FOREVER.

Porque a pesar de las muchas veces que lo habían intentado, Booth seguía necesitándola a su lado. Porque a pesar de que eran radicalmente opuestos, él no iba a rendirse. Porque la quería. Y esta vez iba a lograr un "para siempre".

Capítulo 1. Necesitándote.

El hombre gruñó cuando la luz del sol golpeó sus párpados. Se revolvió en la cama, tratando de protegerse los ojos para volver a conciliar el sueño. Inconscientemente estiró el brazo y palpó el espacio vacío que había en la cama, a su lado.

Al notar las sábanas frías el cansancio se evaporó en un instante. Se incorporó rápidamente buscando a su alrededor con la mirada. Nada. Su ropa había desaparecido. Sus zapatos, su chaqueta, su bolso. Ella se había ido.

Se sentó en la cama, su cuerpo desnudo cubierto solo por la sábana, escondiendo el rostro entre las manos.

Mierda.

Otra vez. Otra vez la misma historia.

Otra vez ella se había largado y él era el que se quedaba allí, solo, echándola de menos.

Se levantó lentamente, sin poder evitar preguntarse si tan mal estaría quedarse allí todo el día y faltar a trabajar. No le apetecía ver a nadie, solo a ella, pero sabía que cuando eso pasara dolería incluso más.

¿Cuántas veces habían pasado por esto? ¿Cinco? ¿Ocho? ¿Diez?

No. Habían sido siete. Siete veces. Y él recordaba a la perfección cada una de ellas. Sus besos, sus sonrisas, el calor de su cuerpo, los nombres de ambos susurrados entre suspiros y gemidos.

Casi a cámara lenta se dirigió a la ducha, donde se quedó más tiempo del necesario bajo el chorro de agua caliente. Después se secó y se vistió.

Nuevamente de pie en medio de su habitación miró los pantalones que había utilizado en día anterior, la camisa, los zapatos, la corbata. Todo esparcido por el suelo de la habitación.

Ojalá no hubiera tenido que ducharse. Ahora su olor había desaparecido de su piel. Se dejó caer pesadamente sobre la cama. Allí, entre las mantas encontró uno de sus calcetines. Dejó escapar un resoplido.

Debería recoger todo aquello. Tenía que recogerlo antes de ir a trabajar.

Pero aunque el olor de ella ya no estuviera sobre su piel seguía allí, en su habitación, en cada rincón de su espacio personal, de su refugio.

Mordiéndose los labios se incorporó y salió del piso. Ya debería estar acostumbrado a esto. Ya no debería afectarle.

Su móvil sonó, devolviéndolo a la realidad.

-Booth. –Deseó que su voz no hubiera sonado tan brusca. –Bien. Voy para allá. –Colgó sin decir nada más. Solo quería silencio. Soledad.

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-¿Estás bien?

-Ehh… Sí. Claro. –Booth levantó la mirada y se encontró con Sweets que lo miraba fijamente.

-¿No deberías estar con Brennan?

-Está en el laboratorio.

Sweets se sentó a la mesa de Booth sin siquiera preguntar.

-¿Qué ha pasado?

-Nada. –El agente se negó a mirar a su amigo.

Durante unos minutos permanecieron en silencio. Booth no se atrevía ni a moverse, mucho menos a decir nada, por miedo a que Sweets asumiera otra vez su papel como psicólogo del FBI y empezara a interrogarlo.

-¿Quieres que hablemos? –La voz del joven sonó titubeante. El agente intentó protestar pero Sweets se lo impidió. –Sabes que sé cuando me mienten. Y a ti te conozco. Ha pasado algo con Brennan, ¿verdad?

Cuando el psicólogo pensaba que Booth ya no iba a contestar, este habló:

-¿Podemos hablar como… amigos?

-Claro.

-Nada de paciente y loquero. ¿Me lo prometes?

-Te lo prometo. Lo que hablemos quedará entre nosotros. –Sweets se inclinó hacia él con el ceño ligeramente fruncido por la preocupación.

Booth jugueteó con su vaso.

-Os habéis acostado. –Al ver que Booth no empezaba a hablar, Sweets se vio obligado a tomar la iniciativa.

-Sí. –Aunque no había sido una pregunta, el agente no pudo evitar contestar.

-Otra vez. –No había reproche en el tono de Sweets, a pesar de las muchas veces que le había advertido que el sexo no era precisamente lo que Brennan y él necesitaban para mejorar su relación.

-No sé que hacer, Sweets.

Esta vez fue el psicólogo el que guardó silencio más de lo necesario.

-¿No vas a decir nada? –Booth lo miró con furia. ¿Le obligaba a contárselo y ahora no tenía nada que decir?

