Cabe aclarar que todos lo personajes pertenecientes a Card Captor Sakura no son míos.
Destinos cruzados, caminos separados
-Recuerda…recuerda-
-¿Quien eres¿Qué quieres?-
-Recuerda…ayúdalos-
-Eli-
-Ayúdalos-
-¿A quienes?... ¿Cómo¿Quién eres?
-Eli Eli… ¡Elizabeth!-
-Recuerda-
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Recorrer los pasillos blancos de un hospital no era una sensación agradable; conforme caminaba sentía la opresión en el pecho, la desesperación, la angustia pero sobre todo miedo, los médicos nunca fueron de su agrado gracias a ellos la perdió, si tan solo su madre hubiera aceptado utilizar la magia en vez de haber puesto su vida en manos de unos incompetentes, ahora podría compartir sus temores con ella, estaba completamente segura de que si su madre viviera le encantaría que ella contará con la amistad de Elizabeth; sin embargo no podían compartir esos momentos. Sin darse cuenta ya se encontraba delante de la puerta café, pero a pesar de que solo quedaba un paso que dar, girar la manija no era algo tan sencillo como todos creían… y que si ya no se encontraba con vida… ¡no! si algo le había enseñado ella era no perder la esperanza… soltando un suspiro abrió la puerta observando a la chica recostada que tenía cara de fastidio.
-Piensas pasar o quedarte ahí parada- su vista se encontraba fija en algún punto de habitación, sin embargo pudo sentir su presencia desde que piso la entrada del hospital-no tenga miedo aun estoy viva-
-¿Cómo estas?- pregunto mientras se adentraba en la habitación y se acercaba a la camilla.
-Eliminado estos estorbos... estoy bien- contesto refiriéndose a los aparatos a los cuales se encontraba conectada.
-¿Elizabeth?- llamó para atraer la atención de la castaña.
-¿Qué?- se puso a la defensiva el tono que empleo al decir su nombre no le agrado.
-Deberías ver a un doctor- sentencio, sintiéndose estúpida por el comentario.
-Bueno saliendo por esa puerta encontraras muchos- ¿Qué rayos quería decir con eso?, ese comentario estaba tan fuera de lugar, teniendo en cuenta donde se encontraban.
-Hablo enserio- genial ahora se burlaba de ella.
-Yo también… esto es un hospital ¿sabías?- respondió con burla.
Un suspiro de resignación se escucho- ¿Qué paso?-
-Dime loca pero no lo se- desvió su mirada hacía otro lado que no fuera esos ojos azules que la miraban con determinación, sintiéndose avergonzada por no tener una explicación al hecho de estar postrada en la camilla de un hospital.
-No es normal que te encuentren inconsciente y sangrando-
-Tampoco lo es que fuera tu novio quien me encontrara- el comentario escondía un tono agrio en aquellas sencillas palabras ¿o era su imaginación?
-¿Qué significa eso?- pregunto con el ceño fruncido a ella no le molestaba que sus novios estuvieran en la casa,¿no ella misma era quien se encargaba de darles un juego de llaves?, aunque cabe reiterar que lo hacia más por su bienestar después de levantarse incontenibles de veces hasta entrada la noche cuando alguno de sus niños iban a buscarla; y gracias al sueño tan pesado que tenía nunca escuchaba el timbre y si lo escuchaba hacía oídos sordos a los protestantes sonidos que buscaban la atención de una chica en especial.
-No me molesta…pero no entiendo porque entro un mi habitación- había dudado si era conveniente el decírselo después de todo no era agradable saber que tu novio entro a la habitación de ninguna chica por muy amiga tuya que fuera.
-Tal vez... al no encontrarme pensó que estaba contigo- tenía que preguntárselo cuanto antes, había hablado con el esa mañana para decirle que iba ir al asilo.
-Puedes ser- aunque no estaba tan segura, algo le hacia dudar de aquel chico.
-¿Y bien?- pregunto nuevamente.
-¿Qué?- respondió distraída.
-¿Que te ha dicho el doctor?-
-No encuentra una explicación del todo… dijo que lo más probable era que se tratará de estrés- pero la mirada que le dirigían en cada chequeo no era del todo tranquilizadora.
-¿Hablaron con tus padres?-
-No, pedí que no lo hicieran… no vale la pena preocuparlos- sus padres ya tenían preocupaciones con sus hermanos como para llamarles y decirles que se había desmayado y conociendo a su madre viajaría inmediatamente a verla.
