Bueno aquí estoy nuevamente reportándome con un nuevo fic, siento la demora, dije que subiría una nueva historia "pronto" y pasaron casi 6 meses xD,con todo el asunto de la universidad casi no me quedaba tiempo para nada, pero bueno aquí les dejo espero una nueva historia, como siempre les digo acepto criticas, tomatazos, apoyo, felicitaciones, de todo!, (menos insultos xD), me ayudan a escribir y expresarme mejor, les dejo de aburrir y vamos con lo importante… bueno que les agrade la nueva historia, espero poder actualizar pronto, pero será seguro que actualizaré cada un mes, si la inspiración llega antes, será antes … sin más que la disfruten…
Los personajes de esta historia pertenecen a Rumiko Takahashi, yo solo los tomo prestados para el fanfic, esta historia esta situada en un universo alterno (UA)
"Nada es como se ve"
La huida
[Narrador]
Allí se encontraba ella, mirando la luna desde el jardín, sufriendo en silencio por lo que sería el resto de su vida. Todo por culpa de algo que no había hecho, que no había sido ella, pero él nunca lo admitiría, por supuesto que no, eso arruinaría su porte de hombre perfecto, su perfecto prometido. A cambio ella debía pagar por lo que no había hecho, todo dependía de esta noche, si las cosas salían bien ella se iría para siempre, pero si la atrapaban, lo más probable es que la casaran de inmediato, solo rogaba que su mejor amiga y el hermano de ella la ayudaran a salir de allí, de ese pueblito donde estaba destinada a estar encerrada.
— Kagome— la llamó un pelinegro, la muchacha se tensó y volteó a ver a esa persona con la cual sus padres habían decidido casarla.
—Buenas noches Naraku— saludó cortésmente.
— Tu madre quiere que entres, los invitados están por llegar— dijo Naraku fríamente.
—Enseguida entro— contestó volviendo a darle la espalda, el hombre se le acercó y la abrazo fuertemente por la cintura pegando su pecho a la espalda de la chica, Kagome se tensó inmediatamente.
— Pronto serás mía Kagome, y no hay nada ni nadie que pueda evitarlo— le susurró en el oído mientras la muchacha trataba de soltarse— después de todo, tu eres la que me provocó— dijo burlón.
—Te odio— dijo Kagome en cuanto pudo soltarse y darle la cara, pero él ya se encontraba caminando hacia la entrada— no sabes cuánto.
—También te quiero querida— dijo mientras entraba a la casa—no te demores mucho.
La muchacha calló de rodillas mientras se abrazaba a sí misma, si esto no salía bien, su vida entera seria un martirio. Lloró amargamente durante unos minutos ¿Por qué esto le tenía que suceder a ella?, nadie le creía.
Kagome, una muchacha joven de larga cabellera azabache y hermosos ojos color chocolate, era la única hija de la familia Higurashi, y a pesar de sus 18 años ya se encontraba comprometida con Naraku.
Naraku Okosawa era uno de los empresarios más ricos de Japón, era un hombre alto y bien parecido, con un extraño lunar en forma de araña en su mano izquierda, era frio cual hielo, no mostraba ni una pizca de emoción por ningún motivo o circunstancia. Había estado obsesionado con Kagome desde que ella tenía memoria, siempre la invitaba y le hacía diversas propuestas pero su repuesta siempre fue negativa, hasta que por fin con un truco sucio logro lo que siempre había querido, la mano de la hermosa Kagome Higurashi.
— ¡Señorita Kagome!— dijo espantada una muchacha de pelo corto que salía al jardín —¿está usted bien?
— si Eri… no te preocupes — dijo la azabache mientras se levantaba con ayuda de la muchacha— Dime Kagome.
— Pero señorita
—Pero nada Eri — la interrumpió la azabache— ¿cuántas veces debo decirte que no me trates de usted?
— Ok Kagome — respondió con una sonrisa
— y dime... ¿me buscabas?
— ¡Oh si!— dijo la muchacha que había olvidado la razón por la cual buscaba a Kagome— tu madre esta buscándote por todas partes, debes entrar.
— Supongo que ya debo entrar — dijo la azabache con un suspiro— ya voy, gracias por decirme Eri— la chica solo asintió.
— ¿segura que estas bien?— preguntó preocupada.
— si…—murmuró Kagome— no te preocupes, no me pasa nada.
— bien— dijo la muchacha no muy convencida— debes apresurarte en entrar, tu madre te está buscando como loca.
— No le digas donde estoy ¿si?, entrare en un momento.
— pero date prisa, no querrás que tu padre se enoje porque aun no estás lista.
— no te preocupes Eri, entro enseguida— dijo con una sonrisa, la muchacha solo asintió y volvió a entrar a la casa.
