Este fic participa en el reto temático de enero "Infancias" del foro El Monte Olimpo.


Dolor. Eso es lo que sentía Reyna al ver los ataques de rabia y sufrimiento de su padre, sentir que su padre le reclamaba el hecho de que su madre se haya ido. No era su culpa, ¿O sí? Esa duda le carcomía la cabeza, su hermana le regañaba y le suplicaba que no pensara en eso. Su madre, Bellona la diosa de la guerra, amando a su padre y a sus hijas, aun así. Los abandonó.

–Reyna, escóndete. –Le pidió su hermana con una sonrisa forzada. – Jugaremos al escondite, yo le diré a papá que te encuentre. –Y salió por la puerta. Y no la volvió a ver hasta el día siguiente.

Dolor. Eso sentía Reyna al ver los golpes que aparecían en los brazos de su hermana, los morados en su estómago, y ese golpe en su labio. Ella no quería estar más allí, no quería. Quería huir con su hermana, ser felices. No estar en la sombra de su padre, esperando más gritos.

Deseo con todo su dolor y llanto, escapar de allí...

Miedo. Reyna empezaba a temer se sus vecinos, y gente del pueblo. Sus ojos al mirarle le demostraban el odio que le tenían. Ella no había matado a su padre, ella se había salvado junto a su hermana.

Hylla miró a su hermana acurrucarse en su cama, su rostro asustado, sus ojos hinchados. Reyna mordió su labio, escondiendo un sollozo, Hylla se acercó y la abrazó. –Saldremos de está. –Le murmuró. Reyna asintió.

Miedo. Reyna sintió eso al escuchar a su hermana diciendo que se uniría a las amazonas. Hylla se sentía mal, pero ella quería ser libre, tener más amigas. Quería ser valiente y ser un orgullo para su madre.

– ¿Te vas? ¿Te vas a ir con ellas Hylla? –Preguntó Reyna con una mueca de dolor. Y Hylla solo asintió, se despidió de su hermana, abriendo un nuevo futuro.

Reyna se volvió a sentir sola, como esas veces cuando Hylla salía de su cuarto, y no volvía hasta más tarde.

Ella quería no sentirse así. Deseó tener amigos...

Felicidad. Eso sintió Reyna al llegar al campamento Júpiter, tanto chicos como ella, se sentía en casa. En un hogar con muchos hermanos. Conociendo chicos en todos lados, ganando respeto en el campo de batalla, en la mente de los nuevos.

Miró a Jason, su compañero Prector. El chico por el cual tenía sentimientos. Ella estaba feliz.

Felicidad. Eso es lo que siente Reyna al estar rodeado de gente igual que ella, de saber que su hermana sigue vida, de que sus amigos la quieran. Y de que ella siga aquí. Contando su historia.

–Hey, Reyna. –La llamó Frank. – Es hora de captura la bandera, las cazadoras llegaron. –Reyna sonrió, y asintió.

Ella estaba bien, por supuesto que lo estaba. Ella tenía sus dolores, y sus miedos. Pero estaba feliz.


Bueno... ¿Qué tal? La verdad, estoy orgullosa de mí, esto debería ser para el 31 pero lo tengo antes BI

En total son: 475 palabras. Eso me duele, pues suelo hacer más xD

Bueno... Adiós, nos leemos luego. Pronto actualizaré "Amore Mio..." y "Leyendo con los di