Disclaimer: Noticias de ultima hora! Bleach es un producto original maca Kubotite. Yo solo se lo robo y juego con el un rato, muejejejejeje xDDD m Y que no se queje, que puedo llegar a ser muuuucho mas cruel, jejeje xDD.
LUZ
Cuando la vio, cayó en su hechizo. Tres simples detalles hicieron falta para que quedase atrapado para siempre. La profundidad de sus bellos ojos azules. La pacífica calma de sus movimientos. La angustiosa soledad que emanaba, el desasosiego de su mirada.
Encarcelado. Así se sentía.
Enterrado por su vida, por sus obligaciones, por una responsabilidad que no sería capaz de asumir. El joven Byakuya Kuchiki solo quería tranquilidad. Libertad para tomar las riendas de su propia vida y vivirla como desease.
Pero eso jamás sería posible. Como noble, debía cumplir su misión. Aunque con ello sacrificase todos sus sueños, sus ideales, su futuro.
¿Era temor¿Respeto¿O simple conformismo? En cualquier caso, cuando aquella tarde el joven heredero del clan Kuchiki descendió por la ladera, de camino al río en el que siempre descansaba sus pensamientos y adormecía su espíritu insatisfecho, él creía que jamás rompería una norma. Que estaba condenado a deambular por una vida llena de falsos valores en los que nadie parecía creer.
Allí la descubrió. El tesoro escondido. La luz escondida entre las tinieblas de sus sentimientos.
Aunque sintió sus pasos, la mujer ni siquiera le miró. Permaneció allí, con la vista clavada en un horizonte que parecía estar muy lejos de allí. Byakuya se situó a su lado, separado por una mínima distancia, sin apartar los ojos de su rostro.
- Estás triste. Y cansado – le dijo la mujer sin apartar la mirada del vacío.
No había malicia en sus palabras ni interrogación en su voz. Tan solo se lo decía, como si ella pudiese leer dentro de su alma mejor que su dueño.
- No tengo razones para estar alegre – respondió pausadamente.
- La felicidad no atiende a razones. Si estas triste, vivirás infeliz toda tu vida – contestó ella con la sabiduría del que habla por su propia experiencia – Aleja los motivos de tu tristeza y sonríe al mundo. Tal vez éste te devuelva la sonrisa.
Byakuya dejó transcurrir unos minutos de silencio, embebido por el sonido del riachuelo, antes de decirse que era un consejo estúpido. Qué sabría esa mujer de su vida y de sus obligaciones.
Se sorprendió a sí mismo esbozando una sonrisa. Traicionera, como quien teme ser descubierta y encerrada para toda la eternidad.
- Mi nombre es Hisana – le informó la mujer, sin dignarse a dirigirle una sola mirada.
- … Byakuya Kuchiki.
En esta ocasión, sus palabras si tuvieron el efecto deseado sobre Hisana. Clavó sus ojos en el rostro del joven antes de levantarse de la hierba mojada y agachar la cabeza con humildad, como muestra de respeto.
- Disculpe mi atrevimiento. No sabía que usted era…
- No tienes porque irte, Hisana.
- Yo… perdóneme…
- En el fondo, no ha sido un mal consejo – dijo, preguntándose por qué era incapaz de dejar de sonreírle a aquella misteriosa y atrevida desconocida.
Hisana alzó la vista y se encontró con los ojos del noble. En lugar de sentirse intimidada, su mirada se le antojo luminosa.
- Nunca aconsejo mal a nadie.
La mujer se atrevió a sonreír con timidez.
La boda se celebró en el templo de la familia, y tan solo Hisana y Byakuya fueron testigos de la declaración de sus propios sentimientos. Parecía que para la nobleza, amor y matrimonio no conjugaban en la misma oración. Pero no les importó.
Byakuya se sentía por primera vez la sensación de la propia felicidad, la alegría de estar vivo. Sentía que por fin había encontrado una razón por la que merecía la pena luchar contra las leyes, la sociedad; contra su propia familia, que miraba aquella unión con malos ojos, como quien teme ver la destrucción oculta bajo las formas de una inocente.
