Holi :D...espero que la esten pasando bien xD...Este es mi primer fic de las tortugas ninja (2012-2017), quise hacer un crossver con Inuyasha hace poco, pero mientras lo escribía sentía que algo no encajaba y terminé eliminándolo :/...pero bueh xD...como compensación a mi misma y a los que habían leído ese crossover decidí traer otra idea que me rondaba la cabeza y aquí está :)...
Disclaimer: Las tortugas ninja pertenecen a sus creadores Kevin Eastman y Peter Laird, los derechos de la serie del 2012 pertenecen a Nikelodeon.
Aqui les dejo:
-.-.-Memorias-.-.-
Capitulo 1…Mi amada hija.
Splinter Pov.
Aun puedo recordarlo, habían pasado ya tres meses desde que muté al igual que las tortugas bebé que compre y había encontrado un buen lugar para vivir en aquella estación abandonada en las alcantarillas. Aquella noche escuche un llanto, termine con mi meditación y salí de mi improvisado dojo para ir a ver a mis hijos en su habitación, sin embargo al asomarme vi que estaban profundamente dormidos; una vez más escuche aquel llanto y cerrando la puerta de la habitación de los bebés comencé a caminar guiándome con mi oído a través de las alcantarillas. El llanto se hacía cada vez mas fuerte conforme me acercaba; terminé llegando a una parte bastante amplia donde aquel llanto hacía eco, caminé hacia el túnel del otro lado y me sorprendí ante lo que vi.
Tirada en el suelo frente a mí se hallaba una mujer gravemente herida, en sus brazos, cubierto por una tela manchada de sangre, un bebé se retorcía y lloraba a todo pulmón; me acerqué y revise a la mujer, aun respiraba pero se notaba que luchaba por mantenerse consciente.
—¿Q-Quien está ahí?—La oí decir en apenas un susurro.
—Soy Hamato Yoshi, no tiene nada que temer, no les haré daño—Dije mirando su rostro pálido a causa de la pérdida de sangre.
—Lo sé…puedo…sentirlo, usted no es…una mala persona—Me dijo sonriendo con debilidad—Por favor…señor Hamato…yo ya no estoy en condiciones de cuidar de esta niña…y no tengo a nadie más a quien confiársela—Con las pocas fuerzas que le quedaban empujó a la pequeña que aun lloraba con fuerza hacia mi—Su nombre…es Daniela…jamás le causará problemas…es una buena niña.
—No se preocupe, está en buenas manos—Dije tomando a la pequeña en brazos, la niña dejó de llorar y me miró con sus enormes ojos marrones.
—Muchísimas gracias…te amo…mi niña—Dijo antes de dar su último suspiro.
Suspiré cerrando mis ojos por un momento, al abrirlos miré a la pequeña que me devolvía una mirada llena de curiosidad, le sonreí y la deje en el suelo cerca de su madre para poder buscar algo con que cubrir el cuerpo, al encontrar una tela lo bastante grande regresé y cubrí a aquella mujer con ella, agaché mi cabeza cerrando los ojos mostrando mis respetos a aquella mujer que había dado su vida para salvar la de su hija de quien sabe que enemigos; volví a cargar a Daniela levantándome del suelo y la lleve a mi hogar.
—Mmm, ¿Qué haré contigo pequeña? No puedo dejarte dormir con los niños, en especial con Miguel Ángel, el patea mucho—Dije pensativo.
Entonces recordé algo, había una habitación que usaba como depósito temporal hasta que pudiera arreglar mejor mis cosas, tal vez…
Fui al dojo y dejé a la pequeña en un futon frente a un montículo de tierra donde hacía poco había plantado la semilla de un árbol, luego volví a salir y fui a la zona donde se encontraban las futuras habitaciones de mis hijos pasándo las cuatro de largo para llegar al fondo, una puerta metálica donde se halla el depósito, la abrí y encendí la luz viendo el desastre de cosas que tenia por arreglar.
Me puse a trabajar de inmediato sacando las cosas más grandes, entre ellas una cuna de madera desarmada, era la cuna de mi pequeña Miwa a quien perdí en aquel incendio junto con mi amada esposa, Tang Shen. Terminé de sacar algunas cosas más y luego tomé las partes de la pequeña cuna para llevarla al dojo y armarla, Daniela dormirá allí hasta que arregle aquella habitación para ella.
