Una carta de amor para Levi
Sinopsis: Eren hace su primera carta de amor.
Advertencia: Palabras altisonantes, universo alternativo, ligero OOC.
Pairing: Ereri.
Disclaimer: Shingeki no Kyojin no pertenece, sus personajes tampoco, todo es propiedad de Hajime Isayama. La trama en sí, es mía. Sin fines de lucro, solo por diversión.
Capitulo único
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"Estimado Levi: Escribo esta carta con la esperanza de que no conozcas quien sea, que no me conozcas ni a mí, ni a mi letra tan desprolija.
La primera vez que te conocí, me infundiste un miedo tan espantoso que no sabía qué hacer. Pero a la vez, causaste una curiosidad tan inmensa en mí que nadie ha podido hacerlo en toda mi vida…"
Estaba asustado.
Era nuevo, después de todo. No conocía a nadie, la escuela nueva era definitivamente algo aterrador para sus nueve años de edad.
—Vamos, Eren—le animó su maestra. Se encontraba frente a todos los otros niños de la clase y a decir verdad, era bastante susceptible al pánico escénico—. Preséntate.
Por dentro, maldijo a su madre. La muy polluela se había marchado rápidamente, como siempre. Lo dejó solo porque supuestamente iba a poder manejar esto.
Ni siquiera se despidió.
¿Y luego se quejaba de que hablaba malas palabras?
—Soy Eren—murmuró, un tanto avergonzado—. Espero llevarme bien con todos.
No hubo aplausos ni gritos, tampoco murmuraciones, que era lo peor. Solo unos pocos pares ojos mirándolo, escudriñándolo, de una manera bastante incómoda.
Que lo tragara la tierra.
—Armin, ¿te importaría que se siente a su lado?
Armin era un chico rubio, de cabello largo hasta los hombros y el flequillo llegándole a los ojos, flacucho y de piel pálida. Cualquiera que no lo conociera diría que era lo más cercano a una chica. Él rápidamente había negado con la cabeza y Eren se acercó para sentarse a su lado.
—Bienvenido—susurró él con timidez.
—Gracias.
Para su sorpresa, el chico era amable.
No fue nada extraño que a los pocos minutos se convirtieran en mejores amigos.
Casi siempre salían a su casa a jugar videojuegos mientras Carla—madre de Eren— preparaba la merienda. Sin embargo, algunas veces también iban a la biblioteca a estudiar o simplemente leer libros sobre biología. Armin parecía tener un gran capricho con leer nuevas cosas sobre el medio ambiente que despertaba un poco el interés del castaño.
—Oi, mocoso—escuchó por primera vez.
— ¿Me estás hablando a mí?—Preguntó, desorientado.
Era Levi Ackerman.
—Claro que sí, no veo a otro mocoso—masculló.
«Estúpido»
Por supuesto, estaba solo en el aula de plástica, terminando de hacer un dibujo y estaba tan concentrado—por no decir que tenía sus auriculares puestos— que no se percató de que Levi estaba en frente suyo.
—Lo siento—se disculpó—. ¿Necesitas algo?
—El profesor dijo que estabas encargado de guardar todas las carpetas—dijo, y el otro asintió—. Necesito mi carpeta, olvidé algo ahí adentro.
—Entiendo. Espera un minuto.
Rápidamente se levantó y dejó sus lápices sobre la mesa, buscó la llave para abrir el candado en donde se encontraban los trabajos que su profesor le había confiado. Le tomó un poco de tiempo encontrar la etiqueta de "Levi Ackerman".
En cuanto volvió, Levi estaba ojeando sus trabajos.
—Aquí está tu… ¡Oye, no mires eso!
Él lo miró sin entenderlo.
—Te gusta dibujar—dijo él.
Sus mejillas se sonrojaron. Por supuesto que le gustaba dibujar, y era muy bueno haciéndolo también. El problema era que se la pasaba haciendo dibujos de cómics y mangas la mayoría del tiempo.
De hecho, el dibujo de ahora era de uno de los personajes de Marvel junto a otro de DC Cómics.
