*La imagen en la portada del Cover no me pertenece.
~*~Los Personajes de este fic no me pertenecen, excepto los OCs marcados por la misma historia. Los derechos correspondientes pertenecen a NINTENDO y a los creadores de THE LEGEND OF ZELDA.
~*~Este fic no está hecho con fines de lucro sólo es por entretenimiento y diversión.
(~─***─~) (cambio de escena, con una o varias alteraciones Cronológicas)."Pensamientos"*Asterisco en el intertexto* (notas de la autora, marcadas con N.A al final del texto en el mismo orden correspondiente de la lectura)."Referencias a otras frases",Recuerdos muy efímeros, Los sueños aparecerán en cursiva precedidos y seguidos por dos puntitos.
AVISOS Y COMENTARIOS (si es que los hay), al final del capítulo.
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1
…
TYAR
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Vibraba el viento y viajaban las hojas ambarinas de los árboles, un ser de ojos azules se escabullía entre el pedregal de los caminos, entre el bullicio matutino de aquel mercado errante que hacía eco en toda la comarca.
Bajo una ropa andrajosa, raída y deshilachada. Camuflado entre los pocos colores parduzcos del ambiente, rápido y sigiloso como lagartija. Alzó una mano y hurtó una mazorca.
— ¡Comadreja asquerosa!— rugió la voz del mercader que lo había descubierto. Literalmente lo lanzó lejos de ahí con un escobazo y el pobre aterrizó en un centenar de cajas viejas que habían sido abandonadas ahí a su suerte. — ¡Y no vuelvas, demonio!
Fue lo último que dijo antes de alejarse dando gruñidos.
Un suspiro cansado y triste salió desde el bulto de basura. La vida se había vuelto difícil, tiempos de sequía y desesperanza azotaban los vastos y escabrosos valles sureños. Tierras agrestes en las que había crecido el pequeño pero terco hylian. Bajo los cálidos rayos solares se levantó mostrando un rostro de orgullo y una mirada de determinación fehaciente.
Nunca más en la vida dejaría que lo pisotearan, y aunque era pequeño y aun aprendía el arte de los ladrones, había sabido llevar su propio consuelo tras las palizas, los golpes y los insultos que arrastraba desde su propio legado.
Esas orejas puntiagudas eran su bendición y su maldición.
Nuevamente sus ojos azules relucieron con avaricia, y su cabello dorado se meció con el viento siguiendo esa danza ancestral que aparecía siempre durante el otoño. Con un gesto de desdén se dio la media vuelta, se acomodó el gorrito y soltó una risita ladina.
—Claro— espetó con gracia. Ese día llevaba una camisa holgada. ¿Acaso había engordado?... Casi. Se sacó de ahí tres papas, una manzana y la billetera del tipo que lo había maltratado hacía pocos segundos.
Entonces otra risita se escuchó desde las penumbras. Una voz vieja y grave a la que se le notaban el pesar de los años transcurridos durante su última década.
El pequeño hylian dio un brinquito hacia los callejones.
—Muchacho. — Saludó – perdiste tres puntos.
—Y gane una ensalada— clamó de manera triunfante.
Ésta vez, el ser oculto se dejó ver a la luz del día. Un hombre viejo de cabello rojizo como el fuego y larga barba ya blanquecina, ojos amarillos y profundos como bestia y tez semibronceada que se ocultaba bajo unos ajuares algo escabrosos, una ropa oscura, negra y podrida como su propia alma.
Le decían "Gerudo".
Apodo que se le había designado por tener lejano parentesco con la mítica tribu de tierras arcaicas extinta desde hace décadas.
Y aunque tenía bien cumplidos sus cincuenta, seguía ejerciendo oficio como mercenario.
Con un bastón hizo un movimiento ágil y tiró al pequeño que tenía enfrente, literalmente le había metido una zancadilla y después sin piedad alguna le azotó la punta de la madera en el estómago.
—Estas blando— pronunció cuando dejó a su aprendiz casi inconsciente.
