Cerezo Abandonado y Roto

Capítulo 1.

Ya no sabia cuanto llevaba saltando entre las ramas de los árboles que me rodeaban, únicamente quería alejarme cuanto fuera posible de esa aldea que me vio nacer y que me dio la espalda cuando más la necesitaba. Al pensar eso me fue imposible no recordar los acontecimientos de los últimos años y los que me orillaron a tomar esta decisión. Ya no podía permanecer más tiempo en un lugar que me recordara a todas las personas que me abandonaron.

Flash Back

Iba paseando por las calles de Konoha, mi aldea, mi "hogar". Yo ya no consideraba que este lugar fuera mi hogar desde "ese" acontecimiento. Hace unos años soy completamente ignorada y dada de lado por todos los aldeanos excepto por unas pocas personas. Caminaba sin prestar gran atención a las cosas que me rodeaban hasta que una persona se paró delante de mí con una sonrisa deslumbrante, Naruto, era una de las personas que después de "eso" seguían a mi lado.

— ¡Hola Sakura-Chan!—. Me saludó con su característica hiperactividad que aunque tuviéramos 16 años no decaía.

Le dediqué la mejor sonrisa que pude para que no se preocupara por mí, como usualmente hacia, aunque sabia muy bien que no había funcionado.

— Hola Naruto—. Sin añadir nada más se puso a caminar a mi lado hasta que llegamos a una pequeña casa que se encontraba en la parte más alejada de la aldea, pero aún así dentro de ella. Ahí es donde vivía desde que, por petición de la villa y orden del consejo, me obligaron a permanecer en ese lugar. Naruto, al enterarse, se enfrentó al consejo pero no fue capaz de hacerles cambiar de opinión sobre el exilio al que estaban obligando a someterme.

— Sakura-Chan…—. Me sacó Naruto de mis pensamientos, últimamente era algo que tenía que hacer muy seguido, ya que tendía a abandonarme en mis recuerdos.— Te prometo que haré que vuelvas a tu antigua casa—. Esa era una promesa que llevaba repitiéndome desde que habló con el consejo y le denegaron su petición de no exiliarme aquí. Yo siempre le decía "Gracias Naruto" o "No te preocupes, estoy bien así". Pero él siempre respondía "No pasa nada Sakura-Chan" o "No digas tonterías Sakura-Chan, tú tienes que estar con todos nosotros" con una enorme sonrisa en la cara.

Le dediqué una sonrisa y abrí la puerta de la casa permitiéndole pasar a su interior. Esta tenía un recibidor de tamaño mediano con un mueble para colocar en su interior los zapatos, luego un pasillo daba al salón que era bastante modesto. En el salón había un sillón rojo sangre de cuatro plazas, una mesa frente al sofá donde en medio de esta había un pequeño jarrón de lirios blancos que otorgaban un dulce aroma a la habitación, contra la pared de delante de la mesa había una televisión. En una pared había unas enormes estanterías llenas de libros de medicina, antídotos, veneno,… y otras cosas. A un par de pasos de la televisión, a la derecha había una puerta color marrón oscuro que daba a una cocina que tenía sólo lo necesario: un par de sartenes, platos, cubiertos, vasos,… con una gran mesa en el medio de esta y unas sillas a su alrededor. Al lado del armario del salón había un pequeño pasillo que conectaba con la habitación principal y el baño principal, que no tenía tina. Mi habitación tenía el otro baño y este si tenía la tina. Toda la casa fue construida gracias a la generosidad de Yamato-Taichou. Naruto y yo nos sentamos en el sofá y empezamos a hablar de nuestro día hasta que oscureció y él tuvo que marcharse de regreso a su casa. Después de despedirme de Naruto fui rumbo a mi habitación que era de colores rojos oscuros y rosas, con una cama, en medio del cuarto, tamaño matrimonial, una mesilla al lado de esta que estaba coronada por una foto mía y de mis padres y a sus lados las dos fotos del equipo siete (N/A.: La que se hicieron estando Sasuke a los 12 y la de Sai a los 16). Empotrado en la pared derecha se encontraba el ropero y había una puerta frente a la cama una puerta que daba al otro baño de la casa. Cogí de debajo de la cama unas maletas con todo lo necesario para sobrevivir y mi equipo de ninja-medico. Saqué de mi porta-armas un pequeño rollo para hacer una técnica, regalo de Ten-Ten, que en verdad adoraba. La técnica consistía en guardar en ese rollo todo lo que el portador del mismo quisiera. Una vez listo todas mis cosas desparecieron y en el rollo apareció el kanji de sellado. Volví a guardar el rollo en el porta-armas y salí de la casa. Tenía pensado abandonar la villa como una vez mi primer amor había hecho. No podía permanecer un día más en esa aldea en la que sus habitantes me despreciaban por lo que había sucedido y donde había perdido a mis padres (N/A.: La muerte de los padres de Sakura sucede un par de meses después de la partida de Sasuke). Pensando en todo esto llegué a la entrada de Konoha y me detuve frente a su imponente figura. En aquel momento pasó por mi cabeza uno de los momentos más tristes que había pasado en este lugar. Su marcha. Aquella noche también había una luna tan redonda y resplandeciente como hoy. En mi cara se formó una sonrisa llena de ironía ante la situación. Esta vez no era él quien se iba de la aldea si no yo y a mi nadie trataría de detenerme porque yo no era importante. Miré una vez más hacia la aldea y emprendí mi viaje.

Fin Flash Back

Después de eso me interné en el bosque y desde entonces no he dejado de correr. No estaba cansada ya que gracias a los entrenamientos a los que fui sometida por Tsunade-Shisou podía aguantar unos días corriendo a un ritmo considerable. A un par de pasos delante de mí, se lograba ver una cueva a las orillas de un río y pensé que seria el lugar ideal para pasar la noche así que reduje la velocidad y bajé de la rama en la que me encontraba quedando frente a la puerta de la cueva. Me adentré en la misma y en medio de la obscuridad pude ver el resplandor de unos ojos carmesíes.

En Konoha

Un Anbu irrumpió en el despacho de la actual Hokage y esta al verle aparecer se levantó rápidamente de su asiento y volteo a mirar por la ventana con una expresión de tristeza.

— Así que al final lo has hecho, Sakura —. Dijo dejando caer el mensaje que le había traído el Anbu.