Tras tiempo sin escribir y sintiéndome oxidada quería empezar con una serie de songfics que no están elaboradas al pie de la letra si no a la inspiración que la canción me da al oírla.
Espero sea del agrado de todos.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen.
Watching the video that you sent me
the one where you're showering with wet hair dripping.
-No me puedo creer que hayas decidido estrenar tu móvil acuático con semejante vídeo.- El chico de menor estatura se quejaba mientras secaba sus oscuros cabellos con una toalla, dejando que el flequillo medio húmedo mojara parte de su rostro.
-No había mejor forma, te lo aseguro Firkle, tengo que tener una prueba de que no cantas en la ducha.- Ike se sentó en la cama del contrario mirando entretenido el contenido del vídeo, elevando la vista para recrearse con la piel pálida que tenía ante él. -Recitas a Poe.-
-Tú me lo pediste idiota, ahora dame eso que lo borre.- Crispado de los nervios por estar escuchándose de fondo, intentó agarrar el móvil viéndose al instante atrapado entre los brazos del menor, que para su mala suerte le superaba en estatura. -Ik…- Su reclamo se vio interrumpido por los labios adversos, cerrando por impulso los ojos, respondiendo al breve pero grato contacto.
-¿Qué decías?-
-Que eres un conformista idiota.- Se levantó del regazo yendo directo a su armario y así sacar su ropa de allí, colocándose esta sin tomar prisa alguna, sintiendo la mirada gris del opuesto por todo su ser. -Pero yo soy más idiota por estar contigo.-
-No masculles tanto, por cierto.- Caviló el canadiense dejando a un lado el móvil para inclinarse en dirección al mayor, estirando la diestra, logrado rozar con las yemas la baja espalda de quien era su pareja. -Hasta cuando esto va a seguir así, la gente ya sospecha, y sabes que no es raro las relaciones como la nuestra.-
El silencio se hizo presente, era un tema que les traía de cabeza, sobretodo al menor de los Broflovski, a él le encantaba la idea de pregonar que tenía pareja pero al joven gótico no parecía hacerle la misma ilusión. Firkle se sentó en el suelo frente al menor terminando de abotonar su camisa. Los oscuros orbes verdes del inconformista se vieron atrapados por los grises adversos al menos por unos minutos antes de bajar la cabeza como si el suelo fuera a responder por él, suspirando sin poder evitarlo.
-No es fácil Ike, bastantes problemas tengo por ser gótico, como para añadir un marica, menudo fenómeno.-
-No eres un fenómeno.- El canadiense lo tomó por las mejillas obligándole a enfrentarlo. -Pero si no quieres, no te obligaré.-
-Lo pensaré.- Murmuró elevándose para ser él el que juntase sus labios en un corto y casto beso.
You know that I'm obsessed with your body
but it's the way you smile that does it for me
-¡Hey!- Ike pasó un brazo por sobre los hombros del mayor, adoptando el ritmo de sus pasos. Su mirada se posó en un moratón en el mentón contrario, tomándole por aquel lugar para alzar su rostro y verlo mejor. -¿Cuántos días?- Enarcó una ceja expectante, tenía claro que sí habían llegado a golpearlo él no se había quedado quieto.
-Si no fuera por Karen estaría fuera de la universidad.- Susurró en el fondo algo orgulloso de sus actos, no iba a dejar que ningún conformista hablara despectivamente de él.
El alto chasqueó la lengua molesto, no por el hecho de que se metiera en peleas con facilidad, ni siquiera en que fuera capaz de usar armas blancas contra quien fuera como una vez hizo con Mysterion, lo que realmente le molestaba era la tonalidad que tendría su piel por algunos días.
-¿Vas a quedarte a comer?- Cuestionó el gótico mientras sacaba las llaves de casa y se disponía a abrir la puerta. -Para no variar mi madre no está.-
-Era la idea, le dije a todos que me ayudarías con un trabajo de literatura.-
-Al final si suspendes tu madre me culpará de ser un mal profesor.- Bromeó dando paso al menor a su vivienda, cerrando la puerta una vez él había ingresado también.