-¿Qué no vale la pena?- si había algo que siempre le molestaba era que las personas no apreciaran los lazos familiares.
-¡Solo fue un desmayo!- respondió con fastidio¿Por qué todos se preocupaban tanto por ello?
-¡¿Y si hubiera pasado algo más?!- ¿acaso su amiga era estúpida?
-¿Y si no? - esta conversación ya la estaba hartando- Tu los hubieras llamado- respondió al ultimo con fastidio.
Confirmado su amiga si era estúpida- ¿Y si no lo hubiera hecho?-
-Tendrías remordimientos de por vida, y acabarías con ella tarándote de un edificio de veinte pisos- se permitió sonreír al imaginarse la escena tan melodramática.
- No hablas enserio- respondió con cierto temor; a pesar de haber convivido con ella durante bastante tiempo y considerarla su casi hermana aun había veces bastantes veces tenía que admitir que el humor negro de la chica la desconcertaba de sobre manera cuando hablaba de la muerte como si nada.
Desde que la conoció sabía que era diferente no solo por su magia, era algo mas, algo que la hacía especial; Elizabeth era, es y no se equivocaría en creer que seguirá siendo una persona rodeada de enigmas, sus ojos verdes esmeralda escondían mas de lo que ella decía, secretos que no quería que fueran revelados, pero era triste ver que aun aquellos que la conocían no se daban cuenta de que en ellos también habitaba el vació que en silenciosos gritos desgarradores clamaba por ser ocupado, una tristeza que siempre los opacaba y que escondía tras la frialdad que demostraban, aun en los momentos más felices se daba cuenta de que a su amiga le faltaba algo para estar completamente a gusto, nunca se lo pregunto y no se lo preguntaría si ella no se lo decía, ambas indagaban en la intimidad de la otra pero siempre tomando en cuenta que había un límite, un limite que esta vez estaba segura ella no quería que rebasara, teniendo esa personalidad tan impredecible no sabía como reaccionaría si cruzaba la línea…no definitivamente no quería ser victima de su ira, no es que fuera agresiva al contrarió, era querida por familia, amigos, admirada, temida, respetada y hasta envidiada mientras caminaba por los pasillos de la escuela con ese andar tan seguro que poseía, con la elegancia que desplegaba, pero definitivamente aquellos que la hacían enojar pagaban caro su atrevimiento, se le formo un nudo en la garganta al recordar lo que le había hecho aquel chico, era cierto que era detestablemente desagradable, pero cuando eres nuevo en una escuela no eres lo que se dice ser popular y ese chico quiso serlo desde el primer momento tratando de llegar demasiado lejos, pero para fortuna de todos y des fortuna de el, Elizabeth se encargo de bajarlo del cielo y dejar las raíces de sus pies perfectamente plantadas en la tierra... no definitivamente aun quería disfrutar de los placeres que la vida le otorgaba.
-¿Fuiste al asilo?-
-Si- contesto volviendo a la realidad- se negó a verme…otra vez- comento segundos después con cierto fastidio - ¿Hasta cuando seguirá odiándome?-
Elizabeth escucho claramente la pregunta; sin embargo no estaba segura si se lo preguntaba era para ella misma o no.
-No creo que sea odio- dijo después de un incomodo silencio.
-Sinceramente…no lo se- acabo por decir con un suspiro.
-¿No piensas ir a clases?-
-Eso…échame educadamente- todavía de que se preocupaba, la señorita la corría con el pretexto de la escuela.
-Me pregunto cuando tomarás un comentario que no lo malinterpretes- comento mientras movía la cabeza negativamente –no trato de correrte-
-A ¿no?
-No-
-¿Quieres que me quede?- le pregunto, pero el brillo de sus ojos burlones era tan fuerte que no pasaba inadvertido.
-……
-Ya veo- mientras se dirigía a la puerta y dejaba su abrigo- al menos me dejaras ver la t.v. ¿no?- no hacía falta que le contestara en ocasiones salían sobrando más que palabras ya conocía la respuesta de la chica, con este pensamiento se dirigió al sillón que se encontraba en la habitación y que se estaba casualmente enfrente de la televisión.
-Por cierto ¿Cuándo sales?- al no recibir contestación pregunto nuevamente.
-¿Eli?- llamo para que le prestara atención, desviando su mirada del aparato hacía su amiga solo para ver como se hallaba dormida.