Llevaban cerca de tres lunas llenas juntos y desde entonces el pobre pequeño hylian había muerto más veces en esos meses que durante todos los años anteriores a ese. Odiaba a ese hombre al igual que odiaba casi al resto de las personas, y sin embargo de él había aprendido, y junto a él se había quedado por voluntad propia.
Tosió con voz ronca tratando de recuperar el aliento perdido.
—Si ese tipo no fuera mercader estarías muerto, aunque… acepto que tu técnica ha mejorado bastante. –Rechistó mientras emprendía su propio camino— Vete. Odio que me sigas eres peor que una garrapata, sigo sin entender cómo es que has durado tanto.
—Gerudo, — pronunció levantándose de nuevo— enséñame.
—Te odio. Los odio a todos.
—Yo sé que me odias, pero no pienso irme hasta haberte superado.
—Sigue soñando. Pero apremio tu entusiasmo. Cuando fui más joven traté de tener un aprendiz en forma, pero todos murieron en el intento.
—Yo soy mejor que ellos, yo no moriré sin haber cumplido mi objetivo.
Y nuevamente esos ojos zarcos que quemaban como el hielo.
Relucían de una manera tan peligrosa, que incluso el tal "Gerudo" a veces sentía escalofríos al mirarlos.
Sin remordimiento, el viejo mercenario hurtó la comida que antes había sido robada y desapareció dejando tras de sí un extraño sentimiento de incertidumbre.
Con simpleza nuevamente el pequeño hylian miró al cielo, las nubes pardas de tormenta se arremolinaban sobre su cabeza. Pronto… quizás muy pronto llovería, la sequía terminaría y la vida seguiría su curso tal y como lo había hecho desde que el mismo tiempo tenía memoria.
—Hay que ser— musitó. No le interesaba en absoluto que pensara el viejo mercenario, ni lo que sentía, ni los planes que tenía para su futuro; estaba viejo y rancio, así que no le venía mal aprovecharse de eso, siendo también una leyenda entre las voces del bajo mundo y un ser despiadado al que pocos seres habían logrado acercarse.
Un maullido triste resonó entonces en los ecos de su cabeza. Bajó la mirada y encontró al gato negro restregándose en los pantalones viejos y desgastados.
— ¿Y tú?, ¿No me temes?— clamó de manera curiosa cargando al minino.
Nuevamente el felino le maulló, y como pocas veces en su vida, logró erguir una tímida sonrisa. Hacía tiempo que su singular gorrito se había movido y sus puntiagudas orejas habían quedado libres de aquella atadura, pero incluso entonces el gato no había huido, y lo seguía mirando de manera atenta como si sus grandes ojos felinos pudieran ver incluso dentro de su alma y encontrar aquella bondad dormida que yacía escondida en el más oscuro rinconcito de su inconsciente.
Finalmente soltó al gato, se bajó el gorro y se escabulló entre las callejuelas. Caminando con desgana, tratando de que el frío naciente de la época no se le colara demasiado en los pulmones.
El Gerudo había desaparecido pero no por eso dejaría de hacer su trabajo. Sus pasos los llevaron hasta las calles centrales en las que escudriñó el rostro de cada persona.
Buscaba a alguien…
A un ser del que lo habían desprendido hace tiempo. Su razón de ser y de vivir y el único consuelo que lo mantenía atado a esa vida.
—Disculpe— pronunció en voz melancólica a uno de los mercantes que por ahí deambulaban— busco a alguien. A una chica, cabello rubio, ojos azules, sonrisa bonita, tiene más o menos mi edad, ¿la habrá visto?
El hombre negó de mala gana antes de empujarlo y seguir con su camino.
Y nuevamente él suspiró con tristeza, ya no sabía cuántas veces había hecho la misma pregunta, a cuantos seres había interrogado minuciosamente tratando de obtener aunque fuera una pequeña pista, cuanto había buscado desde el alba hasta que caía la noche, ni cuantos kilómetros había recorrido con la esperanza de encontrarla en algún sitio.
¿Qué le habría pasado?, ¿Estaría cerca?, ¿Lo recordaba?, quizás su encuentro había quedado en sus recuerdos tan lejano como aquel triste día.