—"espero que funcione"— pensó la azabache mientras suspiraba.
— Creo que deberías entrar de una vez, o tu madre se molestará— dijo una voz desde los arbustos, pero ella no sintió miedo, esa era la voz más hermosa que ella podía desear oír.
—Inuyasha— dijo como un susurro mientras él salía de entre los arbustos, Inuyasha era un muchacho alto, musculoso, muy guapo, con una cabellera plateada y hermosas orbes doradas.
—Vamos Kagome, será mejor que entres a tu fiesta de compromiso— dijo de manera fría pero podía verse la tristeza en sus ojos.
—¿Qué haces aquí?— dijo la azabache mientras se levantaba.
—Vine a despedirme— dijo el peliplateado.
—a despedirte— repitió la azabache en un triste susurro.
—Después de todo, lograste lo que querías ¿eh?— dijo el muchacho con veneno en la voz, ella solo lo miró confundida— ¡oh por Kami Kagome! No crees que me tragaré eso de que te casaras solo porque si ¿cierto?, se perfectamente que estabas detrás de la fortuna de Naraku.
—¿Qué?— dijo la azabache confundida— ¿De qué estás hablando Inuyasha?— dijo seria.
— pues que eso era lo que querías ¿cierto?, que te casaran con él ¿no?, con alguien de tu clase, que te pudiera mantener con lujos y demás ¿no?—escupió el ojidorado con rabia, mientras se acercaba a ella— todo lo que me dijiste, que me amabas que querías estar conmigo ¡no eran más que mentiras!... Kikyo tenía razón no eres más que una cualquiera—dijo antes de ser silenciado con una cachetada de parte Kagome.
— Nunca y escúchame bien Inuyasha Taisho, NUNCA vuelvas a decir que lo que dije son mentiras— dijo la azabache mientras se giraba y comenzaba a caminar a la entrada— si quieres creerle a tu noviecita todo lo que te dijo, es tu problema.
— ¡Pues Kikyo es mucho mejor novia y mujer de lo que tú eres!, no es una cualquiera que va y se acuesta con cualquiera para amarrarlo por su dinero— decía el ojidorado con odio, otra vez fue callado por la mano de Kagome.
—¡que te quede claro que yo no fui a la que vieron con Naraku!¡no me caso con él porque quiera!¡Menos aun por su dinero!
— ¡eres una..!— comenzó pero ella no lo dejó terminar.
— no Inuyasha ahora me toca hablar a mí— dijo firme la azabache— yo no fui a quien encontraron con Naraku esa noche.
— ¿a si?, si no eras tú entonces dime ¿a quien encontraron con Naraku esa noche?— exigió el ojidorado— ¡Dímelo Kagome!¡ si no fuiste tú entonces quien!
—Kikyo— dijo segura la muchacha— tu queridísima novia Kikyo
—¿Kikyo?¡ha! por favor Kagome no seas ridícula— dijo el peli plata con una carcajada— ella nunca haría algo así, ella no es como tú.
—Pensé que tú si me creerías Inuyasha— dijo con tristeza la azabache— pero no importa, ya verás que tenía razón y te arrepentirás de todas y cada una de las palabras que estás diciendo— dijo la azabache mientras se giraba nuevamente y caminaba hacia la entrada— algún día te darás quien es la persona a quien tanto defiendes, fue un gusto coincidir en esta vida Inuyasha— dijo mientras entraba a la casa.
—¡Kagome!— dijo su madre en cuanto la vio entrar—¡Por Kami!¿Dónde estabas?¿por qué no estás lista?— decía molesta su madre.
—ya voy, estaba… tomando aire— dijo incomoda.
—debes ir a arreglarte los invitados ya están por llegar.
—Si madre— dijo la azabache y se fue a su habitación, en cuanto llegó, tomo su teléfono y le marcó a su mejor amiga.
—Contesta, contesta, contesta— decía impaciente la azabache mientras caminaba de un lado a otro por la habitación.
—¿aló?
—¡Sango!, gracias a Kami que contestas… dime ¿están listos?
— Claro Kag, todo listo para largarnos de este lugar.
— Sango estás segura que también se irán ustedes, quiero decir… no tienen que hacerlo por mí.
—no queda nada por hacer aquí Kag, ni Koga ni yo queremos estar aquí mas, iremos a la ciudad a vivir con mi abuela. Y tu iras con nosotros— dijo Sango decidida.
— No sabes cuánto te lo agradezco.
—aquí ninguno surgirá Kag, saldremos de aquí, estudiaremos, trabajaremos, tendremos una mejor vida, eso te lo aseguro.
—Gracias Sango, no sé qué haría sin ti— dijo feliz la azabache.
— Nos iremos dentro de poco, en una hora más estaremos a tres cuadras de tu casa.