-Descansa…tienes un largo camino por recorrer- susurro más para si que para Elizabeth.
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-Siento informarle que en todo este tiempo, no se a sabido nada del paradero de la chica- hablaba con la mirada fija en la mesa caoba que hacía distancia entre el y la otra persona, claramente avergonzado por no haber obtenido resultados en esa investigación.
Observo a la persona que se encontraba enfrente de él, tomó su decisión, ya no podía seguir abrigando la esperanza de encontrarla…no ya habían pasado cerca de seis años desde su desaparición según tenía entendido, a él se le había comunicado esto a los pocos meses de ello y desde entonces se dedico a contratar a los mejores investigadores sin haber obtenido ningún resultado; tanto su familia como sus amigos y personas cercanas no sabían nada de ella, al principio creyeron que había sido un secuestro pero con el paso del tiempo eliminaron esa idea dando paso a otras tanto absurdas como atemorizantes y así poco a poco terminar con la esperanza de muchos observando como se iban quedando a mitad de camino, incluso su propio hermano y su mejor amiga Daidouji renunciaron y junto con muchos más se hicieron a la idea de no volver a verla e incluso pensar que tal vez ya se estaría muerta, pero el siguió adelante aguardando el momento de encontrarla, pero después de más de cinco años solo tenía el fracaso como acompañante y unas cuantas palabras.
-Cancele la investigación- la frialdad que empleo tomo por sorpresa al investigador.
-Pero…
-Sus honorarios serán pagados por el tiempo que estipulamos...pase por ellos mañana a la cafetería enfrente de mi escuela a la hora de siempre- concluyo mientras se levantaba de su asiento y le ofrecía la mano.
El anciano se permitió observarlo un momento, después se levanto de su lugar y estrecho la mano de aquel joven, con un leve "hasta mañana" se encamino hacia la puerta pero antes de salir y sin voltear a verlo a la cara le dijo:
-Nunca debe perder la esperanza…pase lo que pase todo estará bien-
Shaoran lo observo con sorpresa mientras cerraba la puerta para alejarse por los pasillo de ahí, esas palabras ella siempre las decía de niña cuando aun era cazadora de las cartas Clow; sin embargo
- Yo no abandoné la esperanza, ella me abandonó a mí- susurro para aquella habitación como si sus palabras aun pudieran ser escuchadas por aquel sujeto.
Sintió un escalofrío recorre su cuerpo, gira la vista hacía la ventana que se encontraba abierta permitiendo paso al frío viento, con pasos gélidos se dirigió hacía ella con intención de cerrarla; sin embargo cuando sus dedos rozaron el marco del cristal el viento se azoto más fuerte, retrocedió unos pasos hacía atrás tapando su cara con las manos; mientras junto con la ventisca una pequeña flor rosa entraba en la habitación rozando sus manos, cuando el viento dejo de soplar miro hacía el piso se puso de cuclillas y recogió la pequeña flor tomándola entre sus manos se levanto y nuevamente se dirigió hasta la ventana, apretando entre sus manos el pequeño cerezo un solo nombre se escapó de sus labios perdiéndose con el viento.
-Sakura-
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Se movió inquieta en su lugar al sentir esa calidez, abrió los ojos con desgano para observar el cielo oscuro y la primera nevada del año a través de la ventana que se encontraba medio abierta.
-¿Pasa algo?- dijo preocupada la persona que se encontraba cuidando su sueño.
-Nada solo...
-¿Qué?- pregunto incitándola a continuar.
-Escuche como si me llamarán… no es nada- aunque esa sensación de que alguien la necesitaba era un tanto inquietante.
-Sigue durmiendo… ¿sabías que eres una dormilona?- dijo mirando tiernamente a su acompañante y dirigiéndose hacía la ventana para cerrarla del todo bien.
-Cállate- respondió con falso enojo para volver acomodarse y viajar hacia los brazos de Morfeo una vez más.
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No muy lejos ni muy cerca de ambos chicos una figura observaba con detenimiento las escenas que se desarrollaban, levantándose del sillón se acerco hacía las llamas de la chimenea y murmuro:
-La esperanza no se pierde ni se abandona y muchos menos te abandona- sus ojos azules miraban las llamas que revoloteaban- ¿No es así Esperanza?-
-Soledad- el dulce murmullo de una voz se escucho en aquella habitación.
-Así es tu hermana desde hace tiempo que actuó- contestó con una sonrisa en su enigmático rostro.
