¡Hola! Pongo esta nota al principio para especificar que este fanfic se divide por días, cada día representa un capítulo. La idea surgió hace mas de un año mientras platicaba en un grupo de Kakasaku (a penas puedo plasmarlos). Originalmente el fanfic sería para el cumpleaños de Kakashi pero han pasado casi tres meses... Espero lo disfruten como yo lo disfrute escribiendo. ¡A leer!
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—De ninguna manera.
Se produjo un silencio incomodó en la habitación. Shizune dejó de acariciar a Tonton, Tsunade se detuvo justo antes de beber su trago de sake, el consejal Homura Mikotado dejó de hojear los reportes de la aldea y la consejal Koharu Utatane dejó caer su lápiz sobre el escritorio.
—¿Cómo? — Preguntó Homura.
—Que me reúso a ir a ese encuentro. — Dijo Kakashi con simpleza.
—Rokudaime sama, este es un encuentro muy importante. Los demás Kages lo conocerán por su reciente nombramiento. — contestó el anciano.
—Hum, pero ellos ya me conocen. — Kakashi levantó sus hombros.
Un suspiró se oyó en la habitación.
—Verá — habló Koharu, — Esta es su primera reunión oficial, no puede faltar. — ordenó.
—Pero…
Kakashi comenzó a hablar cuando Tsunade lo interrumpió.
—¿Por qué te es imposible ir?
—Pues, no tengo a quien dejar a mis ninken.
Otro silencio incomodó interrumpido por un chillido de enojo por parte de Shizune.
Tsunade tomó su trago de sake de un solo golpe.
Los ancianos concejales de la aldea suspiraron y se removieron incomodos por la respuesta del Rokudaime.
—Salgan, yo me encargo de esto. — La voz de la quinta se oyó. Los concejales salieron seguidos por Shizune y Tonton dejando a la quinta y al sexto hokage solos.
La quinta se sirvió de nuevo sake y lo tomó lentamente.
—¿Qué mierdas pasa contigo? — Kakashi calló. — ¡Esta es tu primera acción como el sexto hokage y tu respondes eso! — Kakashi siguió callado — ¿Qué pasa por tu cabeza? Son unos perros ¡Perros! — Tsunade iba de un lado a otro en la sala de reuniones pisando fuerte —¿Acaso no sabes que ya eres rokudaime? — El pobre Hatake la seguía con la mirada — ¡Ellos son ninken! ¡Solo no los invoques y ya está!
Tiempo después Tsunade salió de la sala de reuniones con una gran sonrisa.
—Hatake irá a la reunión.
—Hum, Tsunade sama suele ser muy persuasiva.
—¡Ja, ja, ja! Jefe, me sorprende que alguien te convenciera de hacer algo. — Pakkun se mofaba de él con gracia.
—Hum, lo que pasa es que estaba enfermo, Pakkun.
—Sí, sí. Pretextos.
El shinobi puso su mochila a hombros y cargó con ambos brazos una gran caja de madera.
—¡Vámonos!
La gente de la aldea oculta entre las hojas suele ser muy curiosa y observadora, sobre todo cuando se encuentran escenarios tan poco comunes como ver al recién nombrado sexto hokage cargando una gran caja de cartón que casi imposibilita toda su visión siendo seguido por sus fieles ninken en una perfecta fila inda del más chico al más grande.
Después de algunos minutos, llegaron a una calle bastante colorida y se detuvieron frente a una puerta.
—Jefe ¿con quién nos quedaremos? — preguntó Buru.
—Ya lo verán. — Kakashi tocó la puerta y segundo después se abrió. —¡Hola, Sakura chan!
—¿Sensei? ¿Qué hace con esa caja?
Kakashi bajó la cara dejando ver su rostro enmascarado.
—Vengo a pedirte un favor.
—¿Ah sí? ¿Cuál?— Sakura secaba su cabello con una toalla blanca ignorando por completo a los 8 canes tras Kakashi.
—Que cuides de mis ninken este fin de semana. — Soltó.
—¡Heey! — los perros saludaron y comenzaron a ladrar moviendo la colita de un lado a otro.
Sakura calló por un momento.
—¿Cómo?
—Que cuides de mis ninken este fin de semana. — repitió sonriente.
Sakura parpadeó un par de veces.
—Lo siento pero… Sasuke vendrá este fin de semana y… — jugó con sus dedos apenada — queremos salir estos días.
—¡Oh! — Kakashi habló dulcemente. — No te preocupes Sakura chan, puedo entenderlo. — ella levantó la mirada y lo vio a los ojos. —Solo te pido que no descuides a mis perritos mientras estés con él, ¿sí?
A Sakura se le bajó la sangre ¿Acaso ese hombre no aceptaba un no como respuesta? Lo conocía desde niña y le debía tantas veces su vida que un favor así de pequeñito lo podía cumplir como agradecimiento ¿no? ¡Pero ella quería pasar el fin de semana con Sasuke!