— Ok, ahí estaré, nos vemos amiga.
—nos vemos— dijo la muchacha y cortó. Kagome agradecía internamente de haber llevado la maleta con sus cosas a la casa de su amiga hace unos días, solo tenía que llevarse una mochila con las cosas que quedaban, que eran muy pocas en realidad. Se dio una ducha rápida para relajar sus músculos agarrotados por a tensión, terminó de arreglar todo lo que le faltaba para su huida de ese lugar, ella también estaba lista para partir cuando de pronto tocaron la puerta, Kagome se congeló, había olvidado que su madre la estaba apurando para que bajara a recibir a los invitados.
—¿Kagome?— dijo su madre desde afuera de su habitación.
— ¡Maldición!— susurro la azabache— me olvide de mi madre.
—Kagome querida, ¿estás bien?, debes apresurarte ya están llegando los invitados.
—s-si, ¡ya voy!— dijo nerviosa la azabache.
—¿necesitas ayuda hija?— preguntó Naomi, la madre de Kagome, desde fuera.
—¡no!, no te preocupes ya estoy casi lista— mintió la azabache con la esperanza que su madre se fuera.
—bien, entonces te espero aquí— a la azabache se le heló la sangre.
—cambio de planes— se dijo a si misma, y comenzó a cambiarse de ropa. Se quito sus jeans y zapatillas y se puso un precioso vestido blanco atado al cuello, que le legaba un poco mas debajo de las rodillas, se puso unos finos zapatos de tiras y se ató el cabello en una coleta alta.
— "ahora tendré que irme vestida así"—pensaba la azabache mientras metía la ropa que acababa de sacarse dentro de la mochila. Se acercó a la ventana, y suspiro, lanzo su mochila hacia unos arbustos, sería más fácil ir por ella allí, que subir a buscarla a su habitación.
Se puso un poco de maquillaje, miró su reloj, aun tenía tiempo suficiente para llegar, se acercó a su cama y entre las almohadas dejo una carta para su madre, explicándole su huida, respiró profundamente una vez mas y salió al encuentro con su madre.
—¡Hija! Estas preciosa— dijo Naomi abrazándola— siempre soñé con el momento de tu compromiso.
—yo también—.dijo sincera la azabache— pero soñé que sería con alguien a quien amara.
—Kagome… —comenzó la madre de Kagome pero fue interrumpida por Onigumo, el padre de la muchacha.
— esto pasó porque las fotos que te tomaron con Naraku esa noche ¡no es nuestra culpa que estuvieras haciendo cosas que no debías! ¡y con ese hombre!, ahora no nos quedó más opción que casarte con él , para defender el honor de la familia Higurashi— dijo serio.
—pero si me escucharas…— intento nuevamente la muchacha pero fue callada por su padre.
— ¡pero nada!—dijo serio— has cometido muchas faltas Kagome, llego la hora que las afrontes, ahora bajemos, nos esperan— la azabache solo agacho a mirada, resignada a que sus padres nunca le creerían.
—si padre.
Los tres bajaron a recibir a los invitados, Naraku se acerco en cuanto vio a Kagome, la abrazó de forma brusca.
—¡Estas preciosa Kagome!— le dijo en voz alta para que sus padres escucharan— deliciosa más bien —le susurro con un tono lujurioso, de modo que solo pudiera oírlo ella. Kagome se alejó bruscamente de él.
—querida dale las gracias a Naraku por su galante comentario— dijo Naomi a su hija, ya que no había oído la segunda parte del comentario de Naraku.
— Gracias Naraku— dijo ella fríamente.
Los invitados empezaron a llegar y Kagome estaba cada vez más impaciente, miró su reloj y aun tenia tiempo, pero ya habían llegado todos los invitados, ella estaba impaciente por irse pero las personas se acercaban a saludarla, cuando por fin se vio libre de conocidos y desconocidos saludándola iba a emprender su huida cuando su padre tomó su brazo.
— ¿A dónde crees que vas?
— al baño papá he estado todo este tiempo aquí— dijo como escusa y su padre la miró como buscando la mentira— cosas de mujeres— dijo con una sonrisa, y su padre la soltó al instante.
—no te demores— le ordenó.
—no te preocupes, no lo haré— "solo quizás unos cuantos meses o años" agregó en su mente, mientras caminaba hacia el baño, cuando vio que su padre ya no la observaba corrió hasta la puerta trasera, y salió rápidamente dirigiéndose a los arbustos en donde había lanzado sus cosas, estaba tomándolas cuando vio que alguien salía de la casa por la misma puerta que ella habia salido segundos antes. Se escondió rápidamente en los arbustos.