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Salió de aquel salón dando un sonoro portazo, camino por los pasillos con la respiración agitada, los músculos tensos y una gran furia dentro de él, no podía creerlo, simplemente no podía no solo habían rechazado su petición sino ahora se creían con el derecho de trazar su destino, como se atrevían no sabía si esos ancianos eran estúpidamente valientes o simplemente estúpidos, su furia crecía mas aprisa, tenía que sacarla de algún modo, tal vez unas cuantas horas en las salas de entrenamiento no estarían mal sino fuera porque a esa hora hay estudiantes practicando y lo que menos querían en ese momento era estar acompañado, tal vez el comedor mala idea, la sala de los profesores no tampoco, los áreas verdes no no y no definitivamente en ese maldito lugar no había donde poder estar solo, con un suspiro de frustración se dirigió hacía el único lugar donde podía tener libertad.
Era extraño en esos momentos esa niña le hiciera falta, ella era la única que siempre lo había apoyado aunque interiormente creía que estaba loco, llego hasta el estacionamiento de aquel lugar, sin ni siquiera sorprenderse por haber llegado ahí sin haber estado consiente de ello ya se conocía todos eso pasillos como la palma de su mano, se dirigió hasta el carro negro, subió en el encendiendo el motor y acelerando hasta el fondo se alejo de aquel lugar que siempre le asfixiaba, desde que aprendió a manejar le había gustado correr hacia a las afueras de la ciudad adentrándose en las carreteras, era una forma de sacar todo esa desesperación que sentía, manejar a altas velocidades escuchando música pesada a fuerte volumen de alguna forma extraña le hacía sentir mejor, pero para desgracia suya todo se había puesto en su contra; tenía que regresar a la escuela por el examen de economía que tenía que presentar esa tarde, era la última oportunidad que el profesor le había dado, simplemente no podía desperdiciarla.
Bajo del carro mal estacionado y se dirigió con prisa por los pasillos vacíos de la escuela, corrió la puerta del aula donde se le impartía la materia. Ahí estaba recargado en los ventanales revisando lo que probablemente eran los trabajos que le entregaron esa mañana.
-La impuntualidad nunca a sido tu fuerte- dijo sin ni siquiera levantar la vista de los papeles- debo suponer que te fue mal-
-¿Te lo dijeron ellos o lo dedujiste tú?-
-Tienes cuarenta minutos para terminar- señalándole una butaca para que se sentara camino hacía al escritorio, sin ni siquiera responder a su pregunta.
-Tiempo suficiente- le dijo mientras sonriendo a medias mientras tomaba el examen que le ofrecía su profesor.
-Corre tiempo-
Bien cuarenta minutos no fueron suficientes, con veinte hubieran bastado, esos eran los pensamientos de un sorprendido profesor que miraba el examen y luego a su alumno para finalmente mirar el examen de nuevo, normalmente no se encontraría sorprendido de ese chico reconocía que tenía capacidad para los estudios, de no ser porque hasta los mas destacados en la materia sacaron bajos porcentajes entregando el examen incompleto obviamente una hora para ellos no había sido suficiente tiempo.
-Tengo que admitir que estoy sorprendido- dijo recargándose en la silla y cruzarse de brazos.
-Bien me voy-
-Espera- le llamó cuando estaba por cruzar la puerta- no te interesa saber tu porcentaje-
-Para que, mañana entregaras calificaciones- siempre las entregaba al siguiente día.
-Llego otra carta suya- sabía que eso era suficiente para llamar su atención.
-Dámela- demando acercándose peligrosamente.
-Aunque seria interesante saber lo hay escrito no tengo ni tiempo ni intenciones de leer las aventuras de un romance fracasado- concluyo con una sonrisa en el rostro aventando la carta sobre el escritorio.
-No sabes nada- esta vez su enojo no paso desapercibido, pero a pesar de que quería golpearlo no se lo podía permitir, aunque siempre tuviera esa sonrisa burlona y traviesa que le recordaba a la tonta reencarnación del mago Clow, en esos momentos su profesor le era de bastante ayuda encubriendo esas cartas.
-Puede… sin embargo te soy de mucha ayuda- la sonrisa de su rostro se acrecentó más.
-No por mucho tiempo más- acabó mientras salía por la puerta y comenzaba a caminar por los pasillos dejando los sonidos sordos de sus pasos.
