-La corte ha decidido por la presente, Real Familia de las Islas del Sur , que su decimo tercer heredero , Principe Hans sea enviado como sirviente en la corte del Reino de Arendell , se le despojaran de todos sus rangos y privilegios como noble hasta que Elsa , Reina de Arendell lo convenga-
Tras pronunciar los cargos , el juez , un hombre bajito con nariz aguileña , bajó de su asiento indicando con su mirada a los guardias que ataran las manos del condenado y retiraran al joven de los espectantes súbditos.
Hans no mostró culpabilidad o remordimientos durante toda la detención , sus ojos perdidos lo siguieron a lo largo de los pasillos que alguna vez hubo recorrido en su mas tierna infancia...
Tras el ultimo escalón que separaba el castillo al exterior , suspiró y cerró con resignación sus ojos , los gritos de las gentes del reino no tardaron en zumbar dentro de su cabeza.
-Por vuestra culpa Arendell no exportará mercancias-
-¡Mi empleo como comerciante ha sido arruinado!-
-¡Ya no habrá intercambios de comida!-
Una mujer se acercó y mostró su bebe - Este niño jamás podra seguir el trabajo de su padre...es una causa perdida gracias vuestro engaño -
- ¡Silencio¡ Su Majestad procederá a la despedida del traidor-
Instintivamente Hans puso los ojos en blanco con una mueca de aburrimiento sin dejar de caminar hacia el barco que lo deportaria de nuevo a Arendell, todos los presentes quedaron sin habla al contemplar a aquel impresentable dando de lado incluso a la soberana, que de hecho era su madre.
Unos de sus hermanos se abalanzó sobre Hans empuñando su espada dispuesto a hacerle algun corte severo , pero olvidó por completo el titulo que el ex-principe habia recibido en la marina .
Sin un solo cambio de expresión alzó sus manos atadas cortando en el aire la cuerda que lo aprisionaba y tumbando a su atacante mientras lanzaba lejos el arma.
-Siempre...me subestimaron- susurró secamente el pelirrojo.
Los guardias se apresuraron a quitar de encima del heredero a semejante traidor.
Volvieron a atar las manos de Hans y los presentaron ante la Reina.
-Su majestad precederá a la despedida del traidor Hans-
Un solo paso acercó madre e hijo cara a cara , su desaprovación era tal que siguió los ojos del pelirrojo señalando el barco.
Los guardias lo llevaron dentro , y desde aquella pequeña ventana, Hans vió por ultima vez aquella espantosa mueca que su madre hizo hasta que ya no pudo diferenciar su cara por la lejania.