-Sabes lo que deberías hacer.

-No puedo hablar con ella.

-¿Por qué?

Booth suspiró.

-Sabes que ya lo he hecho. Es Brennan. Ella no ve el mundo como yo o como tú.

-Pero tú quieres estar con ella. Independientemente de su forma de ver el mundo. –Sweets hizo una pausa. –Siempre he creído que Brennan y tú estáis hechos el uno para el otro, por típico que eso suene. –Sweets soltó una pequeña risa, casi como si se avergonzara de su comentario, lo que no era nada habitual. Booth se lo agradeció mentalmente. Al parecer esto sí era una charla de amigos. -Creo que lo único que necesitaba era tiempo para acostumbrarse a esto, a que alguien pueda quererla.

-Pero yo… Brennan no cree en el amor.

-Todo el mundo cree en el amor. Incluso alguien como Brennan. Lo único que necesita es que le demuestres que siempre vas a estar a su lado. Que las cosas entre vosotros no van a cambiar nunca…

-¿…Que yo no voy a abandonarla como hicieron sus padres y Russ?

-Exactamente.

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-Huesos. –Booth llamó suavemente a la puerta de cristal del despacho de la antropóloga.

Ella alzó la mirada hacia él cuando lo escuchó pronunciar su nombre pero no dijo nada. Booth habría podido jurar que estaba avergonzaba. Odiaba esos silencios incómodos que se producían al día siguiente entre ellos cada vez que acababan en su cama.

-Huesos -repitió. Tragó saliva con fuerza. Su corazón palpitaba con tanta violencia que le parecía imposible que ella no lo escuchara. -¿Podemos hablar?

-Ahora mismo estoy… Tengo que acabar con este informe para Cam y… -Cuando vio que Booth entraba en su despacho sin hacer ningún caso de sus protestas se calló. Ojalá tuviera las cosas claras. Incluso ella, con su poca intuición y su incapacidad para conectar con las personas, era muy consciente de que esta vez las cosas eran muy distintas entre ellos.

-Huesos, por favor. Hablemos.

Ella desvió la mirada hacia la pantalla de su ordenador y cruzó los brazos sobre el pecho.

-¿Qué quieres, Booth? Tengo trabajo.

Él respiró hondo antes de empezar.

-Lo que pasó esta noche… No podemos seguir así, Huesos. –Una pequeña pausa. –Sé que ya hemos hablado de esto y que probablemente tu opinión no haya cambiado, pero necesito que sepas una cosa.

Booth estiró la mano hacia el rostro de Brennan y la obligó a mirarlo. Luego, deslizó los dedos por el cuello de la doctora, por su hombro, su brazo, acariciándola, hasta entrelazar sus dedos con los suyos.

-Te quiero.

Los ojos de Brennan se abrieron enormemente por la sorpresa y ella se sonrojó ligeramente, lo que para Booth fue todo un logro. Muy pocas veces antes la había visto así. Y estaba preciosa.

-Te sigo queriendo. –Con su pulgar trazaba pequeños círculos en la palma de Brennan, sin dejar de mirarla. Ella parecía haber perdido la capacidad de hablar, pero al menos no se había apartado de él de un salto, lo que Booth consideró que era un buen comienzo.

Un escalofrío recorrió a la antropóloga al escuchar las palabras de su compañero. No sabía cómo reaccionar. Odiaba esas situaciones, esas en las que Booth, y solo Booth, la hacía sentir tan vulnerable. La lógica le decía que saliera corriendo del despacho, que huyera del agente y no mirara atrás. Pero algo dentro de ella, muy dentro, supuso que lo que Booth habría llamado corazón anhelaba que él siguiera hablando, que la besara. Aunque, por supuesto, no era más que un impulso transitorio. Y muy estúpido, además. Ese tipo de deseos absurdos e innecesarios eran los que hacían que la gente acabara perdiéndolo todo.

-Sé que ya hemos tenido antes esta conversación y que me dijiste que nunca podría haber nada entre nosotros. -La voz del agente era casi suplicante y aunque él hizo lo posible por contenerse, no lo logró. No quería perderla otra vez y sabía que se estaba arriesgando demasiado. -Ha pasado mucho tiempo desde aquello y quizá ahora…

-Te equivocas, Booth. –Brennan soltó su mano de la de su compañero con suavidad y se levantó. –No ha cambiado nada entre nosotros. Solo somos compañeros. –Le dio la espalda.