-No estés tan seguro mi querido Shaoran…en un futuro te seré aun más importante- murmuro viendo a través de la ventana como un carro negro se alejaba de las instalaciones de la preparatoria.
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-Llegas tarde-
-Tuve que presentar un examen- objeto cerrando la puerta, aun en la oscuridad de su habitación podía saber quien era la poseedora de aquella voz cargada de frialdad.
-La cena esta por servirse cuento con tu presencia en ella- ordeno levantándose del sillón que se encontraba en una oscura esquina.
-¿Otra cena amigable con esos ancianos?- pregunto con sarcasmo observando a la mujer que en esos momentos era expuesta a los rayos de la luz blanca de una luna llena que entraban por los ventanales atravesando el velo blanco que los cubría. Era sorprendente como en el pasar de los años su madre no había cambiado en nada, su piel seguía siendo blanca, conservando aun las finas facciones que no cambiaban con el pasar del tiempo, salvo por unas pequeñísimas arrugas cerca de su boca que solo eran vistas por las personas más observadoras, sus ojos azules fríos como un iceberg capaces de congelar hasta los mismísimos infiernos eran ahora más fríos y calculadores, su cabello seguía igual negro y largo, vestía un kimono azul marino con delicados bordados de hilo de oro su porte seguía siendo exquisitamente correcto, elegante y altivo, simplemente era el símbolo del respeto personificado.
-Trató de evitar discordias, y no esta vez no es una simple cena para acabar con los altercados que has ocasionado en los últimos meses- contestó con la voz más fría de costumbre, le molestaba la manera en que su único hijo heredero del legado mas poderoso de la magia occidental se comportaba así desde que su prima Mei-ling se había marchado
- Baja dentro de una hora- dando una ultima mirada a su hijo salio de la habitación.
Camino rumbo hacía su cama y se tiro en ella, estaba más que claro que su madre se molestaría si no bajaba a cenar, como había especificado su presencia era indiscutiblemente requerida, ahogo un grito de desesperación, se movió de lado y escucho un leve crujir y entonces lo recordó ¡la carta! levantándose rápidamente palpo la bolsas de su pantalón hasta que la encontró, sentándose a lado de una mesita de noche encendió la lámpara que se encontraba en ella, se permitió observar el sobre blanco un poco arrugado, un timbre con la imagen de la Torre Eifel adornaba el lado superior derecho, y por último la dirección a quién iba dirigida, en este caso al domicilio de su profesor, si llegaban a su casa su madre no tardaría en darse cuenta de las cartas y eso ocasionaría muchos más problemas para ella. Rompió el sobre de uno de sus lados, no contaba con la paciencia necesaria para buscar un abrecartas y poder abrirla, tomo las dos hojas entre sus manos y comenzó a leer la hoja de encima.
Hola cariño:
Deseo y te encuentres mejor de lo que yo, espero sigas aún dando pelea… Ya no puedo más Shaoran, simplemente ya no puedo y no, no es cobardía por si lo estas pensando, es solo que ya no se donde más buscar; en momentos como estos necesito de esos brazos que me sostenían fuertemente, esas manos que me ayudaba a levantar cuando me caía, el abrazo de una persona amada, simplemente te necesito a mi lado, estoy cansada, por mas de casi tres años los he buscado, me hubiera conformado si la tuviera a ella a mi lado,¡pero me los arrebataron a los dos¿Sabes? Me hecho a la idea de no verlo a ver más, de haberle perdido para siempre; me resigno lo e perdido e él. ¡Pero no puedo perderla a ella!, escucho su llamado en sueños, suena absurdo considerando que yo no poseo magia pero puedo jurar que tanto como la escucho puedo verla ¡me llama!, no puedo abandonarla eso sería inhumano, una madre nunca renunciaría a su hija o por lo menos yo no sería capas de hacerlo, no tienes idea de cuanto los odio en estos momentos, se que no te agrada leer esto; sin embargo tienes que aceptar la realidad ellos solo se encargan de destruir vidas y aunque te duela entre ellos se encuentra tu madre, no puedo negar que en forma le estoy agradecida por haberme acogido en su familia después de que mis padres fallecieran, pero aun no puedo entender como fue capas de hacernos algo así no tenia el derecho aunque fuera una Li también…no puedo y no quiero perdonarla…busca tu libertad, no permitas que te aprisionen por ser la próxima cabeza del clan Li, eres tu quien forja tu destino solo tu decides como quieres ser, quien quieres ser no eres una marioneta confió en que no te dejaras dominar…en estos momentos voy rumbo a España hace poco tuve una pista de su paradero, se que se encuentra en Madrid, esta vez hasta que no la vea no me moveré de ahí, por lo tanto tengo pensado continuar con mis estudios en ese país sin que intervenga con mis planes de búsqueda. Cuando me encuentre estable te escribiré nuevamente hasta entonces cuento con que te sigas resistiendo. Se fuerte por ella cariño se que esta viva, en mis viajes también la busco; nunca te abandonado y nunca te abandonaré. Besos.