Fue sólo cuestión de segundos, las manos de Ike se posaron en la puerta tras él dejando su figura atrapada entre la fría madera y el cuerpo del más alto a sólo medio paso. Iba a abrir la boca pero las acciones adversas le dejaron en shock, su camisa había sido abierta con poca delicadeza, algunos botones habían saltado al suelo y en el momento que el gótico Alzó el rostro para encarar a su pareja la imagen del rostro ante él, aturdido, con las ciegas gachas y los grises orbes algo aguados al fijarse en el resto de moratones y rasguños en su piel le hizo sentir una punzada de culpa en el pecho, como miles de cuervos arrancando cada parte de sus entrañas. A veces olvidaba que Broflovski a penas tenía 18 años, que por muy adulto que pareciera era solo un adolescente que había sido sobreprotegido por Sheila.
-Ike.- Llamó sin hallar respuesta, ni siquiera logró que le mirase. -Ike, no pasa nada.- Suspiró rodeando sus hombros atrayéndole a su fisonomía, relajándose al comprobar que respondía al gesto rodeando su cintura con los brazos.
El de mayor estatura atrapó un poco de piel entre sus dientes, tirando con suavidad de ella, pero a la vez con la suficiente presión para dejar la zona de un tono rojizo que nada debía envidiar a los otros hematomas, arrancando un sonoro gemido de su pareja mientras lo alzaba del suelo haciendo que rodeará su cadera con ambas piernas y así poderlo cargar con facilidad, continuando con las mordidas por sus clavículas, ascendiendo a su mandíbula en lo que reducía sus acciones a besos un tanto húmedos hasta finalizar en su boca, tiñendo sus propios labios del color negro que adornaban los opuestos.
-Creo que el almuerzo tendrá que esperar Firkle.- Masculló sobre sus labios, tomando dirección al dormitorio del nombrado sin recibir ninguna queja por parte del mismo.
It's so sweet, knowing that you love me
though we don't need to say it to each other, sweet.
Knowing that I love you and running my fingers
though you hair It's so sweet.
El pelo moreno del canadiense se revolvía por el aire que corría aquella mañana mientras caminaba sin ganas hacía su universidad. Sólo llevaba cuatro días teniendo que ir solo y le era una tortura, muchas veces había escuchado a Kyle quejarse de la dependencia en las parejas pero él no se veía como uno, era solo que no le agradaba el silencio hasta llegar al punto de encuentro con las chicas y Firkle solía hacérselo más ameno, aunque luego en un par de calles cambiaban sus rumbos.
-¿Esa cara a que se debe?- Inquirió Karen al verlo, agarrándose a uno de sus brazos dejando que su cabello castaño cayera por uno de los costados de su rostro, mostrando una sonrisa angelical a su amigo. -Pareces Ruby cuando le dijeron que su hermano no le daría sobrinos biológicos.-
-Que te den.- La pelirroja se colgó del otro brazo del moreno mirando desde aquella posición a su mejor amiga, alzando luego la vista para fijarse en el chico. -Lo peor es que tiene razón.-
-Lo sé, pero bueno, dinos Iky ¿Qué te sucede? ¿Suspendiste un examen importante? ¿Discutiste en casa?- Preguntaba interesada la menor de los McCormick.
-No es nada, solo desperté así.-
-Ya, ya, no te lo crees ni tú, ¿Acaso no confías en nosotras?- Ruby enarcó una ceja, centrando sus oscuros orbes azules en el rostro del alto.
Aquello fue un balde de agua fría para Ike, confiaba en ellas pero no les había ni confesado el hecho de que salía con alguien, no por él sino por el inconformista que se lo había hecho prometer. Aún así se sentía mal por ello y por no poder desahogarse sobre su malestar.
