Capitulo 1
Aun recordaba perfectamente cuando el Profesor se marchó. De eso hacía ya casi un año y no quería admitirlo, pero aun lo echaba de menos. Esa vez en la que bajó al comedor y no vio a nadie, pensando que seguramente estuviera en su Universidad, pero esperó...y esperó...
Cuando quiso darse cuenta nadie había regresado. Ni una nota, ni una llamada, ni un aviso...nada.
Conforme los días pasaban, llegó a pensar que le había pasado algo. Que le había ocurrido algo malo, hasta el día donde vio noticias sobre él en el periódico. Al parecer, estaba negociando con empresas, bancos de Londres e incluso con el Scotland Yard. ¿Qué significaba aquello? Había rumores de que su apreciado Profesor intentaba adueñarse de Londres, pero...¿con qué razón?
El no creía aquellas mentiras y con las noticias recientes sobre él, creció la esperanza de que volviera...regresara a casa, pero los días pasaban y una duda comenzaba a cubrir su mente. ¿Y si se había olvidado de él? Pero rápidamente negaba. Era su aprendiz. Era imposible que se olvidara de él, ¿verdad?
Escuchando las voces de las calles londinenses, pudo descubrir que su Profesor había comenzado a instalarse en un gran edificio que fue terminado de construir hace pocos días. "La Pagoda" lo llamaban. Cuando llegó al lugar, casi no podía imaginar a su honesto y honrado Profesor viviendo en una mansión como aquella.
Recordaba haber llamado a la enorme puerta de entrada, haber hablado con los guardias, estos habérselo comunicado a sus superiores y finalmente darle el mensaje de que no recibía visitas, de que no quería ver a nadie y muchas excusas más. Aclaró que era Luke, su aprendiz, pero se rieron de él y no le permitieron el paso, ni ese día, ni los siguientes a ese. Finalmente, se rindió.
Nunca podría olvidar el día en el que cruzó a paso lento, el paso del ser más triste, las calles londinenses con lágrimas en sus ojos. Ese día llovía, parecía que el cielo se compadecía de él. Si el Profesor no quería verle, si se había olvidado de él, era por algo. Por alguna razón...
Recordó que sus lágrimas, que su llanto, se volvió más amargo. No...No quería creerlo. No después de todos aquellos momentos que vivieron juntos y era eso lo que más le dolía.
Cuando levantó la mirada, se encontraba frente a la antigua casa de su Profesor, en la que vivían juntos. Encontrándose con la señal del Sombrero de Copa en la entrada de su puerta y no pudo evitar más lágrimas. No deseaba entrar y sentirse más triste de lo que ya estaba. Toda la casa era un álbum de recuerdos, pero no hizo falta que abriera.
Al parecer, la señora Rose fue para limpiar un poco la poca usada casa y al verle fuera le abrió inmediatamente la puerta.
-¡Luke, querido! ¡Vas a pillar un resfriado aquí fuera!-le aclaró preocupada, observándole.
Pero Luke no respondió. Solo miró a la señora Rose durante varios segundos hasta que finalmente partió en llanto y se lanzó a abrazarla, sin poder decir nada más, pero las palabras sobraban. Rose ya sabía lo que al pequeño le pasaba. Sonrió con cierta lástima y lo abrazó de vuelta.
-No te preocupes, mi niño...¿Quieres que te prepare un té? Claro que sí. Vamos a prepararte un té y seguro que te encuentras mejor.-decía mientras cerraba la puerta y lo adentraba por la casa.
Ya había pasado bastantes meses para eso. Intentó olvidarse de su Profesor y seguir adelante como si nunca lo hubiera conocido. Viviendo con la amable señora Rose que le cuidaba y contaba historias sobre sus tiempos de juventud. Iban a hacer los recados, la ayudaba a cocinar y cuidaban del jardín de la casa. Se divertían, reían, eran felices y Luke casi se olvidaba de su Profesor...
Casi...
Debía de admitir que aun lo echaba de menos y que nunca se había olvidado por completo de él. ¿Cómo podría olvidar? Años de recuerdos de su Profesor, d-de...de su amigo. Su mejor y único amigo...No, no podía. Y la señora Rose lo sabía, pero no sacaba el tema. Simplemente, sonreía con comprensión y seguían como si no pasara nada.
