"El mismo árbol"

Basado en Inuyasha

Pairings: Sesshoumaru x Inuyasha (es lo que espero)

Category: TWT - YAOI.

Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, derechos reservados de Rumiko Takahashi dadadada etc. etc.

Raiting: PG -13 Yo señalo el NC - 17 (Supongo ¬.¬)

Dedicado con todo mi cariño a Sayae, espero tener pronto el próximo capitulo xD ya que me demore 6 años en sacar este… =_=

Capitulo 1

- ¿Debes de ir, padre?

- Lo evitaras

- No deseo hacerlo, pero antes de que algo te suceda espero que Souunga y Tessaiga me sean entregadas

- Sesshoumaru… ¿tienes algo que proteger?...-

Esa conversación fue su calvario durante un largo periodo, no le comprendía, no podía hacerlo, ni siquiera imaginar el razonamiento de su respetado padre, no había pasado el tiempo desde ese último encuentro, ¿como era posible?, el poderoso Inu no Taisho; muerto. El lugar donde murió su padre, lo rondaba con una inercia repetitiva, recorría aquel territorio observando de vez en cuando a aquella asquerosa humana, y tratando de entender el por qué...

- Siempre supe que no me las entregarías, padre- No podía comprender de ninguna manera, en cierta forma también se rehusaba a hacerlo -¿Protegiéndoles? Morir protegiendo a una mujer ¡Morir por manos de un asqueroso humano! Denigrarte de esa forma, padre… por una humana-

Sin importar nada alterno era una simple mujer humana, lo que significaba, un medio hermano, hanyou. Sin predeterminarlo llego a encontrarse con ese extraño olor a mezcla, jamás podría olvidarlo, la sangre de su padre; su propia sangre mezclada con la humana, un hermano; Inuyasha.

Un hanyou, detestable, impuro, pero un hermano al fin y al cabo, no podría odiarle por completo sin mencionar la incapacidad de abandonar aquel territorio, debía saber si ellos se encontraban a salvo.

- De haber tenido oportunidad ¿me habrías pedido que los protegiese; padre?- no podía abandonar ese pensamiento y al razonar nuevamente les estaba observaba a escondidas, aquella mujer de cabello oscuro y kimono con el pequeño entre sus ropas, se veían bien, sanos, pero ya no felices, ella siempre lloraba el doloroso futuro de ese precioso niño. Ella sabía que Inu no Taisho tenía otro hijo, y hacía unos meses podía ver una figura a lo lejos que la observaba estaba segura de que sería él, aunque nunca se dejaba ver.

- ¿Te gustaría verlo? Es un niño hermoso – Comentó en voz alta Izayoi cuando creyó sentir aquella misteriosa presencia cerca. El youkai no respondió, solo se dejó visible y observó al pequeño Inuyasha para proseguir a retirarse.

- ¿Cuál es vuestro nombre?- Preguntó temerosa

- Sesshoumaru-

La humana nunca más lo divisó.

No importaba lo que sucediera ni donde se encontrara, siempre terminaba por volver a aquel lugar, ¿Cuánto tiempo había pasado de la muerte de Inu no Taisho? Algunos años… tal vez. Había estado en algunas batallas, ninguna de mucha importancia, pero siempre regresaba, aquel bosque tan cómodo. Ya no podía seguir. Ni siquiera recordaba cuando había sido la última vez que descansó, se recostó a los pies de ese antiguo nogal, una suave capa de césped recién en brote cubría todo el lugar y unos esquivos rayos de luz osaban caer en su frente, el viento meció las hojas llevándose consigo cualquier intento de complot por parte del sol a su sueño ¿Se atrevería alguien a atacarlo en ese momento? ¡¡Obviamente no!! Era perfecto…

- Inuyasha!! ¿A dónde vas? ¿No te alejes demasiado?-

- Sí madre- Contestó respetuoso, mientras se alejaba corriendo. Nadie, nunca quería estar con él, sabía que era diferente al resto, tal vez por eso se alejaban, como quería un amigo… Su madre se lo había advertido, que el bosque era peligroso, adentrarse demasiado podía significar encontrar algún monstruo o demonio que lo atacase pero… sabía que no podría obedecer, ese penetrante olor ¿Qué sería? Ese extraño aroma tan peculiar, no podría obedecer, debía saber que extraña criatura lo expelía, simple curiosidad con algo de esperanza, era tan agradable.