-Brenn… Mírame. –Ella lo ignoró. Maldiciendo, se acercó a ella y la obligó a girarse. –No digas que somos solo compañeros porque sabes que no es así. Si lo fuéramos no…

-¿Qué, Booth? –La antropóloga habló con mucha tranquilidad, pero al agente no se le pasó por alto el desafío implícito en la pregunta. -¿No nos acostaríamos? ¿Tanto te cuesta decirlo?

-No nos habríamos acostado –aceptó Booth. No quería reconocer que sí, que le costaba hablar de esas cosas, aunque eso ella ya lo supiera. No quería reconocer que el pensar en ello solo hacía más difícil mirarla sabiendo que en un instante lo poco que tenían podía terminarse. Porque, por mucho que deseara que las cosas cambiaran entre ellos, porque, aunque lo estaba matando el saber que su relación fuera del trabajo se reducía al sexo esporádico, preferiría mantener lo que tenían ahora antes que perderlo. Por mucho daño que le estuviera haciendo eso, no iba a rechazar nada que ella le ofreciera, por poco que fuese.

-El sexo no es más que una manera de libe…

-Liberar hormonas, lo sé.

-Iba a decir tensiones.

Booth intentó sonreír.

–Eso es lo que es el sexo para ti. Para mí es mucho más, Huesos.

-Brennan. –Ninguno de los dos había oído llegar a Cam. -¿Tienes el…? –La forense se detuvo en seco al ver a Booth allí. Fijándose en los rostros de ambos, pudo intuir lo que estaba pasando allí y se reprochó en silencio su torpeza.

-Casi he terminado el informe.

-No… Yo… Ángela quería que vieras algo.

-Bien. Ya voy.

-No, no. No es necesario que… Puede esperar. –Cam titubeó. –Terminad con lo que sea que…

-Hemos terminado.

-¡No, Huesos! –Booth desvió la mirada incómodo cuando ambas mujeres se volvieron hacia él. Cam murmuró algo e intentó escabullirse pero Brennan la agarró por el brazo y le impidió marcharse.

-Hemos terminado –repitió. –Tengo trabajo.

-Pero, Huesos…

-No, Booth. Ahora no.

-Está bien. Ahora no. –Booth sacudió la cabeza. –Entiendo que tengas que irte, pero tenemos que hablar, por favor. Vamos a tomar algo cuando acabes y… ¿De acuerdo, Huesos? –Maldición. Otra vez ese estúpido tono de súplica.

-Esta noche no voy a poder, Booth. –Brennan vio la duda en el rostro del agente y se adelantó a su pregunta: -He… He quedado con Michael para cenar.

-¿Con Michael? ¿Con tu antiguo profesor?

Brennan asintió y Cam retrocedió unos pasos, mirándolos alternativamente.

-Pero, Huesos, ese tío… ¿Acaso no lo recuerdas? Te… Te mintió en el juicio de los Schilling.

-Eso no tiene importancia en este momento.

-¿Cómo que no…?

-Booth. –Lo interrumpió la antropóloga. –Si lo que te molesta es el sexo, lo entiendo. –Cam se atragantó al escuchar las palabras de Brennan. Los otros dos no parecieron darse cuenta. -Trabajamos juntos. Creo que tienes razón. Los compañeros no se acuestan. Lo de esta noche no volverá a repetirse.

Brennan no sabía qué estaba diciendo. No, mentira. Sabía qué decía y por qué lo decía. Racionalmente lo entendía y entendía que era lo correcto. Porque Booth no era como ella.

-Así será más fácil para ti. –La científica lo miró una última vez y salió del despacho, con Cam siguiéndola aún un poco aturdida.

Booth se quedó allí, con la mirada perdida en la puerta durante lo que le pareció una eternidad. Después se acercó hasta el sofá que Brennan tenía en medio del sofá arrastrando los pies y se sentó.

Genial. ¿Acababa de perderla? ¿Definitivamente?

Mierda.

Ya no podía más. No podía. No soportaba pensar que ella estaba con otro hombre. No podía aceptarlo, ya no. Tenía que hacer algo.

Porque él no quería volver a separarse de ella. Siempre lo había sabido, que ella era su alma gemela, y a pesar de ello había perdido demasiado tiempo. Por miedo, por orgullo, por lo que fuera. Ni siquiera él sabía muy bien el motivo.

Lo único que sabía con absoluta certeza es que la necesitaba, que la quería.

La quería con él. Bajo él. Sobre él. Junto a él.

Quería que fuera suya. Siempre.

De él.

Continuará…

Aquí estoy con una nueva historia, también cortita (pensada para un par de capítulos no más) y únicamente centrada en la pareja de Booth y Brennan.

Espero que la disfrutéis y mil gracias por los reviews de Bajo presión :)