—Aquí está tu carpeta.
Levi asintió con la cabeza sin decir nada más. Tomó la carpeta y sacó dos hojas de la tarea que se había olvidado hacer para ese día y, aprovechando la clase que más odiaba—véase, plástica—, la terminó cuando fingía dibujar un intento de una paloma.
Eren esperó que terminara de lo que sea que se suponía que tenía que hacer y que se marchara, para terminar su dibujo. Se sentía incómodo y en lo único que podía pensar era en las próximas burlas que el grupo de sus amigos le haría si se enteraban que le gustaban unos patéticos dibujos animados.
Miró de reojo a Levi, su compañero de clase popu-brabucón. Si lo pensaba bien, era la primera vez que hablaban en esos dos años que estuvo por primera vez en la escuela. Él se dedicaba a estar con Erwin—otro rubio pacífico— y una extraña chica denominada Hanji. Aquellos tres eran de su grupo de confianza, pero generalmente se involucraba con otros chicos para nada agradables. Siempre se había preguntado qué era lo bonito de estar ahí, había algo en Levi que no encajaba bien del todo.
—Gracias—dijo él, devolviéndole la carpeta.
Eren salió de su transe por unos momentos y asintió con fervencia la cabeza.
Hubo un momento, solo uno, en que los ojos grises del chico dudaron.
—No hay de qué.
Entonces finalmente se marchó, dejándolo solo una vez más.
Suspiró con alivio.
¿En qué momento su corazón se había acelerado tanto?
— ¿Qué opinas de Levi?—Preguntó, recostado en la cama de Armin, leyendo una de las colecciones de Batman.
El chico parpadeó.
— ¿Levi?—Asintió—. Bueno, no tiene malas notas y es popular. Si no fuera porque está con ese grupo tan raro, diría que es buena persona. ¿Por qué?
—Hoy hablé con él—respondió—. Es un poco raro.
Armin le quitó el comic y lo miró a los ojos.
—Espero que no te hayas enamorado de él.
— ¿Qué? ¡No! ¡Es la primera vez que le hablo!—Gritó con las mejillas ruborizadas.
—Eso dicen siempre—replicó—. Pero luego caen rendidas a sus pies. No será bueno para tu salud, Eren.
Eren chasqueó la lengua, disgustado.
—No soy como las demás.
De hecho, no lo era. Por empezar de que ambos eran chicos—de sexo masculino—y ya sólo por eso, era bastante raro. Ambos tenían doce años y aunque él era mayor por unos meses, estaba ultra seguro de que no era gay.
Para nada gay.
Sin embargo, la cosa no fue como esperaba.
Por alguna razón, cada día siempre iba a ver cuando el moreno jugaba al futbol. Levi era un excelente delantero.
Así comenzó.
Miradas rápidas hacia su pupitre—que quedaba a un metro suyo, a la derecha y del lado de la ventana—, luego sueños extraños en donde ambos se sentaban en una banca y charlaban—no tenía idea, pero charlaban— y finalmente, Levi, de un momento a otro, ocupaba más de un sesenta por ciento de su espacio mental.
Pero no era amor.
Quizás estaba encaprichado con Levi, quien sólo hacía su rutina de siempre. Tarea, amigos y futbol. Tenía ganas de hablarle, de conocerlo, de estar con él y descifrar ese puzle que se hallaba siempre en sus ojos grises.
—Olvídalo—dijo Mikasa.
— ¿Qué?—Repitió, con comida en la boca.
Mikasa era una chica nueva que se había incorporado en el último semestre del año, se habían vuelto amigos muy cercanos junto a Armin, quien ahora debería estar en su cama, enfermo y dolido por la gripe. Ella no era una mujer vueltera, era directa e iba al grano, franca si era necesario.
No le costó mucho tampoco darse cuenta de que tenía cierta manía loca por observar a Levi cada día.
—No es bueno para ti, ese tal Ackerman.
Su rostro se sonrojó.
— ¿Por qué lo dices?—Susurró.
