Todo era flashes de cámara, aplausos, gritos y flores.
Su yo de antes nunca pensó que viviría algo así, solo era el chico regordete, al patinador sin un talento innato. El chico con problemas de autoestima y excesiva timidez.
Así pasaron años, llegando a la cúspide de su mala suerte, fallar en la competencia más importante, la muerte de su perro en su ausencia, perder el rumbo.
Entonces por un momento pensó en dejarlo todo, pero siendo quien era esa no era una opción o no tendría vuelta atrás, y decidió a continuar aun si no sabía cómo.
Pero llego él y se volvió más que su entrenador, se volvió su luz, cada vez que caía le hacía levantarse.; cuando Yuri bajo la cabeza por nervios o miedo, él le hizo alzar la mirada y recobro su ánimo. Dejo su vida en Rusia por él, puso toda su fe en él y reformo su autoestima.
De paso conquisto su corazón.
No supo cómo, pero un día simplemente se dio cuenta que amaba a el peli plateado.
Ahora, mientras colgaban la medalla de oro en su cuello, sus ojos solo le buscaban a él y su sonrisa, pero no le encontró. Su corazón empezó a palpitar más rápido, ¿por qué no estaba? Ese triunfo era para él.
Y de pronto el público coreo un "oh" general, seguido de silbidos y los reconocibles gritos de las fans femeninas.
A su lado, el tsundere rubio que había quedado en segundo lugar toco su hombro, una no común sonrisa plantada en su rostro y le señalo con la mirada a sus espaldas.
Yuri voltea, un momento cegado por las luces del escenario
Entrando en la pista esta Viktor, deslizándose lentamente hacia él.
No lo duda y rápidamente patina hacia su entrenador
Viktor le recibe con una sonrisa, correspondiendo su abrazo, pero le separa momentos después.
Yuri luce confundido cuando el ruso se arrodilla y empieza a hurgar en el bolsillo de su abrigo.
Cuando comprende la situación, mira la pequeña caja en sus manos y su respiración va de viaje.
Viktor separa los labios, el silencio se hizo presente de pronto en el escenario, el público atento. Pero Yuri no piensa en nada de eso y simplemente escucha las palabras del hombre frente a él.
Lloro muchas veces en su vida, tristeza, alivio, alegría. Pero esta vez es distinta, asiente frenéticamente y cuando el frio anillo se desliza por su anular encuentra en los ojos de Viktor su misma felicidad.
Porque a partir de hoy estarían siempre juntos.
