Los personajes son de Jotaká, mi amor por ellos es otra cosa.


Le viste de nuevo, con su peculiar andar y una suave sonrisa en el rostro. Incluso lograste divisar aquella mirada soñadora que sólo ella podía tener y te preguntaste que pasaría por su mente en esos momentos.

Y te sentiste tonto, realmente tonto.

Tropezaste en tu intento por andar sin mirar al frente ya que tu vista sólo estaba enfocaba en ella y en su bonito cabello.

Suspiraste, tenías tus dudas y realmente te preguntabas en que momento había comenzado a estar en gran parte de tus pensamientos.

Quizá cuando te diste cuenta de que la querías.

De que era especial.

Porque claro, Luna Lovegood estaba lejos de ser alguien común y tal vez sólo por eso lograste fijarte más en ella.

Y viste más cosas de las que no habías notado antes.

De su gran amabilidad, de su manera directa para decir las cosas.

De su peculiar afán por el pudín de chocolate, incluso notaste como su rostro se iluminaba al probarlo.

De la suavidad con la que se tomaba lo que le dijesen a pesar de lo cruel que la tratasen.

E incluso como con el tiempo había dejado de inmutarse cuando sus cosas desaparecían, inclusive tu más de una vez haz tenido que recogerlas intentando ayudarle sin que ella supiese.

También de la terrible calidez que desprendía su sonrisa, podías notarla cada vez que le observabas siempre había una revoloteando distraídamente en sus labios.
Y también de la manera en la que afrontaba la soledad.

De las tardes que se pasaba a orillas del bosque hablándole a diferentes criaturas, de los vacíos puestos a su alrededor en el gran comedor y los largos días en los que permanecía en la biblioteca sin leer algo en particular.

Nunca habías tenido muchos amigos, era algo que realmente entendías, incluso tu que pasabas tus tardes en el invernadero sabías lo duro que era sentir aquello, eso te hacia pensar que ella era alguien como tu.

Y te hacia estremecer.

Tal vez y si fue por ello que comenzaste a verla de manera diferente y aunque pensabas conocerla y tener una relación cercana con ella, te parecía tan distante, tan lejana, siempre tan pérdida.

Tan sola.

De alguna manera querías remediar la terrible soledad que ella sentía.

Pero sólo estabas absorto observándola, sintiendo tu corazón latir, tus labios fruncirse y la sangre borbotear en tus mejillas sin poder decirle nada, sólo mirándole y dándole cortos saludos.

Como si no fuesen más que sólo unos conocidos.

Y te sentiste más torpe, aún más tonto.

De un momento a otro detuviste abruptamente tu andar.

Tus dedos crisparon.

Miraste de nuevo lo que había en tus manos, observaste el pequeño cultivo de flores silvestres extendiéndose desde la maceta que sostenías, creciendo prolongadamente y por un segundo no comprendiste porque, hasta que recordaste.

Aquellas flores a pesar de lucir simples solían reaccionar a los cambios de humor.

No te sorprendió mirar que aquellas florecillas pequeñas hayan aumentado alrededor de la enredadera de un bonito color amarillo, sonreíste.

Decidiste que hoy no sería un día de que lamentarse y seguir sin comprender los sentimientos que albergaban en tu interior.

Suspiraste girando sobre tus talones, depositando con cuidado la planta en el suelo y le observaste a lo lejos en los límites del bosque, en lo que parecía que hablaba con el aire, reíste.

Quizá era momento de conocer mejor a Luna Lovegood.

Y tal vez y sólo tal vez algún día le dirías que estabas loco por ella.


Esto surgió una noche a las 3 de la madrugada, ojalá les haya gustado, me haría feliz saber sus opiniones(?