Tras terminar de armar la cuna tomé a la pequeña y la acosté en ella, se quedó dormida casi al instante, al mirarla así no pude evitar sonreír con ternura, me recordaba tanto a mi pequeña Miwa; tal vez ésta fuera una segunda oportunidad para criar a mi hija, una oportunidad que no arruinaría esta vez.
Tres años después…
Me encontraba meditando en el dojo frente al pequeño brote del árbol que planté, podía escuchar a mis cuatro hijos varones jugando en la sala, suspiré y me levanté con ayuda de mi bastón de jade, salí y vi a cuatro pequeñas tortugas mutantes jugando y riendo.
Miguel Ángel, el más escandaloso y activo, jugaba con su oso de peluche, Donatello, el más inteligente y callado, arreglaba un camión de juguete que había encontrado en la basura, Raphael, el temperamental, y Leonardo, el más responsable, hacían una competencia de fuerza. En ese grupo solo faltaba una persona, y era quien más me preocupaba en ese momento; sin más me dirigí a la habitación al fondo, entré y me acerque a la cama, en ella reposaba mi pequeña hija durmiendo con un pañuelo húmedo en la frente debido a la fiebre.
Su madre no había mentido al decir que ella era una buena niña, era la más tranquila de los cinco, y por desgracia la más frágil de salud; Daniela solía enfermar con mucha facilidad y tenía que estar muy pendiente de ella, cosa que a sus hermanos no les agradaba mucho, sentían que acapara toda mi atención.
—Sensei—Oí decir a mi pequeña con voz débil.
—¿Cómo te sientes hija mía?—Pregunté colocando una mano en su frente tras retirar el pañuelo.
—Mareada—Respondió con cansancio.
—Es algo normal, debes descansar mucho para que puedas recuperarte—Dije levantándome para ir a humedecer el pañuelo con agua fresca.
—¿Por cuánto tiempo más sensei?—Preguntó Daniela mirándome fijamente—Ya no quiero seguir acostada, quiero entrenar con usted.
Suspiré y volví a acercarme a ella colocando el pañuelo en su frente nuevamente para luego sentarme al borde de la cama.
—Lo sé, pero debes comprender que tu salud es primero—La miré de forma comprensiva, ella asintió—Ahora duerme hija mía, volveré mas tarde para darte algo de comer—Me levanto de la cama y camino hacia la puerta.
—Hai sensei—La oí decir antes de salir.
Al cerrar la puerta volví a suspirar negando con la cabeza, me daba mucha tristeza ver a una niña tan enérgica en ese estado, y más al ser mi hija. Me voltee dispuesto a irme y me sorprendí al ver a uno de mis hijos a mi espalda, era Miguel Ángel.
—¿Sucede algo Miguel Ángel?
—¿Dani está bien?—Me preguntó visiblemente preocupado.
—Aun tiene algo de fiebre y está descansando, pero pronto se pondrá bien.
—¿Puedo venir a verla después?—Pregunta mirándome con suplica, yo sonreí.
—Por supuesto que si hijo—Respondo colocando una mano en su cabeza
Miguel Ángel rio y luego regresó con sus hermanos. En aquel entonces de los cuatro el que siempre había mostrado interés en el bienestar de su hermana era él; había comenzado a sospechar que a mis otros hijos no les caía muy bien, aunque Leonardo también preguntaba por ella de vez en cuando; Raphael y Donatello por otro lado nunca habían mostrado interés en ella, tal vez porque le dedicaba mucho más tiempo a ella que a ellos y eso les molestaba, algo muy normal en los niños pequeños cuando no tienen la atención de sus padres.
A pesar de que antes se llevaban así, mantenía la esperanza de que algún día fueran una familia muy unida, y al ser la única niña en la familia sabía que se convertiría en el centro de sus vidas, así como pasó conmigo, ella se convirtió…en mi amada hija.
Continuara…
Espero que les haya gustado :)...este fic constará de cinco capitulos, iba a tener un sexto relatado por mi OC, Dani, pero al final decidí que no lo pondría :P...al final del fic les explicaré por que.
Ene fine...no creo que tenga errores ortográficos, pero de ser así agradecería que me avisaran :)
¡ESPERO SUS REVIEWS!
¡BOOYAKASHAAA! :D