-Yo… Yo… Estoy saliendo con Firkle.- Confesó cerrando los ojos para no lidiar con las expresiones de las féminas tras soltar la noticia.
-¡Te lo dije! Karen mis veinte pavos.- Tucker estiró la mano a premiando a la castaña a que le entregara su dinero.
-Espera… ¿Qué?- El asombro del chico era palpable en el ambiente, tanto que había parado en seco en medio de la calle. -¿Cómo lo sabían?-
-Yo no lo sabía, bueno, no del todo.- Susurró Karen soltándose de su agarre para entregar el dinero a la contraria. -Ella era la que apostaba al cien por ciento a que algo os traíais.-
-Pequeño Broflovski, desde que Firkle cayó en nuestra clase hace dos años lo noté, que os hicierais tan amigos no era raro, tú raramente te llevas mal con alguien, pero que él llegará con heridas en los labios ya me hizo sospechar.- Ruby sonrió ladina observando a sus amigos.
-¿Cómo?- Inquirieron los dos jóvenes admirando las dotes de la pelirroja en fijarse en los detalles.
-Fácil.- Alzó el índice ante el rostro del chico. -Eran las mismas clases de heridas que Craig le ocasionaba a Tweek cuando tuvo aparatos, y tú eras el único que llevaba unos y pasaba tiempo con él.-
Aquellas palabras consiguieron una alabación por parte de la chica y un sonrojo por la del chico, consiguiendo que ambas comenzaran a reír a carcajadas. Sin duda haber confesado aquello le quitó un peso de encima.
Watching the video where you're lying
in your red lingerie ten times nightly.
-Te veo raro, ¿ha pasado algo hoy?- La pregunta de del flequillo le hizo levantar la vista del portátil donde estaba escribiendo un trabajo para la clase de literatura, negando con la cabeza antes de volver a centrarse en las dos únicas líneas escritas. -Es raro que te hayas puesto con el trabajo sin que te lo dijera, pero es más raro solo lleves eso escrito.- Murmuró cerca de su oído asustándole al no sentir que se había acercado.
-Nada.- Respondió bajando la pantalla del portátil. -Solo no tengo imaginación ahora.-
El veinteañero se dio por satisfecho con la respuesta, tanto que se separó para tomar una de las servilletas que tenía en la isleta que separaba la cocina del salón, limpiándose el color negro que adornaba su boca, guardando el papel hecho una bola en su bolsillo. Volvió a acercarse a su pareja, haciendo un lado al portátil para tomar asiento en la mesa, inclinó su cuerpo pasando las falanges por el cuello del alto hasta topar con la parte trasera de sus orejas presionándolas suavemente logrando que bajos suspiros rompieran los labios de Ike. Atrajo al opuesto echando la cabeza a un lado para recibir gustoso las mordidas, su piel se erizaba al sentir las frías manos del canadiense meterse bajo su camisa, tomando la del contrario para retirarla dejándola caer al suelo. Ver al menor con el torso desnudo siempre trastocaba su mente, más que los escritos oscuros que Henrietta le regaló por su decimoctavo cumpleaños, se mordió el labio inferior sumido en sus pensamientos.
Se separaron de golpe al escuchar la puerta de la casa abrirse, bajándose de golpe para tomar la camiseta del alto y dejarla sobre su regazo.
-¡Joder!- El gótico tomó la mano de su pareja para salir lo antes posiblemente de la vista de la conformista de su madre.
-¿Por qué siempre huimos?-
-Porque de momento es lo mejor.-
-Pues yo se lo he comentado a Ruby y Karen.- Susurró pasándose la diestra por la nuca mostrando el nerviosismo que confesar aquello le provocaba.
-¿¡Por qué!? ¿No podías esperar?- Firkle se alteró tanto que no pensó bien en sus acciones, tan solo empujó al opuesto hasta sacarlo de su dormitorio cerrando la puerta ante él.
