Inuyasha no me pertenece.
Sinopsis
Los humanos y los demonios no deben de unirse. Inuyasha lo sabía, pero es que él lo llevaba en la sangre.
Inuyasha segundo hijo del gran general perro, Inuno Taisho, al ser un hibrido había sido rechazado por parte de los demonios gran parte de su vida. Al crecer demostró que él ser un hibrido no importaba, su fuerza y valentía en las batallas siempre lo acompañaba cuando salía victorioso. Sus victorias se esparcieron por todos lados, por el norte y el sur, por el este y el oeste.
Los humanos y lo demonios hicieron un pacto. Nada de guerras, nada de arremeter contra el otro y vivirían en paz. Pero había alguien que no estaba de acuerdo. Cuando al salvar a una mujer de su posible muerte, el olor de esta lo embriaga hasta el punto de casi volverlo loco, confundida y asustada ella huye de él. Inuyasha toma la decisión de buscarla y hacerla su mujer, su compañera eterna. Pero las cosas se ponen difíciles por dos razones.
La primera es que es humana y una sacerdotisa. Y la segunda, es que se ha desatado una guerra, entre humanos y demonios, todo a causa de la muerte de una princesa la cual era una gran sacerdotisa, que fue asesinada por un demonio, y al no poder encontrar al culpable, los humanos deciden ser los jueces y verdugos de los demonios. La gran pregunta que acecha a Inuyasha es que ¿Cómo conquistar a una mujer, si tu raza está en guerra contra la de ella?
Kagome Higurashi está de luto. La muerte de su hermana Kikyö no se quedará así. Ella juro vengarse en su tumba y eso es lo que hará. Cuando buscando las pistas sobre el asesino de su hermana, Kagome cae en una trampa, y se ve apresada por dos grandes demonios. Maldice su suerte y el hecho de que dejo su arco y flechas en el palacio. Esta aterrada pero ha decidido que si es su hora de morir la aceptaría con valentía. Para bien o para mal, un hombre la rescata. Estaba a punto de agradecérselo cuando se dio cuenta que era un hibrido, mitad demonio, mitad humano.
Recelosa y confundida, le da las gracias. Hasta que el estúpido empieza a olerla y a gruñir como si fuera a comérsela. ¿Lo peor? ¡Lo peor de todo es que ese gruñido la había excitado! Más confundida que nunca, huye de él, dispuesta a no verlo jamás. Pero justamente el destino es caprichoso y hace que vuelvan a reencontrarse. Kagome no se siente amenazada con él. Al contrario se encuentra segura. Pero cuando la guerra explota, es muy difícil que ella intente algo con él, aunque sea una amistad.
Pero cuando el destino vuelve a unirlos, no hay manera alguna que vuelvan a separarse. Están decididos a luchar por su amor, y encontrar al demonio que ha provocado esta guerra, cuando todos estaban en paz.
¿Pero será su amor lo suficientemente fuerte para luchar en esta guerra? ¿O morirán en los brazos del otro? No lo saben, pero están dispuestos a todo por amor.
Prólogo.
Estaba prohibido.
Pero lo prohibido es tentador.
Inuno sabía que el amor que sentía por Izayoi iba a pasarle factura. Quizás no hoy, ni mañana, pero en algún momento. Al escuchar un lloriqueo en la parte norte del palacio, sonrío.
Su hijo había nacido. Volteo su mirada, y vio a su primogénito. Sesshomaru, era un demonio puro. Su madre Irasue era un demonio completo. Si bien nunca realizaron la ceremonia de apareamiento, y no fueron compañeros, esto no evito que engendraran a Sesshomaru. Estaba orgulloso de su hijo mayor, a pesar de Sesshomaru sentía una gran aberración hacía los humanos, este no podía negarle nada a Izayoi.
Su querida Izayoi era magnifica.
Supo ganarse la confianza de Sesshomaru poco a poco, a diferencia de su relación con Irasue, Inuno si completo la ceremonia de apareamiento con Izayoi.
-Señor, ya puede pasar a ver a la señora.-Inuno salió de sus pensamientos gracias al comentario de uno de sus sirvientes. El asintió, y le hizo una seña a su hijo para que le siguiera. Caminaron uno a lado del otro en silencio.
Caminaron por los pasillos del palacio, no se detuvieron hasta que llegaron a los aposentos de la señora. Habían alrededor de 5 mujeres Younkai cerca, y eso no le preocupó, no era un secreto para nadie que la señora Izayoi se gano el respeto de todos los sirvientes de esa casa. Eran capaces de meter las manos en el fuego por ella.
Todos se hicieron a un lado para darle paso y poder ver a su hijo. Al ver a su mujer recostada en su futon, algo pálida, ojerosa, y sudada Inuno la encontró más bella que nunca. Tenía entre sus brazos a un bulto que no dejaba de lloriquear y moverse. Camino lentamente hacía ella, dándole un beso en la frente mientras Izayoi le sonreía.
Mirando hacia el bulto pudo observar a su hijo, el cuál al verlo de inmediato dejo de lloriquear y lo observo con curiosidad, con sus grandes ojos dorados.
Tenía el pelo plateado como él y su hijo Sesshomaru, tenía dos orejitas de perro en lo alto de su cabeza.
Lo cargo en sus brazos y se sintió completo. Aunque tuvo un mal presentimiento, pero lo dejo estar.
-¿Cómo se llamará?-Sesshomaru miraba por la ventana en el momento que soltó esa pregunta.
Izayoi sonrío pero fue Inuno quien respondió.
-Él es Inuyasha.
A las afueras del palacio se podía vislumbrar una sombra que esta posada encima de un gran árbol. El hijo de Inuno e Izayoi ha nacido.
Iban a pagarle todo lo que le había hecho a él. Él, que era invencible, perdió contra el idiota de Inuno. Pero el se las iba a pagar. Y le iba a dar donde más le doliera, iba a destruir su vida, pedazo, por pedazo. Lo vería caer, y el disfrutaría cada momento de ello.
Lo juraba.
¡Hola! Este es mi primer fic de Inuyasha, y es el segundo que hago para fanfiction. Esta idea me vino a la cabeza y tenía que plasmarla de inmediato. Si les ha gustado por favor déjenme un review, y con gusto continuaré con esta historia, de uno de mis personajes favoritos.
Chaito, y gracias!