La pobre chica se encontraba un dilema mental, por fin el Uchiha pasaría un fin de semana en Konoha y por fin él la había invitado a salir. Tendría que rechazar la petición del rokudaime.
—Lo siento Rokudaime sama pero, no podré.
—Vamos Sakura chan, deja de llamarme así. ¿Segura que no puedes?
Sakura dirigió su vista a los ahora deprimidos perritos que la miraban desde abajo con la colita metida entre las patas. Más arriba estaba su sensei dedicándole un par de ojitos suplicantes.
No, definitivamente no cedería ante eso. Sakura era una mujer adulta y madura que hacía expresar sus sentimientos y necesidades a los demás, alguien que tranquilamente podría rechazar un favor como ese mediante asertividad…
—¿Pero qué digo? ¡Claro que puedo cuidar de ocho perros!
En estos momentos, Sakura acababa de enviar al carajo todo lo anterior, después de todo, no podía negarse ante tales figuritas suplicantes.
A Kakashi solo le bastaron esas palabras para adentrarse con un andar confiado en la casa de su alumna, seguido claro, por sus 8 fieles perros. La pobre Sakura se sobresaltó un poco al ver a los canes olfateando todo su hogar: la cocina, la sala, el recibidor, el pasillo, las escaleras… ¿Acaso Shiba estaba levantando la patita?
Kakashi gritó desde la cocina.
—¡Chicos! Recuerden que no pueden orinar ni cagar dentro de la casa. — un sonido de desaprobación se oyó por todo el lugar. — ¡Oh! Sakura chan, ¿puedes venir?
—¡Pueden hacer pipí y popo en el patio! — Gritó Sakura al abrir la puerta del fondo, saliendo los 8 perros a gran velocidad. —Sensei, sus ninken tienen mucha energía.
—Sí, pero son buenos chicos.
La chica se sentó a lado de él. —¿Qué es todo eso?
—¡Bien! Estas son las cosas que necesitarás durante los próximos tres días. — el rokudaime habló con una efusividad poco característica en él. ¨
—¿Todo eso?
—¿Así es! — Kakashi empezó a mostrarle algunas cosas. — Este es el tazón de comida para Pakkun, Shiba, Akino y Bisuke; si te das cuenta los 4 son del mismo tamaño ¿verdad? —ella asintió — Y este es el de Buru, este otro es el de Guruko, este el de Urushi y este el de Uhei; cada uno es de diferente tamaño casi no se nota pero es fácil de diferenciarlos. ¿Ya los memorizaste? — Sakura asintió un poco atontada.
—¡Eso es Sakura chan! Ahora te explicaré las indicaciones para la hora de la comida. — Kakashi sacó una libreta de la caja. Ella lo miró extrañada. —Me he tomado la bondad de escribirtelo todo, no es que desconfíe de mi alumna no, no, para nada; solo quiero que todo salga perfecto. A Guruko le gusta la carne a término medio, no utilices sal ni condimientos pues le irrita el estómago. A Shiba le gusta la carne bastante asada, casi casi quemada; así que déjala mucho tiempo sobre el asador y él estará feliz. A Bisuke en cambio, le gusta la carne cruda, solamente marínala en jugo natural de naranja y tres limones verdes, no amarillos; por alguna razón le fascina. A Akino le gusta cocida pero le encanta con verduras, si le pones al cocido algo de papa el estará contento. A Urushi le gusta con bastante sal, una carne salada y jugosa será suficiente manjar para él. Buru prefiere la carne horneada, así que unos 30 minutos a 360° en el horno y estará perfecta. Uhei prefiere la carne a ¾ y ya, no es tan quisquilloso ¿verdad? Y por último Pakkun, a él solo dale la carne con algo de pimiento rojo y verde y trocitos de tortillas y ya. ¿Alguna duda?
Sakura solo atinaba a asentir una y otra vez a sus "sencillas" peticiones ¡Eran perros! ¿Acaso no les bastaban las croquetas y ya? Cuando su ex sensei le preguntó sus dudas ella solo pudo imaginar "Joder, ¿Acaso son perros o humanos?" En fin, solo suspiró hondo y respondió:
—Ninguna duda, sensei.
—¿Segura? De todas maneras te dejaré la lista con indicaciones. Ahora sigue la hora de la siesta. Ahí no son muy quisquillosos, solo dales un lugar calientito que no quiero que enfermen. — Sakura miró a Kakashi con una tierna sonrisa. — Y una cosa, Pakkun no ha estado muy bien, últimamente tiene muchas pesadillas (lo sé porque despierta continuamente y me busca). ¿Puedes rascarle su pancita antes de dormir?
—Descuida, lo haré. — le dijo convencida.