Sesshoumaru seguía en su letargo, no había nada en los alrededores que representase algún peligro como para alterarse, sentía como ese familiar aroma se incrementaba. Se acercaba cada vez más al sitio en el que se encontraba, era una extraña sensación, lo embargó, sabía que ese "algo" que se acercaba lo conocía, muy similar a la sensación que tenía al percibir a su padre cuando estaba con vida, pero a la vez tan distinto…

Mucho más sigiloso que un animal salvaje, o un humano, pero demasiado llamativo como para ser un enemigo fuerte.

Inuyasha Por fin llegó al lugar que buscaba, unos metros mas allá estaba la fuente de ese aroma, se escondió en unos arbustos para observar mejor, era una persona, la podía ver, estaba recostado bajo un árbol, pero la hierba le impedía olfatear bien, ¿Podría acercarse mas? ¿Sería peligroso? No lo divisaba correctamente, se armó de valor y dejó que su nariz lo guiara, era un hombre, no, más bien un chico, pudo notar que no era humano, y al parecer no había notado su presencia, no había movido un solo músculo desde que comenzó a acercarse, ese olor era irresistible. Se acercó aún más y pudo ver que realmente era una persona muy hermosa, fue lo primero que pensó y su aroma le hipnotizaba, poco más de un metro los separaba, ya había descubierto lo que quería y era hora de retirarse una última miradita y listo, pero en un segundo no me vio más y se sintió en un gran peligro, estaba seguro que reencontraba a su espalda ¿Le mataría? Como fuese giró lentamente, pero el hombre ya no estaba ahí, sino que seguía en el mismo lugar en el que estaba originalmente ¿No sabía que hacer? Con todo su valor preguntó -¿Quién eres?-

El hombre no respondió pero se encontraba mirándolo, con unos ojos suaves, no como lo sintió en su espalda, el pequeño se asustó y corrió sin mirar atrás, hasta llegar al jardín de su casa, buscó a su madre, pero no se encontraba, rápidamente su miedo se tornó en curiosidad otra vez. No tardó en armarse de valor y volver a salir en busca de ese chico tan llamativo, no tenía nada que perder, si lo rechazaba, no importaba, ya estaba acostumbrado. Pero para cuando llegó al lugar el chico ya no se encontraba, y no había rastro, por mas que busco no había ni una sola pista de adonde pudo haber ido. Se sintió solo, quería creer que si volvía esa persona estaría allí y podría conocerla, alguien similar a él con ese aroma, su frustración fue mucha, casi lloró, pero contuvo las lagrimas, no las dejaría caer, se sentó en el mismo lugar en el que había estado el chico momentos antes, se recostó mirando el cielo, junto sus ojos y por un segundo creyó sentir su calor a través del suelo, nunca se había sentido así, ni siquiera cuando los niños del pueblo lo esquivaban, entre sollozos se durmió unos segundos.

Tuvo unos agradables sueños, vio a su madre, tanbien al chico del bosque, pero era extraño no lo vio joven ni viejo tampoco, no estaba seguro pero su cabello destellaba al sol. Despertó sobresaltado bañado en un liquido viscoso mientras el cuerpo destazado de un monstruo lo aplastaba, escuchó que habían otros más, tal vez estaban luchando por el territorio, pero los oyó caer uno tras otro, no tenía suficiente valor para quitarse el cuerpo de encima o siquiera moverse, de seguro el ganador lo devoraría, el asqueroso olor ferroso de la sangre y el hedor del monstruo se impregnada en su cuerpo y su rostro, hasta que ya no había ningún ruido cerca. Todo había pasado, se salvó, sanó y salvo, ¿en que momento se le ocurrió dormir en el bosque? Pensó. El peso viscoso que lo cubría desapareció. Vio ese rostro armonioso, no el real, sino el que vio en su sueño, el joven y amable, en un momento pensó que le preguntaría como se encontraba, pero no, la realidad era otra, el rostro no era tan amable sino que tenía mas bien la expresión que sintió cuando pensó que estaba a su espalda, recibió una fuerte cachetada que lo lanzó directo al piso, obviamente había ocupado menos del 3% de su fuerza.

-No debes dormir en el bosque- Inquirió frío y con poca paciencia, sabía que estaba tentado a hablarle, pero que le sucedía, él no era así, por lo tanto solo giró y caminó en dirección contraria al niño.

