Prologo.

La noche llego al desierto con su típico frió helante, las pequeñas chozas hechas de piedra que se hallaban en aquel lugar eran levemente alumbradas por unas antorchas que estaban encendidas proporcionando un poco de calor a aquel poblado, sin embargo, había una estructura que sobresalía por encima de todas, y se trataba ni más ni menos que de un templo junto a una pirámide.

—Quizás pueda encontrar algo útil dentro de la colección de ese tal Faraón...

En esa misma noche, gracias a la oscuridad que proporcionaban las azoteas, además de varios puntos oscuros como los callejones, se movía con gran agilidad cierto individuo, y haciendo uso de unos binoculares de alta tecnología algo estropeados, observaba las diferentes entradas y buscaba puntos clave de aquella gigantesca construcción a la que buscaba entrar.

—Hay guardias en todas las entradas y no se ve que exista una entrada superior, lo cual sin duda no es bueno para mí, tampoco es que quiera ser apresado por ahora...

Sin embargo, mientras aun observaba la estructura con ayuda de sus binoculares, pudo observar a una figura acercarse corriendo a gran velocidad hacia los guardias, los cuales al ver a la figura acercarse de manera abrupta, pusieron sus lanzas a modo de ataque, pero grande fue la sorpresa del espectador que se encontraba lejos mirando todo esto, al ver que esta misma "sombra" arrojo algo que provoco una especie de nube amarilla la cual hizo que los guardias cayeran dormidos y se vio por breves momentos la figura de quien corría en dirección al templo, que resultaba bastante curiosa ante los ojos de quien la observaba con sus binoculares, ya que con la luz de las antorchas, apenas pudo ver un poco como era...

Llevaba una especie de túnica de color negra que la cubría completamente al igual que la cara gracias a la capucha que formaba parte de la túnica, pero pudo notar en sus piernas varios vendajes enrollados, sus brazos tenía dos pulseras de oro, además de identificar también que en ambas manos llevaba una especie de dagas doradas en una forma un tanto especial, una forma muy conocida por él.

—Por lo visto la familia está aquí —el que observaba desde la lejanía guardo sus binoculares en una bolsa atada a la pierna izquierda, y haciendo uso de su gran agilidad, llego hasta el suelo arenoso sin ningún problema, para después salir corriendo hacia la entrada despejada.

En cuanto alcanzo la entrada, la luz de las antorchas ilumino finalmente a quien observaba con cuidado el templo, era un mapache de pelaje gris y cola anillada vestido con un par de botas azules, una camisa azul con mangas que le llegaban hasta los codos con los dobles de color amarillo, un par de guantes de color azul, una gorra del mismo color y un antifaz negro.

—"Mi nombre es Sly...Sly Cooper y como si no fuera obvio por las ropas o la manía que tengo de mantenerme en la oscuridad, soy un ladrón, uno que proviene de un extenso linaje de ladrones, de hecho, robar es el negocio de la familia y el negocio iba bien... pero hasta hace relativamente poco, yo mismo había pensado en retirarme... "—mientras el mapache se movía entre los pasillos del templo con rapidez y sigilo, pudo observar a una gran cantidad de guardias en el suelo dormidos— Bueno, en lo que busco algo que me sirva, además de encontrar a mi familiar, quizás quieran saber cómo es que acabe aquí, y también aprovechar a explicarles algunas cosas —en ese momento se baja una pantalla y se empieza a reproducir un vídeo.

"Verán, supuesta mente esto de la vida criminal había acabado para mi, decidí colgar la máscara y el bastón para empezar a disfrutar la vida del otro lado de la ley, donde lo pase muy bien en compañía de la hermosa agente de la Interpol, "Carmelita Fox".

Nosotros dos teníamos una historia que por lo general consistía en que ella trataba de encerrarme, ya saben, la típica historia del policía y el ladrón, así que la única forma de que nuestra relación fuera posible, fue gracias a que ella pensaba que yo tenía amnesia... Lo cual era falso, era lindo pasar tiempo de calidad sin que existiera una pistola de electroshock en medio de nosotros, o concretamente, apuntándome a mí a cada dos segundos.

Sin embargo al pasar el tiempo, las ansias volvían y sabía que debía hacer un atraco más, aunque claro, siendo un maestro ladrón, solamente robo a otros ladrones, y aunque me costó bastante, pude saber que cierto millonario dueño de un museo no era tan... humilde como le pintaban, es cierto, abrió un museo con una colección amplia de objetos, pero mí sentido me decía que las cosas apestaban de muchas formas…

Mientras me preparaba para dar el golpe durante una noche, como si de un conjuro se tratase, llego Bentley de la nada, he de decirlo, estaba feliz de verlo, él había hecho muchos avances tecnológicos junto a su *ejem* ex-pareja, es algo complicado pero entenderán después, bueno, el punto es que la pandilla se volvió a unir una vez más.

Murray, Bentley y yo, juntos como en los viejos tiempos, nuestra reunión más bien consto en resolver un problema, esto debido a que algo o mejor dicho alguien estaba alterando la historia, borrando a la familia Cooper de la existencia, esto se supo gracias a que el libro familiar es decir el "Latronius Mapachibus", se estaba borrando parte a parte y como no, yo lo iba a impedir que eso pasara...

Se empezaron a escuchar ruidos y de pronto la pantalla se sube rápidamente mostrando a Sly detrás de unos pilares de piedra...

Supongo que me quede a medias de la historia, pero descuiden, ya terminare de explicar después, ahora, Shhh... —Sly se mueve sigilosamente y asomándose por el costado de una de los pilares, ve a la figura tomando varias piezas de oro.

—Vaya, el faraón sí que sabe elegir su oro, aunque qué mal que no a sus hombres —se escucho la voz de quien estaba cubierta por la túnica y se quita la capucha mostrando a una mapache femenina de pelaje café con algunas marcas y símbolos en la cara.

—Bueno, es tiempo de conocer a más familiares...