—Ambos son diferentes—explicó—. Demasiado diferentes, y además de que él tiene algo… No lo sé. No me gusta para nada su mirada.
La mirada. Sí, eso era. Ella también se había dado cuenta, sólo con la diferencia de que a ella no le agradaba. En cambio, a Eren le fascinaba.
Estaba por decir algo cuando Jean—apodado el cara de caballo— se había acercado a su mesa en donde almorzaban.
—Hey, Mikasa—saludó con una sonrisa fanfarrona—. Te ves bien.
—Jean—musitó.
Eren puso una mueca de incomodidad, sin siquiera levantar la vista. No le agradaba nada ese tipo.
— ¿Te parece si el sábado salimos al cine?
Cielos, pensó, otra invitación más. Parecía que Jean y sus hormonas se habían adelantado demasiado que se creía que tenía dieciséis años y apenas cumplía los trece.
— ¿Tu mamá me va a ir a buscar?—Se burló ella.
Sus amigos comenzaron a reír y, contagiado, Eren también.
Primer error.
— ¿Y tú qué te traes, mierdecilla?—Ladró—. ¿Quieres pelear?
Silencio.
—Lárgate, Jean—intervino Mikasa.
«Pendejo» Pensó.
—Oh, vaya, ya salió a defenderte una mujer. ¡Oigan chicos, creo que este pibe es todo un maricón sin huevos!
—Jean…—amenazó.
—Vamos, Mikasa, es hombre, que se defienda solito. ¿Verdad que sí, negro?
«Lo odio.»
Finalmente cuando levantó la mirada, los ojos de Eren chocaron con los de Jean, afilados. Era un evidente duelo, y quien la apartara, era un maricón y perdedor. La burla y el hazme reír de la escuela.
— ¿Cuál es tu problema, Jean?
Una sonrisa en su animal rostro se destacó.
— ¿Mi problema?—Se rió—. No tolero tus mariconeadas, Jaeger. No te vengas a hacerte el machito conmigo, eres un debilucho igual que Arlet.
—Lárgate.
— ¿O qué? ¿Vas a matarme? Ah, no, espera, ya sé. Mikasa me golpeará.
Mikasa se levantó del asiento, pero Eren la detuvo.
— Vámonos, Mikasa.
Jean empezó a reírse y sus amigos lo siguieron por detrás. Mikasa y Eren caminaron hasta el aula, pero parecía que el trayecto era más largo de lo que pensaban.
— ¡Vamos, Jaeger, no seas cobarde! ¡No puedes negar lo que eres, tienes que liberarte! ¡Ser un homosexual reprimido no será bueno para tu salud!
Los pasos del castaño siguieron con más rapidez, ahora ya ni siquiera veía el camino ni a su amiga. Simplemente quería escapar de él.
De todo, en realidad.
La burla por ser un gay—ellos ni siquiera lo sabían—, comenzaba a intensificarse.
Y lo que parecía predecible, fácil de saber, ocurrió.
Se chocó con el cliché.
Con Levi Ackerman.
—Levi…
Su rostro se ruborizo más que nunca cuando el chico trató de ayudarlo a levantarlo.
—Yo… Yo…
Quiso decir algo, lo que sea. Pero no dejaba de tartamudear. Un cúmulo de sentimientos revueltos aparecían en el nudo de la garganta: confusión, aceptación, amor, odio, tristeza…
Porque sí, estaba enamorado de Levi, pese a que no lo conociera.
— ¡Hey, Levi!—Lo saludó Jean, que se acercaba a pasos agigantados.
Joder. ¿Es que este chico no se cansaba de perseguirlo?
—Jean, que tal.
Los ojos de Eren se abrieron y se levantó rápidamente. Tenía que huir, escapar, irse a otro lugar y…
Los dos hombres se saludaron con un apretón de manos y lo supo.
Eran amigos.
Estaba arruinado.
—Oh, conoces a Jaeger—dijo Jean con una sonrisita—. Es nuestro querido amigo gay declarado. Aunque el pobre está reprimiéndolo.
Levi lo miró con incredulidad.
— ¿Qué?
