Disclaimer: Harry Potter y sus personajes pertenecen a J. K. Rowling, la presente historia no pretende infringir en los derechos de autor ni obtener lucro o beneficio alguno.

Aviso: Este Fic participa en el reto "El sombrero seleccionador" del foro "Las cuatro casas"

"Un Potter en aprietos"

Aleksast, 2015

James Sirius Potter, el rebelde de los tres hijos del gran mago que derrotó al Señor Tenebroso, parecía satisfecho y confiado al saber que el gran día en que entraría a Hogwarts había llegado, y que éste sería el lugar perfecto para un sinfín de aventuras, que realmente serían dolores de cabeza para el profesorado. Le había robado a su padre el mapa de los merodeadores sin que él se percatase, y desde ese momento se puso a analizar y memorizar cada pasadizo vigente, cada piso... Puede decirse que jamás se le pudo ver tan interesado en algo como ese mapa.

Antes de abordar el expreso le había prometido a su pequeño hermano escribirle sobre las cosas del castillo y su vida como estudiante al menos una vez cada mes, con travesuras incluídas disfrazadas con una narrativa engañosa para que sólo su hermano comprendiera, aunque éste le pidiese que no se metiera en problemas, pedirle eso a James era como pedirle peras al olmo, quizás como pedirle a Harry ser un poco más estricto con sus hijos, como frecuentemente se lo solicitaba Ginny, su esposa, sobre todo cuando James acababa convirtiendo la cocina en un batidero monumental.

Después del fastuoso traslado en botes era hora de la verdad, esperaba quedar en la misma casa que su padre, pensaba seguir la tradición de los Potter, pero con el sombrero seleccionador no se sabía, además los pensamientos de James se centraban más en planear fechorías a los de la casa rival por mero entretenimiento que en aclarar su mente para tal suceso.

Faltaba poco para que diera comienzo la ceremonia, y James, con ganas de hacerle pasar un mal rato a alguien por mera puntada, fue a colocar un cojín de broma, de esos que cuando te sientas sobre ellos se escucha una flatulencia larga y escandalosa, en la mesa que correspondía a la casa de las serpientes, y con la suerte heredada de su padre, nadie advirtió tal jugarreta.

Era el cuarto niño en la fila de los de nuevo ingreso, sonreía nervioso, ansioso por saber la víctima de su broma; el primer chico que pasó tras la canción del sombrero seleccionador acabó en Hufflepuff, realmente se le veía distraído, pues por poco y acaba sentándose en la mesa de Gryffindor – No en mi lugar, compañero, no en mi lugar – murmuró, luego sus pies avanzaron y el segundo de la fila, de nombre Patrick Zabini, fue ordenado en Slytherin casi sin pensarlo, su cara seria y de pocos amigos dirigió una mirada amenazadora a todo aquél que se atreviese a tocarlo, mientras llegaba a su sitio, la chica delante de James fue también prontamente ordenada en Gryffindor, y justo cuando ella bajó del banco se escuchó el sonido del cojín rebotar por las paredes del gran comedor, y James, para quien la discresión no era su fuerte, comenzó a reír cubriéndose la boca con ambas manos.

– James Sirius Potter – dijo la directora McGonnagall con mirada severa al chico. Él se sentó, y al sentir la copa del sombrero sobre su cabeza, pudo notar que éste al instante alzó sus alas y gritó...

– ¡SLYTHERIN! –

– Oh, oh – se dijo James, al ver que Patrick Zabini planeaba ya su venganza, una dulce, dulce venganza.