Amu parecía estar triste, y el clima húmedo que se sentía no ayudaba mucho en su ánimo, el frio no le afectaba mucho por el suéter que llevaba puesto, pero el frío de la lluvia le rozaba levemente las mejillas en algunas ocasiones, aunque una persona a lado de ella con una sombrilla cubriéndola.
Amu vio, una vez más, los profundos ojos azules del chico y ella rogándole con la mirada que no le hiciera hacer eso que no quería; pero, una vez más, su mirada no funcionó. Y no es que nunca le funcionara pues era lo contrario, ella en ocasiones ganaba esas batallas de "por favor no quiero hacerlo" simplemente, Amu sabía cuando perdía, las ocasiones que no podía decir "no quiero".
Esta era una de ellas. Para desgracia de ella

-Pero Ikuto… ¿estás seguro de esto?
-Así es.

Y ella suspiró, dándose valor. Tocó el timbre de la puerta dónde estaba parada hace solo un instante y los nervios la invadieron de sobremanera. Una niña pequeña y su madre, ambas de ojos y cabellos cafés claro, la pequeña los vio por un momento, los examino a ambos, pero después sonrió a más no poder cuando notó lo que esa señorita llevaba en sus brazos.

-Michi!!!!- grito la niña saliendo de detrás de su madre
-gracias por devolverlo jóvenes –pronuncio la madre

Gritó la pequeña con alegría cuando vio a el gato que le pertenecia sano y salvo. Lo agarró con fuerzas y lo abrazó tanto que parecía que el pequeño minino explotaría, pero al parecer el animalillo ya estaba acostumbrado.

-Vimos un volante por mi casa, y supe que el gato era tuyo. Mi novia lo encontró mal herido así que espero que ahora esté mucho mejor – dijo Ikuto amable a lo que la niña solo asintió.

Les pidió que esperar un momento para poder ir a ver la recompensa que estaban entregando por el regreso del animalito pero el chico negó sonriendo adelantándose a Amu, porque eso no era lo que querían. Lo que Amu quería era al gatito, lo había tenido por tres semanas y se había encariñado de sobremanera con él, jugaba con su ropa y mordía sus almohadas, dormía boca arriba y sus patitas quedaban graciosas al aire, sin mencionar los "accidentes" que provocaba cuando Ikuto visitaba a Amu y se pasaba entre sus piernas. Amu se había encariñado y divertido mucho con el gato, y ahora…

-Será mejor irnos -Ikuto apretó amablemente la mano de ella y la chica asintió triste. Sabía que el gatito tenía dueña, era tan solo que le había agradado tanto- No te preocupes, te prometo comprarte uno- dijo cuando ya estaban lejos y habían entregado al gato y la beso tiernamente en los labios
-Pero yo quería ese

Dijo haciendo mohín de berrinche, solo recibiendo una sonrisa y una mirada llena de calidez. Y Amu lo detestó un momento por ello, por la simple razón de que no podía negarse o replicar algo cuando él, la miraba de esa manera. Llena de comprensión, amor, en algunos momentos y madurez en otros, a pesar de sus bromas. Amu simplemente no podía negarse a esos ojos. Y en ciertas ocasiones lo detestaba por eso. Por caer rendida y no poder hacer nada ante aquella mirada, pero aún así le amaba.

-Pero que sea blanco con negro —ella le sonrió e Ikuto solo asintió.

Ahora, la siguiente cuestión para Ikuto, era saber donde él encontraría un gato con ese color. Por haber provocado eso.