Advertencias: Sin ship. Ubicado en un punto indefinido del canon. Sin spoilers.
EMPTYNESS
Capítulo Único
Sus recuerdos son una nebulosa. Kamui no mira en ellos, no busca piezas en particular ni rememora frases sueltas en momentos impertinentes del día. Por lo que a él respecta, su vida se divide en dos momentos sin nombre y uno lo ha dejado atrás. De él conserva únicamente su nombre y su cuerpo, sólo porque no puede deshacerse de su cascarón y envolverse en otro. Los conceptos 'familia' y 'proteger' se han desvanecido de su pensamiento racional y ya sólo le queda un concepto: fuerza.
Kamui necesita fuerza. De esa que destruye montañas, que levanta naves enteras y esparce cadáveres a su alrededor. Necesita de esa fuerza que se siente en un brazo fracturado, en la debilidad de la pérdida de sangre, en la última exhalación del enemigo. Es la única que encaja con su concepción de la palabra (el único concepto de ella que él realmente aprendió).
Necesita más, más. Siempre más.
En cambio, no necesita de los débiles; no necesita más que la excitación que lo embarga antes y durante una gran batalla. No necesita tranquilidad ni necesita sentimentalismos baratos, esos de los que se pueden reír los demás en voz alta y de los que pueden ser deshechos con la fuerza de su puño, con la debilidad del cuerpo humano. Todo aquello lo ha desechado como a la basura los días lunes y jueves. Dentro de sí no queda ni el polvo de ello. No hay restos ni huellas, él se ha encargado de ello. Se ha vaciado por completo sin contemplar siquiera las consecuencias. Son consecuencias que desde siempre estuvo dispuesto a pagar.
Pero en medio del vacío las sensaciones lo exaltan. No hay nada allí ni nadie a su lado, tal y como él lo ha deseado, y, sin embargo, de vez en vez siente un toque suave, una mano más pequeña que la de él que lo aprieta firmemente, que lo invita a envolver la suya sobre ella (y él no se da cuenta de que lo hace porque su memoria muscular no necesita las órdenes de su cerebro). Luego de eso escucha voces, como si estuviera enloqueciendo. Nunca distingue las palabras y apenas se molesta en intentarlo, pero todo está allí, envolviéndolo.
Entonces la nebulosa se dispersa por un segundo y una luz proviene del camino que ya ha recorrido y del que se desvió, prematuro. Saltan chispas de recuerdos y, más que vacío, Kamui siente angustia. Apenas y es un segundo, ni siquiera le alcanzan a cambiar las expresiones faciales, pero la caja de Pandora se abre y las manos se le vuelven puños. Los nombres se le enmarañan en la cabeza, pero él no estira la mano para coger ninguno. Se mantiene quieto, esperando a que la tormenta se vaya.
Y entonces de la explosión de emociones le sigue el vacío, la nebulosa vuelve a su lugar.
Nuevamente todo está bien.
Todo vuelve a la normalidad.
Lo que Kamui no sabe es que, más que estar lleno de nada, él está lleno de nostalgia pura. Y le duele tanto, extraña tanto todo aquello que ni siquiera nota que lo hace porque ya se ha acostumbrado a vivir con el dolor.
FIN
[Notas finales]
Por si no lo se dieron cuenta, la mano que Kamui toma en sus delirios es la de Kagura, no la de Kouka. Lo de las voces, por otra parte, sí la involucra.
¡Hasta luego y que la fuerza de las papas fritas los acompañe siempre!