Con cariño tú ex-odiosa prima
Mei-ling
PD. Mis saludos silenciosos de siempre para Wei y tus hermanas.
Doblo la carta y la guardo en el sobre, por los espacios manchados se podía dar cuenta que su prima lloró mientras la escribía, sonrío por unos momentos, pero aun así no pudo dejar de sentir envidia de ella, por lo menos ya tenía un rastro de donde se podría encontrar la pequeña; el en cambio no solo no tenía idea de en donde podría haber estado Sakura si no que aparte de eso nunca tuvo idea de donde comenzar a buscarla.
Unos golpes en la puerta distrajeron sus pensamientos avisando que la cena ya estaba servida y era necesaria su presencia, observo el reloj mesa 9:05 p.m. se maldijo internamente su madre odiaba los retrasos y por eso se había acostumbrado a ser sumamente puntual, con pesar tuvo que reconocer que esta vez no se salvaría de otro discurso sobre las responsabilidades que tenía como próxima cabecilla del clan y del concilio.
Camino por los pasillos de la casa; genial no solo tenía que bajar a cenar obligatoriamente sino que por lo visto sería otro infierno que soportar por largo tiempo, solo esperaba no tener mucho calor esta vez.
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Corro vuelo y me aceleró
para estar contigo y empezar
el juego del amor
juego del amor
todo para estar junto a ti
junto a ti…
-Corro vuelo me a…
-Acelero para estar contigo- una segunda voz se escucho.
-¿Qué haces aquí?- preguntó sentada desde el piso observando a la persona frente a ella fijamente como queriendo creer que era una simple alucinación.
-Hasta donde se aquí vivo- contestó recargada desde el marco de la puerta con los brazos cruzados.
Se permitió observar nuevamente la habitación pintada de rosa claro, cada vez que entraba a ese lugar una sensación extraña la invadía, y no era por la magia que se encerraba en esas cuatro paredes era otra clase de sensación, sacudió la cabeza un par de veces, esta vez observando el desastre que se encontraba en ese lugar, la cama estaba llena de ropa y cajas, al igual que el sillón que siempre acogía a todo aquel que se sentara ahí, la lámpara de pie que se encontraba a un lado de este jugaba en esos momentos el rol de perchero, y ni que decir de la cómoda sus cajones abiertos y podía deducir que registrados con demasiada desesperación, la televisión prendida lo mismo que el radio la única diferencia que el primer aparato tenia el volumen totalmente nulo y la radio si sonaba y ni que decir del piso que estaba lleno de todo lo que fue aventado y no tuvo la suerte de caer en un lugar más apropiado, caminar por ahí era tener que evitar una serie de obstáculos que por un momento le recordó los programas televisivos que veía su amiga en donde los participantes pasaban por una serie de retos estúpidos, arrugó el ceño la chica con la que compartía el departamento era de lo más ordenada sobre todo con sus cosas, debía ser importante lo que sea que estuviera buscando.
-No me refiero a eso deberías estar en el hospital- dijo con enojo, si ella estaba ahí simplemente sus planes se arruinarían.
-¿Eh?- fue lo único que atino a decir, le sorprendía la actitud que de un tiempo para acá había tomado, sobre todo cuando esas actitudes eran por momentos.
-Tu doctor me dijo que salías el jueves- dijo con reproche.
-No soporto esos lugares- contestó con indiferencia.
-Yo tampoco- respondió con amargura y tristeza.
Por unos segundos el silencio reino, ambas se quedaron calladas una por tristeza y otra por apoyo.
-Me voy a dar un baño- cuando estaba a punto de dar media vuelta su amiga la agarró por su abrigo.
-Espera… ¿no has visto un libro rosa?- pregunto con ansiedad y miedo.
-¿Un libro rosa¿Por eso es el desorden?- vio como su ruidosa compañera afirmaba con la cabeza¿acaso era una broma? Todo ese desorden por una estúpida novela romántica.