—Vamos, Eren, díselo.
—Yo…
—Apuesto a que te gusta alguien si te diste cuenta. ¿Quién es?
¿Decirle que estaba enamorado de Levi? No, ni pensarlo.
Lástima que las palabras no salieran de su boca.
—Yo… No, es…
No entendió cómo. Si es que los brabucones tenían algún extraño truco para descubrir tu punto débil y joderte con eso, jamás lo entendería.
Jean sí, en realidad.
—Un momento…—miró a Levi—. Te gusta él.
Tampoco pudo decir nada.
—Oh, demonios. ¿Escuchaste eso, Levi? ¡Convertiste a Jaeger en un homosexual!
— ¡Yo no…! ¡No es lo que…!
—No intentes negarlo, mírate a un espejo. Se nota a kilómetros—Sonrió—. ¿A ti también te gustan los homosexuales, Levi?
«Defiéndeme, Levi. Haz algo bueno por mí, yo se que eres bueno. No eres como él.»
Ese día vio la sonrisa de Levi por primera vez.
— ¿Gustarme?
Y sus ojos llenos de oscuridad.
—Me dan asco.
"…Si te dijera con palabras lo mucho que te quiero, me tomarías por tonto. En realidad, lo soy.
Siendo sincero, no tengo idea de porqué escribo esto. Quizás sólo quiero desahogarme de todo lo que llevo guardándome por mucho tiempo. Tampoco sé si la recibirás algún día.
Ojalá puedas entender lo duro que es esto para mí. Es decir, somos dos hombres. Cielos, estoy tan avergonzado. Avergonzado y con cierta culpa. Te causé problemas. Lo lamento.
Por ahí también esto que te escribo también te causará problemas, seguramente, así que lo lamento también."
—Lo siento—murmuró Armin—. Siento no haber estado allí.
—Yo también lo siento, Eren—dijo Mikasa—. De alguna manera, estaba tan impresionada porque ocurrió tan rápido que…
Eren negó con la cabeza.
—No se preocupen, chicos—sonrió tristemente—. Estoy bien.
Ni siquiera sabía cómo estaba vivo aún. Pero lo estaba.
Rivaille se había ido tras el fuerte rechazo junto con Jean. Sin embargo, la tensión acumulada que tenía se dejó ver en su cuerpo que pasó el resto del día en la enfermería. Su madre lo pasó a buscar preocupada por su hijo. Eren tenía los ojos rojos, el rostro pálido y casi ni hablaba ya. Había sido víctima del bullying después de todo.
Carla era una de esas personas que no juzgaba, así que cuando le contó que estaba enamorado de un chico, sonrió con dulzura y le acarició el cabello como si tuviera dos años, diciéndole:
—Todos tenemos distintas formas de amar, Eren. No está mal, cariño.
Eso había sido un pasaje a tres pesos menos. Aún así, no evitó abrazarla con fuerza y llorar en sus brazos.
Después de eso, Carla habló con el director de la escuela, exigiéndole un castigo severo a sus chicos por maltrato psicológico a su hijo. Llegaron a un acuerdo luego de una charla y coincidieron en que lo mejor para Eren sería trasladarse a otro instituto.
—No quiero irme, mamá. Acá tengo a Armin y a Mikasa, además voy a terminar pronto y…
—Lo siento, Eren, pero la decisión ya está tomada. Tendrás que respetarla—le dijo—. Podrás seguir viendo a Armin y a Mikasa, no viven muy lejos.
—Pero yo…
—Eren—le llamó la atención, sentándose en su cama—. Sé que es duro, pero tienes que entender que no quiero que vuelvas porque quiero lo mejor para ti, una educación sin problemas. ¿Lo entiendes, verdad?
Su hijo asintió la cabeza y la madre le besó el pelo.
—Ahora cuéntame cómo es él, bebé.
— ¿Qué?
—Soy tu madre, tengo que informarme—le pellizcó la mejilla, haciéndolo reír—. ¿Y bien?
—Él juega futbol como delantero, lo hace muy bien.
