Disclaimer: Nurarihyon no Mago no me pertenece, sino a Hiroshi Shiibashi
.
Funeral
Tristeza. Una enorme tristeza era la que se podría percibir. Agonía, dolor. Todas esas eran las emociones con las que estaban llenas las personas en ese momento. El árbol de cerezo llorón bailaba con el viento y la caída de los pétalos revoloteaba como si fuera un solo ser.
El afamado y fuerte clan Nura se encontraba roto. Llenos de dolor y sufrimiento, deseando que todo fuera solo un sueño, una terrible pesadilla. Y así, más de estos sentimientos se juntaban al paso del tiempo, mientras más personas llegaban, mostrando sus plegarias. Todos sin excepción vestidos totalmente de negro. ¿Qué mejor color para representar la oscuridad que invadía sus corazones?
La enorme sala estaba llena desolación, iluminada solo por unas lámparas que estaban encima de unas largas mesas cubiertas por un mantel blanco. Una estaba un piso más arriba que la otra. En medio de estas, un cofre de madera se encontraba, enfrente de éste, posicionado en una de las mesas yacía la foto de una persona.
Oh, pero que cruel podría llegar a ser la vida.
Cortinas de color negro y blanco yacían colgadas alrededor de la habitación, aumentado más la depresión que se concentraba. Pero bien, en esos momentos, no se podían esperar otro tipo de colores para dichos adornos; tales como la ropa negra, perfectos representadores de todo funeral. Pequeños arbustos con flores blancas también hacían aparición, regalo de unos invitados.
Varios habían asistido, no habían tardado casi nada al enterarse de lo ocurrido. Otros más que estar tristes por la tragedia parecían incluso felices, la oportunidad de tomar el liderazgo del clan se había presentado.
Pero bien, a ninguno de los altos cargos le importaba mucho eso en esos instantes.
Y cuando la ceremonia empezó oficialmente, los espectadores podrían haber jurado que se había escuchado como algo se rompía.
Corazones rotos por el dolor se hicieron enseguida presentes.
Miradas tristes, sin vida, sin una pequeña chispa de luz, opacas. Cuerpos empezando a temblar, ojos que se estaban cubriendo de lágrimas. No pasó mucho para que los sollozos se hicieran presentes, lagrimas mezcladas con gritos de dolor.
¿Por qué?
¿Por qué?
¿Por qué había pasado algo así?
Lo único que querían en esos momentos era que al cerrar los ojos y volverlos a abrir todo ese escenario desapareciera y despertaran en sus cuartos.
Despertarse y encontrarlo a él jugando en el árbol con su familia. Y en ese momento Kubinashi le empezaría a replicar el hecho de que no había cumplido con sus obligaciones la noche pasada mientras le daba una mala cara, una que sería remplazada al instante por una sonrisa cuando él diera alguna excusa sin darle importancia y siguiera jugando.
Despertarse y encontrarlo dormido encima de unos papeles. Papeles que Kejoro terminaría quitando y acomodando en algún lugar mientras cerraba la puerta dejándolo descansar mientras un pequeño se quejaba de que su padre estuviera durmiendo.
Despertarse y verlo hablando con el Supremo Comandante mientras bebían un poco de sake. Sake el cual invitaría un trago a un Kurotabo que regresaba de una misión cumpliéndola con éxito. Luego él pondría un pequeño puchero al ser rechazado, como casi siempre, por el monje.
Despertarse y atraparlo mientras se escapaba de sus obligaciones. Le daría una pequeña sonrisa a Nurarihyon mientras se rascaba la cabeza tratando de explicarle por qué hacía tal cosa. Acto que no le daría importancia el Supremo Comandante puesto que el mismo también había hecho lo mismo varias veces antes. Le diría un pequeño "corre antes de que te vea Kubinashi" mientras se daba la vuelta.
Despertarse y ver aquella sonrisa que había vuelto a su rostro luego de haber conocido a su actual esposa. Sonrisa que logró volver luego de que ella apartara aquella nube llena de lamento que lo cubría. Wakana le devolvería aquel gesto con amor.
Pero no era así.
