She loves me, she loves me not
¡Hola! Espero que os guste esta pequeña historia que se me ha ocurrido... Para empezar, debo decir que este fic se sitúa justo después de "I Do". Es decir, que yo me invento todo lo que viene después de ese capítulo.
Capítulo 1
Caminaba lentamente por los pasillos del instituto, cabizbajo. El día anterior me había acostado con Rachel y la euforia no me había durado ni para el día siguiente. Me quería, había querido estar conmigo, pero luego se marchó. Se marchó, y volvió con Brody a Nueva York. No sé qué está haciendo ni por qué lo está haciendo, solo sé que me está volviendo loco.
- ¡Eh! - me gritó un chico tras chocar conmigo – Mira por dónde vas.
- Lo siento – le respondí malhumorado.
Seguí caminando pesadamente, pero esta vez mirando al frente, intentando así evitar chocarme con alguien más. No era agradable. Al igual que no era agradable lo que me estaba haciendo Rachel. Me había llamado idiota a mí mismo más de una vez, y me decía que lo superara. Pero, ¿cómo iba a superarlo sabiendo que ella también me quería? También había pensado varias veces ir allí, besarla de una vez, y decirle que vuelva conmigo. No era tan arriesgado sabiendo las cirscunstancias, pero no lo hacía porque sabía que, en su interior, aún no se había decidido en si quería más a Brody o a mí.
- A veces parece estúpida – dije en voz alta sin darme cuenta.
- ¿Quién parece estúpida?
Me di la vuelta y vi a Artie avanzando hacia mí con su silla de ruedas.
- Oh, no es nada – dije sonriendo.
- Mentira, sí es algo.
Suspiré dándome por vencido.
- Es Rachel. Ayer... bueno, ayer subimos a una de las habitaciones durante la fiesta, no sé si me entiendes...
- Ajá – dijo reprimiendo una risa.
- Y cuando me desperté... ya se había ido. A Nueva York. Se había ido a Nueva York sin ni siquiera despedirse – dije un poco enfadado.
- Seré sincero. No sé qué consejo darte con esto, así que, ¿qué te parece que vayamos a la sala de ensayo para que te relajes con todo el grupo?
- Sí, será lo mejor.
Paramos un segundo en su taquilla de camino, y le ayudé a guardar sus libros, para luego dirigirnos directamente a la sala de ensayo. El señor Schue ya había vuelto, pero yo aún era algo así como el co-director de Glee club, a parte de que él aún estaba de bajón porque Emma le había dejado plantado frente al altar.
Esa clase me ayudó a relajarme bastante, por lo que cuando llegué a casa estaba de suficiente buen humor como para hacer creer a mi madre que no me pasaba nada.
·
·
Casi dos semanas después, ya estaba bastante mejor. El señor Schue había conseguido encontrar a Emma y se habían arreglado, y yo poco a poco iba olvidándome de aquella noche. Bueno, en realidad no, pero al menos no me afectaba tanto como antes. Hasta que una tarde, a eso de las 7, subí a mi habitación después de quedarme hasta tarde en el instituto revisando unas partituras, cuando me di cuenta de que tenía varios mensajes y un par de llamadas perdidas. Cogí el móvil de la mesilla, sorprendido de que se me hubiera olvidado aquí todo el día y no me hubiese dado cuenta, y abrí los mensajes.
- Rachel... - susurré en voz alta al ver que los mensajes eran suyos.
Antes de leer los mensajes, comprobé si las llamadas perdidas también eran suyas. Efectivamente. Entonces empecé a revisarlo todo.
12:34 - "Finn... tengo algo importante que comentar contigo"
12:59 - "En serio, necesito que hablemos"
13:45 - "Finn..."
14:30 - Llamada perdida de Rachel Berry.
15:12 - "Sé que no me he portado bien pero no me ignores"
15:58 - Llamada perdida de Rachel Berry.
16:02 - "Idiota..."
Me senté en la cama de golpe. ¿Qué sería tan importante? Fruncí el ceño en señal de confusión. Bueno, ahora tenía cosas más importantes de las que procuparme, como el hecho de que parecía que Rachel me odiaba por no haberla respondido. Pensé durante un segundo si responderle diciéndole que me había olvidado el móvil en casa o simplemente mantener las distancias... Me decidí por lo primero.
"Lo siento, me había olvidado el móvil en casa"
Me senté en la cama con el móvil a mi lado, y me puse puse a jugar a un videojuego en la play para relajarme. Como un minuto después, mi móvil empezó a sonar. Lo cogí con la mano izquierda, sin despegar la mirada de la pantalla.
- ¿Diga?
Al no responder nadie, me di cuenta de que había confundido el tono de los mensajes con el de las llamadas. Gruñí resignado al tener que darle al pausa en el juego y leí el mensaje.
"Ya es tarde"
Era de Rachel.
"¿Tarde? ¿Tarde para qué?" - respondí.
Ni siquiera esperé a que me respondiera, sino que la llamé y me puse el móvil entre la oreja y el hombro, y volví a darle al play en el videojuego.
- ¿Finn?
- Rachel, ¿cómo que es tarde? No entiendo.
- Bueno, estuve varias horas intentando localizarte – me espetó un poco molesta.
- Como ya te he dicho, me dejé el móvil en casa.
- Sí, es verdad, lo siento. Es que estoy un poco irrit...
- ¡Mierda!
Oí silencio al otro lado de la línea durante varios segundos.
- Finn, ¿estás jugando a un videojuego?
- Sí, y me acaban de matar.
- Se ha notado.
Entonces, por primera vez en varias semanas, oí su risa.
- ¿Qué querías, Rachel? - dije sonriendo.
- Es que... esto no es algo que deba decirse por teléfono.
Fruncí el ceño.
- ¿Entonces para qué me llamaste antes?
Justo entonces me colgó. Me sorprendí tanto que volví a poner en pausa el videjuego.
- ¿Rachel? - pregunté para asegurarmente que me había colgado.
Entonces oí el timbre de la puerta. Dejé el móvil en la mesita y el mando encima encima de la cama. Bajé las escaleras rápidamente y fui a abrir la puerta. No me lo podía creer. Rachel estaba justo delante de mí.