— ¿Dónde estás mi lucecita?— musitó mientras seguía su propio camino.
—Te lo juro, la bestia le habló y le predijo su destino, fue tan aterrador que murió a los tres días de la pura impresión que le causo aquello— escuchó la conversación desde un puesto de artesanías a unos cuantos pasos.
El pequeño hylian se posó cerca para escuchar la conversación de aquellos hombres, pronto el mito murió entre otra decenas de chismes y él también se alejó para seguir hurgando en otros lugares.
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Esa noche como tantas otras encontró al Gerudo arraigado en una pequeña posada. El viejo gruñó al verlo, no sabía cómo demonios lo hacía, pero ese pequeño hylian siempre terminaba por encontrarlo y por mucho que se esforzara en no dejar pistas el muy condenado parecía tener el instinto de un sabueso.
—Y ahora que…
—Encontré un palo, pelea conmigo.
El Gerudo irguió una sonrisa chueca, una hilera de dientes amarillentos asomaron como una media luna. Bajo la penumbra varios quejidos se difuminaron, ahogados ante la insensibilidad que desde años el pequeño hylian había adquirido. Pronto terminó echado y pateado como un perro callejero, con algunos moretones de regalo y su pequeña varita deku rota en un montón de trizas.
Azotó duro contra el suelo, pero irguió una coqueta sonrisa la cual le regaló a las estrellas.
Y nuevamente el maullido. El gato negro seguía siguiéndolo a todos lados; se echó a su lado y le restregó la cabeza contra su mejilla.
—Simpático ser de noche… una sombra que busca consuelo entre el resto la penumbra— pronunció mientras sus ojos se perdían entre el manto celeste.
Tal y como pensaba esa noche llovió como si no hubiera llovido en siglos.
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— ¡Es un oráculo!, te lo aseguro.
—La locura de un hombre puede ser contagiosa— aseguro el otro tratando de desviar la conversación de su amigo.
—Se fue, ¡Se fue volando hacia este!, a las tierras desconocidas más allá de Tyar, de las que nadie jamás ha vuelto.
Y el pequeño hylian aguzó la mirada, sacó de su bolsita un libro y buscó en él la palabra desconocida.
—Ora…ra.., Oracu…lo…
—Qué sorpresa— pronunció, el Gerudo apareció como una sombra a sus espaldas y le hurtó el libro. — la pequeña lagartija sabe leer. ¡Que privilegio!, un don culto en manos de un ser peligroso.
—Oye— gruñó, se alzó de puntitas tratando de recuperar su pertenecía, quizás sólo era un viejo diccionario, pero lo había acompañado más tiempo del que recordaba.
—Esto es basura. No creo que llegues a necesitarlo.
Y simplemente lo arrojó con desgana, por poco y caía en un charquito de lodo pero los reflejos gatunos del pequeño hylian lograron salvarlo.
El Gerudo le hizo una mueca amarga antes de seguir por su camino, sus botas se llenaron de fango pegajoso mientras atravesaba las calles de la vieja Tyar, y mientras sus pulmones exhalaban el rezago que le había quedado de su último cigarrillo.
— ¿Tú sabes leer?
—Que importa.
— ¿Sabes?— volvió a preguntar mientras sus pasos los llevaban hacia las penumbras de los callejones.
—No necesitare leer allá donde vaya— contestó en voz apagada. El pequeño hylian le clavó la mirada hasta que su silueta se desdibujó en los iris opacos del Gerudo , en otro tiempo simplemente se habría marchado, pero esa mañana se quedó a su lado, mirando cómo se retorcía entre quejidos de una tos ronca, quizás el mal tiempo y el frio dejado por la lluvia habían terminado por arruinarlo, y cojeó durante un buen tiempo hasta que al final simplemente se echó como un animal moribundo en el lugar más oscuro que pudo haber encontrado.
Entonces por primera vez el pequeño hylian lo miró con tristeza.
— ¿Te vas ya?...
—Es el ciclo de la vida muchacho.
