Ninguno de estos chicos es de mi creación. Yo solo disfruto verlos rabiar xdd
(Esto participa en el AI 2015, del foro de los Black)
Y es un regalo para…mmartta3. Tu petición de un romance lento entre estos dos, la primera viñeta (serán siete por cada año). Espero que te guste.
Era la segunda clase de Pociones y por cosas del azar habían quedado de compañeros, así es que Theodore Nott tenía que reaccionar de una vez por todas. Y hacer lo que ella quisiera, completó para sus adentros.
Y lo que ella quería ahora es que le dejara meter mano en la poción, porque el muy maldito no le habia pasado la cuchara en algún momento. Ni siquiera le habia dejado introducir los ingredientes al caldero.
Así, Daphne compuso su mejor sonrisa, respiró hondo y lo miró a los ojos. A esos ojos verde oscuro. Cualquiera podría decir que sonreír era un acto natural, algo que ni siquiera se piensa, que solo es y ya. Pero estarían equivocados, porque no considerarían el objetivo de la sonrisa y eso sería un grave error.
Al objetivo, al mil veces maldito, lo habia conocido hace solo unos días en el tren, junto con los demás –que tampoco le habían caído demasiado bien, para ser sinceros, pero estaban destinados a ser sus amigos— y desde entonces, no habia logrado dilucidar la manera de tratar con él.
Ella era una chica alegre, decidida, medioacostumbrada a mandar y llevarse bien con todos. Su padre le llamaba princesa y le dejaba probar un sorbito de whisky de fuego en algunas cenas familiares. Los elfos le sonreían cuando entraba a la cocina y le daban un trozo de lo que fuera que estuviesen cocinando. En general, así era la tónica de su vida y Daphne Greengrass era feliz con ello.
Y ahí estaba él, callado. Observándolos a todos con una frialdad impropia de un niño de 11 años. Daphne estaba segura que para sus adentros, Theo se burlaba de todo y de todos. Ya estaba comenzando a odiarlo. O quizás ya lo odiaba. No lo tenía decidido aún.
— ¿Puedo terminar de revolver yo?
No espero la respuesta y le quitó la cuchara para terminar de revolver la poción, con un movimiento más brusco de lo que pretendía, y comenzó a batir el líquido. Mirándolos a todos y nadie a la vez, con expresión de hastío.
—Oye.
—Oye.
—Oye tú, niña—dijo Theodore, tomándola del hombro.
— ¿Qué quieres? Estoy revolviendo NUESTRA poción—espetó Daphne, dándose importancia.
—Estas arruinando nuestra poción, niña—le respondieron, en un tono que le pareció monocorde e irritante.
Daphne dejó de revolver y se dio cuenta que Nott tenía toda la razón. Lo que debía ser rosado y ligeramente espeso, habia adquirido una tonalidad más cercana al negro que cualquier otra cosa. Y estaba demasiado liquida, casi como agua.
Fue demasiado para ella. Tomó sus cosas y salió de la sala antes de que terminara la clase, sin volver la cabeza. Mientras la veía marchar, una pequeña sonrisa se asomaba en las comisuras de Theodore.
