ORGULLOSO TEJÓN

Por Cris Snape


Disclaimer: El Potterverso es de Rowling.

Esta historia participa en el mini-reto de septiembre para La Copa de la Casa de foro Provocare Ravenclaw.


Zacharias Smith no se inmuta cuando la lechuza cruza volando el salón de su casa y se posa justo frente a su tarta de cumpleaños. Ya tiene edad más que suficiente para recibir la carta de Hogwarts y, antes de extender sus manos hacia el sobre lacrado que porta el ave, intercambia una mirada con sus padres. Aunque están acostumbrados a permanecer impasibles, el orgullo se les nota en la mirada. Zacharias sonríe y coge su carta.

No se sorprende en absoluto. Desde que tuvo su primer estallido de magia involuntaria, con sólo nueve meses de vida, todos los miembros de la familia supieron que sería admitido en la mejor escuela del mundo. Zacharias deja la carta sobre la mesa un instante, le da a su mensajera un par de chucherías lechuciles y después deja que sus padres lean la misiva procedente de Hogwarts.

—Enhorabuena, hijo —Su progenitor le aprieta el hombro con afecto y su madre le besa la mejilla—. Hogwarts es un gran colegio y allí podrás convertirte en un gran mago.

—Iremos al Callejón Diagón mañana mismo —A esas alturas, su madre ya debe saberse de memoria la lista de útiles escolares. Ella es así—, pero esta tarde debemos proseguir con la fiesta. No podemos decepcionar a nuestros invitados.

Zacharias asiente. A veces es un rollo cumplir con los convencionalismos sociales, pero es su obligación como Smith no protestar. El espectáculo debe continuar, como dirían las gentes del teatro, aunque antes se ve impelido a hacer una pregunta.

—Iré a Hufflepuff. ¿Verdad?

—El Sombrero Seleccionador decidirá eso, Zacharias —Su madre le sonríe y se aleja para recibir las felicitaciones de sus familiares y amigos. Es su padre quien le da una palmadita en la espalda.

—No me cabe la menor duda de que estarás en Hufflepuff, hijo. Eres un Smith.

Zacharias Smith asiente y se queda más tranquilo porque su padre nunca se equivoca. Hogwarts le espera y en la casa de los tejones encontrará un nuevo hogar.


En esta ocasión no he recortado ni nada. El límite máximo de palabras está lejos y yo me siento más feliz que una perdiz. ¿Algún comentario?