Asintió simplemente con la mirada. A lo lejos el gato maullaba desde las tejas de los edificios. Y entonces, se fue, volvió a su búsqueda incansable de la que jamás tendría tregua sino encontraba a "su personita", varias veces volvió a escuchar entre susurros ralos los rumores de aquel extraño oráculo. Y para cuando la noche cayó y el frío le templó los huesos sintió que algo muy dentro de su ser lo incitaba a realizar una nueva búsqueda.
La soberana de plata ya estaba en su zenit cuando encontró al Gerudo en el mismo sitio en el que se había quedado. Lo cogió de un hombro y a lo arrastró tan largo era, lejos, muy lejos, hasta donde una casita añeja y destruida les dio cobijo.
—Demasiado blando…— murmuró— jamás serás como yo.
—Nunca dije que quisiera ser como tú.
—Entonces ¿Por qué siempre regresas?
—No lo sé. Terquedad supongo.
—Igual que la de ese gato— señaló, apuntó al fondo. El gato negro estaba muerto en el piso.
El pequeño hylian lo miró entre sentimientos indescriptibles, pero apartó la mirada sin decir nada en absoluto. No había dolor ni tristeza, ni siquiera nostalgia. También sabía que pasaría, aquella tarde lo había visto correr seguido de un mercader furibundo con garrote en mano.
Con destreza encendió un pequeño fuego.
—También te iras.
Escuchó la voz del ser moribundo mientras hablaba entre alucinaciones de una fiebre febril y mientras sus ojos se apagaban cada vez más y más dejando sólo un resquicio blanquecino que no miraba hacia ningún lado.
—Sé a dónde va…, también la vi hace mucho tiempo.
— ¿A quién?— preguntó aprovechando la extrañeza, jamás hablaban y si lo hacían no solían mantener una conversación con más de diez oraciones
Entonces se fue al nadir, al lugar más profundo de su conciencia y sus recuerdos, se levantó de golpe y lo estrujó por el cuello como si estuviera poseído por una fuerza misteriosa, mientras lo repetía entre palabras mochas que salían descontroladas desde su garganta y se atropellaban al llegar a aquellos dientes amarillos.
—El oráculo… existe muchacho. No es producto de la locura de los hombres. Está allá…— lo soltó, el pequeño hylian se alejó con cierto sobresalto— allá— repitió mientras señalaba con su mano trémula. — regresa siempre buscando al engendro, a la encarnación del mal, del mal…
Y fue lo último que dijo.
La última vez que cruzaron palabra.
No se quedó para verlo morir ni para velarle la noche. Solamente cogió al gato y se lo llevó muy lejos, las palabras del aquel hombre se quedaron grabadas en su cabeza. Y se alejó sin rumbo sin saber que aquel último aliento iba cargado de una extraña compasión escondida.
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Continuara...
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Comentarios del Capitulo:
xD
Bienvenidos al tri-Shot que faltaba en el conjunto de extras.
Para los que aun no se han enterado, este forma parte de mi fic principal "Camino a Hyrule", y aunque al inicio formaba parte de "El Interludio del Otoño" al final he decidido ponerlo aparte para no cortar la narrativa en el otro conjunto de extras.
Supongo que por el titulo ya se imaginaran de que va a tratar éste xD
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Y bueno Aquí va la noticia gorda.: El siguiente Capitulo de Camino a Hyrule se publicara junto con los dos capítulos de este y el final del interludio del otoño, así que en total van a tener cuatro capítulos en un solo día, razón por la que posiblemente no me vean con demasiada actividad por lo menos hasta el mes que viene xD
De ante mano una disculpa por el hiatus inesperado, ¿me creerían si les digo que pensaba que aun faltaba un capitulo para llegar a éste punto de la historia? jajajajaja, pues vaya reverendo Fail xD
Bueno me despido deseándoles un Feliz Aniversario de BotW, no puedo creer que ya haya pasado un año desde la salida de este precioso juego, asi que de igual manera espero que en lo que resta del mes también pueda tener preparado el siguiente capitulo de "Tales of..The Breath of..." ese seguro les va a encantar, en especial a los fans de Urbosa *-*
