamos. ¿Querías hablar de eso?
Ilia se sonrojó demasiado, solo atinó a afirmar con la cabeza.
-Yo tenía diez años, tú apenas cumplirías los ocho.
-Sí...mi padre, justo antes de tu viaje, me había dicho que deseaba que de verdad nos casáramos. Yo solo le pude decir que no lo habíamos hablado siquiera.
-Ilia...-Link la tomó de la mano-Eres mi mejor amiga, crecimos juntos, nos cuidamos mutuamente. Pero...
-No me quieres como esposa.
Link se puso de pie, caminó un poco seguido de Ilia.
-Es eso, lo sé. Pero ponte a pensar en algo. No hay otra mujer en este lugar. Yo te conozco, y te quiero...
-Ilia...
-Te quiero, Link. ¿No te basta con eso? Ninguna otra mujer puede ser mejor que yo para ti.
Ahora entendía el porqué debían hablar de ese tema en privado.
-Ilia, yo también te quiero, pero como amiga. Además, no pienso quedarme en Ordon.
-¿Qué dices?
-Sí, la Princesa Zelda va a darme una recompensa por haber derrotado a todos esos monstruos, está agradecida conmigo. Con ese dinero pienso comprar una casa en la ciudadela y tal vez, no lo sé aun, pueda servir en su castillo.
-¡¿Te has vuelto loco?!-Ilia lo tomó por el cuello-¡¿Cómo se te ocurre que nos vas a dejar?!
-¡No es una locura!-Link se zafó de ella con un poco de brusquedad.
Ilia sintió que su mundo se derrumbaba. Comenzó a llorar herida emocionalmente.
-Ilia, no llores, me haces sentir como un imbécil...
-Déjame. Yo tanto que hice por ti...creí que un poco me querías de verdad. Creí en tu promesa.
Link fijó su mirada al agua, bastante apenado.
-Solo era un chamaco. No sabía lo que estaba diciendo.
Esto último enfureció a la joven.
-¡No seas tan cobarde!
-No es cobardía. Si te prometiera eso hoy y me negara al rato sí lo sería. No puedes tomar en serio las palabras de un niño. No te comportes de ese modo.
-¿Qué diferencia hay? Lo prometiste.
-La diferencia reside en que hoy tengo la madurez para saber lo que digo. Un niño puede decir que las vacas vuelan, pero no es verdad. No me casaré contigo, te aprecio mucho para eso. Te tengo un gran cariño, más no te amo.
Otra vez el llanto manó de los ojos de la humana, Link abrió la puerta para marcharse, pero en la entrada se encontró con Iván. El niño acababa de llegar.
-¿Estás bien, Ilia?-Preguntó inocentemente.
-Vamos, Iván, necesita estar sola.
CONTINUARÁ...
Hello! Pues éste es otro fic que voy a empezar de este juego tan perfecto y maravilloso. Poco a poco iré desarrollando la trama, que como pueden ver es después de TP. Se lo dedico a mis amigas lectoras P.Y.Z.K. Magua y para una escritora ingeniosa llamada Alfax. También lo dedico a mi amigo Leonard kenway y para aquellos fans de la saga. Continuaré muy pronto. Espero que se ponga bueno. Saludos.
NOTAS: The Leyend Of Zelda es una obra de Nintendo y Miyamoto-San.