-Firkle, ¡Firkle, abre!- Daba igual cuanto tiempo se tiró tras la puerta, cuando una mujer de cabellos azabaches subió a la segunda planta y lo miró apenada se sintió mal por hacer aquel espectáculo. -Lo siento señora Daniels.-
-No te preocupes.- La mujer le sonrió cuando pasó por su lado, en ese instante le recordó al mayor, solo se diferenciaban en el humor, el chico era más depresivo e incluso irritable en comparación a su progenitora.
Tras pasar un par de semanas solo, evitando a todas las personas que le rodeaban fue abordado por sus mejores amigas en la puerta de su casa. Ruby se encontraba sentada frente su puerta con el pelo naranja sujeto en una trenza que caía sobre su hombro llevando la ropa del entrenamiento de béisbol, a su lado, apoyada a un costado de la puerta Karen, con un moño algo deshecho y un vestido de color lila portando las partituras del conservatorio. Si ambas estaban allí era por algo serio, él sabía que ninguna dejaba de lado sus actividades si no era por alguna emergencia.
Le dieron ganas de huir, de dejar atrás su vivienda y perderse por las nuevas calles de South Park. Tomó el valor que tenía para acortar la distancia sacando las llaves.
-Vamos dentro, no creo queráis hablar aquí fuera.- Abrió dando paso a ambas chicas antes que él cerrando la puerta para verlas con los brazos cruzados y sus serias miradas de diferentes tonos de azul sobre su persona. -Lo siento.-
-Lo siento no, ¿Cómo nos hace eso?- Karen le picó el pecho con el índice.
-Ahora siéntate y ya nos estás diciendo que cojones a pasado.- Ruby siendo más bruta le tomó por la camiseta y arrastró al chico hasta empujarlo sobre el sofá. -Arreando.-
-Ruby bruta.- La castaña se sentó a su lado tomando su mano para acariciarla. -Ike, Iky, ¿Estás bien?-
-No, no lo estoy, estoy jodidamente mal.- Hundió la cabeza entre sus manos respirando algo agitado, no le gustaba ser visto así pero necesitaba soltarlo todo.
You knowing I think your skin's the perfect color,
but it's always you eyes that pull me under.
-Sí que es un asunto delicado.- Karen arrugó el borde de su vestido mirando a Ruby que se encontraba sentada en el suelo ante Ike, tendiéndole algunos pañuelos para que se secara los ojos.
-Es normal que él no quiera decirlo, no sé, ha sufrido de bullying en el instituto por diversos motivos.- La pelirroja no sabía si el contrario sabía de aquello o era algo que su pareja, o ex pareja, no lo tenía claro, le habría contado.
-Se que tenía problemas por no encajar, y que sufrió de acoso por ser gótico.-
-No fue solo eso Ike, al no contar con el refuerzo de sus amigos le atacaron con el tiempo que casi estuvo en el correccional, con la separación de sus padres, e incluso con su intento de suicidio.- La joven Tucker visualizó la sorpresa en el canadiense y la molestia en McCormick. -Craig me lo contó, pensé también lo sabrías.-
El silencio se apoderó de la sala de los Broflovski, tres amigos se miraban los unos a los otros sin saber que decir, ni siquiera tenían un plan como cuando eran niños, crecer era lo peor e indagar en el amor aún peor, por suerte las féminas aún no pasaban por ello. El móvil de uno de los presentes sonó llevándose la atención de todos, Karen tomó este y leyó la pantalla para luego levantarse.
-Debo irme, algo pasó con Kenny.- Murmuró dando un beso en la mejilla a cada uno de sus amigos y luego salir de allí.
-Yo debería irme también, piensa en que vas a hacer.- La de anaranjados cabellos se puso en pie, despidiéndose del anfitrión para irse al instante.
Ike sacó su teléfono móvil marcando un número que ya sabía de memoria y que para no variar en esa semana cortó el tono sin siquiera descolgar. Dejó la cabeza caer sobre el respaldo del sofá, cubriendo sus ojos con la diestra, el teléfono vibró atrayendo de nuevo su atención, descolgado nada más ver el nombre de Firkle en la pantalla.