Inuyasha no sabía que pasaba, no entendía nada, ese sujeto tenía unos aires muy malos, pero acababa de salvarlo, posee una mirada asesina pero lo golpeo de forma sutil, y acababa de reprenderlo como si le importara algo en él, cómo había visto muchas veces que hacían los padres con sus hijos cuando cometían una falta, ¿Por qué se preocupaba por él? Nadie a excepción de su madre se había preocupado por él, estaba feliz.

- Hey!! Espera- Grito incorporándose rápidamente –Porque me has prote… golpeado- Corrigió la palabra en el último momento.

El joven poseía una cabellera muy larga y plateada. Se giró e inclinó para quedar frente a frente con el rostro del pequeño -¿Proteger? Yo no le he protegido!!- Pensó solo observando y sin decir nada al niño.

-¿Por qué lo hiciste?- Dijo desviando la mirada apenado y bajando la voz a cada palabra.

- Solo un idiota se duerme en pleno bosque sin una barrera-

-Pero porque me protegiste, no sabes que soy medio demonio?-

-Lo sé…- Contesto agrió, cabreándose con el comentario, se volvió a girar bruscamente.

–…Sígueme!-

El niño lo siguió en silencio, no fue mucho tiempo, solo unos minutos de caminata bosque adentro. A pesar de su aura asesina, a pesar de que le golpeo, ese hombre le provocaba confianza, casi ciega y era tan hermoso y fuerte, nuevamente lo veía muy joven

-¿Cómo te llamas?- Pregunto el pequeño, no obtuvo respuesta, pero ya habían llegado.

Era una laguna, no muy grande y de aguas calmas, casi transparentes, reflejaban perfectamente el cielo. No lo había notado pero el joven también estaba completamente ensangrentado, observo como dejaba sus cosas de lado y entraba al agua dejando un notorio rastro de sangre a su paso, se giró y ordenó al pequeño.

-Límpiate-

El niño no estaba muy seguro de si seguir la orden

-Tu madre de preocupará si vuelves sucio-

Aquel chico parecía humano, su cuerpo era como él de uno podía observar como el agua se tornaba marrón en torno a su piel blanquecina, lentamente comenzó a desvestirse, el agua no se encontraba muy fría, aun así su cuerpo la rechazó, la tierra estaba empinada y rápidamente se hacía onda, permaneció en la orilla, no podía tranquilizarse el agua le llegaba sobre el ombligo

-¿Por qué me ayudaste?- continuaba la pregunta, tratando de que le respondiera.

- …- Silencio.

-¿Usted conoce a mi madre?- Dijo pensando en el comentario que le había hecho anteriormente.

-…- Más silencio.

- ¿No es de por aquí señor?¿Verdad?- Por cualquier medio trataría de que le hablará,

No obtuvo ninguna respuesta, decepcionado y cabizbajo continuó limpiándose.

- Bueno lo sien-to – Pronunció sin ánimos y la última palabra cortada sintiendo como el agua le caía por los hombros. Estaba lavando su cabello! Aquel muchacho lo hacía, no tenia memoria de que alguien lo hubiese lavado antes, ni siquiera su madre. ¡Estaba tan feliz! Siempre lo que los demás hacían era insultarlo y alejarse ¿Él podría ser su amigo?

Su cuerpo era como el de un humano pero viéndolo con atención descubrió que poseía las marcas de un demonio.

Todo era muy confuso y en ese momento lo menos importante era el hecho de que fuese un demonio, a pesar de que su madre le decía que eran peligrosos, especialmente aquellos con forma humana. Era en todo lo que podía pensar, hasta que el movimiento en su cabeza cesó.

-Enjuágate- Fue lo único que pronuncio el demonio, no tardó mucho en lavar su propio cabello.

Ambos salieron del agua el niño lo seguía atrás sin atreverse a hacer mas preguntas.

-Ya es hora de que vuelvas- Pronunció sin entonación.

-Si…- Contestó desanimado el pequeño sin moverse de su lugar.

- Mi nombre es Sesshoumaru – Miró a niño por un momento y se adentro más en el bosque

-¡Mañana! ¿Podré verte…?- Gritó sin esperanzas al joven cuando ya se perdía entre los árboles

–…en el árbol!- Terminó la frase, comenzó a correr muy emocionado en dirección a su casa.

-Es un muchacho ruidoso… y muy débil- Pensaba Sesshoumaru mientras caminaba.