-¿Lo has visto?- el miedo la invadió no ella no podía tenerlo, no debía tenerlo, contuvo la respiración esperando su respuesta
-No- un suspiro de alivio se escucho- pero- nuevamente sentía como le faltaba la respiración- si tanto te importa en la librería del centro supongo que estará a la venta- su respuesta la tomó por sorpresa ¡¿Qué demonios hacía un libro tan importante como ese en una asquerosa librería y por aun a la venta?!
-¿Qué?-
-Si no me diera tanto asco ese tipo de cosas yo te lo traería pero de pensar que tengo que tocarlo me da repulsión- dijo mientras con una expresión de repugnancia.
-¿De que hablas?- ciertamente no entendía nada de lo que estaba diciendo ¿desde cuando le disgustaban los libros de magia?
-De tu manía por leer novelas románticas- contesto como si fuera lo más obvio del mundo.
-…
-Tu libro- aclaró al ver su cara con expresión de "no entiendo nada" – ¿no es una novela?- preguntó después de haber dado su primera respuesta y seguir viendo el desconcierto reflejado en ella, si eso era la único que su amiga leía- ¿no buscas el libro que compraste hace una semana?- preguntó nuevamente
-¿Una novela?-
-Si- respondió con cansancio- ¿si o no es lo que buscas?- inquirió nuevamente con exasperación.
-Si… eso es lo que busco- se apresuro a contestar – no la he acabado de leer y quiero terminarla- dijo a modo de explicación.
Elizabeth ya no contesto nada se quedo mirándola fijamente a los ojos, se encogió de hombros y sin decir nada más salió de la habitación.
-Estuvo cerca- se dijo mientras se levantaba del piso y de una patada cerraba la puerta que había dejado abierta la castaña; se acerco al espejo de pie que tenía cerca – ¿Tú que opinas? – preguntó con una extraña sonrisa a su reflejo.
-Déjame regresar- exigió el reflejo –si le haces daño yo
-¿Tu que?- interrumpió - ¿Qué me harías?- preguntó con desafío.
-Yo… yo…- bajo la mirada no podía mantenerla sabiéndose observada por ella misma.
-Yo te voy a decir que me harías- se llevo una mano hacía su barbilla dando la apariencia de estar pensando –nada…absolutamente nada- dijo al cabo de unos segundos –ya que cuando despiertas por así decirlo no te acuerdas de nada-
-¿De que hablas?- preguntó ¿Qué quería decir con eso?
-Nunca te has preguntado porque las personas a tu alrededor dicen que eres extraña- dijo con malicia –nunca te has puesto a pensar porque en varias ocasiones tienes la sensación de haber estado dormida cuando sabes perfectamente que estabas despierta-
-Habla maldito demonio- exigió con los ojos cerrados derramando lagrimas silenciosas y golpeando el cristal que las separaba.
-¿Demonio?- se pregunto por el nombre que le dio, después una sonrisa se formo en su rostro –no soy un demonio- dijo con voz calmada –mi creador no me creo para ser un demonio- volvió a decir esta vez con ira en su voz.
-¿Entonces que eres?- preguntó tratando de controlar su llanto.
-No tengo porque responder pero lo haré- observo como su otro yo levantaba la mirada que hasta esos momentos la había mantenido apartada.
-¿Qué?-
-Soy el equilibrio de la esperanza- esas fueron las últimas palabras que escucho, después todo se volvió oscuridad.
Notas de Autora:
Hola soy nueva en esto así que por favor los que hallan leído el primer capítulo de esta historia (haya sido por error o no) le pido sean pacientes, ahora bien acepto todo, incluido tomatazos (pero procuren que no sean muchos) de acuerdo.
Sobre todo les pido paciencia con las descripciones de los personajes, no las quise escribir para darle un poco de misterio a la historia, más adelante sabrán como es cada personaje tanto física como psicológicamente, también tratare de queden al descubierto los nombres, ya que solo menciono a Elizabeth y Shaoran por el momento, vuelvo a repetir los nombres y descripciones de los demás personajes se sabrán en el próximo capítulo, por lo tanto nuevamente les pido paciencia.
Bien solo les que pido dejen reviews, estos son MUY importantes para todos aquellos que escribimos, ya que nos alientan a seguir escribiendo. Ahora si cuídense no vemos en el próximo capítulo.