-¡Firkle!-
-Ike, escúchame, ne… necesito… joder.- Mascullaba por lo bajo con algo de molestia. -Me he vuelto un blando.- Seguía mascullando en un tono tan bajo que de no ser por el silencio en la sala Ike no podría oírlo. -Ven a casa conformista canadiense.-
Los pitidos de fin de llamada hicieron que el moreno estallara en risas, unas tan altas y sonoras que llamaron la atención de Gerald que se asomó por las escaleras a ver que le ocurría a su hijo. Cualquiera diría que estaba loco pero aquellas palabras era la forma que tenía el mayor para decirle que le quería.
Tomó una chaqueta de rugby de color negro con su nombre bordado en rojo por Sheila, colocándosela para salir de su vivienda y caminar por las frías calles del pueblo, la liviana escarcha de las acera se quebraba a sus pasos dejando la huella que indicaba de donde venía. Se subió la cremallera para que el viento no diera de lleno con la fina prenda que cubría su pecho, metiendo tras ello las manos en los bolsillos, observando la avenida por la que tiempo atrás había paseado con el gótico al escapar de sus casas entrada la madrugada.
Al estar frente a la puerta golpeó con los nudillos un par de veces, la puerta al abrirse dejó ver a una mujer de estatura escasa, pelo corto negro y ojos verdes tan oscuros que podían ser confundidos con negros.
-Hola Ike, ¿qué haces aquí tan tarde? ¿Dejaste un trabajo para última hora?- Preguntó la mujer dándole paso con una jovial sonrisa en su rostro.
-Más o menos, me surgió un problema con la lección de literatura.- Mintió ingresando a la casa.
-Firkle está en su dormitorio, sube y si necesitas algo, no dudes en decirme.-
-Gracias señora Daniels.-
Nunca el corto tramo de escaleras se le hizo tan eterno, cada escalón parecía estar compuesto por miles de subescaleras que le retrasaban. Dudó unos segundos con el puño sobre la pulida madera de la puerta, golpeando suave antes de que desde dentro se escuchara un murmuro que le daba paso.
-¿Ya te has cansado de jugar a ignorarme?- Fue directo, cerrando la puerta tras de sí para apoyarse contra esta, cruzando los brazos sobre su pecho.
-Para insistir en arreglar las cosas no comienzas bien Broflovski.-
-Yo no soy él que se toma tan mal que sepan lo nuestro.- Tras decir aquello se arrepintió, recordó las palabras de Ruby y el rostro del chico ante él no aliviaba su culpa. -Se que tienes motivos, pero, joder, quiero ver que esto es serio para ambos.- Susurró bajando la vista a sus zapatillas.
-Si no fuera porque estar sin ti es como ser devorado en vida por los buitres, ahora mismo te habría echado.- El gótico se acercó al alto apoyando su frente en el hombro derecho de este. -Solo necesito ver la forma de hacerlo… hablé con mis amigos, ellos ya lo veían venir, dijeron que muchos lo sabrán y que no se repetirá lo de años atrás que ya no soy un crio.- Habló sin levantar la mirada, hundiéndose en su propia miseria interna.
-Firkle no voy a darte prisa, solo quería saber si era importante para ti, y me ha quedado claro.- Rodeó sus hombros pegándole por completo a su fisonomía.
It's so sweet.
It's so sweet, knowing that you love me
though we don't need to say it to each other, sweet.
Knowing that I love you and running my fingers
though you hair It's so sweet.
Los largos falanges del de orbes grises recorrían deliberadamente la desnuda espalda del mayor, trazando imágenes que sólo veía en su mente, tocando su columna como si fuera un piano, observando su apacible rostro, cada pequeño rasgo, sus ojos de un tono violáceo con las pequeñas venas visibles, las ojeras marcadas, la nariz respingona y los finos labios formando una tenue sonrisa. Uno de los ojos ajenos se abrió dejándole ver el oscuro color verde del iris, atrayéndole hasta que sus bocas rozaron con suavidad, presionándose más al ir profundizando el beso con lentitud, añadiendo ligeras mordidas a esa acción.