Porque los recuerdos no se iban...Porque parecía que había ocurrido ayer.
"Abrió la puerta sonriente y entró rápidamente en la habitación.
-¡Este lugar es increíble! -dijo rodeando la sala y observándole.-¿No lo cree así, Profesor?
Justamente en ese momento, el Profesor terminó de entrar y observó sonriente el vagón que les había tocado, dejando sus maletas en el suelo.
-Francamente.-contestó- Por eso dicen que el Molentary Express es un yate de lujo sobre raíles.
Pero cuando observó a Luke lo vio dando saltos en el sofá.
-¡Hahaha! ¡Es maravilloso!
Layton solo sonrió comprensivamente.
-Luke, un verdadero caballero siempre debe mantener la compostura...Esté donde esté."
-Luke, cariño. Vamos...Si no, no podremos terminar los recados de hoy.-la escuché decir, quitándome del carril de mis pensamientos y soltando el periódico con noticias sobre su Profesor que encontró apilados en un estante de aquella tienda.
-Ohh. Lo siento, señora Rose. -dijo sonriente, como si hace un momento no hubiera recordado uno de tantos recuerdos que ahora dolían. Se dirigió hacia Rose y se marchó con ella a hacer los recados.
OoOoOo
"Lo observó con decisión.
-Señor Layton...
Este le miró con curiosidad y confusión.
-...quiero ser su aprendiz.
Hershel abrió sus ojos en sorpresa ante su propuesta.
-Quiero seguir sus pasos y ser como usted. Acompañarle en todos sus casos. Yo...¡Me gustaría ser su aprendiz!"
Aquella decisión fue la más importante que había tomado en su vida y no vaciló ni un instante. Nunca había estado tan decidido. Aun recordaba como su Profesor había cambiado la expresión de su rostro de sorpresa a una sonrisa y le había dicho aquellas palabras: "Puedes seguirme a donde quieras, muchacho. Eres bienvenido." Aquel había sido el día más feliz de su vida. La hora crucial, como lo llaman. El momento en el que comenzó todo y empezó una gran amistad que perduraría hasta el día en el que el Profesor se marchó sin decir nada. Convirtiendo aquellos recuerdos en un amargo album.
La señora Rose quiso quitar la placa con el Sombrero de Copa a la entrada de la puerta, pero él no lo permitió. Era la única prueba que tenía de que había estado allí, de que no se lo había imaginado todo.
"Ambos caminaron por las calles londinenses. Luke sosteniendo su maleta, mientras que el Profesor cargaba dos en sus manos. Finalmente, llegaron a una pequeña puerta. Layton sonrió.
-¿Aquí es dónde vamos a vivir, Profesor? -preguntó Luke sin creerlo. Aquel sitio estaba sucio, bastante destrozado y lleno de polvo. Hershel le observó impasible, sin perder su buen humor.
-Luke, nunca hay que dejarse engañar por las apariencias.-dicho esto, comenzó a buscar dentro de su maleta- Lo único que necesita este humilde lugar es un poco de cariño.
Finalmente, sacó la placa y la colgó en la puerta.
-¡Que ingenioso, Profesor! ¡Es su Sombrero!
Layton rió ante el entusiasmo del chico y le miró.
-¿Por qué poner un nombre si todos me reconocen por este peculiar complemento de vestir?
Finalmente, cogió sus llaves y abrió la puerta, entrando ambos en la casa. Nunca pudo imaginar que tantas aventuras comenzarían a partir de ese día."
Pero no siempre pasaba los días lamentándose a sí mismo, recordando momentos pasados y sintiéndose nostálgico. Había ocasiones en las que pensaba, y pensaba en la razón por la que Hershel Layton se hubiera atrevido a marcharse sin explicación alguna, olvidándose de él, su aprendiz, en el proceso. Era demasiado extraño, inusual, incomprensible, sobrenatural, casi podríamos decir imposible de creer aún. El día anterior a su desaparición todo había ido tan bien. Todo seguía igual, como siempre. Como debería haber sido el día siguiente a aquel.
