Gracias de antemano por el simple hecho de pasarse a leerlo o siquiera mirarlo.


"Él tenia la extraña costumbre de considerar "bueno" cada cosa que ella escribía".


Le gustaba viajar en tren, no podía negarlo... pero le disgustaba pensar en la cantidad de gente que era separada de sus hogares por ese medio, odiaba cuando veía en la estación a una madre llorando por que su hijo desaparecía por entre los vagones y era mucho peor pensarlo cuando una mujer se quedaba en la estación viendo partir a su amado.

Pero...

"En el fondo, siempre que veía llorar a alguien en la estación, el corazón le daba un brinquito de dicha porque no era ella la que despedía... ella siempre iba colgada de su brazo".

- Me marchó mañana en el tren de las 5:30.

Y ahí estaba ella, sentada en un banco, sola, con la sensación de que le acababan de arrancar un ojo, escuchando el estruendoso ruido que hacía el tren llamando la atención de aquellos que aún eran incapaces de decir "adiós".

- Discúlpame, no quería preocuparte antes de tiempo.

Entonces ella lo abofeteo, como una protección para no llenar su camisa de lágrimas.

Ahora se arrepiente por no habérsele tirado encima y haberlo besado como si no hubiera futuro alguno.

- Tal vez se quedaría – dijo en voz alta con una sonrisa dolorosa.

Las lágrimas resbalaban y pasaban a través de la ranura de sus dedos, pero ya no importaba... llovía.

- Tranquila, serán un par de años, es lo mejor para nuestro futuro – y cuando la toco, sintió que no debió haberlo hecho.

Y ella por supuesto que lo esperaría, no había ni porque pedirlo.

Pero ahí sentada, empapada, ya no estaba segura de soportar su ausencia, la dolorosa soledad del lado izquierdo en la cama.

La lluvia ceso de repente y el sonido de una maleta al caer al piso la hizo subir la mirada y ahí estaba... protegiéndola con su paraguas y su mirada amarilla.

- El futuro no tiene tanta importancia.


FIN Jueves 05 noviembre... 10:35 PM