-Ike.- Suspiró el de menor estatura, enredando sus dedos en el corto cabello del canadiense. -Supongo que poco a poco… esto podrían saberlo todos.-
No pudo contener la sonrisa, abrazando al chico que yacía a su lado, enredando sus piernas para que ambos cuerpos se brindaran el calor que sus pieles desnudas emanaban.
-Cuando sea, no te preocupes.- Murmuró acariciando su mejilla con la punta de la nariz haciendo enrojecer esa parte del rostro opuesto. -Ya es tarde y debería volver a casa.-
Salieron de la comodidad que brindaba la cama, dejando las sábanas hechas un completo desastre al buscar entre ellas sus ropas, las cuales no tardaron en cubrir de nuevo a sus dueños. Ike se acercó a el escritorio para agarrar un pintalabios de color negro, yendo tras ello hacia Firkle para con la mano libre sostenerlo por el mentón, con lentitud y precisión delineó sus labios dejando estos con el color que los caracterizaba, inclinando su rostro para dejar un beso sobre el cabello que tapaba su frente llevándose en respuesta un suave empujón que a penas lo alejó un par de centímetros.
-No hagas eso.- Le retiró el pintalabios dejándolo sobre la mesita, agarrando de esta las llaves de su casa. -Vamos.-
-Voy.- No tardó en ponerse a su lado y tomar su mano.
Normalmente se habría soltado pero esa vez apretó sus dedos sobre la piel del alto, caminando por los pasillos de su casa sin importar que su madre lo viera, esas acciones, aunque triviales eran un paso adelante en aquella relación que había vivido en las sombras por demasiado tiempo.
Las calles eran alumbradas por algunas farolas, otras se encontraban con apenas con iluminación, algo que en unas semanas cambiaría al estar cercana la navidad. Pequeños copos de nieve comenzaron a caer derritiéndose nada más tocar el suelo, al igual que sucedía al rozar la piel de los muchachos. El más bajo de los dos se apegó al otro buscando algo de calor, el canadiense frunció el ceño al mirarlo y divisar que solo portaba una camisa negra. Soltó su mano haciendo que ambos de tuvieran sus pasos, él quitándose la chaqueta que traía puesta y el contrario extrañado por su actuar hasta que notó la prenda sobre sus hombros.
-Ten, solo a ti se te ocurre salir desabrigado.-
-¿Y tú? Vas a pillar algo Ike.-
-Mi casa está a una calle, es mejor que vuelvas a casa.- Sonrió mostrando sus incisivos, acercándose cautelosamente al no saber como reaccionaria el adverso. -Hasta mañana.- Presionó sus labios contra los opuestos antes de salir corriendo hacia su casa dejando aún perplejo gótico parado en medio de la calle.
And I will gladly break it, I will break my heart for you.
And I will gladly break it, I will break my heart for you.
And I will gladly break it, I will break my heart for you.
Intentó entrar a la casa sin hacer ruido, no había llegado a la cena y ni siquiera había mirado el móvil para comprobar si tenía alguna perdida de su madre, al terminar de cerrar la puerta sin emitir sonido la luz se encendió provocando que una gota de sudor frío recorrerá su columna vertebral, volviéndose para encarar a su madre, que si bien parecía molesta su expresión cambió al percatarse de un par de cosas en su hijo.