Al volver a abrir los ojos se encontraban de igual manera. Porque era real. Porque a pesar de que sonora como algo casi imposible era cierto, realmente había sucedido.
Nura Rihan, el Segundo Heredero del Clan Nura….
Había muerto.
Había sido asesinado.
Y pensar que apenas hace un tiempo le habían dicho alegremente que volviese temprano.
Aquello no podía estar pasando, no podía ser real.
Entre todo eso, un niño miraba confundido. ¿Por qué lloraban? ¿Por qué cuando miraban la foto de su padre que estaba enfrente terminaban sollozando aún más fuerte? Y más importante…
¿Qué había pasado con su padre?
Vio a su madre justo delante. Parecía estar sufriendo.
"A papá no le gustaría verla de esa forma… ¡Papá se pondría triste si viera a mamá así! Sentiría lo mismo que siento yo." Pensó caminando un paso adelante, siendo detenido por Tsurara que lo agarró de los hombros. Su rostro mostró más confusión.
Observó cómo su abuelo se acercaba a él. La pequeña yuki onna bajó la mirada soltándolo mientras se iba caminando a la entrada donde su madre se encontraba llorando.
- ¿Abuelo? ¿Por qué todos están tan tristes? - preguntó con inocencia. El Supremo Comandante sólo abrazó. El pequeño se sintió debilitado. Incluso su abuelo parecía estar de alguna forma sufriendo - ¿Abuelo? ¿Por qué papá no llega?
Rikuo, no necesitas saber nada - susurró lentamente, tratando de seguir permaneciendo fuerte como siempre lo había hecho. Sin embargo, era algo tan difícil No resistiría el perderte a ti también…
¿Perder?
Los ojos del niño se abrieron mostrando una mirada de terror.
De pronto, lo recordó.
Recordó a su padre en el suelo lleno de sangre. Y sabía, sabía que cuando alguien sangraba tanto podría…podría…
- ¿Abuelo? - su voz temblorosa llego a los oídos de Nurarihyon - Papá está bien, ¿verdad? ¿Qué se supone que debería decir? - Abuelo, ¿Dónde está papá? Oh, Nuraihyon deseaba no responder a esas preguntas - ¿Dónde…? ¡¿Dónde está papá?! - El sonido de su grito retumbó en la habitación. El Supremo Comandante sintió como el cuerpo de su nieto empezaba a temblar. Abrió la boca lentamente tratando de que las palabras salieran.
Esta muerto - susurró de forma tan baja apenas audible, pero aún con ello aquellas palabras fueron perfectamente escuchadas por el niño, quien se quedó quieto sin decir nada ¿Rikuo?
Un grito atravesó el aire en ese instante.
Un grito desgarrador.
Lleno de dolor.
Algunos presentes sorprendidos voltearon a ver la fuente del sonido, encontrándose con el Supremo Comandante abrazando fuertemente a su nieto que había roto en llanto, derramando lágrimas en una cascada, ahogado en tristeza.
¿Nunca…? ¿Nunca volveré a verlo de nuevo? ¿No volverá a estar conmigo ni con mamá? preguntó con su voz entrecortada apenas entendible por los sollozos mientras se aferraba a la ropa de su abuelo mojándola rápidamente. No escuchó una respuesta, pero no la necesitaba. Sabía cuál era.
Sucumbió ante el dolor de imaginarse no volver a ver nunca a su padre mientras lloraba a todo pulmón.
El Clan Nura había perdido algo sumamente valioso ese día.
Más que ser el Clan más fuerte, más que ser yokai que lo daban todo en una batalla, más que todo eso eran una familia. Una familia que había perdido un miembro querido y preciado por todos.
¡Hola todos!
Desde que vi las escenas del funeral de Rihan me pregunté cómo había sido. Y me imagine lo doloroso que tenía que ser para los miembros que estuvieron más apegados a él. En especial tuve curiosidad por la reacción de Rikuo. Después de todo no estaba tan pequeño como para no comprender lo que una muerte significaba.
Y este pequeño one shot salió de esa vaga idea que surgió en mi mente.
Gracias por haberlo leído.
Atte:ElenaMisaScarlet
