Todos los alumnos del salón de clases de Miss Bustier en el Colegio Françoise Dupont. Fueron una excursión en el zoológico.

Bridgette sin perder tiempo, comenzó a sacar fotos. Y no a los animales, como deberías suponer, fue a Félix, solo a Félix.

Click, click, click.

Eran tantas que la memoria se estaba llenando. Al sentir como el flash alumbró el costado de Félix, se dio la vuelta y miró a Bridgette con el ceño fruncido. Ella sonrió.

— ¿Qué pasa? —Preguntó jovialmente.

— No me saques fotos.

— No te estoy sacando fotos —Mintió al saber que no le gustaban que hagan eso— Es a la jirafa —Respondió ya que la misma se encontraba detrás de él.

Su expresión no cambia, como vacilando en creerle o no. Al final se cansó y con un suspiro da por terminada la conversación.

Click.

Félix le tiembla el labio inferior.

Click.

Ahora es la ceja la que le tiembla.

Click.

— ¡Ya no me saques fotos! —Félix la miro severamente a Bridgette, ya creyendo que no le está sacando a los animales porque también cuando estaba entrando al baño le sacó y es imposible que un hipopótamo este cerca del mismo.

Ella nerviosa, tragó saliva y asintió. El primero no se dio cuenta que cruzó los dedos.

Click.

Click.

Click.

Félix la miraba con cara de culo. Bridgette, tonta enamorada, lo ve con luz alrededor un aureola y alas en su espalda. Entretanto el mira el celular como si tuviera en sus ojos de rayos laser.

Al segundo, comienza a dar zancadas hacia ella. Mientras Bridgette lo observa por la cámara del celular, aparato, que es mandado a volar hasta China, bueno no, pero si hasta la fuente que es donde cae.

Un grito es emitido por Bridgette que mira el lugar por donde cayó su celular. Escuchando un zambullido.

— ¡Mi celular!

— Eso te pasa por sacarme fotos —Espetó— Luego te comprare otro... —Añadió al rato desviando la mirada con un ligero sonrojo, al sentirse un poco mal de destruir algo que no es suyo por actuar de forma impulsiva.

Bridgette que lo había ignorado a la primera frase, ya se encontraba corriendo hacia su preciado celular. Con sus invaluables fotos que tomó de Félix, ya sintiendo que lágrimas se formaban de sus ojos.

— Mi celular —Repitió tomando el objeto en su mano, viendo su pantalla con una grieta en el medio, mientras sentía como una mano se apoyaba en su espalda. Era Allegra que negaba con la cabeza como si digiera que no iba a sobrevivir.

— Solo tenía un año...

— Bridgette, aun tienes la memoria, no todo está perdido.

Ella sonrió.

Quizás...

Y cuando llegó a su casa, en frente de su computadora. Una sonrisa ya no echa solamente por la esperanza fue esbozada. Porque las 136 fotos que fue sacada en la excursión aún estaban, como todas las colecciones anteriores que tenía guardada.

Si supiera, Félix. No tendría más intenciones de comprarle otro celular.