-¿Saliste sin abrigar? ¿Qué quieres enfermar? Me vas a dar más disgustos que tu hermano.- Inició acercándose al menor para tocarle el labio inferior enseñando tras eso una mancha negra en su yema. -¿Ahora te da por maquillarte? Tanto Juntarte con ese Smith no te está haciendo bien.-
-Mamá es Daniels, cambió de apellido tras la separación de sus padres y no me da por maquillarme, me da por besar a mi novio.-
-¿¡Tu qué!?- Sheila miró a su hijo perpleja, no era que le extrañase una relación entre dos chicos, es más ella las aplaudía, pero no esperaba escuchar aquella noticia de su pequeño. -Yo… no sé ni que decir Ike, no sé.- Pasó una mano por sus rojos cabellos, mirando a todos lugares menos al chico.
-Mamá…. Me voy a mi habitación.- Susurró bajando la cabeza mientras se limpiaba los restos de pintalabios viendo la mancha negra que quedó en su muñeca.
-Ike Broflovski, no creas que me he molestado por eso, yo, seguro que tu padre y Kyle te apoyamos.- Agregó la mujer apoyándose en la baranda de las escaleras.
Aquellas palabras animaron al joven que seguía mirando su muñeca y la mancha negra allí formada, una loca idea había inundado su cabeza, una tan loca que no tardó en tomar su móvil y contarle a sus amigas.
Se saltó un par de horas de clases para llevar a cabo su plan, incluso había avisado a Firkle de que tendría que volver solo a casa y que él tardaría en llegar a esta.
Iba sonriendo por la calle, saludando a todas las personas que se encontraba por el camino, sin hacer menor caso a los comentarios que se oían por lo bajo sobre la pequeña gasa en uno de los laterales de su cuello. Al llegar a su destino tocó para ser recibido por el moreno, pues como era costumbre se encontraba solo en la vivienda.
-¿Y eso?- Su atención fue directa a la gasa, señalando el lugar con el índice.
-Es una sorpresa.- Sonrió el canadiense robándole un beso al más bajo. -Te lo muestro si accedes a tener una cita.-
-Eso es muy conformista.- Ladeó su sonrisa mientras cruzaba los brazos a la altura de su pecho.
-El amor lo es.- Rió el pequeño apartando el cabello del rostro ajeno.
Firkle se separó del tacto negando con la cabeza al sentir el rubor apoderarse de sus mejillas.
-Acepto, pero debes mostrarme.-
-Antes, una cosa más.- Tanteó la gasa deleitándose con la fijación adversa sobre sus acciones. -Ponte mi chaqueta.-
Aunque quería rechistar no lo hizo, la intriga le carcomía tanto que entró para tomar la susodicha chaqueta, colocándosela ante el opuesto para que no pusiera más quejas o impedimentos.
-Listo, ahora muéstrame.- Apremió.
-Vale, vale.- Destapó la zona de piel que acababa de tatuarse, un beso de un color negro, idéntico al que usaba el mayor.
-¿¡Y eso!?- El gótico se elevó en sus puntas para ver bien aquel dibujo en la blanca piel de su pareja.
-Me lo hizo Michael, con ayuda de Henrietta, es tuyo.- Comentó orgulloso señalando de nuevo antes de cubrirlo nuevamente, pero solo con una película transparente, guardando la gasa en su bolsillo pues solo la llevaba para dar más intriga al contrario.
-Estás loco.- El de ojos verdes comenzó a reír, raramente le veía de esa forma y eso agradaba al menor de forma increíble.
-Lo sé, vamos.- Rodeó los hombros de su pareja para comenzar a caminar. -¿Un café?-
-Sabes que sí.- Asintió rodeando la cintura opuesta.
-¿Sabes? Te quiero con la parte más oscura de mi alma.- Susurró inclinándose para rozar sus labios contra su oreja. -Y me alegra ver que no te intentas ocultar.-
-No lo haré nunca más Ike.- Se encogió cubriendo parte de su rostro con la chaqueta que portaba. -Eres muy dulce, eso en otra persona me asquearía, pero no en ti.-
It's so sweet.
It's so sweet, knowing that you love me
though we don't need to say it to each other, sweet.
Knowing that I love you and running my fingers
though you hair It's so sweet.