—Bien… de verdad te lo agradezco.
Ella recordó todo el sin fin de explicaciones que le había dado anteriormente y solo pudo reír con ligereza. —Está bien. ¿Por qué tendrá que ausentarse por tres días?
—Reuniones diplomáticas, presentaciones, ceremonias. — Respondió con fastidio — ser hokage es tan aburrido.
Sakura solo pudo reír.
—¡Vamos! Que es un digno trabajo para alguien como tú.
—Si, si. En ocasiones solo deseo dormir. Especialmente este fin de semana, realmente no tenía ánimos para salir.
Sakura volvió a reír. —¡Eres todo un caso! ¿A qué hora partirás?
—Hum, a las 6 de la tarde.
—Sensei…
—¿Sí?
—¡Son las 9 de la noche!
—Que bien Sakura chan ¿me invitarás a cenar?
La pelirosa tuvo que sacar casi a rastras al impuntual líder de la aldea.
—Sensei ¿Ese tipo de presentación les dará a los demás kages?
—Hum ¿me puedo despedir de los chicos? — el peliplata ignoró olímpicamente la pregunta.
—Sí, puede hacerlo….
—¡Adios chicos! — gritó Kakashi a todo pulmón.
—¡Adiós jefe! — se escuchó desde todos los rincones de la casa.
Dicen que todo animal se parece a su dueño, y los ninken eran tan "tiernos" como Kakashi.
—¡¿Ya?! Esperaba algo más… dramático.
—-Hemos llorado demasiado en casa antes de venir.
Ella solo se le quedó mirando.
—Nunca cambiará… — lo dijo casi en un susurro.
—Pues, al parecer no. Debo irme —le sonrió con la mirada. —Gracias ¡Nos vemos!
Y desapareció en una bola de humo.
El principio fue sencillo. Los perros iban de un lado a otro olfateando y reconociendo el lugar –y gracias a Kami no habían hecho sus necesidades dentro de su casa-.
Dicen que todo animal se parece a su dueño, y los ninken eran pasivos, tranquilos y escurridizos como Kakashi.
Sorbió su té, era relajante poder escuchar leer mientras bebía algo calientito. Le hacía bien a sus nervios últimamente crecientes cortesía de la dirección el hospital. Desde que Tsunade sama le dejó el puesto, también había heredado ese imán para los corajes y problemas, sin embargo y después de todo, el hospital marchaba bastante bien y los elogios acerca de su excelente servicio era conocido por todo el país del fuego y más allá de las fronteras.
Sacudió sus hombros, dejó la tacita de té sobre la mesa del centro y se recostó cómodamente en el sofá de su sala.
Antes de cerrar los ojos, miró de costado a la carta que yacía sobre uno de los espacios de su esquinero. La escueta carta que Sasuke le había enviado un par de días atrás.
Estaré el próximo fin de semana en la aldea. Viernes, sábado y Domingo. Podemos ir los tres días por helado, o quizá uno por ramen, o quizá a otro lado. Bueno, como quieras tú, yo solo propongo. Nos vemos.
Cerró sus ojos riendo, Sasuke era un tonto para los asuntos del amor.
Se dejó llevar por la tranquilidad del ambiente y pudo jurar haberse quedado dormida por unos minutos.
—Rosita, Rosita…
Abrió los ojos encontrándose con 8 colitas moviéndose de un lado a otro.
—¿Qué sucede?
—Tenemos hambre rosita. — Shiba puso sus dos patitas delanteras sobre las rodillas de la chica.
—¿Qué? ¡Ah sí, si!
La chica se levantó y fue a la cocina a preparar la cena para los perros. Abrió el congelador, sacó las porciones de carne para esa noche (que amablemente Kakashi había comprado antes) y cerró la puerta encontrándose con los perros meneándole la colita de un lado a otro.
—¡Tenemos hambre! ¡Tenemos hambre!
Dicen que todos los perros se parecen a su dueño, y los ninken eran tan insistentes como Kakashi.
Prepararles la cena le tomó más de 40 minutos. Los perros a cada momento le preguntaban "¿Cuánto tiempo falta?" "¿Ya casi?" "¡Queremos comida!"
Pero la cena estuvo lista. Y ellos fueron felices.
Cuando Sakura aceptó cuidar los ninken de su maestro, nunca pensó que fuera complicado ¡De verdad nunca lo pensó!
—No, no y no. Ya les dije que no dormirán en mi cama.
—Pero, ahí está calientito.
—No Urushi. Todos dormirán en el piso, es alfombrado ¡Incluso les hice un tendido!
Los perros se molestaron, maldijeron algunas veces y hasta un "el jefe si nos deja dormir en su cama" se escuchó.
Sakura hizo caso omiso, acarició a Pakkun quien solo volteó la cara "molesto" aunque irradiaba placer al hacer acariciado.
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Kanon21-5
