Título: El alcohol es perjudicial para la salud.
Tema: #28 — Vodka
Notas: - Esto va para una de las tablas de 30vicios, en LJ.
- Eh... Bueno, empecé esto como un intento de escribir desde el punto de vista de Oikawa, en primera persona. Se alargó y se convirtió en esto.
- EDIT: Recién me di cuenta que este fic marca mi historia número 100 publicada en esta página. ¿Feliz aniversario para mí?
Disclaimer: Haikyuu! es de Furudate Haruichi, Shueisha y Production I.G.
Dicen que el alcohol es perjudicial para la salud. No me consta.
No es que nunca en mi vida haya tocado una botella de cerveza, es sólo que conozco mis límites… Mentira, no los conozco. Sé que están ahí, existen. Todo el mundo los tiene, pero me gusta ir más allá, porque sé que puedo. Y porque puedo, lo hago.
A veces caigo y me vuelvo a levantar. Otras veces, me despierto en la cama de un desconocido, adolorido y con ganas de devolver hasta la cena del anterior fin de semana.
Ésa era una de esas "otras veces".
No sabía dónde estaba, ni que hacía allí. Tampoco tenía idea de qué había hecho antes de llegar ahí, o antes de dormirme. Miré debajo de las sábanas y sin sorpresa, me di cuenta que estaba desnudo. La palabra para definir todo eso no se me vino a la cabeza en ese momento, debía ser por la resaca. Tiempo después, me di cuenta que lo que debía haber pensado fue: "La cagué espléndidamente".
Intentar levantarme dolía. Moverme dolía. Pensar dolía. Todo dolía. ¿Qué carajos pasó anoche?
A mi lado, alguien gruñó. Mi percepción del mundo estaba rara, es culpa de lo que tomé anoche. Debía ser eso, porque es imposible que la persona durmiendo a mi lado sea Iwa-chan. No puede ser. Pero sé que sería capaz de identificar a Iwa-chan a kilómetros de distancia y con los ojos tapados, así que… Sí, ese era Iwa-chan.
Despacio, muy despacio, lo más despacio que podía; me volteé. Y, efectivamente, allí estaba él. Me estaba dando la espalda y respiraba lento, todavía estaba dormido. Por pura curiosidad, levanté las cobijas que lo cubrían. Iwa-chan tenía puestos unos bóxers. No es raro, ni sorprendente, Iwa-chan suele dormir con la menor cantidad de ropa posible, pues es como un radiador, a la mínima le da calor.
No era raro ver a Iwa-chan en bóxers, he dormido en su casa y él en la mía, compartimos casilleros y duchas durante el colegio. Lo que era raro, sorprendente y espantoso, es precisamente los bóxers. La cosa es que, Iwa-chan no sería capaz de usar ropa interior con el logo de Superman en el trasero. Yo tampoco me creía capaz, luego me di cuenta que eran bastante cómodos. Y la comodidad le ganó a la vergüenza, y los usé.
En cualquier caso, Iwa-chan no tenía bóxers con el símbolo de Superman en el trasero, no que yo sepa. Y yo había usado precisamente esos bóxers el día anterior, de eso me acuerdo perfectamente.
Además, le quedaban un poco sueltos de la cadera.
Iwa-chan se volteó y me encontré con sus ojos completamente abiertos, sin rastro de sueño. Nos quedamos mirando un rato. Él todavía no lo sabe, pensé, todavía no sabe lo que hicimos anoche.
Y, venidos a cuentas, ¿cómo habrá sido?, ¿quién habrá sido el activo? ¿Y el pasivo? ¿Usamos condón?
—¿Qué demonios te pasa? —preguntó Iwa-chan.
—¿Yo?
—Estás rojo.
—¿Yo?
—Si tú. No veo a ningún otro idiota con la cara roja en este cuarto.
—¿Yo?
—¿Qué te pasa?
Quizá, Iwa-chan, al igual que yo, estaba acostumbrado a que durmiéramos de vez en cuando en la misma cama. Después de un tiempo, dejaron de sorprenderle algunas cosas. De ahí que no reaccionara. Aún.
La magia se rompió cuando se puso de pie. En un principio, no hizo mucho. Luego, se quedó absolutamente quieto. Se miró de la cabeza a los pies y vio los bóxers azules. Se volteó y vio el logo de Superman. Abrió la boca y me miró.
En circunstancias normales, me daría risa ver a Iwa-chan así. Pero esto es… Bueno, esto es todo menos circunstancias normales. Parecía que a Iwa-chan le iba a dar una trombosis y no quería ningún funeral. Primero que me cuente que pasó, luego ya veremos si puede fallecer o no.
—No, no, no, no… Esto no es cierto. Oikawa, dime que no es cierto.
—¿Qué?
—Esto —dijo y nos señaló a los dos—. Quítate las sábanas de encima.
—Iwa-chan, yo sé que…
—No estoy de humor para eso, hazlo —me dijo. Sí, Iwa-chan y yo tenemos una confianza mutua que casi desconoce los límites, pero tampoco es como si le fuera a mostrar todo así como así, al menos no mientras esté sobrio.
—Para lo que nos importa hoy, Iwa-chan, estoy completamente desnudo.
—No.
—Sí.
—No —sentenció él. Y sin decir más se encerró en el baño, un segundo después, abrió la puerta y me tiró los bóxers en la cara, volvió a cerrar de un portazo.
A pesar del dolor, me senté en la cama. Mala idea. Me dolía el trasero.
Ah, ya sé quién fue el pasivo.
Mi ropa estaba desordenada en el suelo, mezclada con la de Iwa-chan. Opté por arrodillarme en el suelo; a pesar del dolor, necesitaba encontrar mi ropa.
Y ahí estaban mis pantalones. Con una mancha blanca desde la cintura hasta la rodilla, oh. Al parecer no podía aguantar, vaya. Con que Iwa-chan era así de bueno.
Bien, podía sacar algo positivo de todo esto. El sexo era otra cosa en la que Iwa-chan era número uno y toda la tensión que Mattsun decía que teníamos al fin fue liberada, o algo así. Me gustaría saber si hice ruido, si grité su nombre o el de algún otro. Quizá lo rasguñé, lo mordí o quizá terminé muy rápido, lo cual era probable a juzgar por mis pantalones.
Me pregunté por qué me sentía tan cómodo con la idea de acostarme con Iwa-chan, si nunca lo había visto de esa manera, y habría jurado que jamás lo haría. Quizá haya sido culpa de Mattsun. Quizá haya sido culpa mía, por aceptar la invitación de Kuroo. O quizá sea culpa del alcohol. Tal vez sean las tres cosas.
Bueno, he aquí otro límite que he saltado, derrumbado y destruido. Esta ha sido una jugada olímpica. Una hazaña digna de un premio Nobel.
Ahora sí me consta que el alcohol es perjudicial para la salud. Kuroo también y Mattsun y los bóxers de Superman que le quedan anchos en la cadera a Iwa-chan.
Notas: - ¿Continuaré con esto? Pues... Esa es la idea. Comprobar si la sospecha de Oikawa es cierta o no. Así que sí, continuaré, pero no lo alargaré mucho.
-Puedo escribir a Oikawa desde un punto de vista de tercera persona, (creo). SIn embargo, la primera persona es más... complicada.