Hisana se sentía dichosa de tener a su lado al hombre que amaba, pero no podía sentir la felicidad que ella deseaba. Se sentía indigna de gozar de una vida de dicha. Ella, una egoísta que no amaba a nadie, que solo luchaba por ella misma.
¿Tenía derecho a ella? No podía. Con cada sonrisa que esbozaba, el llanto de un bebé abandonado a su suerte le perforaba el alma.
Desde ese momento supo que jamás sería capaz de hacer feliz a Byakuya-sama. No era libre para entregarle su amor como él hacía. No le pertenecía. Otra persona la necesitaba aún más.
Ambos enlazaron sus manos, ignorantes del futuro que les aguardaba, sin saber que la tragedia les acechaba como una fiera hambrienta. Ignorantes de que, desde el momento en el que Byakuya guiaba a su esposa por los pasillos de su mansión y rozaba su mejilla con ternura, una tercera presencia, incierta pero asfixiante, inundaba la mente de Hisana, y le impedían alcanzar a su esposo en su viaje a través de la esperanza y del amor puro y sincero.
Byakuya Kuchiki recorría los terrenos boscosos cercanos a la Academia de Shinigamis con el paso firme y silencioso, deseando permanecer oculto. Si la información que había recibido era cierta, estaba muy cerca de llevar a cabo el anhelo de su esposa.
En sus oídos aún repiqueteaba el fragor del agua bajando por el cauce del río junto al que estaba situada la tumba de Hisana. Esa misma tarde había ido a verla y de nuevo había sentido como la oscuridad de su interior se acrecentaba.
Pero lo había conseguido. Aunque ahora ya no pudiese verlo, por fin lo había logrado. Esta vez sí conseguiría que Hisana, allá donde estuviese, fuese feliz. Su hermana iba a encontrar por fin el hogar y la protección que un día le fueron negadas.
Tal vez ella, pensaba Byakuya, fuese capaz de darle la felicidad que él, como esposo, jamás pudo entregarle.
Se lo debía. Se dijo que aquella vez sería la última que incumplía con su obligación, pero que debía llevar a cabo sus planes una vez más.
Si su amor no fue suficiente, no descansaría hasta que la mujer que le había proporcionado la paz hallase todo lo que anhelaba y encontrase la luz, las fuerzas para volver a sonreírle al mundo.
En efecto, la muchacha estaba donde le habían dicho. Encaramada en lo alto de la rama de un árbol, con la vista fija en algún punto en el lugar del horizonte.
Byakuya sintió como su corazón, tanto tiempo olvidado, daba un vuelco. Tres simples detalles bastaron para que cayese de nuevo hechizado.
La profundidad de sus bellos ojos azules. La pacífica calma de sus movimientos. La angustiosa soledad que emanaba, el desasosiego de su mirada.
Byakuya pudo sentir con claridad su temor al amor y su anhelo de ser amada algún día.
Rukia tenía en sus ojos la luz de la esperanza.
- FIN -
Hola a todo el mundo! Pues si, esta pesada ha vuelto con un nuevo fic de Bleach! Para empezar, dire que este fic, Angels, es especial, porque en realidad se va a tratar de una especie de "trilogia" sobre Byakuya, o, mas concretamente, sobre su relacion concreta con Rukia desde el momento en la que le conoce hasta el momento del desenlace de la saga de la SoulSociety.
Aunque los tres capitulos han sido escritos de manera independiente, como drabbles o fics cortos, me pareció una buena idea idea publicarlo en conjunto, puesto que giran en torno a una misma situacion y unos mismos sentimientos. De todas formas, igual que fueron escritos de forma independiente tambien pueden ser leidos de esa form, tan solo espero que les gusten todos xD
Este fic, Luz, concretamente, habla un poco sobre la relacion de Byakuya con su esposa Hisana y las razones que mas tarde lo llevarian a enamorarse de Rukia (bueno, eso segun mi parecer, de momento xDD). Espero que os guste ocmo esta narrado (es circular, acaba como empieza, es la primera vez que escribo algo asi , yuju! xD), y que os den ganas de seguir con los dos siguientes.
Muchos besitos, muchas gracias por leer y espero veros a todos pronto por aqui
Ela :)