Y la charla madre e hijo fue liberador. No sólo por entenderse mutuamente, sino porque finalmente contaba aquello más cautivador de Levi. Apreciaba lo bonito que era su primer amor tal y como debería haberlo hecho desde el principio, sin torturas ni martirios.
Ah… Si tan sólo Levi le diera una oportunidad para explicárselo… Si tan solo Jean no hubiera… Si…
Necesitaba descargarse.
Antes de irse, de cambiarse de escuela, necesitaba decírselo.
Tomó un papel y una hoja y comenzó a escribir.
"…Sé que es raro, Levi. Yo más que nunca lo sé.
¿Pero sabes qué? Gracias.
Por todo, y porque siempre has sido mi mayor fuente de inspiración, que gracias a ti soy más fuerte. ¡Ya no me avergüenzo de mi talento!
Fue duro al principio aceptarlo. Pero eso no me hace diferente a ti ni a los demás.
Creo firmemente que esto es lo más cercano al amor que conocí y te doy gracias una vez más."
— ¡Buenos días!—Gritó Eren con una amplia sonrisa.
Sasha, Connie e Historia lo saludaron también. Eran sus nuevos amigos en su nuevo instituto, desde que había salido de esa escuela, todo comenzó a cambiar. De repente ya no se dejaba intimidar por nadie, era abierto con todos, no se encerraba en sus ideas y ahora exponía sus trabajos a quien sea. Estaba orgulloso de todo lo que había logrado con mucho esfuerzo.
Quizás su mamá tenía razón, quizás el amor que te rechaza era lo liberador. Era lo que te volvía más fuerte y pese al dolor y a que jamás lo olvidarás, era un gran, inocente, amor.
"… Me gustas, Levi.
Me gustas tanto, tanto, tanto.
Lo siento, seguro ya sabes quién soy. De seguro. ¿Quién no conocía al patético chico que se escondía en el aula y cuando finalmente se va de la escuela se descubre que era un chico homosexual al que le hacían burlas? Ése soy yo.
Pero, Levi, a mi no me da asco. Y si a ti te da, ojalá encuentres a una persona que entienda estos sentimientos y te ame como yo te amo a ti ahora.
Siempre estarás en mis pensamientos, sé que sí. Uno, dos, diez, veinte años, los que sean, siempre estarás ahí Levi. Pero yo también iré en busca de esa persona especial. Espero que no me demore mucho.
Te deseo lo mejor, y lo sabes.
Con cariño, tú sabes quién. Y si no, mejor."
Suspiró con desgana y dobló el papel para guardarlo en su bolsillo.
— ¿Eh? ¿Qué lees, Levi?—Preguntó un Jean, comiendo una paleta de helado.
—Te entiendo.
«Te entiendo, mocoso»
— ¿Qué?
Él negó con la cabeza.
—No es nada, vayámonos.
«Una persona con tanto valor no podría darme asco.»
Una sonrisa imperceptible se destacó en su rostro, una de las que quizás Eren le hubiera gustado observar como siempre hacía, en cada partido de fútbol que presenciaba.
"Posdata: Estaré animándote mentalmente con tus partidos, Levi. Definitivamente soy tu fan número uno."
NOTAS DE LA AUTORA:
¡Heme aquí! ¡He vuelto! *inserte risas malvadas*
No sé que decir sobre este One-shot. Creo que es uno de los más raros que he escrito hasta ahora. Pero bueno, tampoco espero mucho de este. Siendo sincera, este lo escribí pensando en mi primer amor, al tque también le escribi una bonita carta (solo que yo no era gay jajaj) y el pendejo me la rompió en la cara e_e' En fin, creo que tengo que agradecerle porque él me dio la inspiración que necesitaba.
Lo que sea. Mañana hago (lo prometo) la actualización de "Siete dias para enamorar a Levi".
Espero que les haya gustado y... No sé. ¿Quieren un extra? Tal vez lo haga. Si es así, hagánmelo saber.
Gracias por todo babys. Y si encuentran algun error, luego lo edito con dulzura.
Los quiero.
