Un encuentro casual, un asentimiento con su cabeza y los dos tomarían distintos caminos. Ese no fue el caso para padre e hijo. Gabriel y Adrien.
El progenitor se quedó viendo la mano de su hijo -para mayor precisión- su dedo que contenía un peculiar anillo. Ese, que le parecía particularmente curioso.
—Hijo—llamó su padre antes de que este se vaya.
—¿Que sucede, padre?
—¿Podría verlo?—las cejas de Adrien se arquearon en confusión—Tu anillo.
Adrien cierra el puño, en reflejo, rehusándose.
—Nunca había visto que ese artilugio—mencionó—Me llama la atención eso es todo—añadió acercándose a su hijo que tenía la mano oculta detrás de la espalda ¡Tan sospechoso!
Los ojos verdes mirando fijamente a los de su padre y por un segundo se hicieron tan desconocidos ¿Por qué le interesaba un anillo? ¿Cuándo ni siquiera le interesaba su persona?
Aun así, estiró su brazo y se lo mostró aun apretando su puño. Este dirigió su vista al anillo plateado, tan diferente al del Chat Noir, pero como su propio Miraculous, sabía bien que estos cambiaban de diseño.
—¿Podría probármelo?
—No —fue su respuesta rápida y cortante.
Gabriel se sorprendió. Adrien también por el tono de voz que uso.
—¿Es tan importante para ti? —el progenitor tenía una mirada brillosa e inquisidora. ¿Podría ser que Chat Noir estuvo delante suyo todo este tiempo? ¿Viviendo en su casa?
Adrien no hablaba, pero sus ojos temerosos parecía que decían todo. Su cuerpo intranquilo y que se rehusaba a entregarle el objeto era una prueba de ello.
—¿Que es en realidad este anillo?—cuestionó, en sus labios bailaba una sonrisa torcida y que a su hijo le aterró. Tragó saliva sin poder hablar—¿Que representa para ti?
—Y-yo...
—¿Por qué no puedes dármelo? —tomó su muñeca sin intención de soltarle, hasta que lo diga.
Su padre sospechaba ¡Era obvio! Si le decía que era Chat Noir, era probable que le quite su Miraculous. Plagg, su libertad, Ladybug... ¡Perdería todo! De seguro lo iba a encerrar. Así que debía desviarlo, liberar toda sospecha.
—Este anillo...—le costaba respirar.
—¿Si?—pidiendo que continúe. Sus ojos dilatados aguardando por la confesión.
De repente, su hijo gritó, poniéndose rojo, al momento que dejo escapar aquellas palabras. (¡Fue lo primero que se le ocurrió!) Gabriel se quedó en shock, soltó la muñeca de su hijo e intentó mirar sus ojos que Adrien cerró. Cuando pudo hablar por la inicial sorpresa, Adrien estaba corriendo escaleras arriba, hasta que desapareció de su vista.
El progenitor ese día, se dio cuenta que su Adrien -al parecer- no era Chat Noir sino que era puro e iba serlo hasta el matrimonio. ("¡Es un anillo de castidad!") Su hijo había declarado.