"Llamó a la puerta y entró, observando a su Profesor trabajando en los proyectos de sus alumnos de Universidad. Despacio, se acercó hasta donde se encontraba y miró los proyectos, observando su forma de trabajar.
-¿No va a descansar, Profesor? -preguntó al fin.
Hershel paró, dejando el proyecto que estaba corrigiendo a medias en la mesa. Se estirazó levemente y golpeó un poco su espalda para quitar la leve molestia que llevaba sintiendo desde hace un rato. Finalmente miró a Luke y sonrió levemente.
-No te preocupes, Luke. Son pocos los proyectos que quedan. En una hora, aproximadamente, habré terminado.
El aprendiz asintió comprendiendo.
-¿Quiere que le ayude?
Layton negó con suavidad.
-Tu ve a descansar, muchacho. Mañana nos espera un día duro.
Luke asintió y se fue hacia la salida, abriendo la puerta y observó a su Profesor, que le miraba con una pequeña sonrisa cansada, esperando a que saliera. Si hubiera sabido que al día siguiente no volvería a verlo nunca más...
-Buenas noches, Profesor.
Hershel le despidió levemente con su mano.
-Buenas noches, Luke.
De haberlo sabido...jamás se hubiera marchado de allí."
No vió nada extraño en aquella noche. No parecía como si su Profesor escondiera algo.
De todas formas, ya no importaba. Había pasado ahora casi un año y medio. Para él Layton solo había sido un amigo de hace tiempo, alguien que le había enseñado muchas cosas, que le había guiado y prevenido de las amenazas en aquel mundo en el que ambos vivían, pero nada más. Un punto y coma bastante feliz en su historia, pero que ya no podría continuar. Ya lo había superado.
Sus padres quisieron llevarle de vuelta a casa, pero él no lo consintió. Quería seguir viviendo en Londres y allí se quedaría.
-¿Cómo a estado tu día hoy, Luke? -preguntó la señora Rose a la hora de la cena, tan amable como siempre.
-¡Muy bien! -aclaró Luke mientras cenaba- Los profesores me han elogiado por haber aprobado todos los exámenes, me encontré a un gato por la calle y estuve charlando con él. Gracias a eso, pude encontrar un objeto que había perdido su dueña.
-¡Vaya! Eso es asombroso, Luke. Veo que hoy te has divertido mucho. -respondió sonriente la mujer.
Luke asintió feliz y continuó cenando.
-Ese don tuyo es muy especial, Luke. Realmente inusual...
-Poca gente puede hablar con los animales, señor Rose.
Luke había tenido un buen día. Le encantaba ayudar a la gente y hablar con la gata de la señora Monray. Conocía muchos secretos de todo y de todos. El Profesor también solía elogiarle sobre ese don suyo. Oh, no...Estaba volviendo a ponerse nostálgico. Debía entretenerse con otra cosa.
Hablando de "don"...¿Dónde estaría Don Paolo? Casi mejor que no apareciera. No podía imaginar a ese lunático causando problemas. Él solo era un niño y aunque quisiera, no podría enfrentarse él solo a Don Paolo, por muy ridículo que sonara aquello...
Tock Tock
La puerta sonó un par de veces y la señora Rose y yo no pudimos evitar voltear por la curiosidad. La mujer comenzó a levantarse, pero Luke se le adelantó, saltando de su silla.
-¡Voy yo! -aclaró, queriendo darle el menor trabajo posible a la pobre señora. Rose se encargaba de todas las tareas de la casa y de los recados. Bastante tenía con lo suyo.
Con rapidez, se dirigió a la puerta y abrió sonriente.
-¿Puedo ayudarle...en...algo...? -se quedó estático, con los ojos muy abiertos y casi temblando. Fue como si un tren se hubiera estrellado contra él sin avisar y haciéndole revivir aquellos recuerdos olvidados de hacía un año y que tanto le había costado guardar en su baúl personal.
-Me alegra volver a verte, Luke.
Casi le habían dolido los oídos de escuchar su voz. Aquella voz que llevaba tanto tiempo sin oir. No, no podía ser. ¡Era imposible! Un efecto creado por su mente...¡Algo! ¡Aquel no podía ser Hershel Layton!