— "¡quizás alguien me vio salir!... ¡ay Kami por favor que no me hayan visto!— rogaba la azabache mientras trataba de averiguar quién era él que había salido.
—sí, sí, ¡si lo sé Kikyo!— escucho a la persona hablar por celular.
—"¿Naraku?¿porque habla con Kikyo?— pensaba la azabache que se esforzaba por poder escuchar de lo que hablaban.
— no te preocupes pronto estaremos casados y no tendrás que preocuparte más por ella, todos salimos ganando con el acuerdo, todo salió como lo planeamos— Kagome escuchaba atentamente lo que decía ese hombre.
—"sabía que había sido ella"—pensó Kagome.
— Ok, nos vemos pronto Kikyo, en mi boda — dijo y se carcajeó. La azabache observó como aquel hombre entraba nuevamente a la casa. Se levanto con cuidado y sigilosamente se acercó a la pared trasera de la casa, por donde saltó hasta la calle. Lo cual fue bastante difícil ya que aun tenía puesto el vestido. Corrió hacia el lugar acordado con Sango, rogando porque ellos ya estuvieran allí.
Mientras tanto en la casa de los Higurashi una mujer buscaba a su hija por todas partes.
—Disculpen, ¿han visto a mi hija?— le preguntaba a los invitados. Pero ninguno daba signos de haberla visto, hasta que se acercó a su marido— cariño— lo llamó— ¿has visto a Kagome?
—dijo que tenía que ir al baño, cosas de mujeres me dijo— Sonomi se puso pálida, sabía perfectamente que su hija no estaba con esos problemas en esos días—¿Qué ocurre?— dijo preocupado Onigumo. Sonomi no le contestó, solo se volteó y corrió al cuarto de su hija, con su esposo pisándole los talones. Comenzó a abrir los cajones de los muebles, encontrándolos vacios.
—se ha ido— dijo la mujer al comprobar que todos los cajones estaban vacios, solo quedaban los vestidos elegantes de la muchacha.
—¡¿Qué?!¡¿Cómo que se ha ido?!— dijo furioso el padre de Kagome.
—se fue— susurró triste la madre de Kagome, miró la cama y entre las almohadas se podía ver un papel, rápidamente se acercó y lo sacó- una carta- susurró y la abrió.
Querida madre
Si estás leyendo esto es porque ya notaste que me he ido, no te preocupes estaré bien, pero tenía que hacerlo, no me casaré con un hombre al cual no amo y no tengo intensiones de hacerlo. Sé que ni tu ni nadie en este pueblo me creen sobre lo que paso aquella noche, para todos yo doy la cualquiera que engatusó a Naraku, pero te lo vuelvo a reiterar, no era yo, esa a la que le sacaron esas fotografías era Kikyo Taemaki, se que seguirán sin creerme, es por eso que me voy. No se preocupen tendrán noticias de mí, pero no volveré. Espero puedan comprender mi decisión, y recuerden que no pueden darme como desaparecida ya que soy mayor de edad y tengo el derecho de poder irme.
Los amo nunca lo olviden, nos vemos
Kagome
Los ojos de Sonomi estaban llenos de lágrimas, su marido la miró y ella le extendió la carta. Él la tomó impaciente.
—Espero volver a verte mi pequeña Kagome— dijo la mujer mientras miraba por la ventana.
A unas cuantas cuadras de su casa, corría una esbelta jovencita esperando llegar a tiempo al lugar acordado con Sango, rogando para que todavía nadie se diera cuenta de su ausencia. Llegó a la esquina donde debería estar el automóvil del hermano de Sango pero no había nada, miró en todas direcciones pero no encontró nada, de pronto una mano tomo su brazo y ella se congeló.
—Tranquila— dijo una voz conocida para ella— soy yo— dijo y la azabache se volteó encontrándose con unos profundos ojos azules.
—Koga— dijo aliviada— me asustaste.
—lo sé— dijo divertido— vamos el auto lo dejamos mas allá— dijo mientras la empujaba hacia el vehículo.
—¿y ese vestido?— preguntó una castaña cuando Kagome subió.
—¿por mi compromiso recuerdas?
—cierto— dijo la castaña.
—¿creo que mejor nos vamos no crees Sango?— dijo impaciente la azabache.
—ya oíste a la jefa— dijo Sango divertida— vámonos de este lugar.
—a sus órdenes, nos vamos de aquí—dijo Kouga y arrancó el auto.
—por fin a un lugar mejor— dijo la azabache, mientras salían de los límites del pueblo, con destino, la ciudad de Tokio.
OK! Hasta aquí el primer capitulo, ¿Qué les pareció?¿les gusto?¿no les gusto? ¿Lo amaron?¿lo odiaron? Dejen sus reviews!
Saludos
Akari Taisho-Kudo
